Rene Berthier
* Los párrafos que siguen son el texto de la Introducción y las Conclusiones del ensayo del mismo título que –en su versión original completa en francés- está disponible en http://monde-nouveau.net/IMG/pdf/essai_12-04-2020.pdf. El texto ha sido traducido por la Redacción de El Libertario.
Es difícil definir qué es el anarquismo, ya que, menos aún que para el marxismo, no hay sello de "Appellation d'Origine Contrôlée". Por tanto, todo el mundo puede dar su propia definición, y así se ha hecho. Precisamente, pretendo reivindicar por mí mismo este privilegio y brindar al lector una interpretación que se ha ido construyendo a lo largo de más de cuarenta años de actividad militante como anarcosindicalista y tantos años de reflexiones colectivas y lecturas personales.
El movimiento anarquista nació a mediados del siglo XIX del encuentro de dos factores: la tendencia inmemorial de la humanidad a luchar contra la opresión política y la explotación económica en conjunción con la revolución industrial y la formación del movimiento obrero moderno.
Los tiempos son entonces particularmente oscuros.
De 1840 a 1850, la población trabajadora en Francia pasó, tras una revolución
popular sangrienta, de un régimen de reacción monárquica a la reacción imperial
de Napoleón III. La revolución industrial desarrolló la maquinaria a gran
escala, junto a la arbitrariedad patronal ilimitada y la miseria más terrible.
La servidumbre en Rusia y la esclavitud negra en Estados Unidos no han sido
abolidas. Las únicas alternativas que se ofrecen entonces al proletariado son
las doctrinas sociales conformistas de la Iglesia y un socialismo de Estado
doctrinario y utópico.
Cuando Proudhon describió, en 1846, en términos que
hoy pueden parecer melodramáticos, la miseria de la gente en su Sistema de
Contradicciones Económicas, esta no es una fórmula estilística. Cuando
publicó el Libro I de El capital, Karl Marx explicará que la supresión
del trabajo infantil no fue motivada por la compasión de la burguesía; es la
consecuencia de los informes de los inspectores de fábrica que encontraron que
los proletarios morían antes de llegar a la edad fértil y que la clase
trabajadora eventualmente desaparecería.
La actividad política en Europa está dominada por
movimientos de liberación nacional. En 1848, la unificación de Alemania, de Italia,
la independencia nacional de los países dominados por el Imperio Austriaco
estaban en la agenda. En 1848 también Estados Unidos anexó buena parte del
territorio de México. En 1863-1864 se rebeló la parte de Polonia ocupada por
Rusia. Una terrible guerra civil devastó a los Estados Unidos en 1864-1865.
En pocos países la burguesía ha obtenido las
riendas del control estatal. Pero al mismo tiempo, hay un aumento considerable
de la clase trabajadora desde mediados de siglo. La producción pierde
gradualmente su carácter artesanal con el desarrollo del capitalismo a gran
escala. Este desarrollo, sin embargo, sigue siendo desigual: alrededor de 1860,
Inglaterra, Bélgica, Francia, Suiza alcanzaron una etapa bastante avanzada
mientras que otros países, como Italia, España, Rusia y Polonia permanecieron
esencialmente agrarios.
El anarquismo, como doctrina política moderna, se
desarrollará a partir de dos fuentes que se enriquecerán mutuamente: la crítica
del comunismo doctrinario y utópico francés realizada por Proudhon, unida a la crítica
de Bakunin a la filosofía alemana. Pero es sobre todo a través de la
experiencia práctica de la lucha social y de la solidaridad de clases dentro de
la Asociación Internacional de Trabajadores que el movimiento socialista
colectivista o revolucionario (que luego se llamará "anarquista")
aparecerá como movimiento de masas organizado.
* * * * *
Este ensayo sobre los fundamentos teóricos del
anarquismo no pretende ser exhaustivo. Solo aborda el pensamiento de cuatro
autores, Stirner, Proudhon, Bakunin, Kropotkin, y muy marginalmente el de
Malatesta, ¡y esto es desafiar la calidad de anarquista en uno de ellos! La
intención de este trabajo es brindar algunos elementos básicos para entender
una corriente política de la que se suele decir que sus fundamentos doctrinales
son superficiales e inconsistentes. Si podemos cambiar un poco la forma de
pensar, habremos logrado en gran medida lo que nos propusimos.
Hemos visto cómo los principales teóricos del
"anarquismo" eran conscientes de la necesidad de reflexionar sobre el
método de la ciencia como condición para la constitución de un movimiento
revolucionario, lo que contrasta singularmente con la imagen que el marxismo
intenta imponer. La ciencia es la adquisición de conocimientos. En realidad, es
menos un cuerpo de conocimiento que un sistema de hipótesis, conjeturas y
anticipaciones que solo resisten mientras no sean desafiadas por otras
hipótesis, conjeturas y anticipaciones. Las ciencias no pueden llegar a la
verdad, se contentan con eliminar errores. Si la "anarquía" es una
"ciencia", no es una excepción a este proceso.
A menudo, en el curso de este trabajo, parecía que el pensamiento anarquista estaba determinado en relación con el marxismo (o viceversa). Esto se debe a que, originalmente, esta obra se tituló: ¿Anarquismo y marxismo, primos cercanos o hermanos enemigos? Es que el marxismo y el anarquismo se desarrollaron por separado, por supuesto, pero conjuntamente a partir de preocupaciones idénticas y formulando conclusiones diferentes. Esto de ninguna manera disminuye sus oposiciones, por supuesto, pero la negativa a considerar su génesis desde condiciones idénticas nos impide percibir los puntos en los que se encuentran y, por otro lado, no nos permite captar sus diferencias en su verdadero alcance y perspectiva. Tal aprehensión de los puntos de convergencia lleva a muchos anarquistas a un rechazo del marxismo que ya no es una cuestión de conocimiento o razón, sino de una actitud religiosa y mística. Además, tal aprehensión de las oposiciones lleva a intentar síntesis eclécticas y perfectamente inútiles del tipo del “marxismo libertario”. Así, el marxismo y el anarquismo no son dos corrientes que se desarrollaron en dos compartimentos impermeables; interactuaron e interactúan entre sí, formulan las mismas preguntas y a menudo encuentran respuestas diferentes. Estas respuestas chocan en la acción.
Contrariamente a la idea que habitualmente se
transmite en el movimiento libertario, golpeado por una especie de
"complejo de inferioridad teórico" frente al marxismo y convencido de
que debe integrar ciertas partes de la doctrina marxista para ser
"operacional" (justificando el intentos de fundar un "marxismo
libertario"), el anarquismo ha contribuido más al marxismo que a la
inversa. Si los marxistas naturalmente no están dispuestos a reconocer el
hecho, tampoco lo están los anarquistas mismos.
El anarquismo se opone al comunismo, en el sentido
de la palabra en la época de Proudhon, en la medida en que este último defiende
la comunidad de bienes. También se rechaza la propiedad privada, que se denomina
"robo". A esto, se opone la asociación. Estas posiciones, ubicadas en
un contexto moderno, plantean la oposición entre estatalización y socialización.
La noción de colectivización de los medios de producción de los
anarcosindicalistas se contrapone a la de estatalización de los marxistas en el
sentido de que son los productores asociados y federados los que se organizan
para asegurar el funcionamiento de la economía. (¿Es necesario aclarar que el
anarquismo no niega la legitimidad de la propiedad de los bienes individuales y
que su pensamiento se aplica a los medios de producción?)
El anarquismo se opone tanto al centralismo como a
la autonomía absoluta; en cambio, defiende el federalismo. Este principio se
aplica a la organización general de la sociedad, así como a las formas de
organización menos globales (asociativa, política, sindical).
El anarquismo no se opone metafísicamente a
ninguna forma de autoridad: libertad y autoridad son una pareja cuyo equilibrio
debe encontrarse. Por tanto, es necesario definir las modalidades que permitan
este equilibrio. Paradójicamente (y, nuevamente, contrariamente a la creencia
popular), los anarquistas suelen ser fanáticos de las organizaciones. Definir
arreglos organizativos precisos es la mejor manera de evitar abusos
autoritarios. Por lo tanto, cualquier organización debe proporcionar
procedimientos para controlar los mandatos. Asimismo, es necesario prever una
cláusula de rotación de mandatos que impida que un funcionario electo
permanezca indefinidamente en su cargo.
En cuanto a la crítica económica del capitalismo,
existe una convergencia entre anarquismo y marxismo que pocos autores señalan.
Convergencia en el lento proceso de gestación de esta crítica, de la que el
libro de Proudhon es un momento decisivo. Después de rechazar el Sistema de
contradicciones económicas, Marx buscará a tientas durante quince años la
forma correcta de exponer los mecanismos del sistema, antes de volver al método
que había iniciado Proudhon: el método inductivo-deductivo. La correspondencia
de Marx muestra claramente las vacilaciones, los momentos de desánimo que
marcaron su investigación.
La doctrina anarquista se basa en los siguientes
principios, desarrollados en particular por Proudhon:
1) Las contradicciones sociales son consecuencia del régimen de propiedad privada de los medios de producción;
2) El capitalismo, al monopolizar los medios de producción, condena al proletariado al trabajo asalariado;
3) La plusvalía (o "ganancia inesperada", en el vocabulario de Proudhon) define lo que se llama robo capitalista;
4) El trabajo es el único creador de valor, por lo que las ganancias son parte del trabajo en sí;
5) La ganancia es parte del trabajo no remunerado y apropiado por el capitalista;
6) El fin de la explotación requiere la destrucción del capitalismo;
7) El Estado es la organización de defensa de los intereses del capital;
8) El régimen capitalista crea contradicciones que se manifiestan en una lucha permanente entre la clase dominante y la clase dominada.
9) La creación de una sociedad emancipada sólo puede resultar de hacerse cargo de las decisiones económicas y políticas, sobre una base federalista.
10) Por "proletariado" se entiende la siguiente definición de Pierre Besnard: "... el trabajador de la industria o de la tierra, el artesano de la ciudad o los campos que trabaja o no con su familia , el empleado, el funcionario, el capataz, el técnico, el profesor, el científico, el escritor, el artista, que viven exclusivamente del producto de su trabajo."
Esto significa que la inmensa
mayoría de la población puede sentirse interpretada por el proyecto libertario.
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