Marc Cabanillas
Extenso y complejo tema este de la represión a través de las religiones. Ya de por sí, cualquiera de los términos (religión y represión), daría para escribir un tratado, y más si abarcamos las variadas facetas tanto de religión concreta (cristiana, islámica, judía, hindú, budista, mormona...), como su localización espacio-temporal.
Intentaremos ponernos de acuerdo en los términos que vamos a tratar. La represión se refiere a la acción de reprimir, o sea, existencia de un poder arbitrario que impide el ejercicio de una acción o que castiga el llevarla a cabo. De ahí la dificultad, ante la represión, de ser uno mismo o una misma al faltar la capacidad de expresar pensamientos y sentimientos de forma honesta, libre, sabiendo que se te va a respetar.
Extenso y complejo tema este de la represión a través de las religiones. Ya de por sí, cualquiera de los términos (religión y represión), daría para escribir un tratado, y más si abarcamos las variadas facetas tanto de religión concreta (cristiana, islámica, judía, hindú, budista, mormona...), como su localización espacio-temporal.
Intentaremos ponernos de acuerdo en los términos que vamos a tratar. La represión se refiere a la acción de reprimir, o sea, existencia de un poder arbitrario que impide el ejercicio de una acción o que castiga el llevarla a cabo. De ahí la dificultad, ante la represión, de ser uno mismo o una misma al faltar la capacidad de expresar pensamientos y sentimientos de forma honesta, libre, sabiendo que se te va a respetar.
En cuanto a la religión, aunque el asunto es más complejo, me interesa una característica común a casi todas las religiones: normalmente la persona que profesa la religión, suele trivializar su pensamiento, tiende a simplificar todo, llegando a ignorar las leyes naturales y acostumbra a basar sus percepciones en las emociones antes que en la racionalidad. Cuando actúa así, esto provoca que el mundo se vea como una dualidad entre lo material/espiritual, lo perfecto/imperfecto, lo malo/bueno, lo correcto/incorrecto, lo perecedero/eterno, etc. No hay lugar para matices ni complejidades.
Sentadas las bases de lo que estamos hablando, es evidente que a lo largo de la historia de este sufrido mundo, religión y represión, muy a menudo han ido de la mano, inseparables, con el agravante que a través de la religión, las personas han ejercido la represión han conseguido ser aceptadas, mantenidas, perdonadas, aduladas por las propias víctimas que causaron y/o por su familiares.
Algunas religiones (tampoco muchas) nacieron con espíritu honesto pero, rápidamente, la existencia de gente ávida de poder y consciente de los beneficios que se podían obtener, convirtieron a las religiones en simples empresas. Y claro, como cualquier empresa, necesita clientes (adeptos, adeptas) que ciegamente acepten las «políticas» de la empresa y no cuestionen su supervivencia. De ahí la necesidad de la represión, pues va unida a la continuidad de ese montaje empresarial en el tiempo.
Conclusiones
Concluyendo, quiero comentar algunas cosas que, visto lo visto, nunca harán las jerarquías religiosas:
- Reconocer el tremendo daño hecho a la convivencia allá donde han asentado su hegemonía.
- Que sus máximos dirigentes, en un arrebato de humildad, dijeran algo acerca de las barbaridades cometidas a lo largo y ancho de la historia.
- Que pidieran perdón porlos millones de víctimas causadas, simplemente por no compartir esas creencias que siempre se han intentado imponer a sangre y fuego: colonización de América, expansión musulmana, las Cruzadas cristianas, expulsiones masivas, las guerras dinásticas...
- Las religiones, mediante una sincera reflexión y autocrítica, deberían enfrentarse a su pasado, ofreciendo a todas las víctimas de tantas truculencias religiosas cometidas durante siglos, una justa reparación. Como no se espera tal cosa, las voces del pasado siempre les recordarán su papel de verdugos.
Y como decía Antonio Gramsci, mostrarse indiferente, abúlico, como si nada hubiera pasado, es la materia bruta desbaratadora de la inteligencia y siempre será un peso muerto que arrastrarán por la historia.
Si hablamos de construir una nueva sociedad, un nuevo mundo diferente, basado en unas relaciones cimentadas en el respeto y la cooperación, en vez del desprecio y la opresión, algún día las religiones tendrán que rendir cuentas por sus abominables actuaciones milenarias. Y de no ser así, de todas formas, más tarde o temprano, el cambio vendrá del despertar en las conciencias de las personas, que les lleve a liberarse de los prejuicios y las redes que han paralizado a la humanidad durante siglos.
Por si no había bastante con el dinero, la raza y la política, con la religión se culminó el despropósito de sepa-rar, dividir, desconectar, clasificar y en última instancia, enfrentar a toda la sociedad.
[Párrafos tomados del artículo "Religión y represión", que en versión original completa fue publicado en la revista Libre Pensamiento # 97, Madrid, invierno 2018-2019. Número completo accesible en http://librepensamiento.org/wp-content/uploads/2019/06/LP-N%C2%BA-97.pdf.]
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