Paula Ruiz Roa
Escribo
estas reflexiones unos días antes del 8M, día de la Huelga General Mundial
Feminista; Día Internacional de la Mujer Trabajadora que se celebra en recuerdo
de las luchas y huelgas de las mujeres trabajadoras desde el comienzo de la
revolución industrial a finales del siglo XIX y principios del XX y más
concretamente por las 149 mujeres que murieron tras el incendio de la fábrica
textil en Nueva York en 1911; pero con independencia de lo que pueda suceder el
8M, estando convencida de que, sin duda, será un día muy grande, podemos
afirmar con rotundidad y sin grandilocuencia que la convocatoria de HG ha sido
todo un éxito y lo ha sido porque las mujeres hemos empezado a ganarle la partida
al sistema. El 8M de 2018 significará un antes y un después en la lucha de la
emancipación de la mujer en nuestro país y resto del mundo ya que estamos hablando
de una huelga a escala mundial en la que van a participar muchos países con
millones de personas movilizadas.
Las
mujeres hemos conseguido que la opinión pública hable de la HG, que se conozca,
que haya sido motivo de conversación en las casas y en los centros de trabajo,
en las tertulias, en centros educativos, en los barrios y en la calle, también
en los despachos y pasillos de los Parlamentos y Ministerios. Las mujeres hemos
conseguido que el propio Gobierno y que el amplio espectro de los partidos
políticos, organizaciones sindicales, organizaciones sociales, vecinales,
patronales... se posicionen sobre la misma, incluso hasta la propia Conferencia
Episcopal siempre tan proclive a condenar y criminalizar al Movimiento
Feminista, sus acciones y sus posiciones ideológicas (aunque posiblemente en
esta ocasión, se habrán leído solo las primeras reivindicaciones de la Huelga
General, aquellas que se refieren a los aspectos concretos laborales, brecha
salarial, discriminación económica, ignorando aquellas otras que hablan de
transformación social, de antipatriarcado, de libertades, de respeto al derecho
a la propia identidad sexual, de libertad sexual, de valores de tolerancia...).
Han sido
varias las ministras y ministros que se han pronunciado públicamente sobre la
Huelga, por supuesto de forma contraria a la misma, con argumentos
absolutamente peregrinos, como lo de “hacer huelga a la japonesa” o las propias
declaraciones del presidente del Gobierno diciendo que no es de su competencia
el opinar sobre la sangrante brecha salarial; argumentos irresponsables
políticamente que han servido para encender más la mecha y que la sociedad se
pronuncie y debata sobre la huelga, sus objetivos, sus razones, etc.
Efectivamente,
es de destacar que, de forma clara y rotunda, la clase dirigente de los
partidos de la derecha, esencialmente PP y Ciudadanos, hayan sido quienes más claramente
se hayan posicionado en contra de la Huelga de las Mujeres, lo que a todas
luces significa que estamos ante una huelga política, ideológica, con
aspiraciones de transformación social, porque se plantea contra este sistema
capitalista y patriarcal que es el responsable de que la mujer ocupe un papel social
secundario e invisible y son estos partidos de la derecha rancia y casposa
quienes más defienden y sirven a su sistema.
Por
supuesto que es una huelga política porque quiere erradicar las situaciones de
desigualdad manifiesta entre hombres y mujeres, porque va mucho más allá de
problemas estrictamente laborales, como la brecha salarial, considerando que
estos aspectos laborales no son sino una parte de un todo mucho más amplio y
que afecta a la configuración de esta sociedad, sus modelos y patrones
educativos y culturales.
Esta
sociedad sigue sin creerse que los hombres y mujeres somos personas de la misma
especie, la humana, debiendo resultarnos inaceptable desde la racionalidad, la
dominación de una parte de la especie (hombres)sobre la otra mitad (mujeres).
No es verdad que en el ADN de la especie humana existan diferencias que
justifiquen la dominación del hombre sobre la mujer. Se trata simplemente de
injusticia social, del mantenimiento de los privilegios del hombre, de la
imposición a las mujeres de un papel secundario, de sumisión y explotación y
consideración de objeto.
Estamos
ante un éxito de la lucha de las mujeres ya que el objetivo primero de la
visibilidad y sensibilización social se ha conseguido, habiéndose logrado
captar la atención de los grandes medios de comunicación y esto rara vez se
consigue a no ser que participen las organizaciones instauradas en el engranaje
del poder y el sistema. Y en esta ocasión, esas organizaciones políticas y
sindicales institucionales se han “sumado al carro ya en marcha” con el
propósito de no quedarse al margen, de seguir “pintando” algo en el panorama de
los movimientos sociales, intentando lavar su imagen deteriorada ante la
opinión pública, constatando que la sociedad estaba movilizada sin necesidad de
su presencia, que no han protagonizado el proceso de construcción de la Huelga
General. Lamentablemente, su incorporación a la convocatoria y al movimiento lo
han hecho para generar confusión, para desinformar, para desprestigiar al propio
movimiento, con actitudes de arrogancia y prepotencia, convocando paros de 2
horas por turnos de manera unilateral y al margen de la lucha del movimiento feminista
en su conjunto. Pero el movimiento de las mujeres es imparable y no va a
reparar en esos detalles nimios que intentan distraer de los grandes objetivos
del día 8M.
Afortunadamente,
existen organizaciones sindicales, como CGT, que desde el anarquismo, el
anarcosindicalismo y el anarcofeminismo, mantienen la actitud histórica de
compromiso con la lucha por la emancipación de la mujer (habiendo aportado a la
historia el legado contundente, aunque todavía invisible, del Movimiento
Mujeres Libres), manteniendo una lucha sin concesiones, sin reformismos, sin
complejos de inferioridad, sin sentimientos de culpabilidad; una lucha abierta contra
lo que significa el capitalismo, contra el patriarcado en el que se sustenta,
contra el androcentrismo en el que orbita.
Con esta
historia de compromiso y lucha, la CGT, no ha dudado en convocar la huelga
general de 24 horas en coordinación con la demanda del Movimiento Feminista, porque
las mujeres de CGT somos anarcofeministas y con ello formamos parte del
movimiento sindical y también del movimiento feminista.
Sin duda,
la Huelga General de 24 horas el 8M, no es un fin en sí misma, sino una
estrategia más para seguir avanzando y demostrando la capacidad de parar el mundo
que tenemos las mujeres (tanto el sistema productivo como el reproductivo). Una
huelga general de 24 horas es una huelga integral, contra el sistema en su conjunto,
abarcando reivindicaciones de tipo laboral, por eso es una huelga laboral que
paralice el sistema productivo, el sistema de distribución y comercialización;
una huelga general de consumo para atentar directamente contra la esencia del
actual capitalismo; una huelga de cuidados que ponga en el centro del debate
político que lo importante, lo trascendental, es el sostenimiento de la vida,
la crianza, el trabajo doméstico reproductivo, visibilizando a las mujeres que
lo ejercen y las condiciones de desregulación absoluta que sufren. También una
huelga en los centros educativos, para que las familias no enviemos a clase a
nuestros hijos e hijas y seamos capaces de pararnos a reflexionar qué está
pasando con la violencia machista, qué escala de valores manejamos, qué tipo de
relaciones son las que se están estableciendo entre las y los jóvenes.
Muchas
cosas estamos haciendo bien las mujeres en este proceso que nos lleva a la
Huelga General para conseguir poner en el centro del debate político, en el
centro del debate de la opinión pública, la existencia de dicha Huelga General de
24 horas. Algo estaremos haciendo bien para que los grandes medios de
comunicación se hayan hecho eco de la misma, y es que somos centenares los
colectivos que conforman el movimiento feminista y somos millones las mujeres
que ya hemos dado el paso definitivo de ponernos en marcha para erradicar la
lacra del machismo. Han sido miles las plataformas y asambleas que han surgido
en torno a la Huelga feminista del 8M, formadas por organizaciones feministas,
organizaciones sociales y sindicales en todos los rincones del territorio
español.
Sin duda
la prepotencia machista manifestada por algunos dirigentes como Donald Trump,
Putin, Rajoy o las recientes acusaciones, de acoso sexual a mujeres de
Hollywood, contra Harvey Weinstein... pueden haber sido elementos que facilitan
o contribuyen a aumentar el nivel de crispación e indignación contra el
machismo, no solamente entre las mujeres sino en la sociedad en su conjunto;
pero también es cierto que este tipo de denuncias surgen en un determinado
momento y contexto en que las mujeres mantienen una lucha abierta contra el
machismo, contra las violencias machistas que ya resulta irreversible.
Las
mujeres en toda su diversidad (trabajadoras asalariadas y no asalariadas,
mujeres estudiantes, mujeres mayores, migrantes, refugiadas...) nos hemos unido
ante un solo grito: Basta de desigualdades y violencias, estamos hartas. Como
mujer, considero que el éxito ya se ha alcanzado, a través del proceso
asambleario que se ha ido construyendo durante todo este último año que ha
permitido llegar a este nivel de concienciación que ha trascendido ya a toda la
población.
Pero es
más, las movilizaciones, las manifestaciones ya están siendo éxito en múltiples
lugares y lo van a ser el mismo día 8M con millones de mujeres en la calle
demostrando que “Sin nosotras el mundo no funciona”. Viva la lucha de las
mujeres. Viva la Huelga General Feminista del 8M.
[Tomado
del periódico Rojo y Negro # 321,
Madrid, marzo 2018. Número completo accesible en http://www.rojoynegro.info/sites/default/files/rojoynegro%20321%20marzo.pdf.]
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