Zaida García V.
A pesar del amplio marco jurídico que se supone debe proteger las culturas indígenas de Venezuela, se continúan perdiendo nuestras lenguas aborígenes. Con cada hablante que muere sin transmitir su lengua, muere un poco este patrimonio cultural. Cada día se observa cómo se va perdiendo la diversidad lingüística en todo el mundo. Las lenguas dominantes van desplazando a las de los grupos culturales minoritarios, lo cual las pone en peligro. Actualmente alrededor del 96 % de las lenguas en el mundo son habladas por el 3 % de los habitantes del mundo. Según los cálculos de la UNESCO, cerca del 90 % de todas las lenguas podrían ser sustituidas por lenguas dominantes de aquí a finales del siglo XXI (UNESCO, 2003).
A pesar del amplio marco jurídico que se supone debe proteger las culturas indígenas de Venezuela, se continúan perdiendo nuestras lenguas aborígenes. Con cada hablante que muere sin transmitir su lengua, muere un poco este patrimonio cultural. Cada día se observa cómo se va perdiendo la diversidad lingüística en todo el mundo. Las lenguas dominantes van desplazando a las de los grupos culturales minoritarios, lo cual las pone en peligro. Actualmente alrededor del 96 % de las lenguas en el mundo son habladas por el 3 % de los habitantes del mundo. Según los cálculos de la UNESCO, cerca del 90 % de todas las lenguas podrían ser sustituidas por lenguas dominantes de aquí a finales del siglo XXI (UNESCO, 2003).
34 lenguas vulnerables
La población indígena en Venezuela se encuentra alrededor de los 700 000 habitantes, esto representa aproximadamente el 2.7 % de la población total del país y la mayoría se encuentra en los estados Zulia, Bolívar y Amazonas (INE, 2011). Según la antropóloga María Eugenia Villalón (2011) Venezuela, “… alberga la mayor variedad y el mayor número de hablantes de lenguas caribes del continente y podría considerarse el epicentro de este tronco lingüístico”. Si los cálculos de la UNESCO se cumplen, a finales de este siglo quedarán muy pocas personas que hablen esas lenguas.
En Venezuela, lamentablemente existe un “serio peligro de erosión y pérdida de elementos valiosos del acervo lingüístico y etnocultural en general, a causa del acelerado proceso de penetración y absorción de elementos no tradicionales en la mayoría de las etnias indígenas del país” (Mosonyi, 2007, p. 139). En el Atlas de la UNESCO de las lenguas del mundo en peligro se encuentran registradas 34 lenguas venezolanas en peligro.
Señales de peligro
¿Cuándo una lengua se encuentra en peligro? Hay varios indicadores que nos advierten del debilitamiento de las lenguas: cuando los hablantes dejan de utilizarla, cuando se usa en espacios reducidos de comunicación como la casa o reuniones de los grupos indígenas, y cuando se deja de transmitir a las siguientes generaciones. Para Villalón (2011) hay dos factores relevantes que contribuyen a la pérdida de las lenguas indígenas: el primero es la expansión de la cultura urbana, y con ella la consolidación del español como lengua dominante. Esto conllevó a una desvalorización histórica de las lenguas indígenas y altos niveles de vergüenza étnica, especialmente entre los jóvenes. Y trajo como consecuencia el desplazamiento de los grupos indígenas de sus hábitats tradicionales hacia las periferias de las ciudades o del territorio nacional, el deterioro de su salud, de la educación y las condiciones de vida. El segundo factor es la escolarización de la población infantil y juvenil indígena en español. Adicionalmente, los adultos participan en programas de inclusión social que han sido diseñados sin ninguna especificidad hacia los pueblos indígenas.
A este panorama se le añade el tener que convivir en medio de grandes intereses económicos y políticos como lo son el Arco Minero del Orinoco, grupos armados delictivos, contrabando, guerrilla, minería ilegal, entre otros. Todos estos factores contribuyen a que las lenguas corran el peligro de desaparecer y con ellas un trozo de nuestras culturas, una parte de lo que somos hoy. Por tales razones, a pesar del fortalecimiento del marco jurídico y la creación de instancias gubernamentales para atender la población indígena en Venezuela, los resultados no son nada alentadores.
La declaratoria patrimonial es insuficiente
Por ello hay que crear mecanismos de protección que tengan una incidencia efectiva frente a esta situación. La declaratoria de patrimonio cultural de las lenguas indígenas por sí misma no puede obligar a una persona a que hable una lengua; pero sí puede dar sustento para la creación de planes y programas que promuevan la valoración y respeto de las mismas, aunado a otros mecanismos de protección.
Por ejemplo, la implementación de una efectiva Educación Intercultural Bilingüe (EIB) que actúe como una herramienta eficaz para combatir la discriminación social, afianzar y revalorizar las identidades de los pueblos indígenas (dentro y fuera de estas comunidades); así como favorecer el uso y desarrollo de sus lenguas. Una educación capaz de fortalecer la autoestima, el respeto a la diversidad, la tolerancia, la equidad y la igualdad (Villalón, 2001).
Desde la creación de la EIB en 1979 el Estado proclamaba haber establecido una modalidad educativa que atiende a este sector. Para ello se planteó como objetivo preservar las lenguas de las etnias culturalmente distintas. Estas ideas se reafirmaron en la Ley Orgánica de Educación (2009) que señala la creación de “… programas basados en los principios y fundamentos de las culturas originarias de los pueblos y de comunidades indígenas y afrodescendientes, valorando su idioma, cosmovisión, valores, saberes, conocimientos y mitologías entre otros…”. No obstante, para Pérez (2004) esta modalidad no se ha podido implementar satisfactoriamente debido a la escasa preparación de los docentes, muchos de ellos desconocen el idioma y la realidad indígena, poca vocación de servicio y falta de evaluación de los procesos educativos y del personal encargado. También se observan pocos materiales instruccionales como libros recreativos, informativos, de referencias y textos escolares. Es importante lograr una interrelación entre la EIB y las comunidades indígenas que tienen los conocimientos y experiencias autóctonas.
Hasta la elaboración de este texto, no se encontraron investigaciones más recientes; sin embargo, el último censo señala que alrededor del 29 % de la población indígena censada asiste a centros educativos. Por otra parte, aproximadamente el 42 % de los niños y jóvenes indígenas (de 10 a 24 años) no asisten a centros educativos y se observa un aumento en el porcentaje de analfabetismo. (INE, 2011).
Las ausentes medidas de salvaguarda
Aun cuando se han realizado declaratorias nacionales de patrimonio cultural vinculadas a las culturas indígenas y la lengua mapoyo ingresara en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial que requiere medidas urgentes de salvaguardia en la UNESCO (2014); esto no tendrá ninguna incidencia si no se realizan acciones integrales para la sostenibilidad de cada grupo cultural, proporcionándoles herramientas para defender sus derechos y mecanismos para alcanzar una mejor calidad de vida.
Es necesario el diseño y ejecución de políticas públicas que atiendan la magnitud de las problemáticas sociales, ambientales, culturales y educativas para impedir la pérdida de la diversidad lingüística del país. Para lograrlo es primordial una formación docente que responda a las realidades de las comunidades y la producción de material didáctico acorde a cada una de las lenguas. Ninguna de estas medidas se está realizando en el país actualmente; por el contrario, se vienen haciendo acciones que favorecen la destrucción del tejido social de los grupos indígenas. Por ejemplo, el pueblo Mapoyo… el Estado venezolano ha declarado la vulnerabilidad de su lengua, pero ese mismo Estado ha avanzado aceleradamente en la expansión de la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco (112 000 kilómetros cuadrados para la explotación legal de coltán, oro y diamante) en donde este grupo convive en medio de la minería “legal e ilegal”.
Dentro del patrimonio cultural venezolano, las lenguas indígenas son muy importantes por la expresión de las visiones, creencias y concepciones de vida de nuestras culturas originarias y sus procesos culturales hasta la actualidad. Estas lenguas guardan múltiples saberes que se fueron construyendo a partir de la convivencia con los territorios, la diversidad biológica a lo largo del tiempo y sus propias dinámicas sociales. Pero también es un sistema vivo que se transforma con el devenir de cada generación y se enfrenta a los cambios ambientales y sociales del entorno. Esta valoración es ratificada por muchos investigadores, como el antropólogo Esteban Emilio Mosonyi, quien señala que las lenguas indígenas de Venezuela y de América no son tan solo parte del pasado, sino una realidad viviente, un patrimonio valioso capaz de sobrevivir y aun de fortalecerse (Citado por Oquendo, 2011: 104).
Ante la agonía de muchas lenguas originarias, ¿qué podemos hacer? Lo primero: valorar las lenguas indígenas como bienes patrimoniales representativos de nuestra cultura. Esto implica reconocer los grupos indígenas como parte de mi diversidad cultural. Un segundo aspecto, es que la sociedad civil, a través de sus múltiples actores, fortalezca los procesos de formación ciudadana para la convivencia, el respeto y la tolerancia. Queda claro que las lenguas indígenas son un patrimonio cultural de los venezolanos; que su valoración y protección son un deber no solo del Estado, sino de la sociedad como un todo. Simultáneamente es un derecho humano de los pueblos indígenas hablar su lengua libremente y es un derecho de los venezolanos conocer, valorar y disfrutar nuestros patrimonios culturales.
Lengua, la primera señal de identidad cultural
Los idiomas o lenguas son más que la suma de palabras o el hecho de comunicar una idea; estos encierran la manera como los miembros de una comunidad o país perciben la realidad, expresan su cultura y la sabiduría acumulada durante siglos. “Yo hablo mi lengua favorita porque eso es quien soy. Enseñamos a nuestros hijos nuestra lengua favorita, porque queremos que sepan quiénes son» (Christine Johnson, anciana Tohono O’odham, American Indian Language Development Institute, 2002. Citado por UNESCO, 2003).
Desde el nacimiento de un niño los padres, familiares, amigos y vecinos hacen grandes esfuerzos para enseñarle la lengua de sus antepasados. Para ello le hablamos, cantamos, contamos cuentos y leyendas, le enseñamos los conocimientos y tradiciones que dibujan nuestra cultura, les decimos quiénes fuimos y quiénes somos. Esto presupone el uso de la lengua como una herramienta vital para el desarrollo de su vida personal y social. Pero lo más relevante es que la vitalidad de la lengua proporcionará los pilares culturales de una persona, dándole sentido de pertenencia, orgullo, autoestima, apropiación, valores, entre otros. Por ello, la lengua es una herencia, es uno de los primeros patrimonios culturales que recibimos, la primera señal de identidad cultural.
Hay leyes, pero...
En las últimas décadas del siglo XX y principios del XXI las lenguas indígenas, como patrimonio, han tenido un mayor reconocimiento formal por parte de la ciudadanía y del Estado. Esto se puede observar en la Constitución de 1999 donde se expresa la condición multicultural y plurilingüe de la sociedad venezolana y los derechos de los pueblos indígenas (Capítulo VIII). Lo cual suponía establecer espacios políticos y de participación en la gestión gubernamental regional y nacional, y oficializó el uso de las lenguas indígenas.
Esto posibilitó la creación de nuevas leyes, como la Ley de Demarcación y Garantía del Hábitat y Tierras de los Pueblos Indígenas (2000), la Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas (2004), la Ley de Idiomas Indígenas (2008), y la Ley de Patrimonio Cultural de los Pueblos y Comunidades Indígenas (2008), entre otras. En tal sentido, llama la atención que en esta última ley las lenguas indígenas no forman parte de los bienes culturales susceptibles de ser declarados. Aunque su relevancia como patrimonio cultural sí quedó establecida en los artículos 3 y 5 de Ley de Idiomas Indígenas (2008) que declaran las lenguas indígenas como patrimonio cultural de la nación. A pesar de todo este avance legal, 34 lenguas indígenas venezolanas están en peligro.
Fuentes consultadas:
Campo, A. Diccionario Básico de Antropología. Quito: Ediciones Abya-Yala
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999)
García, Zaida. "Y tú, ¿sabes qué es patrimonio cultural?". En iamvenezuela.com, marzo de 2018.
Ley de Idiomas Indígenas (2008).
Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural (1993).
Mosonyi, J. (2007). "Estado actual de las investigaciones en lenguas indígenas de Venezuela". Boletín de Lingüística. Ene-Jun. 19,(27), (133-148).
Oquendo, L. (2011). "Pasado, presente y futuro de las lenguas indígenas en Venezuela". Revista Venezolana de Ciencias Políticas. (39). Enero-Junio. (93-102)
Pérez de B, L (2004). "Educación superior indígena en Venezuela: una aproximación". En aulaintercltural.org.
UNESCO. Vitalidad y peligro de desaparición de las lenguas. París: UNESCO, 2003.
Villalón. M. (2011). "Lenguas amenazadas y la homogeneización lingüística de Venezuela". Boletín de Lingüística. Dic. 23, (35 – 36).
[Versión resumida de texto original accesible en https://iamvenezuela.com/2018/08/34-lenguas-indigenas-venezolanas-estan-en-peligro.]
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