Hugo M. Sandoval
La tradición libertaria en la actualidad ha tenido que enfrentar una política de silenciamiento, que es una política del olvido, ya que se oculta
(…) por omisión, desechando los numerosos indicios que señalaban la realidad de un pasado […] para no poner en cuestión esquemas de interpretación preestablecidos, basados en determinados intereses ideológicos y políticos. Pero también se silenciaba por desfiguramiento, cuando resultaba imposible negar la realidad de ese pasado [11].
Romper con el silenciamiento político, sacar del olvido al horizonte y a las prácticas libertarias, necesita de una mirada a contrapelo del antagonismo social. Una historia a contrapelo del anarquismo no es tratar de descubrir sus grandes hazañas del pasado, no es hacer biografía de los militantes más entregados a la causa libertaria, no es un esfuerzo por encontrar en el pensamiento anarquista de la segunda mitad del Siglo xix y las primeras décadas del Siglo xx, sino las respuestas para enfrentar la dominación y la explotación en el presente.
El ocultamiento de las prácticas libertarias y sus posicionamientos no es casualidad, pues sus nociones, la irreductibilidad ética que mostró el movimiento en cada momento de lucha, increpa, descubre que parte de los discursos que se presentan como radicales, revolucionarios y contestatarios “en realidad no son más que liberales: están interesados en el ensanchamiento de las libertades individuales y en la consecución de la justicia social”. [12]
Una historia a contrapelo del anarquismo es fijar la mirada en lo que está siendo hoy el horizonte libertario y a partir de esa imagen crear una constelación con las experiencias, sujetos e ideas del pasado; labor centrada en darle vitalidad, actualidad y movimiento a los tiempos vividos de lucha e insubordinación, al convertir estos momentos de ruptura y conflicto en astillas que se incrusten en la memoria rebelde de los movimientos anticapitalistas del tiempo del ahora, en sus formas de hacer política y en sus proyectos de creación de mundos otros.
De este modo, lo que irrumpe en el hoy es aquello que es parte de sus nociones- prácticas, resignificadas y situadas de acuerdo al contexto de conflicto de cada sujeto social: la congruencia entre medios y fines, algo sobre lo que el movimiento anarquista siempre se ha mantenido irreductible; en lo organizativo se ha contrapuesto la afinidad, la confianza y la solidaridad a las formas instrumentales y verticales; así como la recurrencia a la acción directa y a proyectos basados en la perspectiva de la autogestión de la vida, como cuestionamiento de la representación y la heteronomía.
La emergencia del anarquismo en la actualidad, está en la irrupción multiforme de formas de hacer política y de organización, así como de posicionamientos ético-políticos afines o situados dentro del horizonte libertario en una pluralidad de movimientos anticapitalistas. La presencia de los posicionamientos y de la elucidación crítica y cuestionadora, que históricamente se le ha atribuido al anarquismo, en el antagonismo social del tiempo del ahora pone en crisis las certezas desde las que se afianzaba el propio movimiento y el pensamiento anarquista entre la década de 1870 y buena parte del Siglo XX. En este sentido, las preguntas relativas a
(…) la pregunta por la actualidad de algo pone siempre en relación a un pasado con un presente, esto es, relaciona posibilidades de hoy con la memoria de un ayer. En la pregunta por la actualidad del anarquismo, la memoria del «anarquismo» que está en juego es un saber social y político, constituido por una diversidad de prácticas sociales que ha surgido en la historia como respuesta a determinados problemas: la opresión social e individual, la violencia política y religiosa, la guerra, la explotación, el desempleo, la miseria, la masificación de los sujetos, etc. Las posibilidades de hoy, por su parte, se refieren a una multiplicidad de iniciativas, movimientos y experiencias sociales y culturales que han venido surgiendo en las sociedades contemporáneas [13].
El anarquismo ha adquirido un papel protagonista en las luchas y resistencias contra el capitalismo del presente; y ese protagonismo, en tanto proceso de actualización e innovación que ha implicado el tener que recrear su hacer y su pensar desde la cotidianidad del conflicto social, ha supuesto también que se trastoquen y pongan en duda parte de las certidumbres que en cierto momento se consideraron válidas. Se han incorporado nuevos saberes y prácticas, pero también, se han reafirmado y fortalecido posturas ético-políticas, formas de organización y cuestionamientos que han sido instituyentes del anarquismo desde sus orígenes [14]. Por lo que las
(…) preguntas relativas a la actualidad del anarquismo, entendida como actualización de la memoria anarquista, exige confrontar lo común de las múltiples memorias de la anarquía con los problemas, necesidades y posibilidades de hoy y en esta confrontación, entrecruzar lo común de esas múltiples memorias [15].
Pensar la emergencia del anarquismo conlleva reconocer las actualizaciones y los cambios, la irrupción del anarquismo representa una ruptura de la repetición, partiendo de la concepción de Sergio Tischler “se puede decir que existe un surgir de, pero no una continuidad, porque la continuidad es continuidad de una estructura temporal. El surgir se propone algo nuevo, un salto, que es un cambio de la estructura de la temporalidad” [16].
Los saberes que aporta el anarquismo, a partir de sus historias y del trabajo reflexivo de los militantes [17], es una crítica radical a la dominación, los cuestionamientos que desarrolla contra el capitalismo y el Estado, contra la explotación, la democracia representativa, la idea de patria, el patriarcado y la crítica de los modos de vida parten de la negación de la división social entre unos que mandan y otros que obedecen; desde la crítica de la dominación se pone en duda toda forma extra-social, cualquier sujeto, cosa o idea que se ponga por encima de la sociedad, además, se trata de “auscultar —y eventualmente tensar— el malestar de una época” [18] , se pretende una lucha “en el interior de la totalidad de las relaciones constitutivas” [19].
Para pensar el horizonte ético-político anarquista desde los que está siendo en el tiempo del ahora, hay que partir de que “no es un sistema ideológico cerrado y bien delimitado, sino un conjunto abierto y en permanente cambio de ideas y, sobre todo, de prácticas cuyo objeto es erradicar o limitar al máximo posible las relaciones de dominación” [20]. Aunque exista el supuesto riesgo señalado por Aníbal D´Auria, de que el anarquismo pueda “desdibujarse como un collage de ideas inconexas” [21], es pertinente reconocer que si históricamente ha significado “más una forma de ser que un discurso teórico, que consistía en unas vivencias y en un compromiso existencial y ético más que en una doctrina sabiamente construida” [22] .
Una primera aproximación al horizonte libertario actual es que las pretensiones no están en construir una Gran Teoría, sino en elucidar cualidades “para confrontar los problemas reales e inmediatos que emergen de todo proyecto de transformación” [23], Se trata de un hacer instituyente cualitativo [24] que va hacia la creación de una subjetividad radical, hacia la “construcción voluntaria de nuevas subjetividades” [25], ya que “una característica histórica del anarquismo ha sido su preocupación por la cuestión de los modos de vida y, a través de esta cuestión, por el problema de las condiciones de constitución de una subjetividad libre y plena” [26].
El compromiso ético-político del movimiento anarquista con la germinación de una subjetividad otra, nos esclarece que “el ideal libertario es el único que no pretende obligar a nadie a aceptar sus presupuestos, es el único que no pretende, para alcanzar tal o cual objetivo, incluir a los individuos en su seno, recurriendo a la fuerza si es necesario” [27]; un mundo no-capitalista y no-estatal, la anarquía en palabras de Eduardo Colombo “será posible solamente si los hombres la desean, y ponen en acción una voluntad revolucionaria” [28]. La postura ético-política libertaria exigen ante todo congruencia entre fines y medios; una sociedad libre y autogestionaria no se puede imponer.
Notas:
[11] GÓMEZ MULLER, A (2009). Anarquismo y anarcosindicalismo en América Latina. Colombia, Brasil, Argentina y México. La Carreta, Medellín, p. 10.
[12] GRAEBER, D (2002). “Los nuevos anarquistas”. New Left Review. nº.13, marzo-abril, pp. 139-151.
[13]. Ibídem, pp. 16-17.
[14] Como la pertinencia de la acción directa, la horizontalidad y la afinidad, junto con la crítica de la representación, la jerarquía y la coerción para desplegar formas de autogestión de la vida.
[15] GRAEBER, D (2002). Op. cit., pp. 20-21.
[16] TISCHLER, S (2009). Imagen y dialéctica. Mario Payeras y los interiores de una constelación revolucionaria, f&g-buap-icsh-flacso, Ciudad de Guatemala, p. 79.
[17] Es importante destacar que en el anarquismo no ha existido la figura del intelectual profesional, cuya función seria dar la línea política correcta y pretender ser la vanguardia de los movimientos revolucionarios, si bien, ello no significa que en el movimiento libertario esté ausente el pensamiento crítico y la reflexión, estos han sido creación de los propios militantes, son el resultado de una elucidación desde la propia práctica política y su visión sobre el contexto histórico-social.
[18] FERRER, Ch (2006). Op. cit., pp. 11-12.
[19] COLSON, D (2003). Pequeño léxico filosófico del anarquismo. De Proudhon a Deleuze. Nueva Visión, Buenos Aires, p. 33.
[20] ROCA MARTÍNEZ, B (2008). Anarquismo y antropología. Relaciones e influencia entre la antropología social y el pensamiento libertario. La Malatesta, Madrid, p. 11.
[21] D´AURIA, A (2007). “Introducción al ideario anarquista”, In: El anarquismo frente al derecho. Lecturas sobre propiedad, familia, Estado y justicia. Grupo de Estudios sobre el anarquismo. Terramar, Buenos Aires, p. 11.
[22] IBÁÑEZ, T (2006). ¿Por qué A? Fragmentos dispersos para un anarquismo sin dogmas. Anthropos, Barcelona, p. 176.
[23] GRAEBER, D (2011). Fragmentos de antropología anarquista. Virus, Bilbao, p. 15.
[24] Entiendo lo cualitativo como “un resumen, una condensación, una comunicación directa”. VANEIGEM, R (1988). Op. cit., p. 207. Esos gestos, palabras, actitudes, pensamientos y prácticas radicales que manifiestan “de manera innegable la presencia de la posibilidad abierta a la poesía, es decir, a la construcción total de la vida cotidiana, a la inversión global de perspectiva, a la revolución”. Ibídem.
[25] OLSON, D (2003). Op. cit., p. 30.
[26] GÓMEZ MULLER, A (2009). Op. cit., p. 21.
[27] IBÁÑEZ, T (2006). Op. cit., p.11.
[28] COLOMBO, E (2006). Op. cit., p.36.
[Sección tomada de un artículo más extensa titulado "Pensamiento anarquista y crítica de la vida cotidiana", accesible en https://www.redalyc.org/jatsRepo/279/27950060004/html/index.html.]
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