Iván
Nistal
Conocida
es su obra en los circuitos artísticos y culturales, pues por algo es
considerado como uno de los grandes escultores españoles del siglo XX. Pero lo
que menos se conoce, y esto suele ocurrir con frecuencia, es la filiación política,
especialmente si se trata de alguien que llegó a formar parte del movimiento
libertario.
No cabe
duda de que su trayectoria artística tiene una gran importancia, pero no menos
interesante deja de ser su pensamiento político, con un posicionamiento
claramente al lado de la clase obrera, es decir, de los más desfavorecidos, más
si cabe en una provincia como Zamora, que si de algo se ha caracterizado
siempre es de adoptar las costumbres y pensamientos más tradicionales. Un
ejemplo de este desinterés hacia su filiación anarquista lo demostró el
periódico local La Opinión de Zamora,
el cual sacó varias entregas en su suplemento dominical en el cual relataba la
importancia de su obra, su vida en Zamora, anécdotas... ¿De su participación en
el movimiento libertario? A lo sumo un par de líneas. Mal homenaje se puede
hacer ocultando una parte importante de su vida. De todos modos soy consciente
de que de los medios de información burgueses y de las instituciones poco se
puede esperar al respecto, ejemplos de ello hay a raudales
Entraré
de lleno en el artículo abordando un breve repaso biográfico. Baltasar Lobo nace
en 1910, en Cerecinos de Campos. A los once años ingresa en la Escuela
Cervantes de Benavente. En 1922, su padre, carpintero de profesión, lo trasladó
al Taller de Arte de Ramón Nuñez en Valladolid para aprender el oficio
esculpiendo santos de madera. En 1923 asiste a clases de modelado en el Museo
de Bellas Artes de Valladolid. En 1927 obtuvo una beca de estudio en la
Academia de San Fernando en Madrid. En esta ciudad asiste a cursos nocturnos de
dibujo en la Escuela de Artes y Oficios, participando en exposiciones
colectivas.
Es una
incógnita el momento en el que Lobo abandona los santos de madera y toma
partido por las ideas anarquistas, si bien gracias a la obra de Madrigal;
"Arte y compromiso. España 1917-1936", podemos saber que desde joven
se posiciona y solidariza con las clases más desfavorecidas a través de su obra
artística (en la cual aparecen labradores, prostitutas, mendigos...), realizando
con tan solo 16 años una escultura de escayola para la Diputación Provincial de
Zamora conocida como "El esclavo", en la que se puede observar a un
esclavo intentando librarse de sus ataduras. También, gracias a la obra de
Madrigal, podemos observar sus primeros contactos con el movimiento libertario
con 18 o 19 años, una vez establecido en Madrid, a través de Ángel Garzón,
miembro de la CNT y dueño de un taller en la capital en el que trabajaba Lobo
como tallista. Al estallar la Guerra Civil y la revolución social en España,
toda la familia Lobo abandonaría Zamora para instalarse en Madrid.
En esta
época forma parte del Comité Peninsular de la F.I.J.L. y sus dibujos ilustran
publicaciones pertenecientes en su mayoría a la C.N.T. y a la F.A.I. Algunas de
estas publicaciones en las que participaría fueron Tierra y Libertad, Castilla
Libre, Frente Libertario, Tiempos Nuevos, Umbral y Mujeres Libres, entre otras.
En esta última publicación, Lobo colaboraría asiduamente como diseñador y
dibujante de la misma. Su estrecha vinculación y colaboración excepcional con
dicha revista (excepcional en el sentido de que era el único hombre que
participó en la revista), viene a raíz de su relación sentimental, iniciada en
1933, con Mercedes Comaposada Guillén, abogada, educadora y una de las
fundadoras de la agrupación anarquista Mujeres Libres. En la guerra, dentro de
la sección de Artes y Letras, se sabe que dio lecciones en el frente a aquellos
milicianos que no sabían ni leer ni escribir, "armonizando de esta forma
la filosofía ácrata de hacer la revolución (crecimiento personal y humanista
del individuo) al mismo tiempo que la guerra, combatiendo al fascismo",
según indica en un artículo Milagros Soler.
La fama
de Lobo va en aumento debido a la gran cantidad de aportaciones artísticas que
hace para todos estos medios ya mencionados y a su inconfundible forma de
plasmar artísticamente su compromiso político. Esta trayectoria, como afirma
Madrigal, tiene su colofón en un retrato de Buenaventura Durruti, que Lobo
realizó mediante la técnica del lápiz carbón en 1937. Más interesante sería un
dibujo que Lobo realizó en 1936, en el que retrataba los horrores de la guerra,
siendo un anticipo al famoso "Guernica" de Picasso, que mediante estilos
diferentes ambas obras muestran un gran paralelismo. Con el final de la guerra,
Lobo puso punto y final a esta etapa artística y estrechamente ligada a su compromiso
libertario, a pesar de que allá por los años 50, tuviera una participación
breve y decepcionante, según el mismo relató, con el Partido Comunista.
Si en
otras regiones como Aragón o Cataluña era algo común que una familia entera
estuviera unida por sus ideales anarquistas (véase el caso de los hermanos
Ascaso, Carrasquer o Arch), que en Castilla, y concretamente en la provincia de
Zamora, eso ocurriese, era algo absolutamente excepcional. Ese carácter excepcional
lo reúne la familia Lobo. A la trayectoria política anteriormente citada de
Lobo, hay que unir la de su padre, perteneciente a la 39 Brigada y asesinado en
1938 al ser bombardeado el estudio del artista en el cual se encontraba. Su
hermana Visitación, estuvo relacionada desde joven con el movimiento libertario
y muy cercana a la organización Mujeres Libres, en la cual participó para
reavivar dicha organización una vez terminada la guerra y creando
posteriormente junto con Lucia Sánchez Saornil una organización llamada Mujeres
Antifascistas. Posteriormente se uniría sentimentalmente a Gregorio Gallego,
siendo uno de los destacados de la CNT en la Defensa de Madrid. Baltasar tuvo
otra hermana más activista aún, que durante la guerra formó parte de la
comisión de propaganda de Mujeres Libres y que una vez terminada en 1939 se
incorpora a la clandestinidad, sirviendo de enlace a los batallones de
trabajadores.
Tras la
victoria fascista, Baltasar junto con otros tantos artistas, abandonarían el
país en dirección al exilio francés, quedando a España huérfana artística e
intelectualmente. Como indica Violeta Izquierdo en su trabajo "El arte del
exilio republicano español", se puede diferenciar dos grandes núcleos de población
al cual se dirigieron los exiliados en Francia: Toulouse y París. A la primera
ciudad se dirigieron principalmente aquellas personas de base más popular y
sindical. A la segunda, las personas de carácter pequeño-burgués e intelectual.
Baltasar, por lo tanto, se establecería en Montparnasse (París), en el taller
abandonado por Naum Gabo, lugar de gran efervescencia cultural y artística,
donde pasaría el resto de su vida hasta su muerte, en 1993. A su llegada a
París, Baltasar y Mercedes son acogidos por el gran artista Picasso, siendo Mercedes
su secretaria durante bastantes años, dejando constancia de ello en sus obras
"Picasso" y "Los artistas españoles de la Escuela de
París".
Tanto
para Mercedes, como sobre todo para Baltasar, tuvieron el lujo de poder estar
en la capital parisina junto con el artista malagueño, tanto en lo personal
como en lo artístico. Tratar tan directamente con todo un referente artístico
les debió servir de bálsamo en una situación y un contexto tan complicado como
era la condición de exiliados que tenían, con el sufrimiento, desarraigo e
incertidumbre que ello conlleva. Además, Lobo conocería y entablaría amistad
con el escultor Henri Laurens, cuyo taller frecuentaría. Por lo tanto, el grueso
de su obra vendría a partir de su estancia en París con su consolidación en la
escultura. Junto con Picasso y otros artistas españoles de la Escuela de Paris,
participó en diferentes exposiciones, como la de Praga de 1946, titulada
"El arte de la España republicana".
La mujer
es el principal referente en la obra de Baltasar, destacando la serie de
"Maternidades", en las que se caracteriza por la posición recostada
de la madre alzando en brazos a su hijo, siendo una obsesión a lo largo de su
vida el alegato a la vida a través de la maternidad de la mujer. En 1977 tras
un viaje a Grecia, añade en su obra motivos mitológicos, elaborando una serie
de obras dedicada a "Los Centauros". Las esculturas de gran tamaño
son obra de sus últimas etapas como artista.
Sus obras
han sido galardonadas en varias ocasiones, destacando el Premio Oficial de las
Artes y las Letras de Francia en 1981, y el Premio Nacional de las Artes
Plásticas de España en 1984. Su obra ha estado expuesta en grandes ciudades de todo
el mundo, formando incluso parte del paisaje urbano en ciudades como Zurich,
París, Luxemburgo o Caracas.
En el
restaurado castillo de Zamora está el museo Baltasar Lobo, en donde permanece
el legado que el artista donó a la ciudad, así como obras propiedad de la familia
Lobo y de colecciones particulares.
[Publicado
en el periódico CNT # 373, diciembre
2010. Número completo accesible en http://www.cnt.es/sites/default/files/cnt-373-dic2010.pdf.]
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