Periódico Rojo y Negro
- Raúl,
para las gentes de CGT, la actual
coyuntura social y política, desde el
punto de vista estratégico, es decir, el
que proponemos, planteamos y hacemos frente al avance de la revolución neoliberal y su vertiente más derechizante
(los Trump, Bolsonaro, Macri, Salvini,
la tríada española -Casado, Rivera, Abascal), nos obliga a pensar y repensar en la necesidad de construir un movimiento multifocal, es decir, con muchas caras precarizadas, ninguneadas,
desahuciadas, expoliadas, diversas, asesinadas y empobrecidas física y subjetivamente, que suponga un freno radical a la barbarie, para ser capaces
(al menos intentarlo) de mostrara
la sociedad que existen modos, colectivos y herramientas para construir un futuro digno para las personas y el medio natural en el cual desarrollamos la vida. ¿Cómo lo ves, lo piensas y lo vives desde tu perspectiva y si existe alguna
posibilidad?
° Primero quisiera decir que todas las corrientes de la izquierda hemos fracasado: socialistas, comunistas, maoístas, trotskistas, anarquistas, socialdemócratas... todas hemos cosechado derrotas. Reconocerlo no debería ser un problema, ya que el primer paso para enderezar el camino es
ese, aceptar que las clases dominantes
han conseguido en las dos o
tres últimas décadas imponer su
modelo de sociedad que, como dices,
es cada vez más derechista.
Luego habría que ver cómo está nuestro mundo, o sea los de abajo, los trabajadores, el mundo popular o cómo le quieras llamar a esa diversidad
de personas explotadas y oprimidas.
Y lo que observamos es precisamente
un gran arco íris de diversidades
de todo tipo. Somos diversos
en géneros, generaciones, colores
de piel y procedencias; pero también
en el tipo de relaciones laborales, fijos, precarias, paradas, y un
largo etcétera, ya que el sistema
ha conseguido dinamitar el empleo
fijo indefinido y ahora tenemos
toda esta variedad de situaciones. Estaría
de acuerdo en la necesidad de
crear movimientos que abarquen esta diversidad, creo que es imprescindible, pero tenemos dos dificultades mayores, ambas heredadas del
período anterior. La primera es que no es fácil encontrar un formato organizativo en el cual toda esa diversidad se sienta en igualdad de condiciones, cómoda y comprendida. Necesitamos algo diferente a la representación, ya que esa figura no se corresponde con la diversidad tan grande que tenemos. Creo que más que un movimiento hacen falta articulaciones muy
flexibles, sabiendo que serán
fugaces o temporales y no debemos creer que vayan a durar mucho tiempo. Lo importante es ir construyendo lenguajes y códigos comunes, como había en los viejos sindicatos clasistas.
La segunda dificultad es que aún no ha desaparecido la tentación de la hegemonía, sobre todo en los militantes que venimos de la deformación
marxista, dicho con toda la
ironía posible. Podemos trabajar sin que haya tentaciones hegemónicas, pero eso
requiere mucha capacidad de
controlar los egos, de
practicar la autocrítica. Creo
que los movimientos de mujeres pueden servirnos de inspiración y a nosotros en
América Latina, además, los de
pueblos originarios. Digamos que estamos en
un período de aprendizajes permanentes.
- Una
reflexión, muy necesaria a hacer:
cómo explicamos el proceso tan avanzado de desmocratización, si no es como al estilo de los años 30, una reacción
defensiva frente al tsunami del
mercado sin control, sin límites y sin
bridas y donde el recipiente de eso que
se denomina “las izquierdas” está
vacío y muy viciado, como para que la
gente deposite su confianza y sus votos.
Desde tu visión y práctica no eurocéntrica, ¿cómo explicas este proceso de des-democratización?
° Creo que el sistema entero está en una
fase de honda decadencia que
se concreta en la hegemonía del capital financiero especulativo. En los territorios y ciudades eso se puede observar en lo que llamamos acumulación
por despojo o desposesión, que tiene en la especulación inmobiliaria urbana, el ladrillo, su mayor expresión en Europa. Porque en otros
continentes, además de
ladrillo, tenemos minería a cielo
abierto, monocultivos y grandes
obras de infraestructura. Aquí habéis tenido la especulación con la construcción de aeropuertos y autopistas
innecesarias.
Entonces, en esta etapa tan especulativa,
los seres humanos son objeto de esa especulación, ya no cuentan como ciudadanos ni como productores, como era en el período de la
industria y el Estado del Bienestar.
Ahora somos un estorbo, un obstáculo para la acumulación de capital. Fíjate qué cambio: antes el obrero era el insumo
principal en la producción, miles
de obreros concentrados en grandes
fábricas y miles de consumidores. Los conflictos los resolvían negociando a
tres bandas: Estado, patrones
y sindicatos.
Creo que la des-democratizaciónes consecuencia del modelo de acumulación vigente, del despojo que sufrimos. Para despojarnos, la principal institución ya no es el trabajo,
como lo era para la extracción de
plusvalía, sino la policía y la justicia. Y ahí tienes cómo los conflictos se
judicializan, se resuelven de la
peor manera y, por si fuera poco,
se niegan derechos, como la salud,
la educación y la vivienda, que
antes los garantizada el Bienestar.
Me parece necesario comprender el
retroceso en las libertades atado
al modelo de acumulación, porque
de lo contrario lo vamos a atribuir
a tal o cual líder de la derecha y eso
es parcial e insuficiente. Hay toda
una generación de jóvenes que no
tienen lugar en este sistema, en trabajos precarios y mal pagados, y para ellos no hay democracia. Por eso digo que vivimos bajo un sistema de
elecciones sin democracia, no
podemos elegir el modelo económico, por ejemplo, ni un sistema de salud con calidad.
- Boaventura
de Sousa Santos sostiene que
existen tres modos de producción
de ignorancia: el primer modo reside
en atribuir el conocimiento a un monopolio verdadero y riguroso, que desprecia
todos los demás. El segundo, consiste
en la producción colectiva de amnesia,
de olvido y, el tercero, en la
producción activa y consciente de ignorancia por vía de la producción masiva de conocimientos de cuya falsedad los productores son plenamente conscientes. La
pregunta (reflexión) que te hacemos, ¿cuánto de esos modos (sino una combinatoria de los mismos) tenemos en
las sociedades actuales y en qué
medida influyen en nuestras intervenciones sociales?
° Me parece que funcionan las tres combinadas. Pero esto también quiero vincularlo al tipo de sociedad que
tenemos. Antes la trasmisión de saberes y de experiencias tenía dos locus: la comunidad o el
territorio donde se vivía, el barrio
o el pueblo, y el lugar de trabajo,
donde se socializaban los más jóvenes aprendiendo el oficio que le transmitían los mayores. Había otras instancias, vinculadas a esas dos, como el espacio público, la plaza, el mercado, el campo de fútbol, y
por otro lado el sindicato o el
partido. O sea, la clase obrera tenía
esos dos modos de construir, controlar y trasmitir saberes. Era un mundo muy patriarcal, ciertamente, pero esa
trasmisión era muy potente
porque funcionaba dentro del
universo obrero. El que no conocía los modos y códigos quedaba por
fuera, como colgado en un limbo.
Los medios de comunicación de masas y el consumismo han destruido esas
formas de relación intergeneracionales e intra-clase. No fue una u otra sino las dos. Los medios han
sustituido la taberna que tanta
importancia le concedieron Hobsbawm
o Thompson como espacios controlados por los obreros donde se socializaban, donde los jóvenes tenían su primera borrachera o se
iniciaban en el sexo. Eran
experiencias subjetivas fuertes
en espacios comunitarios.
Lo que tenemos hoy es la individualización
provocada por el consumo y la saturación de mensajes, con un volumen de información tan elevado que no es posible ni seguirlos
ni abarcarlos ni comprenderlos. La información satura y la mente piensa con ideas, no con información,
que sobra y no dice nada.
- ¿Qué
tendríamos que hacer, o su contrario, qué no deberíamos hacer, para estimular en la sociedad, valores humanistas
como compartir, solidaridad, apoyo mutuo, para que las personas desarrollemos una práctica social que aísle y repruebe comportamientos
egoístas, extractivistas y depredadores?
° No tengo un programa ni una propuesta. Lo que creo necesario hacer es ser coherentes con lo que hacemos porque ese es el principal
mensaje. La gente nos mira y nos
valora, o no, por la coherencia
entre lo que decimos y lo que hacemos. En primer lugar, debemos ser profundamente antipatriarcales, lo que
no es muy claro qué significa
para los varones adultos como
nosotros.
Debemos ser coherentes en no ser consumistas, en respetar el medio ambiente, en relacionarnos de modo no mercantil con la naturaleza y
con los seres humanos. No estoy
pensando en un discurso sino en modos de vida. Hoy todas las clases viven más o menos parecido, unos con más cosas y otras con menos, pero los sueños son similares. Lo que nos diferencia son las marcas y cuánto podemos gastar en tal o cual mercancía. Y
lo que propongo es crear comunidades
de vida austeras, de trabajo
directo con la tierra y con otras
personas, relaciones no mediadas por las tecnologías sino cara a cara. La sencillez es fundamental. El sistema trabaja con nuestros egos y ambiciones desmedidas. Por último hay que pensar en el largo plazo, en lo que heredamos a las generaciones futuras, a nuestros hijos e hijas, a las hijas de amigos y amigas. El consumismo es lo contrario, es
la inmediatez y la inmediatez es capitalismo.
[Publicada originalmente en el periódico
Rojo y Negro # 334, Madrid, mayo
2019. Número completo accesible en http://rojoynegro.info/sites/default/files/rojoynegro%20334%20mayo.pdf.]
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