"Mary"
* Mary vivió 31 días encerrada en el hospital intermedio de campaña instalado en el Poliedro de Caracas. Durante ese mes, El Pitazo registró su experiencia a través de mensajes enviados vía WhatsApp. La historia de Mary muestra nuevamente la crisis sanitaria que existe en Venezuela, mientras deja en evidencia las contradicciones del discurso oficial sobre el manejo de la pandemia.
Mary, nombre utilizado para proteger la identidad del informante, es una de las 30 millones de personas contagiadas en todo el mundo, hasta el 18 de septiembre, por el virus que nació en China. También es una de los miles de venezolanos víctimas de las ineficaces políticas del Gobierno implementadas para el manejo de la pandemia de COVID-19. Estuvo aislada en el Poliedro de Caracas desde mediados de agosto hasta la mitad de septiembre, justo 31 días. El Poliedro, un recinto construido para la celebración de grandes espectáculos y eventos deportivos hace más de cuatro décadas, funciona desde el 31 de julio como hospital intermedio de campaña para atender a pacientes con COVID-19.
La experiencia de Mary deja en evidencia, una vez más, la crisis sanitaria que se vive en Venezuela y revela cómo las declaraciones de voceros oficiales no se corresponden con la realidad de la pandemia en el país. Los mensajes que Mary envió a El Pitazo vía WhatsApp, durante los 31 días que estuvo aislada, dan cuenta de la carencia de personal médico para atender a pacientes con coronavirus; de la falta de medicamentos y recursos; del retraso en la entrega de resultados de las pruebas PCR; del incumplimiento de los protocolos sanitarios y de cómo el día a día en ese lugar se muestra la ineficacia de otra medida tomada por el chavismo para enfrentar las consecuencias de la pandemia.
En cuatro memorias, se resumen aquí las expresiones de Mary sobre sus vivencias en el Poliedro, mientras padeció COVID-19.
MEMORIA 1 - Cómo es un día en el Poliedro
“El día en el Poliedro depende de si llueve o no, generalmente llueve en la tarde o en la noche. Si está lloviendo hay que mantenerse en las carpas, se quiera o no. Si llueve o está por llover traen la cena como a las cinco o antes.
A las cinco de la mañana empiezan las personas inconscientes a hablar fuerte fuera de las carpas y se dificulta seguir durmiendo. Yo me levanto de seis a seis y media. Voy al baño, etc… El desayuno llega aproximadamente a las siete, algunas veces antes, las arepas son invariablemente de harina amarilla, durísimas porque las hacen la noche antes. Después del desayuno no hay mucho más que hacer. Yo tomo sol, camino con una señora un par de vueltas largas y luego me pongo a leer.
Hay una carpa arriba, casi llegando al extremo opuesto de las carpas médicas, donde los médicos pasan consulta desde las 10 en adelante. La gente va, hace su cola. Van a buscar la dosis diaria de loratadina, omeprazol; a que los médicos revisen si salieron los resultados por internet del PCR; a que les lean los RX y manden tratamiento. Si tienen los medicamentos los dan, si no los mandan a comprar al paciente. Los que aparecen negativos los dan de alta al día siguiente a las dos de la tarde, les revisan el equipaje y los acompañan a la puerta.
l almuerzo llega a las 12:00 m. Yo como y me baño, cada quien se baña a la hora que quiera, hasta las 9:00 de la noche. A veces, el almuerzo llega a las 2:00 pm y la cena a las 8:00 pm. Depende del tráfico, me han dicho que los almuerzos los hacen en un lugar, las cenas en otro y el desayuno supuestamente en el hotel Alba.
Después vuelvo a leer, entre las 2:00 pm y 3:00 pm se van en fila india los de alta, no queda más que hacer hasta la cena. A las 9:00 pm mandan a entrar y a cerrar las carpas, siempre hay los que se quedan por ahí rezagados y no dejan dormir.
Y bueno, aquí se ve cada cosa. Gente teniendo sexo en las carpas, duchas o baños. Personas emparejándose con soldados o milicianos, en fin, la locura”.
MEMORIA 2 - Diagnosticada con COVID-19
Un miércoles en la mañana –de agosto– me hice la prueba rápida porque tenía síntomas. Dos días con fiebre y varios días con diarrea, pero lo que me obligó a ir a hacerme la prueba fue que empecé a tener dificultad respiratoria y tos seca, la tensión me subió excesivamente. Actualmente –al tercer día en el Poliedro– no tengo ningún síntoma y se me controló la tensión.
Llegué –al Poliedro– el jueves en la tarde, pasé una noche en el CDI donde me hicieron la prueba rápida, me trajeron con dos personas más sentados en una ambulancia.
Me dieron solo un par de pastillas para la tensión cuando estaba altísima para regularla. Un médico debajo cuerdas me dio las pastillas para un mes.
En la entrada, al llegar, realizan un chequeo básico antes de asignar las camas. Tuve la bendición de que el viernes en la noche me hicieran el PCR porque hay personas que llevan tiempo aquí y no le han hecho la prueba, los médicos tratan de pasar al menos una vez al día por las carpas, pero no he recibido ningún tratamiento de COVID-19.
Había más personas en el CDI. Llegamos seis en dos ambulancias y ya se habían llevado a 10 personas la noche anterior. Una vez que das positivo no te dejan salir más”.
MEMORIA 3 - En el Poliedro hay más que asintomáticos
“Cuando llegué había un señor con oxígeno de mascarilla y una señora con oxígeno intravenosa. Estaban ahí, en la carpa abierta, a la vista de todos los que chequeaban en el lugar.
Hay gente enferma con personas sin síntomas, no se separaron. Hay hasta carpas mixtas; gracias a Dios me tocó una solo de mujeres. Había personas con síntomas y otras sin síntomas juntas. Algunos porque son parejas, pero otras porque son familia, según.
No tienen un área de terapia –intensiva– como tal, corren a atender a los graves y si ven que no pueden hacer nada, los trasladan. Sé de casos que en la madrugada ponen a correr a los médicos para conseguir oxígeno o trasladarlos a hospitales por los problemas respiratorios, muchos con neumonía”.
La narración de Mary contradice la afirmación del director de este hospital de campaña, Antonio “El Potro” Álvarez, cuando enfermó de COVID-19. Vía Tuit aseguró: “Estoy recluido en el hospital de Fuerte Tiuna con síntomas fuertes. En el Poliedro solo tenemos asintomáticos y por eso no estoy allá”.
Del mismo modo desmiente las declaraciones del gobernante Nicolás Maduro y Delcy Rodríguez, vicepresidenta de la República, que informaron que en el Poliedro solo atenderían a pacientes asintomáticos y con síntomas leves, el día que inauguraron estas instalaciones.
La transformación de el Poliedro en un hospital de campaña es una de las 355 medidas anunciadas por el Ejecutivo para combatir el COVID-19 hasta el 16 de septiembre.
MEMORIA 4 - Con neumonía y tratamiento incompleto
“Tengo neumonía. Aquí me ayudaron las mismas pacientes a completar el tratamiento de Azitromicina. Digo que por eso me salió positivo el PCR, aún no estaba curada la neumonía, por eso el PCR fue inconcluso, tendré que esperar al fin de semana para que me repitan la prueba.
Me siento bien físicamente, pero esta espera es muy difícil, más cuando carezco de quién pueda traerme cosas que necesito, si no fuera por la buena voluntad de mis compañeros de carpa, muchas veces habría pasado literalmente hambre. Esta mañana trajeron unas muy pequeñas arepas frías y duras con huevo frío, como de nevera. La cena también fue deficiente por decirlo de algún modo.
Se agradece el esfuerzo, pero es muy difícil. Anoche murió alguien en la cúpula y trajeron a un señor muy mal y murió al llegar, aunque intentaron salvarlo. Esto es traumático. Anoche fue duro con la lluvia, el frío y el agua corriendo libre por todo el piso de la carpa.
o ya hice tratamiento, sigo solo con las pastillas de la tensión, vitamina C y aspirina. Aquí no hay antibióticos de ningún tipo, cada quien debe procurarse sus antibióticos si se los recetan. Los médicos atienden y resuelven como pueden. Toman la tensión, la glicemia, atienden emergencias.
La verdad es que aquí trabajan con uñas y dientes, recuerda que una cosa dicen los políticos y otra es la realidad. Esta gente, médicos, milicianos, Somos Venezuela, soldados, con sus excepciones, están haciendo un gran esfuerzo para aligerarnos la carga. Pero al César lo que es del César».
“Sigo a la espera”, escribió Mary a las 11:47 am del día 31 aislada en el Poliedro. Ya tenía ocho días esperando el resultado de la segunda prueba PCR para que le dieran el alta.
Ocho horas después llegó otro mensaje: “Se acabó, ya estoy en casa”.
[Tomado de https://elpitazo.net/cronicas/memorias-de-una-paciente-con-covid-19-aislada-en-el-poliedro-de-caracas.]
Es magnífico hacer este tipo de publicaciones para el conocimiento público, es la pura realidad que se vive en el país.
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