CNT
Barcelona
Por
si no hubiese bastante con las facilidades que se están concediendo para
despedir mediante reformas laborales y ante la pasividad de los sindicatos
traidores, la patronal acostumbra a utilizar otras tácticas para ahorrarse
dinero en indemnizaciones. Seguramente, la más conocida sea el acoso psicológico
en el trabajo, últimamente rebautizado como moobing laboral.
Puestos
a desprenderse de sus empleados, especialmente de los más veteranos o de los más
reivindicativos, utiliza este ruin método para quemarlos, así son ellos quienes
«voluntariamente» abandonan la empresa y sus explotadores se ahorran
importantes sumas de dinero o evitan dar un ejemplo de debilidad al tener que
conceder derechos laborales.
En
los casos de empleados con cierta antigüedad, puede ocurrir que el acoso se dé
progresivamente, a modo de gota china. Aunque el trabajador lleve varios años
trabajando y cumpliendo sus funciones sin problemas, incomprensiblemente llega
un día en el que se empieza a cuestionar su profesionalidad. En el caso
trabajadores reivindicativos, suele ser de forma más repentina, como si se
tratara de un «aviso al personal» de lo que les podría ocurrir si le secundan.
La
metodología que emplea la empresa es mezquina y cobarde. Mezquina, porque los
directivos que lo promueven acaban trasladando el dinero que pueda ahorrarse la
empresa a sus propias nóminas, de ahí que cada vez haya una mayor distancia
entre lo que cobran ellos y nosotros. Cobarde, porque sabedores de las
consecuencias penales en las que podrían incurrir si se demuestran durante un
juicio, azuzan a los propios compañeros del acosado a secundar el moobing,
lo cual resulta incluso más indignante.
Son
prácticas habituales del acoso psicológico el suscitar críticas continuas hacia
la persona de la que quieren desprenderse, promover que nadie le dirija la
palabra, saturarle de trabajo, cambiarle repentinamente sus funciones,
ordenarle faenas sin sentido e incluso fabricar pruebas con la connivencia de
algún empleado trepa para intentar justificar futuras sanciones. Las consecuencias
anímicas de ese trato denigrante son el menoscabo de la autoestima de la víctima
y fomentar en ella tal estado de ansiedad que le lleva a solicitar una
incapacidad laboral transitoria, la baja médica, para salir de esa espiral
desquiciante. No contentos con ello, también se aprovechará esa situación para
alegar su baja productividad y continuas ausencias a fin de desprestigiarle aún
más o intentar justificar un despido objetivo. Una vez trasladada la
responsabilidad para que lo promueva otro trabajador, la empresa suele hacer caso
omiso a los avisos que le llegan haciendo ver que no tiene nada que ver con lo
que está pasando y negando su implicación. Ciertamente, cabe la posibilidad de
solicitar una Inspección Laboral, pero si cuando se realiza no se encuentran evidencias
puede ser una herramienta administrativa de dudosa validez porque podría
utilizarse incluso en contra del acosado.
En
el supuesto de que se quiera llevar a juicio a los responsables, es
imprescindible que quienes están sufriendo moobing, además de los
informes médicos donde se diagnostiquen los efectos, elaboren un listado
pormenorizado donde conste cuándo se ha producido y quiénes se lo han
realizado, haciendo acopio, si se pudiera, de correos, mensajes, grabaciones y
testigos que estén dispuestos a declarar lo ocurrido. Desgraciadamente es
habitual que los compañeros, de acudir, lo hagan a declarar de parte de la
empresa, por lo que de no poder contar con ninguno que lo corrobore se deberá
de intentar acudir con otros que ya no trabajen en ella u otras personas que
tengan algún tipo relación con la misma y no puedan estar sujetos a coacciones,
tales como distribuidores, clientes, etc. Si la denuncia va por la vía laboral deberá
ir dirigida sobre el acosador directo y sobre la empresa, pues ella, aunque
quiera alegar que no está implicada, también es jurídicamente responsable si se
le ha avisado por burofax y no ha hecho nada evitarlo. Si se decide presentarla
por la vía penal, deberá ir dirigida directamente sobre quien está realizando
el acoso, de ahí que la empresa interponga entre ella y el acosado a cualquier
pelota de turno. Sin embargo, pese a que como decíamos es una práctica
habitual, no son demasiadas las sentencias relacionadas con el acoso psicológico
laboral porque ni en las leyes parece estar convenientemente tipificado ni
tampoco los jueces están demasiado familiarizados con el tema, siendo el
desenlace más habitual una compensación económica por daños y perjuicios al
acosado.
En
la CNT siempre respetaremos la decisión de quienes están sufriendo moobing patronal
y les daremos nuestro apoyo. No obstante, como anarcosindicalistas, la
experiencia nos ha demostrado que la mejor vía para solucionar los conflictos
es la acción directa. Siempre que nuestra militancia esté dispuesta a ejercerla
les respaldaremos y la ejerceremos hasta donde se crea conveniente, promoviendo,
además de otras acciones que estaría de más enumerar, aquellas basadas
concentraciones de apoyo delante de la empresa para denunciarla públicamente,
realizar campañas mediáticas de boicot o señalar a los acosadores en su entorno
más cercano, pues la consecuencia de la mierda de fechorías que promueven,
cuanto más cerca la tengan, más le salpicará.
[[Publicado
originalmente en el periódico Solidaridad
Obreras # 372, Barcelona, diciembre 2018.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.