Mara Echeverría (Reporte Indigo, México)
[Nota previa de El Libertario: Reproducimos este trabajo periódistico pese al cuidado que se debe tener respecto al enfoque tendencioso que los "main stream media" suelen suelen asumir al hablar de las expresiones del movimiento anarquista, pues en este caso nos ha parecido información de interés, en especial para la gente que tiene poca o ninguna noticia previa acerca del tema.]
* El presidente Donald Trump quiere catalogar de terrorismo las acciones del movimiento antifascista Antifa como una maniobra para avanzar en la carrera hacia la reelección y para complacer a los supremacistas, que son su base de votantes.
[Nota previa de El Libertario: Reproducimos este trabajo periódistico pese al cuidado que se debe tener respecto al enfoque tendencioso que los "main stream media" suelen suelen asumir al hablar de las expresiones del movimiento anarquista, pues en este caso nos ha parecido información de interés, en especial para la gente que tiene poca o ninguna noticia previa acerca del tema.]
* El presidente Donald Trump quiere catalogar de terrorismo las acciones del movimiento antifascista Antifa como una maniobra para avanzar en la carrera hacia la reelección y para complacer a los supremacistas, que son su base de votantes.
El grupo de izquierda extrema Antifa está en la mira de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, quien amagó con catalogar como terroristas a estos activistas después de los disturbios que se registraron durante las protestas antirracistas por la muerte del afroamericano George Floyd. Estos activistas son anarquistas, anticapitalistas y socialistas. Durante las manifestaciones confrontan a grupos que consideran oponentes, como los supremacistas blancos que son la base dura de los seguidores del presidente Trump. Sus métodos de protesta consideran la violencia física y daños a la propiedad privada.
Los señalamientos del mandatario estadounidense se dieron tras la jornada de protestas que se extendió por 40 estados de la nación norteamericana después de que Floyd falleciera por asfixia mientras estaba bajo custodia policiaca, el 25 de mayo. Las manifestaciones llegaron a las inmediaciones de la Casa Blanca, en Washington, en donde la violencia escaló a tal grado que el presidente Trump tuvo que resguardarse en un búnker junto con su familia, hecho que para algunos de los opositores al republicano fue considerado como una señal de debilidad.
Donald Trump culpó a los anarquistas de Antifa de alentar los disturbios durante las protestas. Incluso aseguró que un hombre de 75 años que fue agredido por policías durante una movilización en Buffalo, en el estado de Nueva York, formaba parte del grupo de extrema izquierda. El presidente informó en su cuenta en la red social Twitter que catalogaría a Antifa como una organización terrorista, aunque esto tiene pocas probabilidades de ocurrir dado que el país no cuenta con una ley de terrorismo interno y porque el grupo no tiene un líder, sede, estructura definida o funciones determinadas para sus miembros.
Sin embargo, esta declaración tiene una treta política detrás, pues más que una amenaza para el grupo considerado radical, es un mensaje para los supremacistas blancos, la base de votantes que llevó al empresario neoyorquino a ganar la elección presidencial de 2016. “No hay en Estados Unidos una ley terrorista y no le pueden dar a Antifa una clasificación en un grupo, en este caso son especulaciones a título personal del mandatario. Ahora que está en campaña puede tomarlo como un estandarte para sumar más adeptos y ganar votos”, considera Norma Soto, internacionalista y docente de la Universidad La Salle.
Qué es Antifa
Antifa es un movimiento internacional de activistas que no tiene líderes, sino que se organiza de forma local. Algunos grupos se identifican más con filosofías como el marxismo, mientras que la mayoría son de corte más anarquista o antiautoritario.
En Estados Unidos, desde la aparición del antifascismo moderno bajo el nombre de Acción Antirracista (ARA) a finales de la década de 1980, la mayoría han sido anarquistas o antiautoritarios. Algunos antifascistas se centran en impedir los intentos de organización de grupos oponentes, mientras que otros dan prioridad a la construcción del poder popular en sus comunidades.
En Capitán Swing, libro considerado como un manual Antifa, escrito por el historiador Mark Bray, el movimiento se define como “una propuesta política no liberal, social revolucionaria, que se usa para combatir a la extrema derecha y no sólo a los fascistas”.
“Los antifacistas no están de acuerdo con pedir al Estado que prohíba las formas radicales de política debido a sus propios planteamientos revolucionarios y antiestatistas y porque este tipo de prohibiciones se usan a menudo más contra la izquierda que contra la derecha”, escribe Bray, quien es uno de los activistas del movimiento Occupy Wall Street, que tuvo gran fuerza durante 2011.
El movimiento Antifa también tiene bases en los grupos que nacieron en Alemania para enfrentar a los nazis, por lo que suele ubicarse como una resistencia frente a todas las vertientes del supremacismo blanco, que en la nación norteamericana ha visto un resurgimiento desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca. En los últimos cuatro años, estos activistas de extrema izquierda han estado bajo los reflectores por sus participaciones en manifestaciones contra la violencia y la discriminación en Estados Unidos. Una de sus apariciones más comentadas por los medios fue durante la marcha llamada “Unite the Right”, organizada por grupos neonazis en Charlottesville, Virginia, en 2017.
El uso de la violencia con fines políticos por parte de este grupo se ha ido incrementado. Por otro lado, eso también ha ocurrido con los crímenes de odio en Estados Unidos, que crecieron 116 por ciento entre 2016 y 2018, de acuerdo con datos de la consultora alemana Statista.
No obstante, para Norma Soto este no es un movimiento aislado, sino que se ha generado a nivel internacional y que se manifiesta con los enfrentamientos en otros países durante movilizaciones organizadas por grupos como los chalecos amarillos, en Francia. “El aumento de la violencia se ha agudizado en la última década en todo el mundo y se intensifica por las cabezas que están gobernando, eso hace que si ya existía, la violencia se motive más”, declara la internacionalista.
[Tomado de https://www.reporteindigo.com/latitud/antifa-los-detractores-del-regimen-en-eu-protestas-violencia-george-floyd.]
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