Rosa Fraile
Nuestra palabra «cuidado» deriva del latín
«Cogitatus» que significa «pensamiento», «reflexión». Quizás sea la razón por
la que a pesar de las diferentes acepciones que tiene el término «cuidado»,
todas ellas implican poner en acción a nuestro intelecto junto con todos nuestros
sentidos. En lo que se refiere al cuidado de las personas, éste, es fundamental
para el avance y prosperidad de la sociedad. Si tenemos en cuenta que nacemos
necesitando cuidados —pues sin ellos no sobreviviríamos—, que nuestra calidad y
esperanza de vida está muy relacionada con los cuidados que recibimos y que por
último morimos precisando normalmente bastante atención y cuidado, resulta que
los cuidados ocupan como quien dice la totalidad de nuestra existencia. O bien
los damos o bien los recibimos.
Reflexionar
desde una óptica libertaria sobre el mundo de los cuidados es una tarea que
tenemos pendiente y va siendo urgente empezar a plantearnos las implicaciones
que tiene el encaje socioeconómico de los cuidados. La forma en la que se
organizan y estructuran esos cuidados es una cuestión política, que además es
fiel reflejo de los principios e idearios que sustentan a esa sociedad. No podemos
permitirnos estar al margen.
Tenemos que ser capaces de desgranar
críticamente la estructuración actual de los cuidados y presentar el modelo al
que queremos llegar. Deberíamos proponer y exigir cambios y establecer líneas
de trabajo trasformadoras para que cuidar no sea una cuestión de género, al
tiempo que ser cuidado con dignidad y sin deshumanización se garantice y establezca
como un derecho fundamental.
Simplificando mucho, podría afirmarse que
existen dos amplios panoramas claramente diferenciados en relación con los
Cuidados, que nos obligan a realizar análisis y encajes socioeconómicos diferentes
desde una óptica anarcosindicalista y libertaria.
Por una parte un cuidado remunerado,
profesionalizado y especializado, con un alto grado de cualificación muchas veces
y que se desarrolla básicamente en el ámbito sanitario y geriátrico:
hospitales, ambulatorios, clínicas, centros psiquiátricos, centros de día,
residencias de tercera edad, etc. Otras veces presenta menor grado de
cualificación y se desarrolla en el ámbito privado como es el caso de la
asistencia domiciliaria que gestionan normalmente [en España] las administraciones
locales. Sea como fuere, tienen en común que son actividades acogidas a negociación
colectiva, están remuneradas y muy feminizadas.
Y por otra parte está el cuidado que se
desarrolla en el ámbito privado y familiar, no profesionalizado —por no requerir
de titulación alguna para su ejercicio— y en el que incluiremos desde el llamado
Servicio Doméstico, mal retribuido y al margen de la legalidad en muchas ocasiones
y el trabajo de cuidado impulsado por lazos afectivos, no retribuido ni
reconocido y que sortea en muchos casos las carencias económicas de las
familias que impiden proporcionar a la persona enferma o dependiente los cuidados
especializados que necesita, y cuyo ejercicio agota física y emocionalmente a
quien cuida, además de apartarla generalmente del mercado laboral. En estos
casos la atención y cuidado de quien cuida, pasa a ser otro aspecto más a
valorar y analizar.
Como puede apreciarse el tema de los cuidados
es muy amplio y presenta múltiples frentes, más aún si tenemos en cuenta que en
el mundo occidental nos encaminamos hacia sociedades cada vez más envejecidas,
lo que será un gran reto en lo que a cuidados se refiere, sobre todo para que
nadie pierda su dignidad e integridad como persona, ni quien recibe cuidados,
ni quien los presta. Igualmente es necesario tratar el derecho a decidir cuándo
poner fin a los cuidados que recibimos.
En este gran tema de los cuidados están en
juego no solo cuestiones relacionadas con la igualdad de género o el reparto
sexual de tareas y roles, nos jugamos el modelo de sociedad al que aspiramos.
En este gran tema, —el mundo de los cuidados—,
está en juego no solo cuestiones relacionadas con la igualdad de género o el
reparto sexual de tareas y roles, nos jugamos el modelo de sociedad al que
aspiramos. Sería estupendo que estas reflexiones que aquí se presentan sirvieran
para empezar a formular nuestras propuestas ya que la necesaria revolución de
los cuidados forma parte de nuestra revolución social.
[Aparecido originalmente en la publicación
anarquista Siglo XXI # 51, Madrid,
octubre 2019. Número completo accesible en https://grupopensamientocritico2014.blogspot.com/2019/10/siglo-xxi-n-51.html.]
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