Por: José Caballero
La política es el arte del engaño. Tengamos
cuidado…
“Una cosa es predicar y otra dar trigo”. Es
una frase muy recurrida que resume la doble intencionalidad y la demagogia de
quienes se dedican a prometer algo, que incluso supera sus posibilidades
personales, muy habitual en la clase política, no solo parlamentaria. El
confuso discurso radical de la “izquierda” mezcla propuestas revolucionarias,
realmente inviables en el modelo politico actual.Pero no importa esta forma de
engaño, se logran votos. Confundir, a estas alturas de “practica democrática”
parlamentaria, el hecho de votar con una acción de rebeldía es además una
estupidez impresentable. O arengar “a las masas” como bolcheviques
prosoviéticos con referencias a las reivindicaciones desesperadas y justas de
los ciudadanos sin más opciones que perpetuar el actual modelo para cambiar a
los” representantes electos”. Ya es de aprovechado y manipulador de los
sentimientos del pueblo.
¿Vamos a ser serios? Pues tengamos mucho
cuidado en que todo este movimiento ciudadano que sí quiere un cambio real del
modelo social y económico no se vea arrastrado hacia una especie de “comité
electoral” que haga la campaña a los partidos marginales de la izquierda
parlamentaria del sistema y colaboracionista durante la transición
“democrática” hasta nuestros dias en la creación de este “modelo” que ahora
tanto aborrecen. El movimiento social, que ya es patrimonio del pueblo en su
democracia directa, lo está diciendo muy claro. Todas estas injusticas deben
acabar. Ya hemos tenido mas de 30 años de experimentación tras la nefasta
dictadura, y el control de las oligarquias politicas y financieras sobre la
sociedad resulta asfixiante. Esto es un problema de superviviencia. Una
necesidad como alimentarse. Ya no hay
tiempo para “mejorar” lo que no nos guste. O construimos el edificio de nuevo,
o vloverá en el tiempo a resquebrajarse sobre nuestras cabezas.
Este “discurso” de la izquierda politica, a
veces recurrente con propuestas revolucionarias e innovadoras, a veces es
insultante para la ciudadania, porque no piensa cumplir. Y por supuesto para
quienes siempre hemos defendido que este modelo con que se doto la sociedad
tras el franquismo no era honestamente defendible por la perpetuación de
privilegios heredados y la continuación del sistema capitalista como ente
dominante en las relaciones productivas y de trabajo. Sin olvidar la influencia
negativa que moralmente ejerce sobre la humanidad y sus industrias sin control
sobre nuestro planeta. De todos. Porque como el aire, los recursos de la tierra
pertenencen a sus pobladores y no unos cuantos ricachones que los explotan,
productos y personas, con el apoyo de ejercitos y mercenarios.
Siempre el anarquismo ha combatido, tanto
la raiz de estas flagantes injusticias, como el modelo politico, que integra a
todos cinicamente, falsamente y equivocadamente. Entendemos que no todos
quienes aspiran al poder politico sean unos desalmados. Pero si les
cuestionamos que esa vía está fracasada. Y se demuestra por días. Por cada
guerra para usurpar recursos de otros pueblos. Por cada familia sin futuro. En
cada cierre arbitrario de industria. En los campesinos que no tienen trabajo y
no pueden acceder a la tierra porque es “propiedad” de otros. En la explotación
del hombre por el hombre. En tantas y tanta barbarie como vemos en esta
civilización de homicidas.
Imposible exponer tantas alternativas
serias, humanas y viables al margen del sistema actual. Pero se van a escribir
en este medio. Saben los estudiosos, y los historiadores, y filósofos y ciudadanos
de bién, altruistas y luchadores, que sí es posible otro mundo, otra sociedad y
otro modelo económico donde cabemos todos con suficiencia y sin
discriminaciones de ningún tipo. No es cierto que tengamos que vivir así. O que
la democracia capitalista sea el sistema más adecuado. Como no lo son las
dictaduras de ningún signo. No son necesarios los pliticos ni esta parfernalia
de personajes que “se preocupan” de nosotros como si fuesemos niños o
estúpidos. La emancipación social es sacudirnos de esta tutela interesada y
asfixiante. Pueden funcionar los servicios públicos sin politicos de carrera.
Y
las industrias sotenibles sin capitalistas que se lleven todo el beneficios. Y
dotarnos de formas de convivencia solidarias que sí representen a los ciudanos.
Y organizarnos socialmente desde los centros de trabajo, y los barrios o las
ciudades.
Hay que decirlo muy alto. No son
imprescindibles. Nadie en la periferia del poder que se benefice y se nutra o
se valga de éste para propio beneficio. Sólo es necesario el trabajo y los
trabajadores. Es la tierra quien nos alimenta. No es la bolsa, ni ningún
partido o institución. Ellos nos necesitan porque viven de nosotros. Nosotros
no los necesitamos porque vivimos de nuestro trabajo. Y queremos que el
producto de nuestro esfuerzo sea para nosotros y los sectores sociales más
desprotegidos. Basta al expolio y el robo institucionalizado. Todo cuanto poese
la banca, las grandes empresas y ricachones. Todo cuanto posee el Estado lo ha
robado al pueblo.
Es
mentira. Este sistema carece de valores y de humanidad. Sólo nos tapan la boca
y ponen parches no soluciones duraderas. Y ya han tocado techo. Sólo ha durado
200 años. Civilizaciones “salvajes y atrasadas” han dejado su huella durante
miles. ¿Que legado cultural, social o humano van a dejar para la historia?
Y el día que te llamen para que ellos,
todos, sigan con sus privilegios. Ve y les vota y remacha tus cadenas.
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