Periódico Solidaridad Obrera (Barcelona)
En la antigua Grecia,
paideia era el proceso educativo que durante la infancia transmitía una educación
integral para que el individuo adquiriera un conocimiento completo de sus
capacidades y creciese de forma autónoma y responsable. Seguramente por ello, el
colectivo de personas que iniciaron un proyecto de enseñanza alejado del
oficial y basado en una escuela libre, autogestionada y solidaria, escogieron
ese nombre.
Este año 2018, Paideia, ha
cumplido 40 años. Durante esas cuatro décadas están demostrando en Mérida (Badajoz)
que el acompañamiento durante la fase de crecimiento individual y colectivo, es
más respetuoso con las personas que impartir una enseñanza reglada, donde por
intereses estatales o privados – lo que mayoritariamente significa religiosos –
más que el crecimiento se evalúa si se ha asumido lo que se les ordena aprender.
En este sentido, Paideia es el contrapunto a lo establecido. Tienen claro que
para cambiar el mundo han de intentarlo desde abajo, desde la infancia, pues
sabido es que para conseguir cualquier transformación social profunda es
necesaria una formación previa.
Quienes
en su día apostaron por un proyecto que ya es una realidad, no lo tuvieron
fácil. Aunque Paideia echó a anadar en enero de 1978, nadie olvida que su raíz
tuvo lugar en una población cercana, Fregenal de la Sierra, donde Josefa Martín
Luengo, Pepita, intento desarrollar una Escuela en Libertad dentro del propio
sistema educativo que fue abortada por la aún latente Administración
franquista.Poco o nada ha cambiado la cosa. Actualmente tiene que seguir desarrollándose
al margen y sufragarse con un mínimo aporte familiar que cubra transporte
escolar, alimentación, material educativo y gastos de mantenimiento. Pese a
ello el colectivo asume la situación de quienes pasan por dificultades económicas
para que nadie deje de asistir a la escuela.
Como escuela libertaria, su
objetivo es el de facilitar el crecimiento de «personas libres, responsables, autónomas,
igualitarias, justas, no violentas y felices». La metodología que se utiliza no
es autoritaria, tampoco existen los exámenes ni las notas, eliminándose así la
competición y respetándose el ritmo de crecimiento personal. Cada niño o niña
se marca un tiempo de aprendizaje para luego transmitirlo al resto y suscitar
su interés. Las decisiones se deciden en una asamblea general donde se
resuelven todos los temas de forma dialogada y respetuosa con las diferencias
tanto individuales como grupales, estableciéndose «una relación entre gente
adulta y menor de igualdad y compañerismo», neutralizándose en ella la
autoridad adulta para sustituirla por el consenso. La pedagogía libertaria
también está sujeta al debate y autocrítica para contribuir a su evolución.
Enhorabuena a quienes hacen
posible que valores como la libertad, el respeto, la solidaridad y otros
inherentes al ideal libertario, sigan presentes en Paideia.
[Publicado originalmente en
el periódico Solidaridad Obrera #
373, Barcelona, diciembre 2018.]
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