Humberto Decarli
El problema de la desigualdad es una realidad tangible pues se encuentra presente en todos los continentes haciendo abstracción del modelo económico o político reinante. Los fundamentalismos actuales siempre obvian este factor porque especulan e inciden en otros que los favorecen. Los marxistas siempre hablan de la igualdad pero la dialéctica económico-social en donde han dominado a la sociedad desnuda la falsedad de este postulado porque siempre ocasionan pobreza e inicua repartición de los bienes y servicios. Los neoliberales preconizan su éxito a partir de la competitividad y la diversificación manifestando obtener números significativos de la rentabilidad pero silencian el acceso a esos preciados instrumentos de satisfacción de las necesidades básicas.
A Robert Malthus se le ha dado un mentís en su tesis de que la población crecía a ritmo exponencial y los recursos en progresión aritmética. Hoy en día hay una producción mayor a las necesidades humanas pero la pobreza trasciende al ochenta por ciento de los seres humanos, circunstancia que delata la injusticia social de modelos incapaces de solventar un estadio primario del desarrollo de los hombres y las mujeres en el orbe.
El problema de la desigualdad es una realidad tangible pues se encuentra presente en todos los continentes haciendo abstracción del modelo económico o político reinante. Los fundamentalismos actuales siempre obvian este factor porque especulan e inciden en otros que los favorecen. Los marxistas siempre hablan de la igualdad pero la dialéctica económico-social en donde han dominado a la sociedad desnuda la falsedad de este postulado porque siempre ocasionan pobreza e inicua repartición de los bienes y servicios. Los neoliberales preconizan su éxito a partir de la competitividad y la diversificación manifestando obtener números significativos de la rentabilidad pero silencian el acceso a esos preciados instrumentos de satisfacción de las necesidades básicas.
A Robert Malthus se le ha dado un mentís en su tesis de que la población crecía a ritmo exponencial y los recursos en progresión aritmética. Hoy en día hay una producción mayor a las necesidades humanas pero la pobreza trasciende al ochenta por ciento de los seres humanos, circunstancia que delata la injusticia social de modelos incapaces de solventar un estadio primario del desarrollo de los hombres y las mujeres en el orbe.
Justo es indicar que hay ciertas naciones que cumplen con una relativamente buena distribución de la riqueza, como los cinco países escandinavos (Dinamarca junto a Groenlandia y las Islas Feroe, Suecia, Noruega, Islandia y Finlandia), Los Países Bajos, Luxemburgo, Suiza, Eslovenia, Estonia y Nueva Zelanda, entre otros pocos. El resto de la humanidad se reparte entre unas pocas naciones que han dejado atras los extremos más degradantes de inequidad con un cierto desarrollo humano y el mayoritario remanente del planeta donde la pobreza, el analfabetismo, la desigualdad y la inseguridad son las pautas de su devenir.
Los países del socialismo autoritario como generadores de miseria
El modelo económico estalinista centralizado y planificado, causa pobreza y por encima de todo, desigualdad. Los casos del Homolodor ucraniano, la hambruna en Camboya de los Jemeres rojos y el Gran Salto hacia adelante maoísta, son muestras extremas de esta circunstancia. Asimismo, la Unión Soviética, las democracias populares de Europa centro occidental, Albania de EnverHoxa, Yugoslavia de Tito, Mongolia, Corea del Norte, los países indochinos (Vietnam, Laos y Camboya), Burkina Faso, Cuba, Benín, Angola, Mozambique y Etiopía, son evidencias de un esquema económico productor de hambre.
Fue un cartabón creador, por su rigidez, de poca riqueza y su distribución de afincó exclusivamente en la nomenclatura. La caída de la Unión Soviética se fundó en la bancarrota así como en Cuba, Corea del Norte, los países socialistas africanos. No había bienes ni servicios para entregarle a la población y por tal razón hubo concentración en la burocracia operadora del Estado. La esclerosis en la conducción del aparato de dominación determinó, a la postre, su desplome. El modelo chino y el vietnamita conforman un rostro distinto. Mantuvieron un Estado autoritario y militarista, verbigracia la masacre de la plaza de Tienamen,pero en el ámbito económico se abrieron a la economía de mercado. Hubo en consecuencia, crecimiento, pero sin justa orientación de esa producción hacia los estratos de la sociedad. Las regiones remotas de China presentan una pobreza rayana en la inanición al igual que regiones campesinas del país indochino.
El esquema del mercado
Los promotores del neoliberalismo agotan su ideología en la mano invisible del mercado. Mediante este operar la economía alcanza su pleno equilibrio y se inicia el progreso. No ha sido siempre así como lo demuestra las hipotecas sub-prime en Estados Unidos y la crisis financiera de la primera década del presente siglo en el viejo continente. No funcionó estructuralmente el proyecto porque hubo necesidad de regulaciones dado el desastre generado por estos mecanismos de libre circulación.
Adicionalmente, naciones que han arrancado hacia mejores niveles macroeconómicos a través de esta senda concomitantemente tienen una carga de injusticia social descomunal. Es el caso de Chile, promovida como una experiencia maravillosa basada en el pinochetismo, cuyos seguidores se sorprenden por la explosión social ocurrida. Igual fue en Ecuador y en Colombia. La película "Parásitos" del director surcoreano Bong Joon-Ho, premiada en el Bafta, Sidney, Palma de Oro en Cannes y en el Oscar, muestra las dificultades de los habitantes del centro de Seúl al vivir en unos semisótanos en condiciones de pobreza y con posibilidades ciertas de inundaciones con la llegada de las lluvias. Increíble que en una economía pujante como la surcoreana existan esta clase de problemas básicos no resueltos.
Es de subrayar que los planes neoliberales se aplicaron inicialmente en ciertas naciones a través del autoritarismo y el militarismo. Son los casos de Taiwán, Corea del Sur y Singapur. Crecimiento económico sin respeto a los derechos humanos y civiles. Camino muy parecido al modelo chino. Sin embargo, la mayoría de los análisis al respecto demuestra que una sociedad tiene pujanza en la medida de poseer pocas restricciones por parte del Estado.
La tesis de Francis Fukuyama expuesta en su obra El final de la historia y el último hombre, de agotarse todo en el presente a través de la economía de mercado y la democracia representativa se encuentra muy lejos de la verdad porque ambas entidades están cuestionadas. La mano invisible no ha funcionado mucho como ya lo acotamos antes y el régimen democrático formal está en vilo por la disfuncionalidad de la representación y han apelado al espectáculo y entretenimiento como sucedáneo para mantener esta entidad de dominación,
América Latina
Nuestra región es campeona en iniquidad social. Ocho de los diez países de mayor desigualdad en el mundo, son latinoamericanos como lo expresa el informe de 2019 del Programa de Desarrollo Económico de las Naciones Unidas (PNUD). Venezuela lidera los peores indicadores, hiperinflación, depresión, pobreza, salario sin ningún poder adquisitivo, desigualdad, condiciones adversas de salud, vivienda y servicios. Estamos compitiendo con Haití en muchos rubros y hasta Cuba nos supera lo cual ya es mucho decir.
Cuando los países de América Latina alcanzaron la independencia del colonialismo europeo las élites de criollos descendientes de españoles y portugueses reemplazaron a los del viejo continente en la hegemonía social convirtiéndose en la clase dominante, El cambio fue de sujetos no de estructura pues ahora los dueños del poder económico y político eran otros pero el ensamblaje clasista era el mismo e incluso se conformó con un racismo acentuado porque los aborígenes y los afrodescendientes no tenían posibilidad de acceder adecuadamente a los alimentos, educación, servicios, vivienda ni a las condiciones de vida que sus dominadores locales monopolozaban.
Además, el futuro inmediato es bastante incierto porque acá en la región se producen conmodities: Venezuela y Ecuador, petróleo, Bolivia gas, México vive de las remesas, Cuba también así como del turismo, Chile del cobre, Colombia del café y la minería, Perú también de esta última, Panamá de la renta del canal y el resto es fundamentalmente agrícola. No puede haber capital para invertir en las industrias del futuro porque estos productos básicos son precariamente rentables impidiendo la posibilidad de acumular con fines distintos a los tradicionalmente efectuados.
Perspectivas nuestras
El planeta, si no hay una rectificación profunda, se dirige hacia su inmolación. Si bien la tecnología ha avanzado a niveles insospechados, como lo prueba la Revolución Tecniocientífica en curso, también es realidad que esos alcances no le llegan a la mayoría de la humanidad. La desigualdad, el racismo, la homofobia, el rechazo a la sexualidad alternativa, la fobia a los animales no humanos, la aversión hacia los derechos humanos, el desprecio hacia el otro diferente, las concepciones extractivistas y rentistas, considerar a la naturaleza como mera proveedora de recursos, nos presentan un cuadro angustiante. Personajes como Trump y Bolsonaro, rechazando la existencia del cambio climático, son comunes en este momento. El hecho de que China, Rusia y Estados Unidos, los mayores productores de gases invernaderos, no deseen suscribir ningún tratado que los limite, es un significante del destino de la humanidad.
El caso venezolano es patético al respecto. Nacimos como republica producto de una cruenta guerra cuyo logro fue la expulsión del colonialismo español. Pero fue reemplazado por una clase social blanca heredera de los bienes dejados por los peninsulares con un debut poco auspicioso cuando la Primera República y hubo de soportar la rebelión popular de 1814, para luego de la muerte del caudillo Boves, tomar impulso con otro carismático nacido al calor de la lucha pero no menos oligarca, José Antonio Páez. Después de la fallida unión con Nueva Granada y la Intendencia de Quito, la plutocracia valenciana-caraqueña se alió con los militares de las grandes batallas para iniciar un país en condiciones económicas difíciles y con un desequilibrio social no resuelto ni siquiera por la guerra de federación.
Así ha sido nuestra historia, nacidos de una confrontación muy violenta continuadora de la estructura social de la colonia en manos de una élite improvisada y con intereses exclusivamente al propio beneficio. Hasta los actuales momentos existe una inmensa población sin acceso a los servicios más elementales como electricidad, educación, salud, agua, seguridad social, vivienda y seguridad personal mientras una minúscula claque se queda con los bienes y disfrutando de los servicios como mejor le parezca. Ha sido la tónica de la tradición política nacional cuando se dieron el lujo de despilfarrar cinco grandes bonanzas equivalentes a más de diez planes Marshall y ahora, con esta época de vacas flacas, todavía controlan la escasez de recursos financieros y esperan seguir haciéndolo, ora por la actual dictadura, ora por quienes aspiran reemplazarlos sin ofrecer nada esencialmente diferente.
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