Prodavinci
Los venezolanos corren cuando sale agua por el grifo. Primero llenan tanques y baldes, luego se bañan, friegan y limpian. La rutina diaria está condicionada a que llegue el agua. Al menos 9,78 millones de personas vivieron bajo racionamiento formal de agua corriente entre 2016 y 2017. El suministro promedio fue de 48 horas de agua por tubería a la semana, es decir, 28,5% de abastecimiento pleno. Las parroquias pobres tuvieron menos agua y sus habitantes pagaron más por abastecerse en pozos o con camiones cisternas. Prodavinci analizó 57 planes de abastecimiento que publicaron 10 hidrológicas en 2016 y 7 en 2017, confesión de que el Estado venezolano no suministra agua suficiente y continua para todos.
El suministro de agua corriente en Venezuela depende del Estado. El Ministerio para Ecosocialismo y Aguas coordina el servicio de agua potable y saneamiento a través de Hidroven y de 19 hidrológicas estadales y regionales. Estas compañías diseñan los planes de racionamiento, donde el Estado reconoce el suministro irregular de agua corriente. Los reporteros de Prodavinci recabaron 57 esquemas publicados por 10 hidrológicas en 2016 y 7 en 2017.
Los venezolanos corren cuando sale agua por el grifo. Primero llenan tanques y baldes, luego se bañan, friegan y limpian. La rutina diaria está condicionada a que llegue el agua. Al menos 9,78 millones de personas vivieron bajo racionamiento formal de agua corriente entre 2016 y 2017. El suministro promedio fue de 48 horas de agua por tubería a la semana, es decir, 28,5% de abastecimiento pleno. Las parroquias pobres tuvieron menos agua y sus habitantes pagaron más por abastecerse en pozos o con camiones cisternas. Prodavinci analizó 57 planes de abastecimiento que publicaron 10 hidrológicas en 2016 y 7 en 2017, confesión de que el Estado venezolano no suministra agua suficiente y continua para todos.
El suministro de agua corriente en Venezuela depende del Estado. El Ministerio para Ecosocialismo y Aguas coordina el servicio de agua potable y saneamiento a través de Hidroven y de 19 hidrológicas estadales y regionales. Estas compañías diseñan los planes de racionamiento, donde el Estado reconoce el suministro irregular de agua corriente. Los reporteros de Prodavinci recabaron 57 esquemas publicados por 10 hidrológicas en 2016 y 7 en 2017.
El derecho humano esencial de acceso al agua potable se cumple cuando es suficiente y continuo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Suficiente” implica entre 50 y 100 litros de agua por persona cada día. Con excepción de Hidrocaribe, las hidrológicas no especifican en los planes la cantidad de agua que bombean y a cuántas personas abastecen, pero señalan el número de horas en unos casos y las franjas horarias en otros. Esto permite cuantificar las interrupciones en el servicio con respecto al acceso continuo de 168 horas semanales.
Se construyó una base de datos con la información contenida en los planes de racionamiento. Los esquemas organizan el suministro de agua por sectores localizados en parroquias que pertenecen a los municipios en cada estado. Para estimar la población sometida a racionamiento según los planes, se utilizó la proyección de población por parroquia del Instituto Nacional de Estadística. No existe data oficial sobre población por sectores.
Algunas hidrológicas llevan agua a una región (Aguas de Ejido, por ejemplo), otras surten a un estado (como Hidrofalcón) o a varios estados (como Hidrocapital que gestiona el servicio para Distrito Capital, Miranda y Vargas).
Todos los esquemas se homologaron a una escala común de suministro semanal para superar las diferencias entre los planes y compararlos. El objetivo era estimar en qué medida se cumple el derecho humano de acceso pleno al agua corriente en Venezuela. Se tomó como referencia el esquema de Hidrocapital que tiene un formato de distribución semanal con bloques horarios de lunes a domingo.
Cuando los planes no precisaban el número de horas correspondientes a una distribución distinta al servicio continuo, se asumió el máximo acceso posible de 12 horas. Por ejemplo, Hidrocapital organiza el suministro según “servicio diurno”, “servicio nocturno” y “sin servicio”. Eso se calculó como 12 horas, 12 horas y 0 horas, respectivamente.
Un sector puede aparecer en varios planes y con esquemas de distribución diferentes para distintas semanas. Por eso cada sector que figura en cada plan se procesó como un registro único. Suman 20.822 perfiles de sectores de suministro de agua corriente agrupados por hidrológica, estado, municipio, parroquia, fecha del plan y horas de distribución semanal.
Personas entrevistadas en Aragua, Distrito Capital, Falcón, Guárico, Miranda y Nueva Esparta dijeron que no recibían agua los días y horas que indicaban los planes. Usuarios de Twitter se quejaron sobre interrupciones del servicio en otras zonas del país donde no se encontraron planes. Este análisis se enfoca únicamente en las localidades que figuraban en los planes oficiales. Por eso es posible que el número de venezolanos afectados por la falta de agua corriente sea superior al estimado que está sometido a esquemas de racionamiento.
Tampoco se incluyeron los estados donde las hidrológicas suministran agua con camiones cisterna, como ocurre en el estado Vargas. Hidrocapital no publicó un plan formal de racionamiento para Vargas en el período analizado. Cada día se divulga una ficha por Twitter con los sectores que reciben agua por tubería y camiones cisterna, sin precisar horas o litros de suministro. Por eso fue inviable calcular el acceso al agua corriente en ese estado.
Prodavinci solicitó entrevistas con el ministro de Ecosocialismo y Aguas, Ramón Velásquez, y la presidenta de Hidroven, Marisol Lagos. No hubo respuesta hasta la fecha de publicación de este especial.
Caracas, Maracaibo y Valencia son las ciudades más pobladas de Venezuela. De las tres, la capital del estado Carabobo destaca como la más desigual en el acceso al agua corriente según los planes de racionamiento de Hidrocentro.
l día a día sin agua corriente
La OMS indica que el acceso suficiente y continuo al agua potable es necesario para cubrir las necesidades básicas de un ser humano: consumo, aseo personal, cocinar, lavar la ropa y limpiar. Pero el racionamiento ha trastocado estas tareas. Los horarios y las actividades domésticas dependen de que salga agua por el grifo.
El agua también debe tener color y olor aceptables, según la OMS. Pero en las zonas donde el agua corriente hiede y sale marrón, la gente se abastece de camiones cisternas para evitar enfermarse. Los pozos artesanales dentro de las casas y los pozos gestionados por consejos comunales se convirtieron en sistemas alternativos de abastecimiento, sin importar que dispongan o no de certificaciones de calidad por parte de las autoridades.
La tubería debe estar a menos de 1.000 metros del hogar para garantizar la accesibilidad al agua corriente, precisa la OMS. Cuando está más lejos, quedan dos opciones: comprar agua o depender de la caridad de los vecinos.
Uno de los retos de América Latina en las próximas décadas es disminuir las inequidades en el acceso al agua potable y saneamiento, concluyeron los gobiernos, empresas y ONG que participaron en el Foro Mundial del Agua, celebrado en Corea en 2015.
Prodavinci pidió a la consultora MEG, especializada en análisis cuantitativo de políticas públicas, que cruzara los planes de racionamiento con el perfil socioeconómico de los venezolanos.
MEG identificó que los habitantes de las parroquias rurales recibieron menos agua que las urbanas. En promedio, las parroquias rurales tuvieron agua corriente 41,6 horas semanalmente, mientras que las ciudades recibieron 49,7 horas de suministro a la semana.
Las parroquias donde menos del 42% de la población es pobre tuvieron en promedio 59,7 horas de agua corriente a la semana. Aquellas donde más del 42% de la población es pobre recibieron aproximadamente 47,7 horas cada semana.
La situación obligó a las comunidades con menos ingreso a pagar más por el agua, a protestar en las calles y a recurrir a sistemas informales de abastecimiento, como hacer cola con un tobo para sacar agua de un manantial o pegar una manguera a la tubería del vecino.
Expertos en gestión de agua explicaron a Prodavinci que los problemas de suministro se deben al deterioro en los sistemas de producción, transporte y distribución del agua corriente, y a la falta de mantenimiento. Adicionalmente, no se han concluido obras planificadas para compensar el incremento en la demanda de agua por el aumento de la población.
Las fugas y tomas ilegales en acueductos y tuberías y las fallas de los sistemas de bombeo merman los caudales de agua corriente. El agua que sale del grifo es de mala calidad cuando las plantas potabilizadoras no tienen capacidad para procesar el agua cruda que reciben de las presas. El subsidio al servicio no permite cubrir los costos operativos. Las hidrológicas afrontan problemas de sostenibilidad económica. Dependen de las asignaciones presupuestarias del gobierno central, lo que afecta su capacidad de inversión.
La falta de materiales y equipos para ejecutar obras, retrasos en los proyectos de rehabilitación de las plantas potabilizadoras, demoras en las licitaciones y cambios en la directiva figuraron como “ obstáculos” declarados por Hidroven para la prestación del servicio de agua corriente, según la Memoria y Cuenta de 2015 del Ministerio para Ecosocialismo y Aguas. Un año más tarde, varias hidrológicas informaron que algunos embalses estaban inoperativos o trabajaban a niveles mínimos por la sequía ocasionada por el fenómeno climatológico El Niño.
En Caracas fallan los sistemas de transporte de agua y las obras del Sistema Tuy IV no se han concluido. En Falcón, el Acueducto Bolivariano depende de un embalse sedimentado. El agua corriente que distribuye el Sistema Regional del Centro es tan sucia que la gente se abastece en pozos. Las fugas y tomas ilegales en los acueductos y tuberías reducen el agua corriente que llega a Nueva Esparta.
Un metro cúbico de agua en Venezuela cuesta una milésima de centavo de dólar, calculado a la tasa oficial. En otros países de América Latina, la tarifa del agua corriente oscila entre 0,059 y 0,37 centavos de dólar. Expertos consultados por Prodavinci proponen fijar tarifas que permitan recabar ingresos que garanticen la operatividad de las hidrológicas y la inversión.
La distribución continua de agua corriente depende del mantenimiento de los embalses, la reparación de fugas en los acueductos y tuberías y de la refacción de los sistemas de bombeo. Los especialistas recomiendan a las hidrológicas hacer inventarios de capital y equipos para garantizar las operaciones regulares y la respuesta a contingencias. Proponen gerenciar la industria del agua con una visión corporativa que permita despolitizar y descentralizar la gestión del recurso.
[Versión resumida de post más extenso accesible en http://factor.prodavinci.com/vivirsinagua/index.html.]
La OMS indica que el acceso suficiente y continuo al agua potable es necesario para cubrir las necesidades básicas de un ser humano: consumo, aseo personal, cocinar, lavar la ropa y limpiar. Pero el racionamiento ha trastocado estas tareas. Los horarios y las actividades domésticas dependen de que salga agua por el grifo.
El agua también debe tener color y olor aceptables, según la OMS. Pero en las zonas donde el agua corriente hiede y sale marrón, la gente se abastece de camiones cisternas para evitar enfermarse. Los pozos artesanales dentro de las casas y los pozos gestionados por consejos comunales se convirtieron en sistemas alternativos de abastecimiento, sin importar que dispongan o no de certificaciones de calidad por parte de las autoridades.
La tubería debe estar a menos de 1.000 metros del hogar para garantizar la accesibilidad al agua corriente, precisa la OMS. Cuando está más lejos, quedan dos opciones: comprar agua o depender de la caridad de los vecinos.
Uno de los retos de América Latina en las próximas décadas es disminuir las inequidades en el acceso al agua potable y saneamiento, concluyeron los gobiernos, empresas y ONG que participaron en el Foro Mundial del Agua, celebrado en Corea en 2015.
Prodavinci pidió a la consultora MEG, especializada en análisis cuantitativo de políticas públicas, que cruzara los planes de racionamiento con el perfil socioeconómico de los venezolanos.
MEG identificó que los habitantes de las parroquias rurales recibieron menos agua que las urbanas. En promedio, las parroquias rurales tuvieron agua corriente 41,6 horas semanalmente, mientras que las ciudades recibieron 49,7 horas de suministro a la semana.
Las parroquias donde menos del 42% de la población es pobre tuvieron en promedio 59,7 horas de agua corriente a la semana. Aquellas donde más del 42% de la población es pobre recibieron aproximadamente 47,7 horas cada semana.
La situación obligó a las comunidades con menos ingreso a pagar más por el agua, a protestar en las calles y a recurrir a sistemas informales de abastecimiento, como hacer cola con un tobo para sacar agua de un manantial o pegar una manguera a la tubería del vecino.
Expertos en gestión de agua explicaron a Prodavinci que los problemas de suministro se deben al deterioro en los sistemas de producción, transporte y distribución del agua corriente, y a la falta de mantenimiento. Adicionalmente, no se han concluido obras planificadas para compensar el incremento en la demanda de agua por el aumento de la población.
Las fugas y tomas ilegales en acueductos y tuberías y las fallas de los sistemas de bombeo merman los caudales de agua corriente. El agua que sale del grifo es de mala calidad cuando las plantas potabilizadoras no tienen capacidad para procesar el agua cruda que reciben de las presas. El subsidio al servicio no permite cubrir los costos operativos. Las hidrológicas afrontan problemas de sostenibilidad económica. Dependen de las asignaciones presupuestarias del gobierno central, lo que afecta su capacidad de inversión.
La falta de materiales y equipos para ejecutar obras, retrasos en los proyectos de rehabilitación de las plantas potabilizadoras, demoras en las licitaciones y cambios en la directiva figuraron como “ obstáculos” declarados por Hidroven para la prestación del servicio de agua corriente, según la Memoria y Cuenta de 2015 del Ministerio para Ecosocialismo y Aguas. Un año más tarde, varias hidrológicas informaron que algunos embalses estaban inoperativos o trabajaban a niveles mínimos por la sequía ocasionada por el fenómeno climatológico El Niño.
En Caracas fallan los sistemas de transporte de agua y las obras del Sistema Tuy IV no se han concluido. En Falcón, el Acueducto Bolivariano depende de un embalse sedimentado. El agua corriente que distribuye el Sistema Regional del Centro es tan sucia que la gente se abastece en pozos. Las fugas y tomas ilegales en los acueductos y tuberías reducen el agua corriente que llega a Nueva Esparta.
Un metro cúbico de agua en Venezuela cuesta una milésima de centavo de dólar, calculado a la tasa oficial. En otros países de América Latina, la tarifa del agua corriente oscila entre 0,059 y 0,37 centavos de dólar. Expertos consultados por Prodavinci proponen fijar tarifas que permitan recabar ingresos que garanticen la operatividad de las hidrológicas y la inversión.
La distribución continua de agua corriente depende del mantenimiento de los embalses, la reparación de fugas en los acueductos y tuberías y de la refacción de los sistemas de bombeo. Los especialistas recomiendan a las hidrológicas hacer inventarios de capital y equipos para garantizar las operaciones regulares y la respuesta a contingencias. Proponen gerenciar la industria del agua con una visión corporativa que permita despolitizar y descentralizar la gestión del recurso.
[Versión resumida de post más extenso accesible en http://factor.prodavinci.com/vivirsinagua/index.html.]
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