Enrique Bienzobas
Tan peligroso es dar una espada a un loco como poder a
un malvado.
Antístenes
Trascurría
la segunda mitad del siglo V antes de Cristo, era el "Siglo de
Pericles". Atenas vivía un período plagado de satisfacciones. Sus gentes
se sentían felices, sobre todo los ciudadanos, otra cosa eran los esclavos y
las mujeres; tal vez la única mujer a la que le importaba muy poco ser o no ser
ciudadana era Hiparquia. La situación económica era más o menos floreciente, a
pesar de las continuas guerras, pero incluso eso fue aprovechado por Atenas en
beneficio propio [1]. Los ciudadanos participaban en las guerras pero también en
la política, en la crítica, en el teatro... se encontraban a gusto, como en un
sueño. Habían ido creando un ethos a su medida. Bueno, no todas las gentes como
acabamos de mencionar: esclavos, mujeres y extranjeros -aunque fueran
respetados- quedaban al margen del reparto en todos los sentidos.
No
duró mucho tiempo dicho estado de felicidad: el mismo Pericles propuso, y
consiguió, la privación de los derechos políticos a los nacidos de una madre no
ateniense, algo que la Asamblea, muy democrática ella, aprobó. Esa misma
democracia, ya sin tantos derechos, arrebató la vida a Sócrates por
"corromper a la juventud", es decir, por criticar a la clase política.
Y algo más tarde Esparta, que envidiaba la prosperidad ateniense, se enzarzó en
una guerra por todo el Peloponeso dejando a la demócrata polis muy maltrecha y
desilusionada. Comienza entonces un período de transición al helenismo. Un
período de crisis. La práctica diaria, el carácter, la moralidad..., el ethos,
creado y recreado como algo construido a modo de modelo, la comunidad reducida,
levantada a la medida de los seres humanos, se estaba convirtiendo en algo
universal (global decimos hoy sintiendo casi lo mismo), algo que ya no se puede
abarcar, que ya no entiende ni controla, "un crisol de morales absurdas",
como dice Sloterdijk [2]. El desarraigo y la deslocalización empiezan a hacer
mella en las gentes.
Ese
mismo desarraigo unido a la inseguridad y a la precariedad facilitaron la aparición
de escuelas de pensadores que, siguiendo la tradición sofista, ofrecían soluciones,
explicaciones de cómo alcanzarla felicidad, pues eso es lo que se buscaba. Entre
esas escuelas las más importantes fueron la Escuela Platónica, la Estoica, la Epicúrea...,
la Cínica. Y es de esta última de la que queremos decir algo.
Parece
que denominar anarquistas a personas del siglo V a.C. cuando fue Proudhon el primero
en emplear el término en el siglo XIX, sería algo fuera de lugar. Pero no lo consideramos
tal. Y emplear un sinónimo de anarquista, tal como libertario, tampoco por ser
eso: sinónimo, por lo tanto. Entonces, valiéndonos de un helenista como Carlos
García Gual, que los considera como un preludio [3], les aplicaremos su verdadero
nombre: anarquistas.
Respecto
al término cinismo podemos comprobar que tiene al menos dos acepciones, por un lado
la general, mentir con descaro para aprovecharse de dicha mentira (muy utilizada
por los políticos profesionales), y por otro lado la acepción empleada para
referirse al cinismo como posicionamiento filosófico de desprecio a las convenciones
y normas sociales, morales, políticas, etc. Los alemanes tienen dos vocablos
para esas dos acepciones: kynismus, el cinismo filosófico, y zynismus, el
cinismo vulgar, sinónimo de hipocresía. En español solo disponemos de cinismo,
por lo que si, en alguna ocasión se pueda insinuar algún error añadiremos
filosófico a cinismo.
Sin
ser muy exigentes la llamada Escuela Cínica se prolonga desde su inicio, a
mitad del siglo V a. C., con Antístenes, hasta el siglo V d. C., momento en el
que Agustín de Hipona se quejaba de su existencia [4], claro que ya para
entonces los cínicos primitivos habían cambiado, como así lo manifestó el
emperador Juliano hacia mediados del siglo IV, dejando bien claro en Contra
los cínicos ignorantes la diferencia existente entre los "idealistas"
primitivos y sus seguidores de siglos posteriores.
Y
es que, como nos dice García Gual, "La perduración de la secta cínica es
un trazo notable, como también lo es la variedad de tipos humanos que podían
camuflarse bajo el ascético uniforme del cínico" [5]. Al menos aquellos
"camuflados" buscaban asemejarse a Diógenes no sólo en vestimentas pobres
sino también en su insolencia. Hoy los cínicos que pululan por todo el ámbito de
la política y las finanzas no dudan en tapar sus mentiras tras las sedas y
otros lujos.
Las
enseñanzas cínicas surgieron en un gimnasio llamado Cinosargo, situado a las afueras
de Atenas, en el camino a Maratón. En dicho gimnasio se reunían los nacidos de
uniones mixtas entre atenienses y extranjeros. Era un gimnasio-santuario,pues
estaba dedicado a Heracles –Hércules en la mitología romana-, hijo de Zeus y de
la mortal Alcmena, apropiadamente unión mixta. Se conoce ya su existencia a
principios del siglo V a. C. pues fue citado por Herodoto en su referencia a la
batalla de Maratón (6). Antístenes, discípulo de Gorgias, en su condición de no
ciudadano ateniense, su madre era tracia (él respondía que también la madre de
los dioses era frigia), se refugió en él para impartir sus enseñanzas, que
versaban sobre todo de retórica, a él se debe lo que puede ser la primera definición
de proposición (oración, nombre, discurso..., logos): proposición es lo que
expresa lo que era o es algo. Diógenes Laercio, en su Vidas de filósofos
le sitúa en el origen de la Escuela Cínica, otros sin embargo lo califican de
"precursor" [7]. Afirmaba que la educación es un tesoro preferible a
la riqueza y criticaba a la democracia ateniense por la demagogia de los
políticos y la irresponsabilidad de las gentes que eligen no por los méritos
sino por los engaños de los demagogos. Si a ello le añadimos su ateísmo y el
sarcasmo respecto de la religión cuyos ritos, lo mismo que en otros aspectos
(sociales, culturales...), no tienen ningún sentido, tenemos ya la base de lo
que será, con su discípulo Diógenes el perro, la escuela cínica.
En
cuanto al apelativo de perro conviene comentar algo. Dicen que Cinosargo se refiere
a "perro blanco" o "perro veloz", también se aplica a los
que visitaban el santuario/gimnasio donde enseñaba Antístenes, queriendo
equipararlos con dichos animales, cuyo espíritu es el opuesto al social de las
abejas. Cuando se lo aplicaron a Diógenes, con el ánimo de insultarle, él lo vio
muy apropiado enorgulleciéndose de ser como un perro, pues dicho animal es desvergonzado
e, incluso, insolente. Desde entonces Diógenes y sus posteriores seguidores, se
aplicaban a sí mismos -y misma en el caso de Hiparquía– tal calificativo. Los
cínicos hicieron de la desvergüenza del perro la insolencia del antisistema.
Diógenes
el perro, verdadero fundador de la escuela cínica y probablemente el más importante,
es su filósofo más conocido. Puede que por ello (por aquello del tonel) un
grupo de psiquiatras británicos, sin ningún conocimiento de la filosofía
cínica, diera su nombre a un conjunto de síntomas para caracterizar una
enfermedad, el "Síndrome de Diógenes", que afecta a las personas que
viven, la mayoría en soledad, en casas sucias y desordenadas, que acaparan basura
y cubren sus cuerpos sucios con ropas igualmente sucias, presentando carencias
de todo tipo. Pues bien, esos síntomas nada tienen que ver con Diógenes el
perro. Los filósofos cínicos cuidan sus cuerpos -en su bolsa o alforja no
faltan útiles de limpieza- practican gimnasia y no acaparan absolutamente nada,
mucho menos basura. Así pues, aplicar a esas gentes descritas en el artículo de
The Lancet [8] el nombre de Diógenes
es incorrecto y no tiene ninguna justificación científica, desgraciadamente el
concepto se ha extendido no sólo entre los psiquiatras, también entre
periodistas, asistentes sociales, policías, etc., convirtiéndose en algo ya de
dominio público de manera totalmente acrítica.
Como
acabamos de decir a los filósofos cínicos griegos -y a Hiparquía, la única filósofa
de la escuela-, les gustaba la limpieza, cuidaban de sus enjutos cuerpos haciendo
todos los días deporte. Eso sí, los cubrían pobremente con un manto que les servía
de vestido y para dormir por las noches. El resto de sus posesiones consistían
en una bolsa, donde llevaban lo imprescindible, incluida la comida así como un
vaso, y un bastón o simplemente palo. Eso era todo. Vivían en los caminos,
calles, plazas, portales públicos, etc., lugares en los que explicaban su
filosofía, que nada tenía que ver con los pensamientos complejos de Platón o
Aristóteles, por poner dos ejemplos. Se trataba de una filosofía de la praxis
enfrentada a las que practicaban los intelectuales orgánicos. Mostraban sus enseñanzas
con la práctica cotidiana, la cual servía de razones contra la oficialidad en
todos los aspectos: políticos, culturales, artísticos, sociales...,
despreciando toda forma de Estado, incluidas sus normas que se basan en la
hipocresía.
Su
enseñanza era vivir en, de y por la naturaleza sin depender de nada. Así eran
libres y, por tanto, felices, que era su objetivo último, al menos aspirar a la
felicidad. La gente esclava no puede sentirse feliz y la esclavitud es impuesta
por aquellos que se consideran "amos" de otros en todos los sentidos,
si bien nada en la naturaleza indica que así debe ser. Pero también la esclavitud
-nos dicen- tiene sus raíces en la búsqueda del placer. Viviendo en la
naturaleza las gentes eran felices, como los animales, la aparición de
organización social origina nuevas formas de placeres no relacionados con la
naturaleza. Con el advenimiento del Estado, de las normas sociales, surgieron enfrentamientos
y diferencias. Pero también censuran los excesos de comida y bebida, el lujo y
la comodidad moralmente excesiva, y las leyes que privan de libertad. Ante la
vida cómoda que debilita la fortaleza y precipita al vicio proponen la ruptura
con las convenciones, las leyes y los placeres artificiales y el regreso a una
vida animal. El ser humano para ser libre tiene que romper con las leyes, vivir
de manera natural, autárquica, sin depender de nada ni de nadie. Por eso
aceptaron alegremente el apelativo de perros, aunque tampoco les ofendía que
les calificaran de ratas, querían ser incómodos a la sociedad [9].
Para
llevar una vida de acuerdo con la naturaleza, el ser virtuoso debe renunciar a
los placeres y para ello el cínico debe practicar ejercicios de forma
continuada, algunas veces eran muy duros, Diógenes, por ejemplo, se revolcaba
en la nieve los días de invierno y en la tierra caliente en verano. Además
tienen que aprender a dominar sus deseos y pasiones liberándoles de necesidades,
así como de las opiniones de los demás. De esta manera no posee nada porque
nada necesitan, nada les perturba. Pero no se quedan ahí sus principios, deben
ser explicados con su ejemplo sin miedo, mostrar los vicios de la sociedad y
las injusticias de los poderosos, criticarlos y proponer su fin. Su aspecto
abandonado, sin casa, sin familia, sin patria -se consideraban ciudadanos del
mundo entero-, son su mejor ejemplo, si alguno de ellos o ellas eran ricos se
desprendían de sus bienes, un ejemplo es el de Crates de Tebas que liquidó toda
su fortuna y la repartió entre sus vecinos, cuando Diógenes se enteró le dijo que
debió arrojar al mar todo el dinero; otro ejemplo es la esposa de Crates,
Hiparquía que, perteneciendo a una familia rica, despreció a todos sus ricos
pretendientes para casarse con el cínico. Vivieron como mendigos, homesless decimos hoy: mantón, bastón,
alforjas y libertad eran todas sus posesiones. ¡Y su ejemplo!
Política
y socialmente rechazan la participación en las instituciones, se ríen de ellas.
Para ellos y ella el modelo a seguir no es el del gregarismo y su modelo serían
los animales libres -no las comunidades de hormigas o abejas, por poner algún
ejemplo-, se inspiran en el perro como queda dicho. Y, al igual que el perro
ellos, y ella, comen y beben en la vía pública (entonces muy mal visto),
orinan, defecan, practican el sexo delante de todo el mundo. Esta forma de actuar
pretende ser un revulsivo entre las gentes, una auténtica provocación buscando
la reacción de los demás. Frente al trabajo, que es un elemento integrador,
proponen la sobriedad, la mendicidad que no rechazan o incluso el robo. Algo
que justifican diciendo que entre los amigos no existen propiedades, los dioses
son los dueños de todo lo que existe y los cínicos, que practican la virtud,
son los amigos de los dioses, de ahí que puedan coger lo que necesiten.
Por
último, y dado que la hemos mencionado en varias ocasiones, a pesar de que existieron
un número importante de cínicos, hablaremos solo de Hiparquía, la única filósofa
que se reunía con los hombres y discutía con ellos en situación de igualdad. Cuentan
que en una ocasión Teodoro el ateo se vio mezclado en una discusión filosófica
con Hiparquía de la cual salió mal parado (10). Podemos considerarla sin error
la primera feminista de Occidente, pues antepone sus decisiones a las de sus padres
y la sociedad para vivir como ella quiso. Un escritor español del siglo XVII que
quiso pasar desapercibido nos cuenta de ella lo siguiente: "Hiparchia
desdeñando ejercicios de mujeres, diose a la Filosofía: tanto resplandeció en
ella, que fue admiración de aquel siglo; hermosa tanto como pretendida en
casamiento de ricos, y nobles mancebos de su edad. No los admite, pide por
marido a Crates, cuya escuela cursaba"(11). Hiparquía tenía 15 años cuando
fue atraída por los discursos de Crates, desde ese mismo instante quedo
enamorada del filósofo cínico siguiéndole a todas partes, hasta el punto que
quiso casarse con él. Sus padres no lo permitieron pero ella dijo que o se
casaba con Crates o se suicidaba. El propio Crates, a solicitud de los padres
de la joven, quiso disuadirla y, aunque no está muy claro el método empleado
para tal fin, parece que le mostró sus riquezas, es decir, su cuerpo, su manto,
alforja y bastón diciéndole que esa era toda su propiedad y que si se unía con
él tendría que vivir como él. Sin dudarlo aceptó. El matrimonio se consolidó de
una manera muy cínica [12]. Desde entonces vivieron juntos como cínicos el
resto de sus vidas.
Notas
1.
La creación de la Liga de Delos para hacer frente a la invasión persa se ciñó
en una fuente de ingresos para disfrute de Atenas, convertida en cabeza
dirigente de un imperio.
2.
Peter Sloterdijk: Crítica de la razón cínica. Trad.: Miguel Ángel Vega
Cernuda. Ed.Siruela. Madrid 2011. Pág. 259.
3.
Carlos García Gual: "Los cínicos griegos como preludio anarquista", El País, 30/10/2010, bit.ly/2GnsC2S
4.
"Y todavía hoy vemos que hay filósofos cínicos. Son, en efecto, esos que
no solo se cubren con el manto, sino que llevan también una maza". Agustín
de Hipona: La ciudad de Dios, XIV, 20. Citado en Los filósofos cínicos
y la literatura moral serio burlesca. Edición de José A. Martín García y
Cristóbal Macías Villalobos. Ed.: Akal. Tres Cantos, 2008. Vol. II pág. 1135
5.
Carlos García Gual: La secta del perro. Ed.: Alianza, Madrid 2011. Pág.
82.
6.
"... recién llegados de un santuario de Heracles, el de Maratón, asentaron
sus reales en otro santuario de Heracles, el de Cinosarges". Historia,
Libro Sexto. Traducción de Carlos Schrader. Editorial Gredos, Madrid, 2006.
Pág. 328.
7.
Carlos García Gual: La secta del perro, págs. 28 y ss.
8. Clark, Mankikar y Gray:
"Diogenes Syndrome: a Clinical Study of Gross Neglect in Old Age", The Lancet. Vol. 305,No. 7903, p. 366-368. February 15, 1975.
9.
En los años sesenta del siglo XX hubo en los Estados Unidos de América un movimiento,
que se extendió por otros países como el Reino Unido, Alemania, etc., llamado
Motherfuckers (que puede muy bien asemejarse a los filósofos cínicos) a los que
Abbie Hoffman, el activista que se autoproclamaba "anarcocomunista",
dijo de sus componentes que "vivían como ratas". Servando Rocha: Historia
de un incendio, La Felguera ediciones. La Laguna, Tenerife, 2ª ed. 2007.
Pág. 35.
10.
Teodoro le reprochó haber dejado las labores propias de mujer para realizar las
de los hombres y ella le respondió que ocupó mejor el tiempo ofreciéndoselo a
las ciencias en lugar de a las labores improductivas.
11.
Gerónimo Fernández de Mata: Crates y Hiparchia marido y mujer, filósofos antiguos.
Imprenta Real. Madrid 1637, [7] + 65 págs [bit.ly/2UAYHZ4]. Citado en filosofia.org:
bit.ly/2UCbIBt
12.
Realizaron el acto sexual en las escaleras de un portal público, a la vista de
toda aquella persona que quisiera mirar.
[Tomado
de http://www.trasversales.net/t46eb.pdf.]
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