Rigoberto Reyes S.
El
objetivo en este breve ensayo es establecer con claridad cuáles fueron las
interpretaciones que hizo el anarquista mexicano Ricardo Flores Magón en torno
a la Revolución Rusa, justo en el momento de su desarrollo. Muestro cómo el
anarquista oaxaqueño fue transformando su postura a medida que observaba el
penoso desarrollo de los sucesos en Rusia, pasando de un franco apoyo a una postura
sumamente crítica para finalmente distanciarse completamente del proceso ruso.
La revisión de las posturas de Magón de dicho proceso revolucionario permite
apreciar una capacidad crítica y analítica que sorprende, sobre todo tomando en
cuenta que los últimos escritos de Magón fueron redactados mientras se encontraba
preso y enfermo en Estados Unidos.
Ricardo
Flores Magón, un anarquista perseguido en Estados Unidos
Ricardo
Flores Magón ha sido probablemente el anarquista mexicano más destacado del
siglo pasado, tanto por su pensamiento incisivo como por su incansable
actividad política. Desde su temprana juventud participó en agitaciones
antiporfiristas, además de escribir en periódicos de oposición a la dictadura
encabezada por Porfirio Díaz. A pesar de su prolongado exilio en Estados Unidos
y sus constantes estancias en prisión, Ricardo fue un intenso instigador de la
revolución en México; a la distancia ayudaba a tejer redes entre rebeldes de
todo el país, en buena medida gracias al periódico que fundó y animó hasta sus
últimos días, Regeneración, un diario que, tras algunas ambigüedades
iniciales, se convirtió en una publicación de propaganda y agitación anarquista
que permitía mantener vivo y articulado el Partido Liberal Mexicano (PLM) [1],
organización que llegó a esparcirse por distintos puntos de la región norte del
continente americano [2]. Este diario también fue la principal tribuna para el
pensamiento de Ricardo Flores Magón, cuya visión política madura era el
resultado de una mezcla en la que, por un lado, había una poderosa influencia
de Kropotkin y otros anarquistas metropolitanos y, por otro, una honda raíz que
embebía de los pensamientos y urgencias de la gente de su tierra, en particular
de los campesinos indígenas pobres con quienes convivió durante su infancia y
juventud, una amalgama ideológica que le permitió hallar afinidad entre
rebeldes de los más diversos orígenes, a pesar de los resquemores de algunos
anarquistas puristas de Europa (Abad de Santillán, 1988: 55).
A
comienzos de 1917, cuando la Revolución rusa iba en avanzada, Ricardo se
hallaba en Los Ángeles, California, era un hombre de 42 años, recién librado
del presidio pero cercanamente vigilado por el gobierno estadounidense, pues
sus actividades de agitación eran intensas, a pesar de su frágil estado de
salud [3]. En México, los cauces de la revolución se dirigían a su vertiente
más moderada y constitucionalista en la que la radicalidad del mal llamado ―magonismo‖
no parecía tener cabida. Decididamente la influencia del PLM se hallaba en
declive entre los revolucionarios mexicanos, a contramano el periódico Regeneración
se había convertido en un referente para el anarquismo mundial y, en particular,
para el estadounidense y el latinoamericano.
A
pesar de este panorama aparentemente desolador, Ricardo Flores Magón se
encontraba entusiasmado por lo que observaba en Europa; según su apreciación en
medio de la devastación producida por la Primera Guerra Mundial estaba
surgiendo una vigorosa fuerza social, por lo que ―estaba próximo el estallido
de una Revolución proletaria‖ (Barrera, 1973: 163). En un artículo publicado en
Regeneración el 23 de junio de 1917, Magón sostenía que la propia guerra
mundial había tenido la ―virtud‖ de despertar a los pueblos de Europa, para él
el mundo se había convertido en un volcán próximo a una erupción social cuyos
primeros cráteres eran: México y Rusia (Barrera, 1973:164). Magón estaba al
tanto del llamamiento que en Rusia hacían los trabajadores “para la revolución
social en todos los países de la Tierra” (Magón citado en Barrera, 1973:165).
Simpatías
iniciales con la Revolución rusa y con algunas ideas de Lenin
Tal
como lo sostiene Abad de Santillán, la Revolución rusa produjo un gran
entusiasmo en el anarquista de origen oaxaqueño (1988:63), al igual que en
muchos revolucionarios de los más diversos signos ideológicos, en buena medida
porque se trataba de una auténtica lucha armada de trabajadores que llamaban a
la batalla internacional contra la burguesía. Dos artículos de Magón, publicados
el 16 de marzo de 1918, muestran este entusiasmo desbordado no solo por la
Revolución rusa sino por el propio Lenin. En el artículo titulado ―La
Revolución Rusa‖, publicado en Regeneración, Ricardo Flores Magón,
probablemente exaltado por la lectura de las Tesis de abril,
pronunciadas por Lenin días antes, escribió:
“Nikolai
Lenine, el leader ruso, es en estos momentos la figura revolucionaria que
brilla más en el caos de las condiciones existentes en todo el mundo, porque se
halla al frente de un movimiento que tiene que
provocar
[…] la gran revolución mundial que ya está llamando a las puertas de todos los
pueblos; la gran revolución que operará cambios importantísimos en el modo de
convivir de los seres humanos.” (Flores,
1918a:1).
En
los párrafos siguientes, tras ensalzar también a la figura de León Trotsky,
Magón citó un fragmento de un discurso de Lenin para finalmente concluir con
arengas al levantamiento social, para Magón este era el inicio de la gran
debacle del orden establecido, comenzando por Rusia. Es importante señalar que
el fragmento del discurso de Lenin que Ricardo Flores Magón eligió resulta significativo,
pues en él se hace un llamamiento a los pueblos del mundo a sumarse a la
revolución internacional contra el sistema capitalista. No se menciona la
dictadura del proletariado ni ningún otro elemento claramente vinculado con el
comunismo autoritario que Lenin defendía.
Otro
artículo aparecido en el mismo número de Regeneración (“Al borde del
abismo”) está cargado de un potente lenguaje poético a través del cual Magón
muestra a una burguesía mundial que se encuentra a punto de ser derrotada por
las masas populares embravecidas e inspiradas por “el resplandor que de Rusia
se extiende por el orbe entero” (Flores, 1918:1). No se trata de un artículo de
ensalzamiento inocuo, sino de un llamado en defensa de la Revolución rusa ante
una posible intervención por parte de la burguesía internacional para frenar el
proceso:
“Y
los zarpazos y las dentelladas se dirigen hoy contra Rusia, y un sol enorme, el
Japón, se precipita a gran prisa sobre Siberia, con la esperanza de sofocar con
su mole el incendio revolucionario, cuyo calor desentumece los miembros ateridos
del proletariado universal.” (Flores, 1918:1).
Días
después este texto apareció también en el periódico ácrata Fuerza y Cerebro (Tampico,
Tamaulipas, 30 de marzo de 1918), acompañado de una traducción de un escrito
ruso en defensa de Lenin.
No
cabe duda de que para el PLM, a la sazón encabezado por el propio Ricardo y su
viejo camarada Librado Ribera, la Revolución rusa representaba el inicio de un
proceso de insurrección global que debía ser replicado cuanto antes en todos
los puntos del orbe. Los anarquistas mexicanos sentían que se hallaban en un
momento de profunda inflexión ante el cual tenían que reaccionar rápidamente; parecía
momento de llamar nuevamente a la revolución, pero esta vez con una perspectiva
internacionalista encaminada a la articulación de luchas, a pesar de sus
diferencias y particularidades. Animados por dicha certeza, publicaron el 16 de
marzo de 1918 el Manifiesto de la Junta Organizadora del Partido Liberal
Mexicano a los anarquistas del mundo y a los trabajadores, en el que se
diagnosticaba el presente como ―el momento precursor de la más grandiosa
catástrofe política y social que la historia registra: la insurrección de todos
los pueblos contra las condiciones existentes‖ (Barrera, 1973: 172) y se hacía
un exhorto a los anarquistas del mundo a formar y organizar a las masas que
estallarían ―ciegamente‖, para:
“[…]
lograr que la rebeldía inconsciente no forje con sus propios brazos la cadena
nueva que de nuevo ha de esclavizar al pueblo, es preciso que nosotros, todos
los que no creemos en Gobierno, todos los que estamos convencidos de que
Gobierno, cualquiera que sea su forma y quien quiera que se encuentre al frente
de él, es tiranía, porque no es una institución creada para proteger al débil,
sino para amparar al fuerte, nos coloquemos
a la altura de las circunstancias y sin temor propaguemosnuestro santo ideal
anarquista, el único humano, el único justo, el único verdadero”. (El PLM citado
en Barrera, 1973: 173).
Una
lectura cuidadosa permite observar que más que un plan práctico para
desarrollar una revolución, se trata de una alerta para las y los anarquistas
del mundo a la luz del cauce que tomaban los sucesos en Rusia, pues se
encontraba en el proceso de construcción de un nuevo Estado. Su crítica a los
gobiernos, sea cual fuere su signo político, no puede entenderse sino como un
posicionamiento anarquista frente al comunismo autoritario que tomaba el poder
en Rusia y que animaba a multitudes de trabajadores alrededor del mundo. Este
manifiesto fue interpretado por el gobierno estadounidense como un documento
sedicioso por lo que Ricardo y Librado fueron detenidos pocos días después de
su publicación.
Cartas
desde la cárcel. Críticas a la dictadura del proletariado en Rusia
Usando
el manifiesto del 16 de marzo como prueba, ambos anarquistas fueron acusados
por violar la ley de espionaje de los Estados Unidos (Ojeda, 1967:122) y
rápidamente condenados a pasar varios años en prisión; 20 para Ricardo y 15
para Librado. Tras una breve estancia en la prisión en la isla de Mc Neil,
Ricardo fue trasladado a la penitenciaría de Leavenworth, Kansas, en octubre de
1919, lugar en el que pasaría sus últimos años de vida encerrado, resistiéndose
a pedir clemencia y perdón a las autoridades estadounidenses. Sus últimos años
fueron difíciles; se hallaba constantemente enfermo y paulatinamente iba
perdiendo la vista, además el diario que
durante tantos años le sirvió de tribuna había dejado de existir. Una de las
pocas actividades gratificantes que realizaba era recibir y escribir cartas
para amigos y camaradas, esta correspondencia da fe de que, a pesar de su
precaria situación, sus ideas radicales se mantenían firmes, no obstante su
tendencia al fatalismo que lo llevaba a pensar en una inminente muerte.
Es
en estas misivas en las que lo personal se entretejía con lo político, en donde
se pueden hallar sus más duras críticas a la Revolución rusa. Ya en 1918 estaba
claro que la revolución en Rusia había sido cooptada por un grupo marxista que
era inflexible y tirano con las divergencias políticas, incluida la anarquista
que fue duramente relegada y perseguida [4]. Ricardo Flores Magón estaba al tanto
de ello. En una carta fechada el 8 de febrero de 1921, agradeció a ―Ellen White
[5] por su envío del periódico Freedom y, a propósito de la posición
anarquista sobre la libertad, escribió:
“La
cuestión rusa me preocupa mucho. Mucho me temo que las masas rusas, después de
haber esperado en vano la libertad y el bienestar que les había prometido la
Dictadura de Lenin y de Trotzky, puedan retornar nuevamente
al capitalismo. El hambre que ahora padecen las masas rusas, tras dos años de
administración de las industrias por parte del Estado, puede conducir a las
masas a la conclusión de que el antiguo sistema de producción es bueno y, en
consecuencia, en lugar de poner la administración de las industrias
directamente en manos de los obreros, bien puede suceder que la devuelvan a los
patrones privados. El efecto de semejante acción sería catastrófico para el
movimiento mundial de los trabajadores que ha puesto tantas esperanzas en el
Gobierno soviético […] El colapso de la Dictadura de Lenin y de Trotzky es solo
una cuestión de tiempo, y los trabajadores del mundo deben estar preparados
para afrontar ese fracaso con serenidad puesto que, por medio de nuestra
propaganda, conocerán las causas de esa catástrofe, y tendrán ante ellos la vía
que conduce a una sociedad sin amos.” (Flores, 1921:1).
En
esta carta se muestra que para Magón las ilusiones de la revolución
internacionalista iniciada en Rusia se habían disipado y lo que quedaba era una
dictadura que inevitablemente llevaría a la tiranía. Es impresionante además lo
preciso del diagnóstico que hace el autor sobre el inevitable colapso de lo que
sería la Unión Soviética, a pesar de que este no se produjo sino hasta muchas
décadas después, cuando las organizaciones anarquistas habían perdido mucha influencia,
por lo que los países postsoviéticos, hastiados del restrictivo capitalismo de
Estado, abrazaron el capitalismo de consumo en su fase neoliberal.
Pocos
días después, en una carta escrita el 14 de febrero al también anarquista Nicolás
T. Bernal, Magón se rehusaba a pedir perdón para poder salir libre ya que esto
significaría una humillación y una indignidad. En dicha misiva aprovechó para
marcar claramente su distancia con el proceso ruso:
“[…]
miro con simpatía los esfuerzos de los rusos para derribar el capitalismo; pero
que pienso que no es por medio de una dictadura como deberá alcanzarse esta
aspiración. La dictadura de la burguesía, o del proletariado, es siempre
tiranía, y la libertad no puede alcanzarse por medio de la tiranía. Lo que se
necesita no es una dictadura, sino la libertad, y la libertad solamente puede
alcanzarse por la libre cooperación de los trabajadores para producir, sin amos
de ninguna especie. Es necesario que nosotros los proletarios estudiemos cuidadosamente
los métodos rusos con el objeto de evitar sus errores. Ha habido en Rusia por
más de dos años, una llamada dictadura del proletariado, esto es, un Gobierno y
el resultado es que la población rusa se está muriendo de hambre.” (Flores,
1921c:1).
Aquí
Magón detalló su postura; compartía con los revolucionarios rusos la urgencia
de acabar violentamente con el capitalismo, pero despreciaba la solución
propuesta por aquellos: la instauración de una nueva dictadura. Para este
anarquista consecuente, la Revolución rusa ya había fracasado, en adelante solo
podía servir para aprender de sus errores; la catástrofe política marcaba una
memoria indeleble, útil para utopías futuras.
En
otra carta escrita a su estimadísima Lilly Sarnoff (22 de febrero de 1921),
comprendía la frustración de la joven ante la simpatía que generaba la
Revolución rusa entre algunos de sus compañeros de ideal. Asimismo, aprovechó
la misiva para insistir en que la postura de las y los anarquistas ante una
posible intervención aliada de Rusia debía superar la llana oposición para
concentrarse en la propagación del ideario ácrata:
“Entiendo
perfectamente su desilusión al comprobar cuántos camaradas
respaldan
al gobierno de Lenin y Trotzky. Yo, por supuesto, me opongo
a
la intervención aliada en Rusia. Tenemos que oponernos; pero, al
mismo
tiempo, es preciso evitar que demos la impresión [de respaldar la
idea]
de que la dictadura marxista sea un medio para acceder a la libertad. La
dictadura solo puede engendrar tiranía. Es mejor intensificar al máximo la
propaganda de nuestro Ideal.” (Flores, 1921a:1).
Finalmente,
en emotiva misiva para Lilly Sarnoff, escrita el 14 de junio de 1921, un
agobiado y achacoso Ricardo intenta imbuir de esperanza a la joven anarquista
radicada en Nueva York, quien observaba con tristeza la situación que se vivía
en Rusia tras el supuesto triunfo de la revolución. El experimentado Magón le proponía
observar desde otro punto de vista el fracaso de la Revolución rusa, no
sucumbir en la melancolía de la utopía perdida, sino atesorar la experiencia
que dicha derrota habría de generar:
“[…]
por lo que me dice, las condiciones en Rusia son exactamente iguales a las de
cualquier otro país. No podría ser peor, pero no debemos tomarlo demasiado a
pecho. Percibo en sus palabras la tristeza que siente su noble corazón.
¡Anímese, mi querida camarada! Si nuestras ilusiones y esperanzas son muertas
sin piedad por la crudeza de la realidad, y yacen sin vida, florece entre los
nobles cuerpos algo más valioso que nuestros muertos queridos: ¡Experiencia! […]
Se ha demostrado que la supuesta transición necesaria de Tiranía a Libertad no
es, en realidad, más que la transición del aborto revolucionario a la normalidad,
o sea, el zarismo, aunque bajo un nuevo ropaje para satisfacer la
superficialidad de las masas […] He presenciado día con día el retroceso y la
aniquilación de los principios revolucionarios en Rusia. Desde luego que es
lamentable constatar el inhumano asesinato de las vagas esperanzas de los
pueblos; pero, a la larga, nada se habrá perdido. Bien que el día de hoy, ellos
crean que se puede llegar a Libertad por el camino de Dictadura; el día de
mañana habrán ganado en sabiduría, y conquistarán Libertad al romper sus
grilletes. ¡Ánimo!” (Flores, 1921b: 1).
Un
año y cinco meses después, el 21 de noviembre de 1922, Ricardo Flores Magón
murió al interior de la Penitenciaría de Leavenworth, la versión oficial diría
que debido a una falla cardiaca, pero para sus amigos y camaradas estaba claro
que había sido asesinado. Al año siguiente en Rusia se aprobó el Tratado de Creación
de Repúblicas Socialistas Soviéticas, dando inicio a una prolongada historia
que Ricardo ya no presenció pero que supo advertir a través de sus incisivas y
tempranas críticas.
Referencias
ABAD
DE SANTILLÁN, Diego (1988). Ricardo
Flores Magón; el apóstol de la revolución social Mexicana. Ciudad
de México: Antorcha.
AVRICH,
Paul (1988). Anarchist
Portraits. New Jersey: Princeton
University Press.
BARRERA
FUENTES, Florencio (1973). Ricardo
Flores Magón. El
apóstol cautivo. Ciudad de
México: Biblioteca del Instituto Nacional
de
Estudios Históricos de la Revolución Mexicana.
BARTRA,
Armando (1999). ― “La revolución mexicana de 1910 en la
perspectiva
del magonismo” en VV.AA. Interpretaciones
de la
revolución mexicana. Ciudad de
México: Nueva Imagen, pp. 91-108.
BUFE, Chaz y COWEN VERTER, Mitchel –Eds- (2005). Dreams
of
freedom. A Ricardo Flores Magón Reader. Canadá: AK Press.
FLORES
MAGÓN, Ricardo (1918). ― “Al borde del abismo” en
Regeneración.
Periódico Revolucionario, N° 262, 16 de marzo de
1918.
P. 1.
__________
(1921).Carta a Miss Ellen White, 8 de febrero de 1921.
Archivo
Ricardo Flores Magón. Disponible en: http://archivomagon.net/obras-completas/correspondencia-1899-1922/c-1921/cor34-2/
__________
(1921a). Carta a Miss Ellen White, 22 de febrero de
1921. Archivo
Ricardo Flores Magón. Disponible en: http://archivomagon.net/obras-completas/correspondencia-1899-1922/c-1921/cor36-2/
__________
(1921b).Carta a Miss Ellen White, 14 de junio de 1921. Archivo Ricardo
Flores Magón. Disponible en: http://archivomagon.net/obras-completas/correspondencia-1899-1922/c-1921/cor60-2/
__________
(1921c). Carta a Nicolás T. Bernal, 14 de febrero de
1921.
Archivo
Ricardo Flores Magón. Disponible en:
__________
(1918a). ―”La revolución Rusa” en Regeneración. Periódico Revolucionario, N°
262, sábado 16 de marzo de 1918. P. 1.
OJEDA,
Abelardo (1967). Ricardo Flores
Magón. Su vida y su obra frente al origen y las proyecciones de la Revolución
mexicana. Ciudad de México: Secretaría de Educación Pública.
VOLIN
(1977). La revolución desconocida
(1917-1921). Buenos
Aires:
Editorial Proyección.
Notas
[1]
Según Armando Bartra, es en 1911 en donde ―se ha reconocido la primera declaración
pública de anarquismo por parte del grupo magonista‖ (1999:105), esto en
referencia al Manifiesto del 23 de Septiembre de 1911 del PLM, en el que el Partido
se lanza contra el capital, el autoritarismo, la propiedad privada y el clero.
[2]
Además de distribuirse de manera más o menos constante en otros puntos del mundo
en donde tuvo impacto entre militantes anarquistas y no anarquistas, pues era una
fuente de primera mano para enterarse de los sucesos de la Revolución mexicana.
[3]
Según una detallada cronología, durante ese año Magón participó como orador en diversas
manifestaciones en Los Ángeles, California (Bufe y Cowen, 2005:397), además
continuó impulsando el periódico Regeneración y escribiendo, aunque poco
debido a lo precario de su salud.
[4]
Sobre la complejidad política del proceso ruso conviene leer la obra clásica de
Volin, La revolución desconocida
(1977), en particular el ―Libro Segundo‖ sobre bolchevismo y anarquismo.
[5]
Tal era el pseudónimo que utilizaba Lilly Sarnoff, una joven anarquista estadounidense
de origen ruso (Avrich, 1988:211).
[Texto
publicado originalmente en la revista Tinta
Negra # 1, Lima, febrero 2018. Número completo accesible en https://www.mediafire.com/file/z0b4b726ii4q9s7/Tinta+Negra%2C+n%C2%B01%2C+Revoluci%C3%B3n+rusa.pdf.]
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