Humberto Decarli
Recientemente falleció el conocido líder político Teodoro Petkoff. Este acontecimiento ha sido resaltado por sus seguidores y de quienes lo apreciaban como una referencia dentro del acontecer nacional. Asimismo, algunos han hecho ruido con argumentos marcartistas recordando su actuación como guerrillero urbano y su pasado estalinista. Sin embargo, haciendo una valoración crítica es pertinente hacer notar sus aciertos, sus fallas y por encima de todo, los resultados de su trayectoria política, periodística y como pensador. El panegirismo debe ser ajeno para un análisis equilibrado.
Recientemente falleció el conocido líder político Teodoro Petkoff. Este acontecimiento ha sido resaltado por sus seguidores y de quienes lo apreciaban como una referencia dentro del acontecer nacional. Asimismo, algunos han hecho ruido con argumentos marcartistas recordando su actuación como guerrillero urbano y su pasado estalinista. Sin embargo, haciendo una valoración crítica es pertinente hacer notar sus aciertos, sus fallas y por encima de todo, los resultados de su trayectoria política, periodística y como pensador. El panegirismo debe ser ajeno para un análisis equilibrado.
Su militancia comunista
La incursión en la lucha contra la dictadura de Pérez Jiménez lo dio a conocer como un fogoso combatiente enmarcado dentro de su militancia en el PCV. En otras palabras, fue un esforzado marxista leninista de la más antigua organización partidista moderna venezolana, la comunista.
La izquierda en general se lanzó en los años sesenta a una aventura putchista y guerrillera. Los alzamientos del año 62, el Carupanazo y el Porteñazo, fueron expresiones de la orientación militarista predominante en los partidos empeñados en la toma del poder por la vía de las armas. Además, se crearon frentes guerrilleros en varias zonas rurales del país siendo eminentemente una nación urbana porque el huracán generado por el triunfo de los barbudos en Cuba se expandió emocionalmente por toda América Latina, en especial en los sectores estudiantiles e intelectuales de la región. Luego del revés de ese esfuerzo comenzaron las imputaciones entre diferentes grupos y terminaron de diferentes formas. Los revolucionarios perdieron militar, política y el desenlace fue una desmoralización. La derrota es huérfana.
El partido comunista adoptó la política de paz democrática, una máscara para encubrir las negociaciones con el establecimiento para regresar a la legalidad. Esa iniciativa fue enfrentada por el MIR y un sector comunista conocido como el “douglismo”, a la postre el movimiento Ruptura-Tercer Camino encabezado por Douglas Bravo. Se produjo una nueva división del PCV con los seguidores de la vía violenta encarnada en el mencionado guerrillero falconiano. Ya en los años cuarenta los macha-miquis hicieron mutis del mencionado partido y fundaron el PRP también conocido como los comunistas negros, de efímera duración. Fueron dirigentes valiosos como Eduardo Machado, Luis Miquilena, Salvador de La Plaza, Horacio Scott Power, Rodolfo Quintero, entre otros, quienes protagonizaron esa aventura.
La división con residuo
Luego de la pacificación el PCV sufre una crisis por los pobres resultados electorales y su deterioro organizativo.Petkoff publica el libro Checoslovaquia, el socialismo como problema, donde critica acerbamente la invasión a Checoslovaquia, vale decir, se distancia del estalinismo reinante en la Unión Soviética. El sinsabor derivado del fracaso de la lucha armada y la escasa inserción social expresada en diferentes rubros, entre ellos el electoral, inciden en plantear un nuevo fraccionamiento.
El proyecto de la llamada izquierda comunista, cuyas cabezas eran Freddy Muñoz, Germán Lairet, Alfredo Maneiro y el líder del Batey, era egresar del PCV para activar el movimiento popular en todas sus instancias y emplear para tal objeto formas y no principios organizativos. Esa interesante idea se pensaba materializar pero una circunstancia imprevista lo evitó. Me refiero a un sector comunista conocido con el cognomento de “centro”, dirigido por Pompeyo Márquez, Eloy Torres, Carlos Arturo Pardo y “Caraquita” Urbina, el máximo personero de la Juventud Comunista. Este grupo al quedarse en el viejo partido iba a ser desplazado por los estalinista y planteó la necesidad de unirse a la izquierda para fundar un movimiento derivado de una clásica división. Su atractivo eran los recursos financieros deducidos de una generosa ayuda financiera del exteriory el poseer una excelente imprenta.
Al final se impuso la tesis de la unión de ambos sectores y nació una estructura heterodoxa conocida como MAS-Nueva Fuerza Comunista. Alfredo Maneiro fue el único opuesto a esta nueva formación y formó tienda aparte y marginal con Venezuela 83 ulteriormente la Causa R. El MAS se convirtió en un partido abigarrado con tendencia disímiles rayanas entre la socialdemocracia, a la postre dominante, el marxismo leninismo y la izquierda tradicional. Fue el parto de los montes porque lo que prometía, una innovación, terminó en la reproducción de un pensamiento socialdemócrata con fundamento en el eurocomunismo pero con un siglo de retardo desde la segunda internacional. Maneiro calificó, en sus Notas Negativas, este desenlace como una división con un residuo, a la larga una forma pequeña denotativa de una escisión inexacta.
Devenir del MAS
El MAS arrancó con gran impacto en algunos sectores medios de la población, específicamente en el estudiantil, el juvenil, el artístico y el intelectual pero nunca llegó a penetrar los sectores populares, dominados por el tándem AD-COPEI., quienes estrangularon al electorado. Además, su participación comicial fue frustrante hasta el punto de que José Ignacio Cabrujas, uno de sus animadores, la llamó el cinco por ciento histórico en alusión a su limitada área de influencia. Las tendencias de la organización, los perros, los tucanes, los patriotas, etc., eran fachadas de los grupos personalistas. Así como en AD había romuleros antes que socialdemócratas, en COPEI calderistas antes que socialcristianos, en el MEP prietistas, en el MAS había teodoristas, pompeyistas y demás acólitos detrás de dirigentes. Una manera personalista y mesiánica de ser de los venezolanos.
Teodoro Petkoff fue candidato presidencial dos veces logrando irrisorios porcentajes. El MAS a la postre se convirtió en un comodín de la democracia populista como lo fue en el pasado URD y el MEP, amén del FDP y el FND. Podía tener ciertas cuotas de poder en el sindicalismo, la cultura, las universidades y en los resortes parlamentarios, de las gobernaciones, las asambleas legislativas regionales, las alcaldías y los consejos municipales pero no llegó a la jefatura del Estado ni a una representación considerable en el parlamento.
Participación en la segunda gestión de Caldera
Fue muy discutido el rol desempeñado por Teodoro Petkoff en el segundo gobierno de Rafael Caldera. El fundador de COPEI fue apoyado por una organización nacida desde el socialcristianismo llamada Convergencia y por una variopinta coalición de izquierda en la cual formaba parte el MAS, el “chiripero”.Era una manifestación palmaria de pragmatismo. Como parte de las cuotas de poder diseminadas en las distintas formaciones políticas correspondió al líder masista el complicado ministerio de planificación.
Desde tal función asumió la presunta recuperación económica de Venezuela nunca lograda y la participación en la aprobación de la Ley Orgánica del Trabajo cuyo punto álgido era la eliminación del recálculo de las prestaciones sociales del trabajador, una condición de ostensible desmejora de los laborantes porque los adelantos entregados por las empresas se incluían en la liquidación final y no había ninguna incidencia con el último salario. Fue una participación audaz pero significativamente contraria a los obreros.
Finalizada la gestión del chiripero y de Rafael Caldera, ganó nuevamente las elecciones el dirigente populista C.A. Pérez pero luego de su defenestración terminó el mandato Ramón J. Velásquez, designado por el congreso nacional. Había ocurrido en el año 1992 las dos insurgencia militares fracasadas pero delatadoras de la crisis en el seno de los administradores de la violencia del Estado. Fueron la secuencia del viernes negro y el caracazo, signos del final del puntofijismo.
La incursión en la lucha contra la dictadura de Pérez Jiménez lo dio a conocer como un fogoso combatiente enmarcado dentro de su militancia en el PCV. En otras palabras, fue un esforzado marxista leninista de la más antigua organización partidista moderna venezolana, la comunista.
La izquierda en general se lanzó en los años sesenta a una aventura putchista y guerrillera. Los alzamientos del año 62, el Carupanazo y el Porteñazo, fueron expresiones de la orientación militarista predominante en los partidos empeñados en la toma del poder por la vía de las armas. Además, se crearon frentes guerrilleros en varias zonas rurales del país siendo eminentemente una nación urbana porque el huracán generado por el triunfo de los barbudos en Cuba se expandió emocionalmente por toda América Latina, en especial en los sectores estudiantiles e intelectuales de la región. Luego del revés de ese esfuerzo comenzaron las imputaciones entre diferentes grupos y terminaron de diferentes formas. Los revolucionarios perdieron militar, política y el desenlace fue una desmoralización. La derrota es huérfana.
El partido comunista adoptó la política de paz democrática, una máscara para encubrir las negociaciones con el establecimiento para regresar a la legalidad. Esa iniciativa fue enfrentada por el MIR y un sector comunista conocido como el “douglismo”, a la postre el movimiento Ruptura-Tercer Camino encabezado por Douglas Bravo. Se produjo una nueva división del PCV con los seguidores de la vía violenta encarnada en el mencionado guerrillero falconiano. Ya en los años cuarenta los macha-miquis hicieron mutis del mencionado partido y fundaron el PRP también conocido como los comunistas negros, de efímera duración. Fueron dirigentes valiosos como Eduardo Machado, Luis Miquilena, Salvador de La Plaza, Horacio Scott Power, Rodolfo Quintero, entre otros, quienes protagonizaron esa aventura.
La división con residuo
Luego de la pacificación el PCV sufre una crisis por los pobres resultados electorales y su deterioro organizativo.Petkoff publica el libro Checoslovaquia, el socialismo como problema, donde critica acerbamente la invasión a Checoslovaquia, vale decir, se distancia del estalinismo reinante en la Unión Soviética. El sinsabor derivado del fracaso de la lucha armada y la escasa inserción social expresada en diferentes rubros, entre ellos el electoral, inciden en plantear un nuevo fraccionamiento.
El proyecto de la llamada izquierda comunista, cuyas cabezas eran Freddy Muñoz, Germán Lairet, Alfredo Maneiro y el líder del Batey, era egresar del PCV para activar el movimiento popular en todas sus instancias y emplear para tal objeto formas y no principios organizativos. Esa interesante idea se pensaba materializar pero una circunstancia imprevista lo evitó. Me refiero a un sector comunista conocido con el cognomento de “centro”, dirigido por Pompeyo Márquez, Eloy Torres, Carlos Arturo Pardo y “Caraquita” Urbina, el máximo personero de la Juventud Comunista. Este grupo al quedarse en el viejo partido iba a ser desplazado por los estalinista y planteó la necesidad de unirse a la izquierda para fundar un movimiento derivado de una clásica división. Su atractivo eran los recursos financieros deducidos de una generosa ayuda financiera del exteriory el poseer una excelente imprenta.
Al final se impuso la tesis de la unión de ambos sectores y nació una estructura heterodoxa conocida como MAS-Nueva Fuerza Comunista. Alfredo Maneiro fue el único opuesto a esta nueva formación y formó tienda aparte y marginal con Venezuela 83 ulteriormente la Causa R. El MAS se convirtió en un partido abigarrado con tendencia disímiles rayanas entre la socialdemocracia, a la postre dominante, el marxismo leninismo y la izquierda tradicional. Fue el parto de los montes porque lo que prometía, una innovación, terminó en la reproducción de un pensamiento socialdemócrata con fundamento en el eurocomunismo pero con un siglo de retardo desde la segunda internacional. Maneiro calificó, en sus Notas Negativas, este desenlace como una división con un residuo, a la larga una forma pequeña denotativa de una escisión inexacta.
Devenir del MAS
El MAS arrancó con gran impacto en algunos sectores medios de la población, específicamente en el estudiantil, el juvenil, el artístico y el intelectual pero nunca llegó a penetrar los sectores populares, dominados por el tándem AD-COPEI., quienes estrangularon al electorado. Además, su participación comicial fue frustrante hasta el punto de que José Ignacio Cabrujas, uno de sus animadores, la llamó el cinco por ciento histórico en alusión a su limitada área de influencia. Las tendencias de la organización, los perros, los tucanes, los patriotas, etc., eran fachadas de los grupos personalistas. Así como en AD había romuleros antes que socialdemócratas, en COPEI calderistas antes que socialcristianos, en el MEP prietistas, en el MAS había teodoristas, pompeyistas y demás acólitos detrás de dirigentes. Una manera personalista y mesiánica de ser de los venezolanos.
Teodoro Petkoff fue candidato presidencial dos veces logrando irrisorios porcentajes. El MAS a la postre se convirtió en un comodín de la democracia populista como lo fue en el pasado URD y el MEP, amén del FDP y el FND. Podía tener ciertas cuotas de poder en el sindicalismo, la cultura, las universidades y en los resortes parlamentarios, de las gobernaciones, las asambleas legislativas regionales, las alcaldías y los consejos municipales pero no llegó a la jefatura del Estado ni a una representación considerable en el parlamento.
Participación en la segunda gestión de Caldera
Fue muy discutido el rol desempeñado por Teodoro Petkoff en el segundo gobierno de Rafael Caldera. El fundador de COPEI fue apoyado por una organización nacida desde el socialcristianismo llamada Convergencia y por una variopinta coalición de izquierda en la cual formaba parte el MAS, el “chiripero”.Era una manifestación palmaria de pragmatismo. Como parte de las cuotas de poder diseminadas en las distintas formaciones políticas correspondió al líder masista el complicado ministerio de planificación.
Desde tal función asumió la presunta recuperación económica de Venezuela nunca lograda y la participación en la aprobación de la Ley Orgánica del Trabajo cuyo punto álgido era la eliminación del recálculo de las prestaciones sociales del trabajador, una condición de ostensible desmejora de los laborantes porque los adelantos entregados por las empresas se incluían en la liquidación final y no había ninguna incidencia con el último salario. Fue una participación audaz pero significativamente contraria a los obreros.
Finalizada la gestión del chiripero y de Rafael Caldera, ganó nuevamente las elecciones el dirigente populista C.A. Pérez pero luego de su defenestración terminó el mandato Ramón J. Velásquez, designado por el congreso nacional. Había ocurrido en el año 1992 las dos insurgencia militares fracasadas pero delatadoras de la crisis en el seno de los administradores de la violencia del Estado. Fueron la secuencia del viernes negro y el caracazo, signos del final del puntofijismo.
El 4 de febrero
La tentativa del 4 de febrero fue criticada acremente por Petkoff quien en declaraciones radiales descalificó a los oficiales insurgentes. Era una postura parecida a los defensores de Isabelita Perón cuando fue derrocada por los milicos argentinos y reivindicaron la democracia del brujo López Rega y los asesinos de la triple A. Posteriormente admitió la naturaleza popular del liderazgo de Hugo Chávez gracias al pésimo desempeño del puntofijismo amén de sus rasgos carismáticos.
La asonada terminó en derrota militar pero la decadencia del populismo permitió transformarla en un éxito político y a posteriori electoral. Era la sepultura de un pacto de gobernabilidad agotado y fracasado.
La Quinta República
El candidato de Barinas triunfa en la elección de diciembre de 1998 inaugurando una nueva etapa de la democracia formal por la alianza cívico-militar, una tesis característica del nacionalismo y el fascismo en todas sus expresiones. Lo acompañaba una izquierda sin ideas y unos militares con el estigma de autoritarios, dignos herederos del ejército fundado por Samuel Mc Gill para Juan Vicente Gómez.
El MAS decide apoyar a Chávez integrando una coalición con el nombre de Polo Patriótico, lo cual delataba el pastiche ideológico de esa suerte de frente popular a lo criollo. Este movimiento socialista devenido en comodín se acercaba de nuevo al poder con el militar de Sabaneta. Petkoff y su grupo renunciaron al partido en rechazo a la candidatura promovida así como Pompeyo Márquez y otros fragmentos del alicaído masismo.
El núcleo que lo siguió se enroló en la oposición y el descendiente de eslavospresentó su aspiración para ser el abanderado de este sector. Con el tiempo percibió que sus simpatías eran escasas al igual que las de otro postulado, Julio Borges, y ambos decidieron declinar en Manuel Rosales, quien fue vapuleado por Chávez en los comicios de 2006. El sector conocido como teodorista militó en Un Nuevo Tiempo, Izquierda Democrática, Unión y otros permanecieron independientes.
Su función como editor
Después de tantas vicisitudes en la palestra política, el líder del MAS acudió a la comunicación social para activar en múltiples planos. Primero fue con el vespertino El Mundo donde estuvo ejerciendo la dirección del medio y le imprimió un ritmo dinámico al diario. Sin embargo, el pertinaz y cáustico estilo opositor le causó su salida del mismo por las presiones harto conocidas.
Fundó el periódico Tal Cual y desde allí promovió la misma metódica contestataria característica de su anterior experiencia y ello le valió un juicio en el cual le prohibieron la salida del país y la presentación recurrente ante un tribunal penal. Igualmente lo inhabilitaron civilmente con base en una cuestionada experticia.
Como comunicador social Teodoro Petkoff alcanzó un nivel cualitativo no logrado como político. Fue un crítico, denunciante y promotor de la defensa de los derechos humanos, de la libertad de los presos políticos, del rechazo a las desapariciones, las torturas, los asesinatos, heridos y los juicios amañados. Se reivindicó como luchador social y dio un aporte importante para la causa de la justicia.
Sus tesis plasmadas en obras
Además del libro sobre la invasión mecanizada de los soviéticos a Checoslovaquia, en el cual radica el fracaso del modelo soviético en la burocracia que llenó el vacío dejado porque esos regímenes socialistas se dieron en países atrasados, soslayando la estructura de poder como eje definitorio del esquema de gobernanza. En el texto Proceso a la izquierda, hace un análisis autocrítico de este sector muy dogmatizado incapaz de poseer calidad revolucionaria e incidencia en la realidad. En otra obra Dos izquierdas, pretendió establecer una distinción entre una izquierda moderna, localizada en la socialdemocracia, y la borbónica, que a su decir no piensa ni olvida, concretada en los sectores estalinistas. Estimamos no ser posible esa reducción del espectro político porque se obvia el contenido del poder y la crisis de la representación como gran conquista de la revolución liberal burguesa promovida por la Ilustración y consolidada por la Revolución Gloriosa británica. Cualquier siniestra es similar a su par cuando alcanza el gobierno porque entra en una estructura laberíntica.
Empero, podemos concluir que fue uno de los pocos de esa izquierda arcaica capaz de pensar más allá de los catecismos estatuidos en el recetario marxista-leninista, de las inútiles leyes de la dialéctica inventadas por Federico Engels y el esquema economicista impreso en el materialismo histórico.
Colofón
Un veterano luchador que legítimamente pretendió la presidencia de la república pero no la llegó a hacer tangible. Fue candidato presidencial dos veces, precandidato opositor y a la Alcaldía de Caracas y los resultados fueron irrisorios, quizá por un problema de imagen colegida de su reciedumbre no agradable a los electores. Pudo haber elaborado un movimiento de izquierda crítico y combativo cuando salió del PCV pero la creación del MASdegeneró en una expresión clientelar propia del modelo político reinante en la Venezuela rentista. Fue electo diputado en varias ocasiones con participación destacada como parlamentario.
No obstante haber tenido un relativo poco éxito como dirigente en materia del poder, se vio regocijado como editor donde ocupó un espacio estelar en la defensa de los derechos humanos y la denuncia permanente acerca de la dialéctica de un régimen autoritario vigente en la actual coyuntura. Fue una personalidad que pudo llegar a la distancia pero la perdió al trabajar en función de la democracia populista.
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