Sato Díaz
“A los anarquistas les compete la especial misión de ser custodios de la libertad contra los aspirantes al poder y contra la posible tiranía de la mayoría”, así hablaba el teórico italiano, Errico Malatesta. “El estado es un inmenso cementerio al que van a enterrarse todas las manifestaciones de la vida individual”, consideraba Mijail Bakunin, uno de los padres del anarquismo. Cuando en 1868, Giuseppe Fanelli llegó a España para organizar el movimiento obrero y reclutar trabajadores para la Primera Internacional, las ideas anarquistas penetraron en un país en el que tuvieron muy buena acogida, sobre todo entre los obreros del campo andaluz y los industriales de Barcelona. Las divisiones en el movimiento obrero se dieron, como en toda Europa, entre marxistas y anarquistas. Si los primeros fundaron el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en el año 1879, y la Unión General de Trabajadores (UGT), los segundos fundaron la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT), sobre el año 1910. El anarquismo organizado fue ganando adeptos, logrando su mayor logro en la Guerra Civil, cuando en la Revolución de 1936 se llevaron a la práctica algunas de sus ideas más importantes: colectivización de los medios de producción, asamblearismo, solidaridad mutua…
“A los anarquistas les compete la especial misión de ser custodios de la libertad contra los aspirantes al poder y contra la posible tiranía de la mayoría”, así hablaba el teórico italiano, Errico Malatesta. “El estado es un inmenso cementerio al que van a enterrarse todas las manifestaciones de la vida individual”, consideraba Mijail Bakunin, uno de los padres del anarquismo. Cuando en 1868, Giuseppe Fanelli llegó a España para organizar el movimiento obrero y reclutar trabajadores para la Primera Internacional, las ideas anarquistas penetraron en un país en el que tuvieron muy buena acogida, sobre todo entre los obreros del campo andaluz y los industriales de Barcelona. Las divisiones en el movimiento obrero se dieron, como en toda Europa, entre marxistas y anarquistas. Si los primeros fundaron el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en el año 1879, y la Unión General de Trabajadores (UGT), los segundos fundaron la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT), sobre el año 1910. El anarquismo organizado fue ganando adeptos, logrando su mayor logro en la Guerra Civil, cuando en la Revolución de 1936 se llevaron a la práctica algunas de sus ideas más importantes: colectivización de los medios de producción, asamblearismo, solidaridad mutua…
Además de estas, el anarquismo se caracteriza por su heterogeneidad en las ideas y en las prácticas. Los también llamados movimientos libertarios, nunca han dejado de influir en el pensamiento político de este país, incorporando teoría y práctica. La ecología radical, el veganismo, el animalismo, la deconstrucción de los géneros y la teoría queer, las cooperativas de consumo, el posanarquismo, el asamblearismo, federalismo… todas estas son corrientes que hoy se manifiestan en los movimientos sociales y que tuvieron un origen libertario. Por ello, hablar de anarquismo hoy es complejo, pero las prácticas libertarias siguen estando vigentes. Los medios de comunicación, en muchas ocasiones, silencian estas prácticas, relacionando el anarquismo con el terrorismo, como tras las recientes detenciones en la Operación Pandora. Sin embargo, para el historiador Juan Pablo Calero, el anarquismo de este país sigue vivo en la actualidad y “viene de la mano de una juventud que se supone a la inmensa mayoría de los anarquistas pero que, al mismo tiempo, recoge una rica herencia y que ya ha ido forjando su propia experiencia”.
Para Calero esta revitalización del movimiento no sólo se da en España, sino también fuera de ella, incluso de Europa. “El Libertario de Venezuela informaba que en 2014 se publicaban un centenar de cabeceras en América y la Península Ibérica y destacaban el nuevo impulso que la prensa ácrata continental ha tomado. Además de la reciente visita de la AIT al Extremo Oriente, la presencia de grupos anarquistas en la defensa de Kobane y el Kurdistán…”, explica. Este historiador considera que el pensamiento y la práctica anarquista tiene mucho que aportar a la sociedad actual: “Hay una inquietud por superar fronteras, por reducir el peso de tradiciones y religiones, por hacer y decidir por nosotros mismos que tiene mucho de anarquista. El anarquismo ofrece ideas y formas de vida que están siendo ahora redescubiertas”.
Una de las principales corrientes tradicionales ha sido el anarcosindicalismo. En España, la Confederación General de Trabajadores (CGT), que surge de una escisión de la CNT, es el tercer sindicato en número de afiliados. Irene de la Cuerda, secretaria de Acción Social de este sindicato subraya que el anarcosindicalismo hoy “es importantísimo porque es una forma de entender la vida. Somos un sindicato que además de defender la condición de los trabajadores abarca todos los aspectos de la vida, funcionamos de abajo a arriba, sin ejecutivas, de forma asamblearia”. Pedro Serna, secretario general de la CNT, coincide con la valoración de De la Cuerda y añade: “Nosotros no tenemos liberados ni subvenciones, somos un sindicato autogestionado”. Ambos creen que el modelo del sindicato anarquista tiene mucho que decir a la sociedad actual. “El apoyo mutuo y la solidaridad son valores que pretenden enfrentarse a una sociedad en la que el Estado está junto a las grandes multinacionales, contra los derechos de los trabajadores”, valora Serna. Por su parte, hace lo propio Irene de la Cuerda: “Nuestra estructura de sindicato se podría llevar más allá, de abajo a arriba, el pueblo organizado en asambleas de barrios y pueblos, para tomar decisiones de una manera federal, sin representantes, mediante la acción directa”.
No sólo en las ciudades de mayor tamaño el anarcosindicalismo desarrolla su labor. Alfonso Gregorio, quien está afiliado a la CNT en Albacete y está desarrollando un estudio sobre “el anarquismo en la provincia de Albacete desde 1931 a 1939”, relata cómo han “abierto un nuevo local”. “Los afiliados”, relata, hemos pintado y construido el local con nuestras manos”. Pronto se cumplirán dos años de la apertura de este espacio. “En él organizamos charlas de compañeros de otros lugares, para conocer el trabajo que hacen, y jornadas culturales, como charlas, vídeos, conferencias de historia y hasta rutas ciclistas a la Sierra de Alcaraz”, explica. Gregorio cuenta además que desde Albacete apoyan conflictos laborales de compañeros de otros lugares: “De un compañero de Madrid en conflicto contra el Banco Santander y de unos compañeros de la limpieza de un hospital de Polonia que entraron en huelga, les ayudamos económicamente”, entre otros.
Más allá de los sindicatos, el movimiento libertario se organiza en cooperativas de consumo, comunidades rurales, centros autogestionados y ocupados en las ciudades… En Barcelona, ha surgido Procés Embat, un proceso que pretende crear una organización política de militantes. “Tiene como base a toda aquella gente libertaria que pretende impulsar un anarquismo organizado como actor político, pero pretendemos también agrupar a aquel sector de los movimientos sociales que comparten los rasgos libertarios y que en estos momentos puedan buscar un aporte para sobrellevar el acoso de los partidos de izquierda debido a las coyunturas electorales”, explica Miguel Gómez, miembro de la comisión de comunicación del Procés. Para Gómez, el movimiento libertario tiene mucho que aportar hoy en día: “Lleva años aportando los principios que rigen muchos movimientos sociales, que son la apuesta por la autogestión, la toma de decisiones horizontal, la asamblea, el construir las cosas de abajo hacia arriba, el federalismo, el apoyo mutuo y la solidaridad”. A pesar de que es consciente de que la utopía anarquista está lejos, “nos anima el hecho de ver cómo los procesos revolucionarios actuales de Chiapas o del Kurdistán sirio han sido largas luchas de décadas en las que el pueblo se ha ido educando por sí mismo y ha generado su propia manera de construir una sociedad anticapitalista a partir de unos valores sólidos”. Por ello, Procés Embat puede “sentar unas bases que queremos transmitir a las personas con las que nos relacionamos en los espacios de confluencia. Se trata de mantener una visión de conjunto, una voluntad y unos propósitos que construyan un pueblo fuerte”, comenta Gómez.
En Madrid, una corriente crítica de los movimientos sociales profundiza en democracia participativa y en nuevas formas de consumo. Muchos de ellos no se autodenominan abiertamente anarquistas o libertarios, sin embargo sus prácticas tienen mucho que ver con todo esto. Es el caso del Ateneo Nosaltres, en el barrio de Lavapiés. Este sitio funciona como una cooperativa en el que “se comparten espacios y proyectos, es un lugar de trabajo en el que nos gestionamos nosotros mismos los tiempos y no trabajamos para nadie, sino para nosotros mismos”, explican a cuartopoder.es dos de sus miembros. Por ello, participan en red con otros proyectos similares, incluso en la creación de “una moneda alternativa que permita un intercambio de consumo social”. De este modo, se reapropian de los medios de producción para “construir un espacio en base a los principios de igualdad, equidad, transparencia, horizontalidad, apoyo mutuo, cuidados, autonomía y autogestión, donde desarrollar nuestra actividad laboral sin jerarquías, sin jefes”.
También en Lavapiés nos encontramos con el Centro Social Ocupado la Quimera. El Canijo, uno de los participantes en el centro, nos cuenta que “estamos en un proceso de reconstrucción, pensando hacia dónde debemos dirigir el proyecto de puertas para adentro”. En este centro se han celebrado conferencias, conciertos, charlas, jornadas políticas… ““Yo me encargo de la oficina de ocupación, pretendo enseñar a las personas que lo solicitan cómo se puede ocupar una vivienda, permitirles el acceso a una vivienda digna“, explica. El Canijo también participa en Eskalera Karakola, “un centro autogestionado de mujeres y bolleras en el que compartimos el espacio pero participan muchos colectivos”. Es un espacio alquilado, “yo no estoy muy de acuerdo con no ocuparlo, pero tiene otras ventajas, podemos trabajar con colectivos que si fuera un centro ocupado no trabajarían ahí, como con personas migrantes, por el tema de los papeles”, añade.
El Canijo participa en el colectivo PandiTrans, en el que se reflexiona y se generan acciones en favor de las personas trans. Él mismo está viviendo un proceso de transformación hormonal voluntario, al margen de la Sanidad Pública, “porque no quiero ir al psiquiatra durante meses para que me diga si soy o no soy una persona trans”. “Busco reflexionar sobre las corporalidades y las identidades, todo va más allá de un sistema binario hombre-mujer, es crear algo desde el individuo”. Por ello, participa en el documental Yes we Fuck!, que ahora busca financiación para salir adelante. Un proyecto que “no es sólo un documental que quiere abordar la sexualidad en personas con diversidad funcional, sino un proyecto donde la gente participa, dialoga y, sobre todo, cuestiona. Además, el proceso de elaboración está sirviendo para tejer alianzas entre diferentes colectivos que trabajan políticamente cuestiones vinculadas al cuerpo y la sexualidad”. Vemos como el anarquismo y el movimiento libertario cambia y critica a la propia sociedad y sus valores. En construcción, lejos de desaparecer, estos movimientos cuestionan el epicentro mismo de la sociedad actual.
[[Tomado de https://www.cuartopoder.es/espana/2015/01/18/el-anarquismo-actual-critica-al-epicentro-del-sistema.]
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