Humberto Decarli
Los
recientes acontecimientos acaecidos en Bolivia culminados con la renuncia y
huida de Evo Morales al exterior, son específicos para el altiplano porque
aunque puedan tener alguna repercusión en Venezuela dado su imprevisión,
existen marcadas diferencias entre las situaciones políticas, históricas y económico-sociales
reinantes en los dos países.
Las fuerzas armadas
El
cuerpo armado venezolano presente fue fundado por Juan Vicente Gómez quien
contrató a un chileno de mentalidad prusiana, Samuel Mc Gill, para
profesionalizarlo y lo hizo. Las montoneras se transformaron en una entidad
cuyo fin era la guerra y de esa manera resguardar al Estado que estaba
iniciando el Benemérito concentrando los impuestos y el poder en su persona.
Posteriormente, el componente castrense no ha variado esencialmente y los
gobiernos postgomecistas, la dictadura perezjimenista, el puntofijismo y el
actual régimen autoritario, no ha variado en su tratamiento y ubicación en la
sociedad. Es de hacer notar que durante cierto tiempo fueron entrenados en la
Escuela de las Américas, donde los enseñaron a torturar, lesionar, desaparecer
y asesinar en el contexto de la pugna Este-oeste.
La
presente administración es la más militarista de nuestra historia porque los
oficiales de los administradores de la violencia del Estado ocupan un lugar
estelar en los cuadros superiores de la gestión. Están dirigiendo la política
energética, alimentaria, social, económicas y en todos los órdenes de la
actividad pública.
Los
uniformados en la actualidad están penetrados y dirigidos por la inteligencia
cubana quien ha demostrado una excelente y eficaz actuación en la contención de
cualquier disidencia a través de la detención y violación de los derechos
humanos. Los casos del capitán de Corbeta Acosta Arévalo, muerto a golpes, la
ejecución televisada de Oscar Pérez, el homicidio del concejal Fernando Albán
consecuencia de malos tratos y las horrendas lesiones infligidasal capitán
Caguaripano, son demostraciones notorias de esos eventos inhumanos.
El
ente armado boliviano es distinto. En 1952 los campesinos, los mineros y la
policía lograron derrotar al ejército regular en el proceso conocido como
Revolución Boliviana, culminado con el linchamiento y colgada de un farol del
presidente Villarroel. Además, tuvo la experiencia bélica en la guerra del
Chaco y en la del Pacífico distinta a la venezolana cuya máxima actuación fue
la represión de las escaramuzas de la izquierda.
Morales
aparentaba controlar al ejército y la realidad fue otra. El comunicado de las
fuerzas armadas lo instó a renunciar pero las policiales, aparte de estar
insubordinadas en varias ciudades del interior, declararon la exigencia de la
renuncia evidenciando un tono más enérgico.
Diferencia de
liderazgos
El
defenestrado presidente boliviano fue un dirigente social cuya envergadura
había sido alcanzada mediante la lucha y el esfuerzo. Fueron años de
movilizaciones que le otorgaron el rango de líder cocalero muy respetado cuyos
logros electorales se mostraron a partir del nuevo siglo. Era la trayectoria de
un personero social representativo de la etnia aymara cuya investidura nadie la
había puesto en duda.
Evo
Morales, cuyas dotes de intelectual no se conocen porque no existen, ha
propuesto renovaciones étnicas y no ideológicas. Nunca hablaba de marxismo ni
de leninismo pero se identificaba con los regímenes cubano y venezolanos. Se
alineó con el Alba, Unasur y Celac.
El
venezolano tiene otros atributos. Hugo Chávez nunca encabezó a entidades
sociales porque era miembro del cuerpo prusiano venezolano. Se dio a conocer
con la asonada fracasada del 4 de febrero de 1992 y llenó un vacío dirigencial
emanado de la decadencia del puntofijismo. Nicolás Maduro tampoco tuvo
relevancia sindical a pesar de promoverse como presidente obrero porque nunca
ganó una elección en el Metro de Caracas donde laboraba.
El
chavismo no tiene una clara identificación doctrinal puesto que se trata de una
mixtura de posiciones que van desde el castrismo, guevarismo, nasserismo,
maoísmo, trotskismo, neofascismo y marxismo-leninismo. Chávez idolatraba a
Fidel Castro, al Che Guevara, Mao, Norberto Ceresole, Juan Domingo Perón,
Moamar Gadafi, Sadam Hussein, Putin, los “carapintadas argentinos” (los gorilas
Aldo Rico y Alí Sineidin), Lukashenko, Mugabe y compañía. Sin embargo, tenía un
estigma de radicalismo mayor al indigenismo boliviano.
El militarismo
siempre presente en América Latina
Uno
de los rasgos identitario de los países de la región es un origen fáctico
consecuencia del triunfo bélico en el proceso de secesión de España y desde
allí se estableció al cuerpo armado como el principal factor de poder, no
logrando desarrollar institucionalidad robusta y convertirlo en última
instancia en el árbitro de los conflictos políticos, sociales y culturales en
cada nación.
Evo
Morales fue un líder de masas en el país fundado por Antonio José de Sucre. De
eso no cabe ninguna duda. Sin embargo, abusó del poder y siguiendo al esquema
cubano pretendió eternizarse en el mandato así fuese con fraude y ese fue el
error que lo llevó a la derrota. La calle se movió a favor y en contra pero su
salida se debió a la conducta castrense y policial. Cuando estas dos
formaciones se pronunciaron no hubo ninguna discusión. La suerte del dirigente
cocalero estaba echada por decisión de los aparatos armados bolivianos. No le
quedó otra opción que renunciar e irse del altiplano.
Venezuela,
en cambio, dicta cátedra en el tratamiento de los milicos. Son quienes mandan
en la nación y se transformaron en el eje del poder nacional. Además de ocupar
los cuadros superiores gubernamentales, tienen un banco, una televisora y
finalmente, una empresa petrolera y minera (Camimpeg). Acá la calle fue de
rechazo al chavomadurismo como lo demuestra las manifestaciones masivas del año
2014, los seis meses de rebelión civil en el 2017, el 23 de enero, el 30 de
abril y el primero de mayo de 2019.
Sin
embargo, esas expresiones en los espacios públicos al igual que Nicaragua, fue
respondida con una represión implacable con cifras grandes de muertos, heridos,
desaparecidos, detenidos y torturados. Fue una acción vehemente con violación
de los derechos humanos, mientras los administradores de la violencia del
Estado se restearon con el régimen y cualquier ruido de sables era respondido
con detenciones y torturas y en el peor de los caos, causando la muerte del
aprehendido.
Tanto
en Bolivia como en nuestro país el factor determinante del poder reside en las
formaciones armadas oficiales. Son quienes tienen la última palabra en el
ejercicio de la gobernabilidad como efluvio de la carencia de institucionalidad
democrática. Es la tragedia que azota la región donde la fuerza es el agente
fundamental en la conducción de la nación.
Las democracias
electorales
El
PNUD hace escasos años llegó a la conclusión que en Latinoamérica había unas
democracias electorales, es decir, regímenes con una relativa legitimidad de
origen mas no de desempeño. Esta postura se inclinó hacia el control del ente
electoral para garantizarse la victoria en comicios, en su mayor parte,
amañados. Los actos comiciales, sean manuales o automatizados, son manipulables
y pueden crear triunfos donde existen derrotas.
En
el ámbito electoral hay plena coincidencia entre Bolivia y Venezuela. En ambos
casos había fenómenos electorales en los caudillos Hugo Chávez y Evo Morales
pero el desgaste y la ineficacia hizo orientarse al control del tribunal o la
entidad organizadora del evento para no perder el poder. Acá las votaciones son
una farsa y Evo lo quiso hacer en Bolivia pero no pudo.
Conclusiones
Hay
sectores de la oposición venezolana que se han animado por los sucesos
acaecidos en Bolivia pero la realidad es otra, independientemente de haber
alguna resonancia por la sorpresa ocurrida en La Paz. Todos esos partidos
sueñan con una invasión o una de las bufonadas de Donald Trump y
recurrentemente se sientan a negociar un asunto que de antemano se sabe que los
cubanos no van a acceder porque simplemente lo hacen para ganar más tiempo,
todo en su beneficio.
Mientras
tanto, Venezuela se sumerge más en la crisis económica y social más importante
de su historia en la cual se ha producido el éxodo mayor de su existencia. Sin
comida, medicinas, gas, electricidad, agua, empleo, seguridad social y sobre
todo, sin existir una opción política alterna, la gente quiere hacer mutis del
escenario. Se requieren nuevos liderazgos para salir del agujero negro en el
cual nos han introducido gracias a un proyecto totalitario trasnochado
resucitado de las ruinas del Muro de Berlín.
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