Guillermo Sira
AUTONOMÍA, ese concepto casi sinónimo de libertad, es la clave que puede proyectar resultados a favor de las mayorías empobrecidas que pueblan el planeta en sus luchas presentes y futuras; porque en el pasado, estas mayorías siempre relegadas y excluidas, han sido conducidas por grupos sociales minoritarios a abrazar causas e intereses ajenos, aportando los mayores sacrificios, para terminar siempre peor que antes.
Ejemplo de esto es la historia de nuestro continente, sobrenombrado América, en honor al italiano Vespucci. Aquí en el siglo XIX, a tres siglos de la conquista más sangrienta, los descendientes de los conquistadores nacidos en estas tierras, se rebelaron contra aquellos nacidos en la península, por motivos e intereses eminentemente económicos. La población mestiza mayoritaria -mezcla de indios, europeos, árabes y africanos- fue utilizada como carne de cañón indistintamente por ambos bandos, para imponer sus proyectos: o bien la monarquía, o bien la república liberal. Época de caudillos. El caso es que ninguno de los dos proyectos contemplaba un escenario distinto a la exclusión para esas mayorías.
AUTONOMÍA, ese concepto casi sinónimo de libertad, es la clave que puede proyectar resultados a favor de las mayorías empobrecidas que pueblan el planeta en sus luchas presentes y futuras; porque en el pasado, estas mayorías siempre relegadas y excluidas, han sido conducidas por grupos sociales minoritarios a abrazar causas e intereses ajenos, aportando los mayores sacrificios, para terminar siempre peor que antes.
Ejemplo de esto es la historia de nuestro continente, sobrenombrado América, en honor al italiano Vespucci. Aquí en el siglo XIX, a tres siglos de la conquista más sangrienta, los descendientes de los conquistadores nacidos en estas tierras, se rebelaron contra aquellos nacidos en la península, por motivos e intereses eminentemente económicos. La población mestiza mayoritaria -mezcla de indios, europeos, árabes y africanos- fue utilizada como carne de cañón indistintamente por ambos bandos, para imponer sus proyectos: o bien la monarquía, o bien la república liberal. Época de caudillos. El caso es que ninguno de los dos proyectos contemplaba un escenario distinto a la exclusión para esas mayorías.
EL CAUDILLISMO SIGUE. Las mayorías venezolanas contemporáneas, con sus conciencias perfectamente sujetadas por los diferentes medios al servicio del poder, no tienen referentes que hablen de autonomía. La historia ha sido la de seguir caudillos. Sin ellos no es posible visualizar ningún horizonte. El ultimo, Chávez, las dejó en manos de Maduro. Pero Maduro no logró sustituirlo mientras se desvanece su débil liderazgo frente al desastre del cual aparece como responsable. La oposición no entusiasma, transmite desconfianza, busca pactos secretos, está enlodada con la corrupción verdiroja, no oculta para nada sus intenciones de meter las manos en el pastel. Tampoco atina en encontrar una figura mesiánica. La crisis humanitaria no produce la explosión social esperada que derroque a la dictadura, sino una estampida a los países vecinos para una mejoría rápida de las condiciones de vida y posibilidad de enviar remesas a los familiares que se quedan. Esperan tiempos mejores para regresar, esperan que aparezca ese caudillo-candidato que se lance y arregle las cosas en este país.
DESDE EL PODER SE IMPONEN LAS VERDADES. La dictadura venezolana del siglo XXI interpreta la historia del país a su conveniencia, equipara a Chavez con Bolívar, sostiene que ellos están profundizando la independencia, que ahora si tenemos patria, que somos un país soberano... Es un relato cuartelario que dejan filtrar a la población con un despliegue propagandístico que rescata todas las enseñanzas Goebbelianas, propaganda que incluye la manipulación de los textos escolares y las canaimitas. El adeco Aristóbulo Izturiz, hoy devenido en robolucionario y ministro de educación, sostiene que como el Estado es garante de una excelente educacion, está en su pleno derecho de exigir la obligatoriedad de la misma [!!]. Sabe Aristobulo que la educación es un recurso del cual se aprovechan todos los estados para controlar a la población y que ella sirve para contener el desarrollo de una conciencia crítica en las muchedumbres, que hoy como ayer y antier viven en la carencia, frente a la cínica opulencia de la minoría gobernante y su entorno; no hay estado que desde el poder no utilice la educación para sujetar la subjetividad de los oprimidos. El ministro y su jefe, hablan, citan y bautizan micro misiones con el nombre de Simón Rodriguez, pero omiten -¿por ignorancia?- lo sustantivo del pensamiento educativo Rousse-Rodrigueano: el desarrollo de un ciudadano que se autoeduque con plena autonomía y libertad. " El hombre no es ignorante porque es pobre, sino todo lo contrario... Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene cualquiera lo compra;. ¿Mantener la pobreza y la ignorancia para comprar lealtades con cajas clap?, le pregunta Robinson a los caporales Izturiz y Maduro cada vez que lo citan.
EL PODER MEDIÁTICO. Las mayorías excluidas de todos los tiempos han sido dominadas por la fuerza y las religiones; hoy completan el control la TV, Internet, las redes sociales, los teléfonos y sus aplicaciones. Son las que guían el curso de la vida cotidiana en todo el globo. Es la industria global de la distracción. La realidad visible es la que el poder proyecta por los medios. Las mayorías de siempre, antes seguidoras de caudillos militares que les ofrecían tierras, libertad, igualdad, hoy son seguidoras de futbolistas, celebridades, modas...; el tiempo se les pasa intercambiando selfies por internet. Se colocan de espaldas al desastre ambiental que amenaza su propia existencia y la de las nuevas generaciones. Se conforma así el muro que separa a las mayorias y sus aspiraciones de la autonomía que necesitan para visualizar los caminos que las pueden llevar a un cambio.
Hay quienes seguimos creyendo que la educación popular es la vía para liberar las subjetividad secuestrada de las muchedumbres. En las últimas décadas el sistema de mercado ha logrado asimilar y domesticar estas experiencias enrolando educadores como asalariados en agencias e instituciones. Otras tantas resisten, se mantienen y convocan a unir reflexiones y acciones para irse encontrando.
[Tomado de http://rupturaorg.blogspot.com/2018/11/autonomia-y-luchas-populares-guillermo.html.]
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