Humberto Decarli
El futuro político venezolano inmediato es de temer. La dictadura quiere mantenerse a toda costa y a tal efecto ha convocado una elección parlamentaria con visos de fraude con el fin de legitimarse de cara a la comunidad internacional. Nombró a su discreción un árbitro electoral y está estableciendo las reglas para llevar a cabo ese proceso comicial, fechado para diciembre del presente año, a objeto de elegir una nueva Asamblea Nacional y deponer al actual presidente Juan Guaidó.
El futuro político venezolano inmediato es de temer. La dictadura quiere mantenerse a toda costa y a tal efecto ha convocado una elección parlamentaria con visos de fraude con el fin de legitimarse de cara a la comunidad internacional. Nombró a su discreción un árbitro electoral y está estableciendo las reglas para llevar a cabo ese proceso comicial, fechado para diciembre del presente año, a objeto de elegir una nueva Asamblea Nacional y deponer al actual presidente Juan Guaidó.
Cronograma de la elección parlamentaria
La primera decisión fue designar, por la vía de la omisiónlegislativa de la actual Asamblea, a través de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, a los rectores del Consejo Supremo Electoral, de una manera soslayada reteniendo el oficialismo la mayoría del cuerpo. Este fallo se dio como respuesta a una solicitud hecha por miembros de la oposición acomodaticia. Como presidente, se escogió a Tania D’Amelio, reelecta como rectora e incondicional del chavismo; como vicepresidente a Rafael Simón Jiménez, con mentalidad pragmática masista quien funge de opositor; los tres restantes son dos del gobierno y uno de una de las ramas en que el gobierno fraccionó a través del máximo tribunal a Acción Democrática. Como se aprecia, el PSUV domina claramente el directorio.
Ulteriormente, constituyeron el organismo y fijaron para el día 6 del último mes del año, la oportunidad de la elección. Además, crearon nuevos escaños en un número de 110 para ampliar la distribución de parlamentarios de los no afectos a la actual administración madurista. Es un anzuelo para satisfacer las apetencias clientelares de los partidos participantes.
Posturas de las distintas formaciones opositoras
La variopinta oposición nacional se presenta a través de varias expresiones. Primero, la llamada “mesita” constituida por organizaciones menores en coincidencia con el gobierno, el MAS, COPEI, el grupo de Claudio Fermín, Redes, Avanzada Progresista, Movimiento Progresista, algunos sectores de Un Nuevo Tiempo, Eduardo Fernández, Enrique Ochoa Antich, una parte de Acción Democrática y otros. Simplemente están a la caza de la rebatiña ofrecida por el oficialismo y ratifican todo cuanto diga Maduro.
Segundo, se ubican sectores más reaccionarios como Vente Venezuela encabezado por María Corina Machado y Alianza Bravo Pueblo de Antonio Ledezma, quienes hablan de combatir al régimen pero no tienen músculo político suficiente amén de esperanzarse con el exterior como panacea al desastre. Viven en un macartismo trasnochado.
Tercero, pequeños grupos pensando en lucha armada, invasiones y confrontación bélica con el gobierno sin tener capacidad operativa. Algunos de ellos integrados por militares en el exilio que piensan solo en salidas violentas los cuales subestiman otras opciones. Tienen un tinte anticomunista y hablan un lenguaje empleado cuando la guerra fría.
Cuarto, minúsculas agrupaciones de la izquierda venezolana. Están los chavistas no maduristas quienes creen en la traición de Maduro al legado de Chávez y fueron otrora funcionarios del gobierno presidido por el caudillo barinés. Está integrado por antiguos ministros y asesores públicos. También se encuentran los numerosos factores trotskistas entre ellos el Partido Socialismo y Libertad. Poseen un radio de acción limitado. Asimismo, la Causa R y Bandera Roja, muy frágiles, reiteran su llamado a la lucha y abstención.
Quinto, el Grupo de los 4, conformado por Voluntad Popular, Primero Justicia, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo. Es la redición de la antigua MUD con las mismas discrepancias de naturaleza burocrática, la búsqueda de mayores espacios de dominación de la sociedad y dependen en demasía de los factores internacionales los cuales muchas veces dictan la pauta de su actuación. Seguramente se inclinarán por la abstención.
Adicionalmente no puede borrarse el pasado. Muchos de esos partidos en la etapa puntofijista desempeñaron una pésima administración y ahora la reivindican. Su ineficaz manejo de la gestión ocasionó un rechazo y un vacío político llenado por un caudillo autoritario.
Argumentos para participar
Quienes preconizan la participación en el sector supuestamente opositor arguyen la necesidad de arrebatarles cuotas de poder al chavomadurismo. Piensan que la actitud del año 2005 cuando se produjo la abstención, hubo una entregadel parlamento completo al gobierno mientras que el triunfo de 2015 fue por haber hecho acto de presencia en el evento.Por cierto, muy poco se logró con tener la mayoría de la Asamblea por la ineficacia, complicidad e inconsecuencia de la práctica opositora.
Surge la argumentación de la negociación a través del voto y se ejemplifica en el caso Pinochet. Este dictador aceptó ir a un referéndum porque fue presionado por sus mentores, los americanos, y luego de una negociación se dio. Se le concedió la comandancia de las fuerzas armadas, la designación de un número de senadores y la impunidad por sus latrocinios y homicidios a cambio de aceptar la consulta popular, la cual perdió aunque intentó una salida fáctica frustrada. En la Venezuela de hoy no hay ninguna posibilidad de negociación porque quienes determinan la decisión gubernamental, los cubanos, no están de acuerdo en entregar el poder si perdiesen, como probablemente ocurra, una elección.
Más allá de los alegatos políticos y éticos, existe una circunstancia quizá determinante para asumir la participación. Nos referimos a un hecho intrínseco a la actividad y praxis de las organizaciones partidistas dentro de la dinámica parlamentaria, las funciones de los curules y las comisiones del legislativo. Poseer una dieta con o sin mucha actividad, personal subalterno para accionar, cargos para la militancia, disposiciones presupuestarias para investigaciones, acceso a los medios de difusión de masas, negocios lícitos e ilícitos vinculados con su desenvolvimiento como diputados en las plenarias y las comisiones y la inmunidad muy poco empleada para denuncias competentes. Muchos dirigentes caídos en desgracia por la dictadura, aspiran a alcanzar esos privilegios. El clientelismo es una de los motivos reales para convalidar la presencia en las mesas electorales.
El leitmotiv real del prurito por acudir a las elecciones legislativas por parte de sectores partidistas reside en la satisfacción de los cometidos populistas ínsitos a estos entes cuya búsqueda es la toma del poder o en su defecto, obtener cuotas del mismo. La existencia misma de las organizaciones depende de la fracción del presupuesto público que les toque. La actividad política en el mundo, y en Venezuela con gran intensidad y tradición, se ha convertido en una iniciativa bien lucrativa porque los dirigentes resuelven sus problemas personales apelando a la representación cuya crisis es innegable.
La abstención en Venezuela
La primera negativa a participar en elecciones y boicotearlas fue en 1952 cuando Acción Democrática y los comunistas llamaron a no ir al acto electoral para escoger la Asamblea Constituyente en consonancia con su línea insurreccional en contra de Pérez Jiménez. Fue un fracaso porque la misma base adeca y comunista votó por URD y JóvitoVillalba, quien a la postre tuvo que ir al exilio porque le impidieron su victoria.
El PCV y el MIR intentaron frustrar los comicios presidenciales de 1963 pero fue un rotundo fracaso porque fue el acto con mayor votación en la historia. El accionar vanguardista de la izquierda insurreccional quedó desnudada en este evento por la ausencia de apoyo popular. Es de hacer notar la conducta de algunos grupos de izquierda como el PRV y Bandera Roja, quienes durante varios comicios se abstuvieron bajo el subterfugio de no participar en un carnaval electoral.
Quienes preconizan la participación en el sector supuestamente opositor arguyen la necesidad de arrebatarles cuotas de poder al chavomadurismo. Piensan que la actitud del año 2005 cuando se produjo la abstención, hubo una entregadel parlamento completo al gobierno mientras que el triunfo de 2015 fue por haber hecho acto de presencia en el evento.Por cierto, muy poco se logró con tener la mayoría de la Asamblea por la ineficacia, complicidad e inconsecuencia de la práctica opositora.
Surge la argumentación de la negociación a través del voto y se ejemplifica en el caso Pinochet. Este dictador aceptó ir a un referéndum porque fue presionado por sus mentores, los americanos, y luego de una negociación se dio. Se le concedió la comandancia de las fuerzas armadas, la designación de un número de senadores y la impunidad por sus latrocinios y homicidios a cambio de aceptar la consulta popular, la cual perdió aunque intentó una salida fáctica frustrada. En la Venezuela de hoy no hay ninguna posibilidad de negociación porque quienes determinan la decisión gubernamental, los cubanos, no están de acuerdo en entregar el poder si perdiesen, como probablemente ocurra, una elección.
Más allá de los alegatos políticos y éticos, existe una circunstancia quizá determinante para asumir la participación. Nos referimos a un hecho intrínseco a la actividad y praxis de las organizaciones partidistas dentro de la dinámica parlamentaria, las funciones de los curules y las comisiones del legislativo. Poseer una dieta con o sin mucha actividad, personal subalterno para accionar, cargos para la militancia, disposiciones presupuestarias para investigaciones, acceso a los medios de difusión de masas, negocios lícitos e ilícitos vinculados con su desenvolvimiento como diputados en las plenarias y las comisiones y la inmunidad muy poco empleada para denuncias competentes. Muchos dirigentes caídos en desgracia por la dictadura, aspiran a alcanzar esos privilegios. El clientelismo es una de los motivos reales para convalidar la presencia en las mesas electorales.
El leitmotiv real del prurito por acudir a las elecciones legislativas por parte de sectores partidistas reside en la satisfacción de los cometidos populistas ínsitos a estos entes cuya búsqueda es la toma del poder o en su defecto, obtener cuotas del mismo. La existencia misma de las organizaciones depende de la fracción del presupuesto público que les toque. La actividad política en el mundo, y en Venezuela con gran intensidad y tradición, se ha convertido en una iniciativa bien lucrativa porque los dirigentes resuelven sus problemas personales apelando a la representación cuya crisis es innegable.
La abstención en Venezuela
La primera negativa a participar en elecciones y boicotearlas fue en 1952 cuando Acción Democrática y los comunistas llamaron a no ir al acto electoral para escoger la Asamblea Constituyente en consonancia con su línea insurreccional en contra de Pérez Jiménez. Fue un fracaso porque la misma base adeca y comunista votó por URD y JóvitoVillalba, quien a la postre tuvo que ir al exilio porque le impidieron su victoria.
El PCV y el MIR intentaron frustrar los comicios presidenciales de 1963 pero fue un rotundo fracaso porque fue el acto con mayor votación en la historia. El accionar vanguardista de la izquierda insurreccional quedó desnudada en este evento por la ausencia de apoyo popular. Es de hacer notar la conducta de algunos grupos de izquierda como el PRV y Bandera Roja, quienes durante varios comicios se abstuvieron bajo el subterfugio de no participar en un carnaval electoral.
En el año 2005 la oposición se abstuvo y aunque obtuvo una resonante mayoría no incidió en la dialéctica parlamentaria porque el oficialismo pudo mantener el dominio y actuó en apoyo al gobierno olvidando las dos funciones del parlamento: proferir leyes y ejercer el control del Poder Ejecutivo.
La elección de Nicolás Maduro en el año 2018 en medio de toda una tramoya fraudulenta la oposición renunció a votar en un referéndum convocado por el presidente y a los comicios presidenciales, aunque la mayoría no votó igualmente se proclamó presidente al antiguo militante de la Liga Socialista. Incluso, Smarmatic, empresa encargada de tramitar el proceso, confesó haber producido más de un millón de votos ficticios en la consulta popular.
La elección de Nicolás Maduro en el año 2018 en medio de toda una tramoya fraudulenta la oposición renunció a votar en un referéndum convocado por el presidente y a los comicios presidenciales, aunque la mayoría no votó igualmente se proclamó presidente al antiguo militante de la Liga Socialista. Incluso, Smarmatic, empresa encargada de tramitar el proceso, confesó haber producido más de un millón de votos ficticios en la consulta popular.
Fundamentos de la abstención
La abstención tiene diferentes razones para producirse. Una, para los libertarios es una orientación de principio ante una institucionalidad perversa. Es una postura eminentemente ética contraria al maquiavelismo y no se trata de una manifestación idealista porque los medios sí justifican el fin.
En la coyuntura venezolana presente existen sobradas razones para no ir a este evento sufragista porque se encuentra todo preparado para intentar legitimar al régimen populista-estalinista. Con un aparato electoral en pleno funcionamiento para presentar un resultado favorable al oficialismo, un árbitro que no existe sino por el contrario actúa como una extensión de la gestión gubernamental. El incremento exacerbado de los diputados es una propuesta para incentivar a los partidos con la finalidad de satisfacer sus apetencias clientelares. La idea es estimular el concepto de legalidad, constitucionalidad y legitimación de la casa de las leyes formando parte del totalitarismo (Chávez un solo gobierno).
Si se llega a efectuar ese acto espurio los políticos gobernantes van a reivindicar esa presunta institucionalidad ante el mundo pero hasta ahora los Estados reconocedores de Guaidó parecen mantenerse firmes en su posición y por ende, desconocerán la elección. El disponer de una mayoría bolivariana tampoco es nada nuevo porque teniéndola o no, realizan su voluntad por encima de cualquier consideración con el sustento de todos los órganos del Estado.
El problema no puede cincunscribirse a impedir la caída y mesa limpia que hará el gobierno ni ser un acto con marcados rasgos de inconstitucional porque sería caer en una visión rabulesca de la coyuntura. Es un hecho de carácter esencialmente político cuya respuesta será necesariamente en el mismo plano del arte de lo posible. Es un modelo fundado en la actividad populista sujeta a las condiciones impuestas por la agenda electoral sin importar lo que después ocurra. Son las características de un cartabón traducido en el inmediatismo y la coyuntura sin tener perspectivas ni sentido de la historia.
El madurismo tiene en sus manos el poder disciplinario en su esencia, la fuerza. Las posibilidades de accionar están limitadas por las restricciones existentes y solo queda resistir pacíficamente los embates del autoritarismo. Henry David Thoreau, frente al inmenso poder del Tío Sam, Mahatma Gandhi ante la fuerza de los británicos y Martin Luther King contra el racismo incrustado en el sector público de los Estados Unidos, lograron resultados a pesar de la asimetría. Ellos no apostaron a salidas electorales ni estaban buscando fragmentos de la dominación. Esa es la salida en Venezuela en los actualmente momentos.
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