Humberto Decarli
La situación en Cuba es complicada para sus gobernantes. Los anuncios de restricciones al consumo y de una posible repetición del llamado Período Especial, preocupa en demasía al sanedrín dirigente de la isla. Primero, porque no hay capacidad para emprender modificaciones al esquema económico antillano; segundo, porque no existe una dirigencia con carisma que pudiese persuadir a la gente de soportar más sacrificios; tercero, no hay la posibilidad en lo inmediato y en lo mediato, de reemplazar a Venezuela como eje del financiamiento del régimen; cuarto, las sanciones implementadas por Washington son fuertes y afectan profundamente a la mayor de las Antillas; quinto, la solidaridad que pudiera generar el Foro de Sao Paulo no funciona porque Nicaragua está en dificultades, Brasil está en manos de la derecha, México está abocado a cumplir los compromisos con Trump en cuanto a los emigrantes centroamericanos so pena de un incremento mensual del cinco por ciento en los aranceles de los productos aztecas exportados hacia el norte; y Bolivia es poco lo que puede aportar.
La situación en Cuba es complicada para sus gobernantes. Los anuncios de restricciones al consumo y de una posible repetición del llamado Período Especial, preocupa en demasía al sanedrín dirigente de la isla. Primero, porque no hay capacidad para emprender modificaciones al esquema económico antillano; segundo, porque no existe una dirigencia con carisma que pudiese persuadir a la gente de soportar más sacrificios; tercero, no hay la posibilidad en lo inmediato y en lo mediato, de reemplazar a Venezuela como eje del financiamiento del régimen; cuarto, las sanciones implementadas por Washington son fuertes y afectan profundamente a la mayor de las Antillas; quinto, la solidaridad que pudiera generar el Foro de Sao Paulo no funciona porque Nicaragua está en dificultades, Brasil está en manos de la derecha, México está abocado a cumplir los compromisos con Trump en cuanto a los emigrantes centroamericanos so pena de un incremento mensual del cinco por ciento en los aranceles de los productos aztecas exportados hacia el norte; y Bolivia es poco lo que puede aportar.
Tentativas de ampliar la esfera económica de Cuba
La administración de los Castros pretendió en el pasado darle un giro de ciento ochenta grados a la monoproducción azucarera. A pesar de que canjeaba el derivado de la caña en ecuación por petróleo a la Unión Soviética no supieron transformar ese pequeño excedente financiero en otra opción menos tradicional. Se convirtieron entonces en exportadores del oro negro sin producirlo porque les quedaba el hidrocarburo debido a que lo recibido de los rusos superaba con creces el consumo energético nacional.
Surge la idea de la búsqueda de nuevas fuentes de financiamiento y aparte de los rubros tradicionales, el azúcar, el tabaco, el níquel y el ron, se invierte en biotecnología y se funda una central nuclear al mando de Fidel Castro Díaz Balart, el físico hijo mayor del jefe del Estado. La central de Juraguá no dio los frutos esperados y fue cerrada. El heredero de Fidel se suicidó el pasado año. Sin embargo, el turismo, gerenciado por transnacionales hoteleras, se expandió y permitió la subsistencia del país.
No hubo éxito en el acometimiento de nuevos espacios y después de la caída del Muro de Berlín se desplomó cerca de las tres cuartas partes del comercio cubano, esencialmente con los países del bloque soviético, y comenzó un lapso de penurias para el pueblo. Aconteció el “maleconazo”, fuertes disturbios en el Malecón de La Habana y fue abordado directamente por Castro quien se presentó in situ y discutió con las manifestantes. Fue apreciado como haber asumido la responsabilidad y dado el carisma del comandante la cosa no llegó a más.
Una economía dependiente
Vencido el Período Especial el régimen adopta un sucedáneo al financiamiento de Moscú. Se trata del auxilio venezolano, traducido en una factura petrolera trascendiendo los 100 mil barriles diarios pagados con asesoría de materia represiva, salud y entrenadores deportivos.Además, hay un flujo financiero inauditable expresado en transferencias dinerarias injustificadas y triangulaciones comerciales donde Cuba adquiere bienes y los revende a Venezuela con una obvia plusvalía.
El problema advenido es la crisis venezolana y por ende la disminución de las canonjías y demás beneficios para Cuba, además de una palmaria reducción de la cuota petrolera lo cual generó una gran angustia a los dirigentes de la dictadura isleña. Con la presunta revolución ese país ha mantenido siempre una dinámica económica de atraso, estatismo, centralismo, monoproducción, dependencia del exterior y el resultado ha sido la creación de una sociedad pobre donde la gran mayoría de la gente vive en condiciones miserables.
Las sanciones norteamericanas
Estados Unidos, después de la asunción del poder por los “barbudos”, mantuvo un embargo sobre La Habana que se amplió con la ley Helms Burton, instrumento normativo que lo reforzó ampliamente. Siempre el gobierno castrista imputó todos sus fracasos a un “bloqueo” diseñado desde la Casa Blanca pero con el tiempo se fue flexibilizando hasta llegar a los acuerdos con el presidente Obama y la mediación de Canadá y el Vaticano, donde se restablecieron oblicuamente las relaciones diplomáticos y se amplió el comercio con la isla.
Empero, con la gestión de Donald Trump empeoró todo debido a la injerencia cubana en Venezuela y se estatuyeron nuevas penalidades. Se incrementó la rigidez de la mencionada ley con las demandas de los bienes confiscados por la administración castrista ante tribunales americanos, se redujo la cuota de las remesas enviadas desde Estados Unidos a mil dólares trimestrales por persona nada más, no podrán los ciudadanos americanos hacer turismo hacia la mayor de las Antillas, no se aceptan a las empresas que comercien con Cuba y los equipos de beisból de grandes ligas no pueden negociar con el Estado cubano sino directamente con los jugadores.
Las anteriores presiones buscan sentar al Estado cubano a negociar y como no se trata de un problema ideológico sino de oportunidad y conveniencia, es posible el cumplimiento de ese objetivo. Mientras tanto, se arrecian las medidas e incluso se aplicarán nuevas y se presenta la necesidad de tomar decisiones buscando atenuar los efectos de las penalidades.
Conducta de la gestión castrista
Díaz Canel ha declarado el rechazo a las acciones aplicadas por Washington y dijo no amilanarse porque van a resistir. Además, han tomado decisiones para paliar la situación. Primero, aunque la exportación venezolana es de 50 mil barriles diarios, la falta de venta y de clientes del petróleo nacional hace que pudiese estar enviándose más de la indicada cuota y con eso auxilian al alicaído país. Segundo, las autoridades cubanas están monetizando la ayuda venezolana y en vez de emplearla para el consumo interno la venden en el mercado internacional castigando de esa forma a los cubanos al aumentar el desabastecimiento y escasez de bienes y servicios.
En todo caso, han anunciado más restricciones y están ablandando y preparando a la gente para aceptar esas privaciones. Pero han de estar bien preocupados porque una crisis aguda como pareciera avizorarse no la soporta la actual dirigencia y podría generar insurrecciones sociales incontenibles.
Escenarios probables
El relato precedente podría desembocar en múltiples salidas. Una de ellas sería que Raul Castro y compañía se sienten a negociar para desentrabar el drama venezolano, mediante la renuncia de Maduro y garantizarle a Cuba la cuota petrolera para su subsistencia. Otra fuera seguir con la actitud numantina de rechazar todo con reluctancia a cualquier acuerdo en una postura suicida. También cabría una solución mixta combinando las dos anteriores en cuanto a recibir más hidrocarburos a expensas de la salida del tambaleante gobierno de Venezuela con garantías de impunidad para el gobernante venezolano y un grupo de sus acólitos.
Corolario
Pasados sesenta años de la toma del poder por el ejército guerrillero que derrocó a Fulgencio Batista luego de su derrota en la batalla de Santa Clara, no hay una conclusión favorable en múltiples aspectos, lo que es el resultado de la fementida revolución. En el ámbito social la pobreza se ha elevado con lo cual se da un mentís a la tan mencionada justa distribución de la riqueza en la calidad de vida es muy precaria para los cubanos reinando el desabastecimiento y la escasez. La salud ha sufrido una notable merma en ese país de Jauja como se promocionó por supuestos logros en esa materia. En la educación apreciamos unos saberes tradicionales al servicio del poder. Como ejemplo tenemos la Universidad de Ciencias Informáticas en la cual se desarrolla la tecnología para la investigación personal, la disciplina y la represión pero carece de calidad en el área civil y humana.
En el plano económico encontramos una situación de dependencia del exterior como al inicio, generando productos primarios y de monoproducción. La productividad brilla por su ausencia porque los militares, quienes encabezan el aparato productivo, no son eficaces. En lo cultural se observa una decadencia, tanto en los concursos literarios y en el cine así como en el movimiento musical y en las artes plásticas. La juventud busca nuevos derroteros superando los criterios artísticos estalinistas, demasiados rígidos y pétreos. En el sector político se aprecia una concentración absoluta del poder en una suerte de junta militar quien realmente rige los destinos de la isla por encima del buró político del partido comunista y del presidente Díaz Canel. Entre sus miembros se encuentran los históricos Machado, Leopoldo Cintras, Ramiro Valdés, bajo la égida de Raúl Castro y su hijo.
En síntesis, es un Estado totalitario donde se asfixia todo desde el eje del poder ejercido por la indicada junta militar, el buró político del partido comunista, las fuerzas armadas, las policiales y los organismos parapoliciales (los C.D.R.; los derechos humanos se violentan reiteradamente, la libertad de tránsito es restringida, la disidencia es perseguida, reprimida, encarcelada y asesinada, los escasos medios masivos de difusión son censurados absolutamente, los intelectuales y artistas son controlados, y la educación es ideologizada y oficialista.
Frente a tal panorámica dantesca cabe preguntarse cuál será el destino de la distopía reinante en Cuba. Están confiados en un aparato totalitario con trayectoria de una gran eficacia pero ante tantas penurias presagiadas por el nuevo Período Especial a las puertas, surge la interrogante de su éxito para sobrevivir, pues pretende constituirse en dictadura eterna, pero si hay fisuras puede augurarse un cambio no muy bien definido.
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