Eduardo NúñezEspecial desde Maracaibo
En esta sociedad hemos dejado a merced de las
instituciones “nuestras vidas”, lo que comemos, nuestro tiempo de ocio,
nuestros gustos; la totalidad de los procesos que buscan producir, reproducir y
desarrollar la vida no están en nuestras manos. Obviamente los procesos
formativos y de aprendizaje/enseñanza no escapan al dominio de las instituciones. Instituciones
que en el caso de la Universidad Bolivariana
de Venezuela, que se jacta de ser “la casa de los saberes”, tiene como
finalidad ser un aparato de distención y contención social, haciendo que parte
de las capas sociales del país que se encontraban excluidas de la “educación
superior”, tuviesen un lugar donde “formarse”, recibir un título y ser “profesionales”
de y para la “revolución bolivariana “es decir, mano de obra medianamente
calificada, acrítica, solo y únicamente para alimentar al capital.
Es así como hace poco más de ocho años en las afueras de la ciudad de Maracaibo, se
levanta la
Universidad Bolivariana de Venezuela Sede Zulia, en lo que
fueron las instalaciones, durante treinta años, de la universidad privada Rafael Urdaneta
[URU], por gestiones de la alcaldía de la ciudad, gobernada en ese entonces por
Jean Carlos Di Martino [PSUV]. Estas
instalaciones ya habían cumplido su vida útil, por lo que la URU decide construir su nueva
sede en la Vereda
del Lago, que es una zona calificada como bien público. Para ello la autoridad
de ese entonces debió hacer modificaciones en el plano regulador para que dicha
edificación se concretara.
Desde sus comienzos la UBV Sede Zulia, ha
servido a los intereses del Estado-capital, por lo cual siempre han existido
quienes formando parte ella – en condición de asalariados o estudiantes- se han
resistido a estar con el mercado o constituir el ejército
de reserva que necesita la sociedad capitalista para desarrollarse. Dichas
resistencias, no han pasado de peticiones, denuncias y/o propuestas a o en
contra de las autoridades de la sede y su mediocre actividad administrativa. Es
dentro de este ciclo de luchas reivindicativas, que desde hace un mes y siete
días [para la publicación este artículo] un grupo de estudiantes decidió
tomarse la sede para exigir solución a la serie de problemas que afectan a la universidad.
Esta
acción a diferencia de otras que la han precedido, ha tenido en primer lugar un
carácter prolongado en el tiempo- con anterioridad el pasado 10 de mayo se dio
una toma de tres días de la sede-, lo que ha llevado a muchos a develar su
verdadero carácter reaccionario, al decir que se está perdiendo el tiempo, que las
demandas son ciertas pero que deberían verse clases para no perder el semestre.
Al igual que el capital no quiere que perdamos tiempo en decidir que compramos
o vendemos, aquellos que de alguna u otra forma ven peligrar sus salarios y/o privilegios
(certificados) con la toma, quieren que retornemos a clases, para que no tengamos
el tiempo para discutir, compartir, reflexionar e incidir sobre las condiciones
por las cuales estamos en la universidad y bajo qué condiciones subsistimos en
la misma.
En
segundo lugar, se llevaron las demandas a la calle. Durante mucho tiempo quienes
han sido críticos al funcionamiento de la UBV, han preferido ser reservados con las
demandas, para según ellos “no hacerle el juego a la oposición”. El lunes 31 de
octubre se llevo a cabo un corte de ruta en las inmediaciones a las oficinas
del Minci en Maracaibo, lo que implico que medios de comunicación que no
adhieren al gobierno cubrieran y divulgaran lo sucedido. Por otra parte, medios
de comunicación del gobierno o afines a este, optaron por ignorar lo sucedido o
mostrarlo parcialmente.
La tercera diferencia que
veo y que considero que es la más importante, es que se han sumado a la acción gran
parte de los tercerizados que son explotados por medio de la figura de
cooperativas que laboran en la sede. Que las autoridades no han mostrado ningún
empacho a la hora de amedrentar a los asalariados de la universidad negándoles
la entrega de sus “cesta tickets”. Estas dos situaciones demuestran que más
allá que un problema de orden académico o administrativo, este es un conflicto
inherente a la relación capital-trabajo.
La toma nos está dando y
nos dará la posibilidad de enfrentar y desenmascarar la totalidad o al menos
una parte del entramado de relaciones de poder que se han construido sobre y a
través de esta institución y que desde hace
ocho años ven a esta universidad como un gran negocio.
Para terminar, Parafraseando a Rafael Barret que decía “deseáis mi vida para salvar no la patria, que habéis inventado, sino vuestra propiedad”, Nosotros podemos decir que sabemos que los lumpenburgueses y la socialdemocracia desean nuestro retorno a clases no para salvar la universidad, que habéis inventado, sino vuestra propiedad.
Para mayor información de
lo sucedido en la
Universidad Bolivariana de Venezuela Sede Zulia, visitar los
siguientes link:
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