Madrización
Vivimos una época en la que los referentes en los grupos han dejado de ejercer un influjo hacia el resto de componentes, sobre todo en lo que se refiere a ética y moralidad. Una sociedad que demuestra día tras día el fracaso de su estructura, no encuentra otra escapatoria que la de responsabilizar al propio individuo de las acciones que forman su espectro.
Vivimos una época en la que los referentes en los grupos han dejado de ejercer un influjo hacia el resto de componentes, sobre todo en lo que se refiere a ética y moralidad. Una sociedad que demuestra día tras día el fracaso de su estructura, no encuentra otra escapatoria que la de responsabilizar al propio individuo de las acciones que forman su espectro.
Esta visión crea el interrogante de cómo una entidad intangible como lo es el espectro social, asume solo las competencias que le interesan, es decir sigue asumiendo el criterio de las normas y leyes comúnmente aceptadas, pero comienza a no responsabilizarse de las acciones que se generan de los mismos, aunque se repitan y puedan tener consciencia en el grupo. Es por ello que la realidad del presente comienza a proyectar una mentalidad de anarquía en el individuo donde se asume la autoría de las acciones, pero se comienza a dejar de utilizar los códigos establecidos como norma. Es pues el momento de comenzar a tomar las riendas de nuestro futuro desde lo individual, comenzando a dejar de lado las normas de la masa y diseñando planes de comunicación cercana en la que lo social se diluya en lo comunitario.
El nacimiento del anarquismo se atribuye a las ideas William Godwin (Wisbech, 3 de marzo de 1756 - Londres, 7 de abril de 1836) aunque no es hasta el siglo XIX cuando se comienza a desarrollar vinculado al movimiento obrero, más tarde en el siglo XX surgen varios movimientos libertarios, quedando relegado a pensamiento tras los años cuarenta hasta el resurgir de los movimientos revolucionarios en los años setenta. Los movimientos vinculados a la primavera árabe, los movimientos indignados y el 15M resucitan de forma tangible un movimiento que llevaba años únicamente como pensamiento.
Diversos autores como el recientemente fallecido Zigmunt Bauman afirmó en su obra 44 cartas desde el mundo liquido “El 15-M es emocional, le falta pensamiento” desde mi perspectiva como observador del movimiento, discrepo en esta idea ya que se pudo observar claramente que el espacio colaborativo y de organización que fuimos capaces de construir se debió a la mejor conjugación de un estado emocional y racional que he experimentado a lo largo de mi vida.
«Cualquiera que niegue la autoridad y luche contra ella es un anarquista». Sébastien Faure
Aunque algunos autores consideran que hay diversas corrientes del anarquismo, el análisis del presente documento se centra en la perspectiva del anarquismo individualista que se diferencia del social en que prioriza al individuo ante toda clase de presiones externas, hace hincapié en oposición al control estatal y social y en que el anarquismo individualista a diferencia del social defiende sistemas de producción basados en la propiedad privada, fomentando el uso de la economía colaborativa.
Otra diferencia del anarquismo individualista con respecto al resto del pensamiento anarquista es que el anarquismo individualista ha sido un movimiento filosófico pero nunca social, algo obvio basándonos en sus ideales, pero sería muy interesante ver al pensamiento anarquista individualista convertido en un movimiento social asumiendo teorías individuales que se unen y acoplan como un puzzle, pero que no favorecen ni ejercen influencia reciproca del espectro social, es decir siguen manteniendo la autonomía y libertad de acción sin influjos del colectivo.
Anarquismo individualista y economía
Antes de comenzar, me parece muy interesante mencionar el análisis que hace el anarquismo sobre el uso del capital. El anarquismo manifiesta que el capitalismo tiene tres modelos para establecer beneficios con la moneda
- Cambiarla – acapararla es indigno.
- Usarla es cruel.
- Alterarlas es lo peor.
Sobre la idea en la que se afirmaba como característica del anarquismo individualista, que se manifiesta una marcada sintonía con un sistema de producción con posibilidad de titularidad del individuo, se aprecia el desarrollo de nuevas formas de generar riqueza. Muchos economistas comienzan a hablar de un nuevo sistema económico que poco a poco va ganando terreno al malogrado capitalismo, este no ha existido siempre, ni como sistema económico ni como sistema de valores, los conflictos económicos políticos del siglo XX han manifestado la verdadera cara del mismo, visible en los conflictos actuales y haciendo caer por su propio peso un sistema que fagocita para crecer sin importarle el individuo.
La economía colaborativa se centra en el compartir y no en el poseer y se ayuda del desarrollo tecnológico que abrazamos en las primeras décadas del siglo XXI para no parar de crecer y esperanzarnos a muchos con la posibilidad de poder conocer un mundo mejor en el que se prioricen fundamentos más humanos y con sentido común.
“La Unión Europea cuantificó el impacto del mercado colaborativo en 28.000 millones de euros en el año 2015, una cifra que no para de crecer, más aún cuando las plataformas de economía colaborativa aumentan sin parar en el mundo debido a la penetración de las nuevas tecnologías en la sociedad y la mejora de la normativa que regula este tipo de economía”. [1]
“Vivimos realmente en una cultura de la participación, una manera muy humana de redefinir el paisaje del siglo XXI social y laboral de nuestro tiempo. La economía colaborativa es un intercambio horizontal, entre iguales, no existiendo jerarquías y dando más valor al uso que a su precio, como valor de cambio. Por esta razón las organizaciones necesitan ser cada vez más flexibles, para atender de manera específica las demandas de la ciudadanía. Y si las empresas, los gobiernos y las instituciones no nos lo pueden ofrecer, propiciamos la autogestión a través de las comunidades colaborativas.” [2]
“Pero la economía colaborativa no solo es importante por potenciar las organizaciones flexibles, sino también por aportar algo que interesa a los demás, por propiciar un sentimiento de utilidad en la gente que participa y combatir la inutilidad que genera estar sin empleo, en un mundo donde el trabajo escasea o es inexistente. Además permite un compromiso desinteresado con la sociedad para no sucumbir en una lucha por sobrevivir.” [3]
Anarquismo individualista y política
El Estado es el resultado del pensamiento colectivo, la anulación del pensamiento individual y por consiguiente supone la imposibilidad de que la sociedad colabore entre iguales. Tras la crisis inicia en el año 2008, el Estado ha asumido una deuda que ha sido repercutida en el individuo. El estado se convierte en un ente intangible que toma decisiones pero que no asume responsabilidades, al menos en España. Las responsabilidades se adjudican al individuo mientras que las decisiones las marca el Gobierno. Esta dicotomía fundamenta en gran medida el surgimiento de movimientos como el 15M, brotado en el año 2011 en Madrid como herramienta de protesta contra un sistema de autoridad estatal injusto con las personas, tras el estallido y la agrupación posterior, parte de los agentes del 15M evolucionaron hacia una estructura de partido.
Aunque está más que demostrada la heterogeneidad del movimiento 15M se puede considerar que inicialmente contenía una filosofía de marcado carácter anarquista, entre los que existieron anarquistas individualistas. Los tiempos pasan y aunque los medios se empeñan en que el siglo XXI políticamente reproducirá modelos políticos pasados, el marcado carácter individualista de nuestra sociedad y las continuas injusticias que los Estados ejercen contra el individuo harán sin duda brotar movimientos de forma natural en los que los individuos podrán organizarse y empoderarse sin necesidad de amoldarse a reglas paternalistas marcadas por los estados.
Es importante señalar que en algunos casos esta normativa es muy difícil de modificar, aunque bien es sabido por todos los individuos que no es la adecuado o en contraposición, en otras ocasiones la legislación se modifica continuamente según los intereses partidistas de los órganos de gobierno. (véase leyes educativas). Quizá sea el anarquismo individualista el nuevo modelo que rija la vida de las personas en el futuro o quizá no.
Lo que si ya es un hecho demostrable es que el capitalismo tal cual lo conocemos está herido de muerte y para poder mantener una estructura sostenible tiene que mutar hacia un nuevo modelo que lo centre más en el bienestar de los individuos que el flujo económico constante. La realidad es que el nuevo estilo de sociedad nos está convirtiendo en seres individualistas que desean ejercer un derecho de decisión libre sobre su futuro.
El individualismo y su rechazo a la autoridad esta en gran medida ligado al deseo de las personas contemporáneas a la reserva a su intimidad, así como al respeto a la dignidad de la propia persona dentro del colectivo. La masa como estructura que arropa y envuelve al individuo para que adquiera identidad, es propia de sociedades no evolucionadas basadas en la percepción del uno mismo en los demás.
Es posible que por este motivo se inicien los conflictos, porque unos son incapaces de verse en los demás, otros son incapaces de verse a sí mismo y a otros les es imposible identificarse con algo distinto a como los ve el colectivo.
Notas:
[1] Román Ángel, Economía colaborativa en tiempos de incertidumbre http://www.angelroman.net/economia-colaborativa-tiempos-de-incertidumbre/
[2] Idem
{3] Idem
[Tomado de https://post2020.world/s/HbYw5km8idBR4d7o8kPkhAPStL8tW9kpUCbg5SuKkrJp.]
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