Anónimo
“El Anarquismo no se abandona sin abandonar la propia alma. Del mismo modo que el suicida no está cansado de la vida, sino de sí mismo, así el compañero disgustado es un luchador cansado. Compañeros apartados, todavía hay fuego encendido en nuestra casa (…) La hora es oscura. Pero es nuestra hora. Para nosotros la virtud y el orgullo de saberla aferrar. Si vencemos la noche, podremos hacer nuestra la aurora”. Camillo Berneri
No pretendo entregar en el presente un nuevo saber desde lo alto de una palestra, ya sea una primitiva o una intervenida por el humano, pues ambas son cosa que no pondría en un altar. No me quiero respaldar bajo ninguna ciencia exacta, hablo desde mi experiencia y posicionamiento como individuo, enriquecida por los pormenores y atascos del devenir en la metrópolis. No soy más que una voz intermitente y parpadeante que se refleja en actos articulados desde mí y ocasionalmente, pero siempre en consenso, con demás parias y relegados, que dan lugar a bibliotecas, banderas, lienzos, panfletos varios, proyectos en su diversidad que han seguido el rastro desde ya hace seis años.
“El Anarquismo no se abandona sin abandonar la propia alma. Del mismo modo que el suicida no está cansado de la vida, sino de sí mismo, así el compañero disgustado es un luchador cansado. Compañeros apartados, todavía hay fuego encendido en nuestra casa (…) La hora es oscura. Pero es nuestra hora. Para nosotros la virtud y el orgullo de saberla aferrar. Si vencemos la noche, podremos hacer nuestra la aurora”. Camillo Berneri
No pretendo entregar en el presente un nuevo saber desde lo alto de una palestra, ya sea una primitiva o una intervenida por el humano, pues ambas son cosa que no pondría en un altar. No me quiero respaldar bajo ninguna ciencia exacta, hablo desde mi experiencia y posicionamiento como individuo, enriquecida por los pormenores y atascos del devenir en la metrópolis. No soy más que una voz intermitente y parpadeante que se refleja en actos articulados desde mí y ocasionalmente, pero siempre en consenso, con demás parias y relegados, que dan lugar a bibliotecas, banderas, lienzos, panfletos varios, proyectos en su diversidad que han seguido el rastro desde ya hace seis años.
Entro en colisión permanente con el mundo, pues las vivencias, desde que soy consciente, son los datos adquiridos por el ejercicio de ser precisamente lo que soy. Abogo y me desenvuelvo desde el cómo veo y el asimilo el medio, la potencia del cambio y lo efectivo de la labor. No soy más que un lumpen, un resto marginal dentro de los otros restos, con algo de formación que opera en un tablero complejo, con objetivos varios; más que un triunfo al que ascender, lo que algunxs mesianicxs llaman y aclaman para denostar a lxs demás, encegueciéndose ante lo que puede ser el inmediatismo de vivir la anarquía por fuera de lo romántico de la revuelta, algo ya problematizado por la pluma, la máquina o el teclado de compañerxs que me precedieron. Escribo desde un lugar llamado Santiago, con una disposición fraterna a lxs camaradas que libran la contienda que se disputa desde ser anarquista en lo contemporáneo con sus contradicciones, diferencias y divergencias entre sí.
“Somos anarquistas moviéndonos en el entramado y somos cuchillos andantes, participando de la lucha como también pétalos de flores, posándonos tiernamente sobre los hombros de quienes tengamos la felicidad de llamar camaradas, mas allá de abogar a una estética única de un anarquismo.”
Me es grato contarles que el anarquismo se está reencontrando, Me es grato decirles que se ha subestimado lo que podemos y estamos haciendo. Me he topado con críticas muy lucidas, de que el anarquismo ha sido en ocasiones sectario, como también ha abogado livianamente por la organización amplia con demás sujetos de manera orgánica; desde donde han existido derivas hacia un reformismo digno de escupirle en el rostro y largarse a casa. No me encuentro denostando ni la articulación en afinidad, como tampoco las proyecciones de lucha orgánicas, tanto en organizaciones numerosas, como grupos que quizás abogan al tensionamiento social (no piensen que hablo del despotismo del entrismo insurreccionalista, al que me refiero de forma vulgar, dado que se aboga a tensionar a través de la violencia a movimientos del cual vagamente son participes, tampoco entraría a la discusión con compañerxs que intentan en realidad cambiar esto, quienes comparten la misma calle, o tal vez no).
Necesitamos de la afinidad para muchos proyectos, desde ahí partimos a la articulación según nuestros intereses. Hablo de nosotrxs, hablo de individualidades, no somos parte de ningún hilo de la historia, no estamos bajo el régimen de ninguna directriz, no creo únicamente en la afinidad, ni tampoco en la organización numerosa y social. Somos anarquistas moviéndonos en el entramado y somos cuchillos andantes, participando de la lucha como también pétalos de flores, posándonos tiernamente sobre los hombros de quienes tengamos la felicidad de llamar camaradas, mas allá de abogar a una estética única de un anarquismo. No se sorprendan o intenten rastrear mi error, de que intento ser el equilibrio de fuerzas e intenciones puestas en escena, no soy ni me considero ningún avatar reuniendo las mejores cualidades, he aprendido y confiado en mis negaciones y afirmaciones. Soy, según quien tiendo y afirmo ser, no de la distancia que tome de lxs demas (o sí), no aspiro a ser la luz que responde todo, ni la misma piedra que pueda arrojar cada posicionamiento. Basta de buscar la paz falsa entre lxs anarquistas o quienes se atreven a llamarse a si mismxs como tal, que cada unx haga lo que quiera hacer y vea como surten sus efectos en el medio, las críticas son críticas y enfrascarse en rencillas de ego bastante daño han hecho.
Este es un llamamiento anarquista, donde llamo a que nos encontramos y vivamos cada día como lo importante que nos podría significar. Donde llamo, o empujo a nadie a seguirme, sino a poder afirmar que seguimos ardiendo y viéndonos las caras. Pasemos a ser el terror de quienes sustentan el colapso del planeta, pero no de manera efímera sino sustentada en poner en jaque a quienes nos oprimen de manera concreta y prolongada. Se nos viene la APEC, se nos avecina el colapso, tejamos redes y que el asesinato de la humanidad, nuestrxs compañerxs, lxs animales no quede sin la presencia firme de quienes decimos NO. A todxs quienes encontre y perdi en el camino, a quienes se perdieron, a ti que puedes estar leyendo esto, a lxs compañerxs defraudadxs, sigamos riendo y alegren el corazón con la dicha de quienes seguimos luchando, hoy como ayer.
Las asambleas se ponen en movimiento, por las urbes posibles, los grupos se articulan y las caras se encuentran, se conocen y se repiten. Las mismas caras dispuestas a abandonar el letargo del anarquismo somnoliento y anestesiado, que se encuentra entumecido por el duro golpe encestado por un movimiento que devino aleccionador. Los años pasan, los días y minutos transcurren y veo en mi espalda la misma mochila cargada con fracasos y caídas, al fin me he encontrado con un lugar donde poder vaciarla, donde estos fracasos descansen en esa memoria que me hace aprender, donde entender que los golpes recibidos son las balas cargadas para el porvenir.
“Aquellos que reclaman lo posible, jamás logran nada. Pero aquellos que reclaman lo imposible, al menos logran lo posible”. Mijail Bakunin
[Tomado de https://periodicolaboina.wordpress.com/2019/06/07/un-llamamiento-anarquista-de-la-region-chilena/#more-7644.]
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