Periódico Todo por Hacer
La
palabra “Occidente” proviene del latín
occidere, que significa “morir” o “desaparecer”. Resulta un término muy apropiado para describir el destino de millones de personas que viajan desde Oriens
(“nacer”) o desde el Sur global y
mueren por el camino, son asesinadas por
las instituciones o sufren distintas formas
de violencia como la persecución, el encierro o la expulsión.
El
flujo de migración desde las antiguas colonias a los imperios occidentales
ha sido una constante durante buena parte
del siglo XX y lo que llevamos del
XXI, como lo ha sido la represión a
estos desplazamientos. Pero lo cierto es
que el endurecimiento del control de fronteras
(así como el discurso xenófobo [1])
ha alcanzado un nuevo grado de crueldad
en el último año que consideramos importante abordar.
Cárceles para niños y niñas en la frontera sur de Estados Unidos
En
mayo de 2018, la Administración Trump
inició una nueva “política migratoria de tolerancia cero”, consistente en aterrorizar a las familias que cruzan la frontera sur (porque en la de Canadá
no ocurre). Hasta entonces, la entrada ilegal en el país se consideraba
una simple infracción
administrativa, pero el Gobierno
tomó la decisión de procesar penalmente
a todos los que lo hagan.
¿Qué
significa esto? Que los manda a prisión
preventiva a espera de juicio y por tanto,
aquí está la clave, sus hijos pasan a ser
menores extranjeros no acompañados (o
MENAs [2]) que ingresan en un
centro de internamiento,
separados de sus padres y
madres. Una estrategia legalmente factible para lograr el objetivo
último: que la amenaza de
quitarles a sus hijos les elimine las ganas de emigrar a EEUU.
Unas
semanas más tarde, cuando esos padres
desesperados llegan ante el juez de
inmigración, se les informa que si solicitan
el asilo en EEUU comienzan un
proceso judicial que se puede alargar durante años y que pasarán separados de sus hijos, algunos tan pequeños que acaban
de cumplir el año y medio. En cambio, si se declaran culpables, el
proceso se termina y aceptan una
deportación rápida que les
permita reclamar a sus hi-jas y
reunirse con ellas más rápido.
Los
y las menores, por su parte, com-parecen
por separado ante los jueces, sin ser
acompañados por sus padres, ni nin-gún
adulto que les supervise (a excep-ción
de un intérprete), para defenderse de
las preguntas que les hace el juez, las cuales
ni entienden [3].
La
crueldad burocrática es evidente a
simple vista, pero leyendo decenas de testimonios
en Internet, así como viendo vídeos
e imágenes, ésta adquiere una dimensión infinitamente mayor. Por ejemplo,
en junio de 2018 se filtró un audio del
llanto de unos niños mientras un vigilante se burlaba de ellos y,
posteriormente, un vídeo de niños y niñas en jaulas en un centro de detención. Asimismo, se ha informado que a los hermanos se les tiene
separadas, que pueden verse una vez a la
semana y no permiten que se abracen.
Carlos
Hernández-Echevarría publicó en El
Diario.es [4] la explicación de
cómo a una madre la separaron
de su hija: “‘Déjeme a la niña, tiene que ir a la ducha’.
Una ducha que dura diez minutos, veinte,
media hora... Y los padres ya inquietos le preguntan al guarda y
entonces aparece la verdad. La
niña no va a volver, la niña va a
otro centro de detención, no saben cuál. Y la
niña llora desconsolada al llegar, le dan juguetes pero no sirve, no para
de sollozar. Poco más se puede
hacer porque las normas de ese centro
no dejan que las cuidadoras la cojan en brazos,
que la toquen siquiera”.
El
presidente de EEUU ha recibido un
buen aluvión de críticas, a las cuales ha
hecho bastante poco caso, como es su tónica
habitual. Pero en una cosa sí tiene razón:
esta estrategia ya había sido usada con
anterioridad durante la Administración Obama, si bien no como política habitual sino en ocasiones contadas. Y es que es importante señalar que el problema
no reside en quién es el habitante concreto
de la Casa Blanca en este momento, sino en la estructura general de la política de fronteras occidental.
La
Academia Americana de Pediatría ha
advertido a Trump que, para los ni-ños,
este tipo de separación traumática de
los padres puede tener graves efectos en
su salud de por vida. Enfermedades mentales
y de corazón, predisposición a las
adicciones y retraso en la madura-ción,
entre otras.
Por
supuesto, Trump tiene sus defensores. Para satisfacer a sus votantes y encerrar a las miles de personas que han sido capturadas cruzando la frontera
en el último año, el presidente está ampliando
sus cárceles, porque no tiene dónde
meter a tanto niño separado de
sus padres. El año pasado
algunos fueron retenidos contra
su voluntad en antiguos hipermercados,
pero ya se están habilitando bases militares y hasta tiendas de campaña en el desierto para albergarles.
Macrorredadas en ciudades de Estados Unidos
La
otra parte del plan de Trump consiste en organizar una serie de macrorredadas
por parte de ICE (la Agencia de
Inmigración y Aduanas) en algunas de
las ciudades más grandes del país y detener,
procesar y expulsar a miles de personas
que ya consiguieron cruzar la frontera
hace años. Porque no se trata sólo
de cerrar el paso a entradas futuras, sino
de purgar la nación de los indeseables que no quiere cruzarse en ella.
Algo
parecido se había intentado en septiembre
de 2017. En aquel entonces, ICE organizó la Operación Mega, rebautizada posteriormente como Operación
Épica. El colectivo Detention Watch
Network [5] se hizo con los
correos internos de la Agencia
en esa época y se enteraron de
que uno de sus máximos responsables deseó una “feliz cacería”
a sus agentes, que bromeó con
volver a cambiar el nombre de la
operación a Super Mega Épica y que entre sus planes se encontraba el de arrestar a 10.000 “objetivos”
y a otros tantos “colaterales”. Los planes
se filtraron por activistas y se puso fin
a la operación antes de su comienzo.
Ahora,
a diferencia de entonces, fue el
propio Trump el que anunció que se iban
a llevar a cabo una serie de macro-rredadas
en distintas ciudades en algún momento
del mes de junio. Sus planes se fueron
al traste cuando algunos funcionarios públicos filtraron su fecha, por
lo que el presidente lo
postpuso, en secreto, al 14 de
julio. Pero de nuevo, unos días antes,
la fecha fue nuevamente revelada, así
como las ciudades en que se iban a desarrollar
las batidas: Atlanta, Baltimore, Chicago,
Denver, Houston, Los Ángeles, Miami,
Nueva York y San Francisco.
Esta
información propició la movilización de centenares de activistas, ONG y simpatizantes, que asesoraron a las posibles
víctimas de estas búsquedas (específicamente, les informaron sobre su derecho a negarse a abrir la puerta de su casa), les acogieron temporalmente en otras viviendas o en centros sociales o iglesias, y les proporcionaron asistencia jurídica y soporte moral durante los días siguientes al 14 de julio.
Finalmente,
ICE únicamente pudo detener a 35
de las 2.000 personas en su operación.
Cánticos racistas en Trumplandia
Enfurecido
por su fracaso, el presidente-niñato se dirigió por Twitter a Ilhan Omar, Ayanna Pressley, Alexandria Ocasio-Cortez y Rashida Tlaib, cuatro congresistas afroamericanas y latinas que habían difundido ampliamente las noticias sobre las redadas que se iban a llevar a cabo y les dijo que si no les gustaba
EEUU, podían “volver a sus
países”. Por supuesto, no hizo lo mismo con Bernie Sanders y otros rivales políticos blancos que también habían difundido la filtración. Cabe señalar que todas nacieron
en Estados Unidos, salvo Omar, que
nació en Somalia pero adquirió la nacionalidad
estadounidense en el año 2000,
lo cual evidencia cuál es su visión (y
la de buena parte de sus votantes) de lo
que se requiere para ser un nacional de
un país occidental: ser blanco.
Al
día siguiente, en un mítin, Trump siguió
promoviendo su visión etno-na-cionalista,
lo que hizo que sus seguidores empezaran
a corear “envíala de vuelta”, en referencia
a Ilhan Omar.
Chalecos Negros en París
El
recrudecimiento del discurso y de las
políticas antiinmigración no es un fenómeno
exclusivamente estadounidense. A principios de este año escribimos
sobre cómo en el Estado español el
PP y Ciudadanos habían asumido el discurso
xenófobo de Vox [6] y el mes pasado
informamos sobre cómo activistas como
las alemanas Carola Rackete y Pia Klemp
están siendo procesadas y se enfrentan a décadas de prisión en Italia
por rescatar a personas a punto
de ahogarse en el Mediterráneo
[7].
La
Fortaleza Europa, cada vez más inexpugnable.
Pero, al igual que sucede en EEUU, no sólo buscan cerrar la fronteras, sino que las Administraciones
europeas hacen todo lo posible por ahogar
económica y burocráticamente a quienes
ya residen en ellas. Pero, en ocasiones, se encuentran con la respuesta
de sus víctimas.
En
Francia, un movimiento de personas de origen extranjero, hartas de ser constantemente maltratadas por las instituciones, salieron a las calles a principios
de este año. Son los Chalecos Negros, un nombre que se han puesto en clara alusión a los Chalecos Amarillos (el movimiento de franceses indignados que lleva meses organizando jornadas de protestas y disturbios), evidenciando que han optado por la acción directa. Eso sí, por su cuenta, ya que casi no ha habido ninguna convergencia entre ambos movimientos, debido a que los Amarillos se circunscribieron en la defensa
de la justicia social y fiscal para la comunidad
nacional francesa.
La
última acción de los Chalecos Negros
tuvo lugar el pasado 12 de julio, cuando
700 personas tomaron el Panteón de París para denunciar la hipocresía
de un país que exalta la memoria de
sus grandes figuras que defendieron la
libertad, la igualdad y la fraternidad al mismo
tiempo que condena en la miseria a miles de migrantes y refugiados. “Somos los sin papeles, los sin voz, los sin
rostro de la República Francesa.
Venimos a la tumba de vuestros
grandes hombres para denunciar
vuestras profanaciones. La de las memorias
de nuestros camaradas, nuestros padres,
madres, nuestros hermanos y hermanas en el Mediterráneo”, afirmaban en un panfleto distribuido durante la acción.
Según
informa El
Salto [8], “estuvieron concentrados
en el interior del Panteón durante más de tres horas. Pero con la
llegada de los agentes
antidisturbios, se produjeron cargas,
lanzamientos de gases lacrimógenos y los
manifestantes fueron evacuados. Detuvieron a 37 miembros de los
“chalecos negros” y encerraron
a una veintena de ellos en centros de
retención administrativa (el equivalente de un
CIE en Francia), aunque todos ellos ya han
sido liberados, indican desde la asociación Droits
devant que apoya a este colectivo”.[...] Prácticamente,
todos ellos son de origen africano, pero hay de 17 nacionalidades distintas. Muchos de ellos proceden del
África subsahariana, otros del
Magreb. No obstante, se
presentan como los Chalecos Negros porque “la mayoría de nosotros nos vemos obligados a trabajar en negro”.
La
mediática ocupación del Panteón no fue
su primera acción. En enero ocuparon una
de las terminales del Aeropuerto Charles de
Gaulle, en el norte de la región parisina, para
denunciar la participación de Air France —la principal aerolínea
francesa— en las expulsiones
de inmigrantes. Hace un mes también
se concentraron en la sede del grupo de
restauración colectiva Elior, en el distrito financiero
de París, para alertar ante la explotación de los sin papeles y sus
condiciones laborales en esta
empresa”.
Los
siglos han pasado desde que los romanos lo bautizaron así pero
“Occidente” sigue significando
lo mismo: la muerte.
Notas
[2] En España, los MENAs llevan sufriendo
desde hace unos meses una descarnada campaña
mediática por parte de buena parte de
la derecha. Varios centros de menores han sido
atacados por la ultraderecha entre marzo y
julio, el Hogar Social ha señalado con carteles a los MENAs de Hortaleza
y los medios criminalizan sin
cesar a los chavales.
[3] Sobre el papel de los jueces de inmigración
recomendamos el programa de Last
Week Tonight (de John Oliver) sobre “Immigration Courts”.
[7] Hasta el 30 de septiembre de 2018 se han confirmado 35.597 muertes por ahogamiento en el Mediterráneo. Y según informan diver-sas ONG, 158 personas han sido investigadas
por prestar ayuda humanitaria
en 11 países de Europa, el
mayor número de ellas en Grecia e
Italia. Véase www.todoporhacer.org/salvar-vidas/
[Publicado
originalmente en el periódico Todo por
Hacer # 103, agosto 2019. Número completo accesible en https://www.todoporhacer.org/wp-content/uploads/2019/07/Todo-por-Hacer-103-agosto-2019.pdf.]
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