Wilmer Astudillo
Ante el colapso total del Estado en manos de la horda gobernante, que se puede esperar ocurra en las empresas dependientes de él. Ejemplo de ello es cómo la ineficiencia, mala gerencia y corrupción acabaron con la estatal CABELUM. La más importante plata industrial de Ciudad Bolívar. En esa factoría transformadora de aluminio hoy impera el caos, el desorden y la desidia, las gerencias parecidas a madrigueras de hienas y zamuros que se disputan la carroñas aún disponible, después que el profugo presidente de la empresa Carlos Azzari, salió en estampida y dejó en estado de coma esta factoría. Las autoridades nacionales y regionales no hacen nada, solo miran hacia otro lado repitiendo su gastado discurso seudo revolucionario, porque, ¡entiéndase bien!, ellos son protagonistas y coautores del desastre y la debacle en que está sumida la región de Guayana y el país... ¡Esta hecatombe es responsabilidad de Nicolás Maduro. y los generales Rangel Gómez y Justo Noguera!
Cuando se fueron Carlos Azzari y su grupo de gerentes cómplices de corrupción quedo sembrado el cáncer del nepotismo, otro modelo de la "gerncia socialosta y revolucionaria" típica del chavomadurismo, así como la manera feudal de administrar el patrimonio de las empresas las empresas y del país. Porque aquí se aprovecharon y aprovechan de sus posiciones para colocar a las familias en cargo gerenciales, solo revísese la nómina gerencial de CABELUM y encontrará que la empresa se ha convertido en una suerte de agencia de empleos para beneficio de clanes familiares.
Ahora hay nuevos funcionarios a cargo, pero la corrupción sigue imperando, los gerentes, la junta directiva y el presidente encargado la están saqueando y los grandes perdedores son los trabajadores y trabajadoras, despojados de sus derechos contractuales y legales, les quitaron el seguro que cubria gastos de hospitalización, las medicinas y consultas médicas, quedando ahora sometidos a las desventuras de los CDI o del desamparado hospital público de la ciudad.. Paralizaron la planta y apagaron el horno desde el mes de agosto de 2018 y los trabajadores no pueden asistir a cumplir horario, porque eliminaron el transporte, le regalaron el gasoil a Ferrominera del Orinoco y la ambulancia se la llevaron para Gurí, dejando a los pocos trabajadores desguarnecidos si se llegase a presentar una emergencia y debe llevar al trabajador a un centro hospitalario a recibir atención médica, esta Junta Directiva se paga y se dan el vuelto aprobando jugosos bonos para los gerentes, mientras los trabajadores pasan hambre con el salario mínimo que no alcanza ni para comprar dos artículos alimentarios. También eliminaron los reembolsos de las medicinas y le declarararon la guerra a los hijos de los trabajadores, para quienes terminaron el beneficio de la entrega de juguetes en diciembre y la cobertura del plan vacacional en el período correspondiente.
Las últimas semanas se han presentado grandes shows para disimular el fracaso, con vergonzosas ceremonias de entrega de cajas de comida en la s que se han presentado reyertas, porque los gerentes hacen listasde entrega donde primero van sus amigos y familiares, dejando ala mayoría de los trabajadores sin la caja de comida. Es injusta y ruin la conducta de estos gerentes que juegan con el hambre y la miseria en que viven la mayoría de los trabajadores. Por su parte, la dirigencia sindical ante tales hecho calla y son cómplices de la gerencia de CABELUM, siendo cómplices de la situación, lo que no sorprende pues hace mucho tiempo esta dirigencia perdió su espíritu de lucha, actuando como mandaderos del patrono y justificando todos los abusos que estos cometen contra la clase trabajadora. Es vox populi lo que hacen algunos miembros de la junta directiva, que aun en las ruinas de la empresa sacan viáticos para asistir a las marchas del PSUV en Caracas, a las que ni siquiera van pero se quedan con el dinero. Esta denuncia es en concreto contra José García y sus acólitos que son los que actualmente dirigen a CABELUM, y se ceban con los últimos despojos de la empresa.
Lo preocupante de todo esto es la indefensión en la que están los trabajadores. No se vislumbra aún el arranque de esta planta transformadora de aluminio, porque una empresa que suministran el aluminio primario -VENALUM- operaba al 7 % de su capacidad instalada, y la otra -ALCASA_ operaba al 4 por % de su capacidad instalada y después del apagón del 7 de marzo quedaron apagadas todas sus celdas. La situación es crítica porque no hay ente gubernamental interesado en resolver el problema y echar a andar las empresas básicas de Guayana destruidas por este gobierno que se hizo llamar socialista, revolucionario y bolivariano, palabrería usada para favorecer a una elite gobernante que se beneficia con la importación de materias primas y productos acabados que son vendidos a precios exorbitantes, cargando el precio al pueblo consumidor.
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