Opinión - Ni Dios, ni Darwin. La biología evolutiva evoluciona

 

Thierry Lodé
 
* Tras muchos años en los que se creía que estaba congelada, la biología evolucionista todavía está evolucionando. Porque poco a poco se descubre que la vida ha aparecido y se organiza como una comuna libertaria.

Dios desaparece de la biología

Repasemos la historia. Lamarck fue el primero, entre 1799 y 1809, en formular la tesis de la evolución biológica. Todas las especies provienen de la naturaleza y cambian con el tiempo. Este cambio es una respuesta a las circunstancias y la acción de la comunidad sería preponderante. Pero es la reproducción la clave: "Todo lo que la naturaleza ha hecho perder o adquirir por influencia de las circunstancias (...) lo conserva por generación para los nuevos individuos que de ella provienen, siempre que los cambios adquiridos son comunes a ambos sexos”. Hay un proceso de complejización, ligado a la física de los seres vivos. La evolución, sin embargo, no obedece ni a una voluntad superior ni a un proyecto de la naturaleza. Descubre que las aves descienden de los reptiles y también esboza un escenario de la evolución humana a partir de un simio primitivo. Pero Buffon ya se había atrevido previamente a colocar a los humanos entre los primates. Geoffroy Saint-Hilaire se regocija en 1835 “de donde pueden descender los cocodrilos de la actualidad, por una sucesión ininterrumpida, de especies antediluvianas, encontradas hoy en estado fósil” Ante este golpe de genialidad, Lyell escribió a Darwin en 1848, “Con Lamarck, la evolución es el resultado de una ley y no de una intervención milagrosa”. Dios podría desaparecer de la biología.

Si bien los evolucionistas franceses siguen siendo vilipendiados por el monárquico Cuvier, la evolución está ganando terreno, aunque a menudo la tratan los funcionarios como desagradable avatar de la Revolución Francesa.

Darwin se convirtió en evolución en 1848. Aporta una teoría que espera sea decisiva, es la selección natural, escrita en 1859. La evolución es inevitablemente ventajosa: la selección es un filtro ciego que clasifica a los individuos en la lucha por la vida según sus variaciones inherentes. Darwin luego hizo de la competencia el motor de esta clasificación, el motor de la evolución biológica.

No es nueva. La rivalidad económica no es nada nuevo en el triunfante capitalismo victoriano. "Es curioso", escribió Marx en 1862, "ver cómo Darwin encuentra en los animales y planta su sociedad inglesa con la división del trabajo, la competencia, la apertura de nuevos mercados ... y la" lucha por la vida "de Thomas Malthus ”. Obviamente, en la naturaleza, todos los sobrevivientes tienen habilidades que los hicieron sobrevivir. El texto será criticado por esta curiosa tautología que, impregnando todo el darwinismo, lo hace prácticamente indiscutible. Sin embargo, la medida de la selección natural sigue siendo la adaptación, es decir, la supervivencia de los individuos y su reproducción diferencial. Esta teoría histórica sigue siendo aceptada hoy como la teoría fundacional de la biología evolutiva por la comunidad científica.

Darwin, darwinista social

Pero Darwin va aún más lejos. En 1871, decidió aplicar su selección natural a la especie humana y a las sociedades en su libro _The Descent of Man_. Tomando prestada de Spencer la concepción eugenésica de la supervivencia del más apto, juzga que los seres humanos son el resultado de un proceso muy largo de selección natural. Afirma que la civilización impide el desarrollo adecuado de la selección natural y escribe: "Es principalmente a través de su poder que las razas civilizadas se extendieron ... para tomar el lugar de las razas inferiores. O "Nosotros, los hombres civilizados, por el contrario, estamos haciendo todo lo posible para detener el proceso de eliminación; construimos asilos para necios, lisiados y enfermos; instituimos leyes sobre los pobres… /… Así, los miembros débiles de las sociedades civilizadas propagan su naturaleza y, por tanto, debemos soportar sin quejas los efectos indudablemente malos que generan los débiles que sobreviven y propagan su especie [nota] ”. Sin embargo, estas imprudencias literarias están moderadas por adiciones menos incisivas, que reducen la utilidad de las medidas selectivas en nuestras sociedades humanas.

Ciertamente, Darwin no es responsable de los horrores eugenésicos, pero estas palabras validan naturalmente el darwinismo social que su primo Francis Galton establecerá al fundar la eugenesia en 1883. Galton dedicará su ardor a la defensa del darwinismo. Los socialistas no han encontrado nada en el darwinismo que sustente sus críticas al oscurantismo, pero, no nos engañemos, es la idea de evolución autónoma y material y la de de un humano liberado del simio primitivo que desprecian los creacionistas. Los reaccionarios se apoderaron del darwinismo para justificar la explotación capitalista y el colonialismo. Sin embargo, a partir de 1880, el anarquista Émile Gautier intentó contrarrestar la ideología darwiniana con brío. Porque es en nombre de la "naturaleza" que la histeria de racistas, sexistas, nacionalistas y fanáticos es amarga. También se encuentra que Darwin es bastante sexista, describiendo a las mujeres como inferiores a los hombres. Posteriormente, el historiador André Pichot observará: “Darwin razona ante todo desde la perspectiva del darwinismo social. Y es este darwinismo social el que logró el éxito del darwinismo biológico de la selección natural ".

En cualquier caso, las tendencias eugenésicas de Darwin no son cuestionables. Hoy, finalmente, todavía presente en las escuelas, en las empresas, en el mundo comercial, el darwinismo social es para el darwinismo biológico lo que el estalinismo para el leninismo, una aplicación fría y metódica.

[Artículo originalmente en francés en https://www.monde-libertaire.fr/?article=Ni_Dieu_Ni_Darwin_lecologie_evolutive_-1. Traducido por la Redacción de El Libertario.]