Humberto Decarli
El
gobierno turco, acompañado de milicias manipuladas por ese régimen, ha invadido
el norte de Siria. La ocupación para establecer una franja de seguridad por la
administración del autoritario Erdogan [quien por cierto es gran aliado y socio
comercial de la dictadura de Maduro en Venezuela] se fundamenta en golpear a
los kurdos moradores de la zona a quienes considera terrorista ese bárbaro
presidente que es más que un déspota. Estados Unidos toleró a los pueblos
kurdos de la provincia de Rojava cuando hubo el enfrentamiento con el ISIS pero
ahora los abandonó para permitir la intervención otomana.
Washington
se retira de la región siguiendo el esquema de abandono de múltiples áreas
donde había presencia gringa para permitir la acción de un aliado suyo efectuar
un genocidio contra los kurdos. Es una manifestación más de la identidad de un
racista, supremacista y anti emigrante como Donald Trump con su par de Turquía,
un fundamentalista islámico cancerbero de los intereses americanos en la zona.
El martirio del
pueblo kurdo
La
historia del Kurdistán es una verdadera ordalía. Es un pueblo que ha padecido
múltiples vicisitudes porque todos los Estados vecinos se han esforzado en
reprimirlos e impedirles la formación de un país. Habitan en Irán, Irak,
Turquía y Siria y desde toda la región se han mantenido intactos a pesar de
haber sido asfixiados e impedidos de desarrollar su cultura.
En
Irak se recuerda con pesar el empleo de armas químicas por parte de Sadam
Hussein contra las regiones del norte, habitadas por este pueblo. Fue una
ingente masacre, rayana en el genocidio y solo el establecimiento de un área de
exclusión por parte de Occidente logró impedir el uso de la fuerza aérea mesopotámica
para bombardear la parte septentrional.
Turquía
siempre persiguió a los kurdos que agrupados en el Partido de los Trabajadores
de Kurdistán (PPK por sus siglas), respondieron con la lucha armada. Abdullah Ocalan,
el máximo dirigente de esa organización política fue capturado en Kenia y
enviado a Ankara donde lo condenaron a muerte permutada la pena por cadena
perpetua gracias a presión internacional. Se le ha mantenido detenido en una
isla aislado sin poder recibir a nadie ni a sus abogados, durante mucho tiempo,
mecanismo característico de la tradición otomana de violación descarada de los
derechos humanos, en la que un hito sangriento fue la masacre generalizada
contra el pueblo armenio en la 1ra. Guerra Mundial.
Irán
combatió a los kurdos de ese país encabezados por Mustafá Barzani, quien mantuvo
un ejército guerrillero en los años
cincuenta y sesenta, integrado por el Partido Demócrata del Kurdistán. Previamente
el ejército soviético invadió el norte del país con mira a integrarlo a la
república de Azerbaiyán y confrontar al Sha, simpatizante de los nazis. Sin
embargo, cuando no pudo incorporarla a la mencionada república soviética,
negociaron con los persas y se retiraron luego de recibir concesiones
petroleras, acabando con la denominada República de Mahamad, segundo Estado
kurdo en la historia pues el primero fue el de Ararat en la década de los veinte
del pasado siglo. Después de la ida de los rusos Irán aplastó la resistencia de
este heroico conglomerado humano.
Siria
siempre jugó a la demagogia con el norte de la nación otorgándole la
nacionalidad pero los han reprimido de forma recurrente sobre todo en la fase
final de la derrota del Estado Islámico.
El
tratado Sykes-Picot, mediante el cual el colonialismo inglés y el francés se
repartieron el Levante luego del declive del imperio otomano, consideró en sus
discusiones otorgar territorio a los kurdos pero no se llegó a materializar.
Después, el acuerdo de Sevres, donde se concretó la distribución del área, ni
siquiera hizo mención al derecho de este pueblo preterido.
La experiencia social
de Rojava
Cuando
los kurdos asumieron la administración del área norte siria, lindante con
Turquía, organizaron un esquema político diferente, con autogobierno y
participación directa de los hombres y las mujeres de este ámbito territorial. Igualmente,
la igualdad de género se impuso en todas las instancias de la vida nacional incluyendo
al ejército, donde las unidades femeninas fue determinante en la derrota del
Daesh. En el plano económico la autogestión de las comunidades fue la
referencia de una incursión innovadora en este rubro. Se ha promovido el
vegetarianismo como fórmula de alimentación, siempre en defensa de la vida de
los seres no humanos que nos acompañan. Se acogió, en materia ambiental, las
ideas del ecologista libertario Murray Bookchin y se estableció un respeto
ecológico desde la óptica social.
Abdullah
Ocalan y el PPK, de origen marxista, avanzaron hacia las ideas ácratas del precitado
pensador norteamericano. Originalmente preconizaron la independencia de Turquía
pero ahora promueven una confederación o una asociación con Siria y con
Anatolia, siempre sin la creación de un nuevo Estado. El experimento realizado
en el Kurdistán sirio ha sido relevante. Es un faro de luminosidad en un
segmento del orbe donde predomina el fanatismo religioso. Interpretaciones
fundamentalistas de los credos han abonado el camino para la intolerancia, la
violencia y la muerte. Y la Casa Blanca, con un ocupante racista, retira su
presencia militar de esta provincia para allanar la senda de la invasión
otomana, siendo el presidente Erdogan un político integrista islámico.
Donald Trump apoya lo
peor del Oriente Próximo
Hay
un hecho público y notorio: Estados Unidos tiene una política exterior
aislacionista y por ende, está en proceso de retirar sus fuerzas militares en
varios sitios del planeta, siendo uno de ellos el Levante por ser un lugar
conflictivo donde las aspiraciones estratégicas americanas han decaído. El
único país que le exporta algo de petróleo es Arabia Saudita porque Washington
tiene en la actualidad soberanía energética por el empleo del fracking o
fractura hidráulica de las rocas lutitas de donde obtiene un excedente de
fuentes fósiles como el gas y el petróleo a pesar del daño ambiental.
En
defecto de la presencia de los gringos, éstos han delegado en cuatro de sus
aliados la defensa de sus intereses. Se trata de Israel, Arabia Saudita, Egipto
y Turquía. Israel ha sido su punta de lanza en el Máshrek aunque posee una
democracia representativa parlamentaria pero es una entidad sionista con la
geofagia inherente a todo proyecto expansionista como el Gran Israel, aspirado
por los halcones de Tel Aviv.
Arabia
Saudita representa al islam más retrógrado siguiendo al wahabismo, una variante
sunnita. Es una sociedad que combina el consumismo importador más sórdido de
las élites con la pobreza de los estratos bajos y los emigrantes árabes e
indios. Sus niveles sociales son irrisorios pues apenas este año es cuando las
mujeres pueden tener derecho a conducir vehículos automotores. Al poeta
palestino Ashraf Fayadh, se
le condenó a cientos de latigazos por opinar y al periodista Jamal Kassoggi lo
asesinaron los agentes de seguridad enviados por el régimen de Riad en el
consulado saudita en Estambul cuando fue a buscar una copia certificada de su
divorcio para volverse a casar y la novia se quedó esperando fuera del recinto.
Su delito fue escribir disintiendo en The
Washington Post. Trump, como siempre, hizo el amago de condenar ese
espantoso homicidio pero nada más.
La
casa real maneja a plenitud el país, a través de una monarquía absoluta donde
no hay ningún contrapeso y el príncipe heredero Mohamed Bin Salmán es un
guerrerista y agresivo. Mantiene una guerra de ocupación en Yemen contra los
chitas hutíes y allí han cometido las mayores masacres sobre civiles.
Ante
un paisaje tan abyecto Estados Unidos los apoya. La razón reside en las
descomunales compras de armas y misiles efectuadas por el monarca y el príncipe
heredero a las empresas bélicas americanas. El negocio de los perros de la
guerra es la guía de la política exterior del Departamento de Estado. Toda una
indignidad pero el pragmatismo priva sobre lo demás, los intereses
crematísticos encima de la humanidad.
Egipto
es otro de los administradores de los intereses americanos en ese espacio al
este del mundo árabe. Está gobernado por militares desde el golpe dado contra
el presidente Mohamed Murzi, quien fue derrocado por los sectores castrenses
después de ganar las elecciones. Al Sisi, el uniformado presidente actual, fue
escogido por intermedio de la consumación de un fraude. Se han aliado a Israel
para reprimir a los fundamentalistas egipcios en la península de Sinaí.
Turquía
está en manos de una cúpula castrense y religiosa que encabeza el presidente
Erdogan. Allí impera un gobierno despótico que ha asfixiado a la oposición
interna y despreciado a los emigrantes sirios. Todo un gendarme que aspira
protagonismo en la región. Ejerce una política de odio hacia los kurdos y eso
lo lleva a cometer los mayores desmanes contra ese grupo étnico, muy propio de
esta clase de regímenes. Sobrevivió a un supuesto golpe de Estado, motivo
empleado para perseguir a quienes se le oponen. Ahora, se dan las condiciones,
ayudado por el presidente americano, para aplastar al pueblo kurdo y liquidar
la interesante experiencia social llevada a cabo en la provincia de Rojava, al
norte de Siria.
De
tal manera que Donad Trump, con su política característica de las etapas de
ensimismamiento de los Estados Unidos, deja en manos de un gang de criminales
de los mencionados países, la defensa de los negocios del Tío Sam. Es algo
lógico de una figura proveniente del espectáculo que maneja diestramente la
manipulación informativa a través de las redes sociales.
Los kurdos en
solitario
Los
hombres y las mujeres del Kurdistán seguramente van a resistir a un enemigo
superior en cantidad y armamento además del ostensible apoyo americano. Los
países árabes vecinos nada harán en solidaridad porque tienen posturas
ideológicas diametralmente opuestas dado que defienden posiciones fanáticas
religiosas y cada Estado vecino, el de Turquía, Líbano, Jordania, Egipto, Siria
e Irak, nada quieren de la apertura existente en Rojava y están bajo la férula
de diferentes clases de autoritarismo.
Europa
asume una posición de neutralidad favorable a Erdogan. Putin tiene una
excelente relación con ese gobierno y nada que decir de los pueblos de África,
Asia y América Latina, distantes en kilómetros y también en afinidad con los
kurdos y lo que les afecta. Estados Unidos, como ya aseveramos, juega a los
otomanos por cuestión de intereses.
Las
unidades de defensa (YPF) seguramente se replegarán para reaccionar desde la
retaguardia para ejercer una guerra asimétrica en virtud de la diferencia entre
ambos ejércitos. Establecer formaciones guerrilleras rurales no es factible
porque es un territorio generalmente llano sin montañas considerables. Pero sí
acciones en las urbes de la provincia. Enfrentan una encrucijada ante la emboscada perpetrada por Erdogan y
Trump. Ojalá tengan algún éxito porque la humanidad lo necesita dada la trascendente
experiencia social vivida en este territorio rodeado de fanatismo religioso y
autoritario.
El
reto es superar el suplicio tantálico de no permitírsele vida propia.El
indicado tratado Sykes-Picot los menciona pero nunca se hizo tangible la
aspiración de autonomía para los kurdos. Las efímeras repúblicas de Ararat y
Mahamad tampoco cristalizaron por haber sido liquidadas. Es hora de que se les
reconozca el derecho a tener existencia autónoma como colectividad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.