Periódico Acracia (Madrid)
EL
presente artículo está basado en una ponencia presentada en el año 2014, en el
marco de las III Jornadas Comunistas Libertarias de Colombia, y que se publicó
en: https://network23.org/vargarquista/.
Hemos
utilizado su magnífico desarrollo para aplicarlo a nuestro país ya que en
líneas generales su análisis coincide de una manera bastante aproximada con el
nuestro en lo que se refiere a la tensión social y a la situación de la
militancia libertaria. El tema de la organización anarquista está sobre la mesa
de nuestros debates desde hace muchos años, entre otras cosas, debido al auge
que está teniendo en la última década el anarquismo y la asunción por parte de
los movimientos sociales de algunos de sus pilares ideológicos fundamentales como
son el asambleismo y la acción directa.
Muchas
compañeras se han reunido y discutido hasta la saciedad sobre “la afirmación o
negación de una hipotética organización ácrata”. No es de ahora la visión
transformadora del anarquismo, para cuya realización necesita de la mayor
vinculación posible de personas a su proyecto. La organización puede ser
variada “bien sea de un grupo o bien derivada de la coordinación constante de
acciones de propaganda, agitación y activismo de varios grupos e
individualidades”.
Aunque
no tiene porqué ser una estructura, “puede serlo”, de lo que se trataría al
organizarse es de “construir colectivamente las lecturas de la realidad,
establecer planes conjuntos de acción, tener la disciplina y responsabilidad
necesaria e imprescindible para llevarlos a cabo, y la constante reflexión
sobre cómo avanzar según el momento histórico va mutando; es decir, en cada
presente elegir la mejor táctica a aplicar”.
Tal
organización, de constituirse, tendría que ser flexible, sin burocracia; esto
lo lograríamos mediante la participación activa de sus componentes, lo que
conseguiría evitar los liderazgos monolíticos o “la profesionalización de la
militancia”.
“La
organización no es el punto de partida de nada, son sus acciones y el debate
interno los que deben dar pie a que las personas que comparten tanto la acción
como el debate, se sientan con la confianza necesaria para erigir compromisos
colectivos, y con el tiempo llegar a consolidar su afinidad en una
organización.” No se parte de la organización, se debe llegar a ella. Es un
hecho que las anarquistas somos diferentes unas de otras, y difícilmente vamos
a poder articularnos todas en todo.
“Está
claro que los que creemos en una organización formal chocamos con aquellas que
la rechazan”. No obstante, pasando por encima de las diferencias, es necesario
contar también con las personas que defienden la organización informal y “con otras
muchas de nuestro alrededor”.
Resulta
obvio que no tenemos que estar de acuerdo en todo para desarrollar proyectos
conjuntos. Es inútil hablar de un “único programa” o estrategia en el
movimiento anarquista. Tales planes a corto, medio o largo plazo, surgen de las
“afinidades”. “No hay un único programa que nos una a todas las anarquistas
todo el tiempo y en todos los lugares.”
En
el momento en que nos organizamos como grupo de afinidad, deberíamos poseer
nuestro propio programa, unos objetivos a conseguir y una definición de los
medios que vamos a utilizar para lograrlos. “El hecho de que un grupo de
afinidad tenga un programa no limita a la organización anarquista al programa o
plan de trabajo de ese grupo, pueden desarrollarse planes conjuntos de organización
entre grupos anarquistas que tengan distinto programas siempre y cuando posean
algo en común.” “Los programas serán más parecidos en la medida en que la
situación conduzca a la acción colectiva. El hecho de que no haya un programa
unificado no es justificación para dejar de trabajar juntas.”
En
síntesis, cuando hablamos de organización anarquista estamos hablando “de una
federación de grupos que se reúne desde unos intereses más generales, que no
tienen que poseer afinidad en todo, todo el tiempo. Unas afinidades de lucha anticapitalista,
antiestatal, antiautoritaria, antipatriarcal, pero que en su campo de acción y
devenir cada grupo asuma programas particulares desde sus propias afinidades.”
“Las
anarquistas organizadas en grupos que se federan podemos converger con el resto
de anarquistas no organizadas en el movimiento anarquista general, siempre
teniendo en cuenta lo que nos une así sea poco.” El movimiento anarquista que
surge de esta manera “debe converger con el resto del movimiento revolucionario
y con los movimientos sociales en general para trazar los caminos necesarios que
conduzcan a la transformación de la sociedad”.
¡Viva
la revolución social!
[Publicado
originalmente en el periódico Acracia
# 3, Madrid, enero 2020. Número completo accesible en https://federacionlibertariamadrid.home.blog/2020/01/29/el-numero-3-de-acracia-ya-esta-en-la-calle.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.