Hugo Cabieses
* Hija de cauchero, anarquista, expositora militante de la Universidad
Popular González Prada, gran amiga de Dora Mayer y Pedro Zulen, fue presidente
de la Federación de Universitarias Peruanas en 1919 y fue la primera abogada
graduada en 1920 en la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Políticas de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima.
Miguelina Acosta Cárdenas, nacida en Yurimaguas en 1887, hija de padres
caucheros. Desde Mariátegui y mucho antes, el Perú ha estado y está de
espaldas a la Amazonía y sus bosques que son fuentes de agua, pulmón y riñón
del planeta, además de contener una enorme biodiversidad, constituyéndose así
como sostiene Roger Rumrrill, en la última renta estratégica del Perú en el
siglo XXI, con la finalidad de impulsar una propuesta de desarrollo
sostenible con los indios a la cabeza. Perú aún está de espaldas a la
región Andino-Amazónica, claro está, para impulsar políticas en su defensa,
pero el Estado colonial y depredador que tenemos, con sus gobiernos y
políticos, no está de espaldas para señalar que es una “selva sin gente”, que
se debe mercantilizar y por tanto depredar sus recursos, en especial los
bosques.
Miguelina Acosta: jurista de polendas
Fue una de las primeras mujeres peruanas que tuvo una completa formación
universitaria y, a través de su intensa labor periodística y su militancia
social, desempeñó un papel clave en el incipiente movimiento de mujeres peruano
en la primera mitad del siglo XX, abogando – junto a otras mujeres destacables
– por los derechos de la mujer, las preocupaciones de la clase obrera y de los
grupos indígenas del Perú. Los padres de Miguelina, Miguel Acosta Sánchez y
Grimanesa Cárdenas Montalván, pertenecientes al grupo de terratenientes caucheros
de la Amazonía favorecidos por el boom de esta materia prima, desearon para
ella una educación sofisticada que la preparase “como ama de casa a la vez
administradora de las riquezas generadas por la explotación del caucho y los
indios”. Es así que enviaron a Miguelina a Europa para estudios básicos y
secundarios, como se acostumbraba con los hijos de los grupos rentistas
amazónicos. Miguelina estudió en Francia, Suiza y Alemania, tras lo cual
regresó al Perú, en el período en que la explotación cauchera había
desaparecido por el descubrimiento del sustituto sintético que ahora conocemos.
Al regresar a su pueblo natal, Miguelina fundó allí el primer colegio local de
mujeres, trabajando como profesora hasta su traslado a Lima para estudiar en la
Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Durante sus estudios universitarios, Miguelina estuvo interesada en
diferentes grupos de activistas sociales y políticos, entre los cuales destacó
su vinculación con la “Asociación Pro-Indígena“, institución fundada en 1909
Pedro Zulen y Dora Mayer. En 1914, Miguelina empezó a contribuir con el
incipiente movimiento de mujeres peruano. Fue elegida como parte de la Junta
Directiva de la organización feminista “Evolución Femenina“, fundada en ese
mismo año y, dentro de esta organización, Miguelina demandó para las mujeres
tanto mejores oportunidades de educación como también los mismos derechos
civiles y políticos que los varones.
Miguelina periodista y luchadora
En 1917-1920, Miguelina dirigió junto con Dora Mayer el semanario
independiente La Crítica y allí publicó numerosos artículos firmados con los
seudónimos “Maac” y “Emedosa”. Los artículos de La Crítica abordaron temas
relacionados al movimiento de mujeres en el Perú y el extranjero, la reforma
universitaria de 1919 y la defensa de los derechos de los indígenas y los
obreros. Destacan los artículos de Miguelina referidos a la formación de las
mujeres, sosteniendo que la sociedad debería brindarles una buena educación,
pues “bien formadas se encontrarían en mejores condiciones para desempeñar
adecuadamente su papel de madres de familia”.
Después de la Primera Guerra Mundial, el Perú se vio enfrentado a una
grave crisis económica causada por la creciente carencia de alimentos básicos y
la consecuente alza de los precios de las subsistencias. Motivada por el
contexto, La Crítica dedicó casi todos los artículos a la situación económica
del país, destacando aquellos escritos por Miguelina por su agudeza analítica y
el compromiso que expresaban con los sectores más afectados. En abril de 1919
surgió en Lima el Comité Pro-Abaratamiento de las Subsistencias, que movilizó
aproximadamente 30 mil obreros, reclamando la reducción de los precios
alimenticios, del alquiler y demandó al gobierno que obligara a los
latifundistas a producir para el abastecimiento interno y no sólo para la
exportación.
Al mes siguiente, motivado por la presencia de la mujer en las jornadas
de lucha, en una asamblea de ese Comité, Miguelina expuso lúcidamente su
opinión sobre la crisis económica, siendo luego elegida como presidenta del
Comité Femenino, asumiendo la tarea de organizar para el 25 de mayo de 1919 una
manifestación de mujeres contra el hambre. Un día antes de realizar la
manifestación, mujeres pertenecientes a delegaciones de distintos sectores
sociales se reunieron en la casa de Miguelina, respondiendo a la convocatoria
que se hizo en el diario limeño El Tiempo. Aunque la manifestación fue
prohibida por las autoridades municipales, hombres y mujeres se reunieron en la
tarde del 25 de mayo en el Parque Neptuno en el centro de Lima para realizar el
llamado “Meeting del Hambre Femenino”. El grupo de entre 2000 y 5000 personas,
fue liderado por Miguelina y algunas otras coordinadoras, llevando pancartas
con “¡Abajo la burguesía!”, “¡Queremos pan!”, “¡Abajo los capitalistas y los
acaparadores!” y “¡Viva la organización femenina!”.
Se produjeron enfrentamientos violentos entre las fuerzas del orden y los
participantes, quienes se defendieron con piedras contra los ataques. A pesar
de las represiones, una parte del grupo logró entrar a la Plaza Mayor, donde se
produjeron nuevos enfrentamientos entre policías y manifestantes, dejando a
numerosos heridos. Ninguno de estos incidentes imprevistos pudo impedir la
realización del “Meeting del Hambre Femenino“, en el cual las mujeres fueron
protagonistas y expusieron su descontento con la situación económica del país.
El 26 de mayo el Comité mencionado decidió lanzar una queja por el maltrato que
habían sufrido los participantes de la manifestación del día anterior,
solicitando la destitución del Jefe de Policía, quien respondió con el
apresamiento del secretario general y varios de los miembros de la
organización. Ante ello, el Comité proclamó una huelga general que paralizó por
4 días la vida económica de Lima y del puerto de El Callao.
Miguelina propositiva
En julio de 1920, Miguelina recibió su título de bachiller en
Jurisprudencia de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Dos meses
después, La Crítica publicó su tesis titulada “Nuestra institución del
matrimonio rebaja la condición jurídica y social de la mujer“, en la cual
Miguelina expresó el profundo compromiso que tuvo con la defensa de los
derechos de las mujeres. En su tesis criticó la definición del matrimonio
formulada en el Código Civil de 1851 en el mismo sentido que fuese discutida
por el grupo de intelectuales feministas de “Evolución Femenina”, porque dentro
de él prevalecían la patria potestad y tutelaje masculinos sobre la mujer,
agregando tres observaciones importantes.
La primera sobre la contradicción existente entre la necesidad de la
autorización del esposo para declarar en los juicios y la no obligatoriedad de
ella en caso de ser encausada criminalmente. Miguelina sostuvo que, si la mujer
no fuese capaz de ejercer sus derechos en juicio, entonces también necesitaría
ser representada por su marido en el caso de ser acusada. La segunda sobre el
impedimento de la mujer para desarrollar actividades económicas sin la
autorización de sus esposos, sosteniendo que si estos derechos habían sido
ejercidos durante la soltería y no deberían ser alienables por el sólo hecho
del matrimonio. Finalmente, señaló que los artículos relacionados a esta
definición no valoraban a la mujer como entidad jurídica, le robaban la libertad
de acción y no obligaban a los hombres de una actitud de obediencia recíproca
con las esposas.
Después de su graduación, Miguelina no dejó de participar en las
actividades sociales de Lima que pretendieron mejorar la condición de obreros,
indios y mujeres. De entre ellas destaca especialmente su participación en la
“Segunda Conferencia Panamericana de Mujeres” en diciembre de 1924. Allí expuso
su idea de crear un sistema de maestros rurales ambulantes, cuyo fin era
mejorar la educación de los indígenas para transformarlos en ciudadanos
conscientes y responsables, capaces de ejercer sus derechos y obligaciones y
con anhelos culturales y progresistas. Estos maestros rurales ante todo debían
enseñar a los indios cómo usar las materias primas de cada región, cómo
construir viviendas higiénicas, cómo hacer uso de los artículos alimenticios
locales y cómo aplicar las plantas medicinales para combatir las enfermedades.
La participación de Miguelina en el círculo de intelectuales, obreros e
indios que había surgido alrededor de Mariátegui entre los años 1923 y 1930
motivó la publicación de esta exposición en febrero de 1928 en la revista
vanguardista Amauta. Los últimos años de su vida, Miguelina vivió en El
Callao y falleció en 1938, siendo enterrada en el cementerio Baquíjano y
Carrillo de esa ciudad.
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