Bill Weinberg (Fifth Estate)
Un antiguo centro comunitário que sirvió anteriormente como escenario de rock moderno está siendo ocupado por activistas, aparentemente ignorado por las autoridades. A algunas cuadras de distancia, huertos urbanos autogestionados son áreas verdes y prósperas en el paisaje, produciendo frutas y verduras para la comunidad. ¿Oakland?, Detroit?, ¿Lower East Side de Manhattan? No. Esta es La Habana.
En abril de 2017, volví a Cuba por primera vez en 24 años con la misión de analizar la alternativa ecológica de la isla y como se había desenvuelto desde el fin del Período Especial, como fue llamada en el lenguajem oficial la etapa que había comenzado en 1989, con la caida del bloque soviético. Encontré una isla transformada desde aquellos tiempos de crisis. En tanto algunos elementos del modelo ecológico habían sobrevivido, otros habían sido abandonados. Pero el viaje hizo que presenciase otra alternativa: una red anarquista emergente que cautelosamente comienza a establecerse, buscando promover ideas antiautoritarias frente a la dictadura castrista.
Un antiguo centro comunitário que sirvió anteriormente como escenario de rock moderno está siendo ocupado por activistas, aparentemente ignorado por las autoridades. A algunas cuadras de distancia, huertos urbanos autogestionados son áreas verdes y prósperas en el paisaje, produciendo frutas y verduras para la comunidad. ¿Oakland?, Detroit?, ¿Lower East Side de Manhattan? No. Esta es La Habana.
En abril de 2017, volví a Cuba por primera vez en 24 años con la misión de analizar la alternativa ecológica de la isla y como se había desenvuelto desde el fin del Período Especial, como fue llamada en el lenguajem oficial la etapa que había comenzado en 1989, con la caida del bloque soviético. Encontré una isla transformada desde aquellos tiempos de crisis. En tanto algunos elementos del modelo ecológico habían sobrevivido, otros habían sido abandonados. Pero el viaje hizo que presenciase otra alternativa: una red anarquista emergente que cautelosamente comienza a establecerse, buscando promover ideas antiautoritarias frente a la dictadura castrista.
Cuba se tornó un experimento vivo para la humanidad en un futuro pospetróleo, después que el colapso de la Unión Soviética significase el fin del petróleo subsidiado. Eso quebró la economía, dando início al Período Especial, y fue un gran incentivo a los modelos autosuficientes y ecológicos – bicicletas como medios de transporte, huertos urbanos en La Habana, agricultura orgânica en el campo. Y fué en medio de esa crisis, en 1993, que visité La Habana para una conferencia sobre bicicletas como medios de transporte urbano. Fue cuando vi el início de los jardines y cultivos comunitários que estaban surgiendo en terrenos baldíos de la ciudad. Una generación más tarde, Cuba está recibiendo petróleo subsidiado de Venezuela, abriendo su economía al capital transnacional privado y haciendo gestiones para el fin del embargo de Estados Unidos. ¿Qué ha sido de aquellas alternativas ecológicas?
Al recorrer el centro de La Habana me fue evidente que las bicicletas casi no estaban siendo utilizadas. Cuando estuve en 1993, ellas sobrepasaban en número a los qutomóviles en las calles. Ahora no había casi ninguna, a no ser por los bicitaxis que llevavan turistas entre el tránsito automotor. Conversé con planificadores urbanos del gobierno y ellos admitieron que las ciclovías habían sido abandonadas con el regreso del petróleo. También me fue claro claro que una suerte de discreta gentrificación está imponiéndose en La Habana Vieja – muchos capitales extranjeros están entrando en la zona para el sector de turismo, con el consiguiente aumento de bares sofisticados, locales comenrciales y restaurantes. Sin embargo, me enteré que la agricultura urbana, que emergió espontáneamente durante el Período Especial como una medida impuesta por la necesidad, fue aceptada por la burocracia y sigue siendo bastante fuerte. Para ver esos huertos urbanos, fuí en táxi a Vedado, el distrito sofisticado más verde y más extenso desde tiempos pré-revolucionarios, al oeste de Centro Habana. La Plaza de la Revolución es el centro de Vedado, el corazón del poder administrativo de Cuba. Es donde el icónico rosto del Che Guevara está observando, desde la pared del Ministerio del Interior.
A apenas algunas cuadras de distancia de esa plaza árida y costosa, proyectos habitacionales se encuentran lado a lado de las mansiones de da burgueses que hace mucho se fueron, ahora habitadas por moradores de clase trabajadora. En una de esas calles, visité a Isbel Díaz Torres, otrora profesor de literatura e uno de los disidentes da izquierda de Cuba. Integrante de la red Observatorio Crítico Cubano, fundada en 2006 (después que el poder se transfirió de Fidel a Raul Castro) para crear una voz anticapitalista y anti-imperialista propugnando por mayores liberdatades.
Díaz se considera un anarquista y vive como se esperaría de uno – en un espacio okupa, o lo más próximo a eso que se encontrará en La Habana. Al cruzar las columnas de entrada de la antigua casa y pasar al jardin interior, Díaz me cuenta la história de ella: "En los años 90, ésta era la Catedral del Heavy Metal — apunta con una sonriso-. Durante el Período Especial, la construcción fue usada como una casa de cultura – un centro comunitário aprobado por el gobierno -, conocida como Pátio de Maria. per su escenário de rock moderno se salía un tanto de control y, en 2003, e gobierno determinó cerrarlo. Probablemente para no tener a un grupo de metaleros a apenas algunas cuadras de la Plaza de la Revolución.
El espacio estuvo desocupado por um tiempo, pero tras los huracanes devastadores de 2008, personas que tuvieron sus casas destruidas o dañadas se alojaron allí – y les fue permitido hacerlor, convirtiéndose en su residencia no oficial, pero aceptada. Díaz y su pareja gay estuvieron entre esas personas, ocupando un pequeño apartamento hacia el fondo de la quinta.
Díaz ve que un proceso de apropriación de la cultura alternativa por parte del Estado está en marcha. Él observa que si antes el rebelde Pátio de María había sido clausurado, un lugar nuevo y oficial donde se presentan eventos de metal, el Maxim Rock, fue abierto del otro lado de la Plaza. — Al principio, la escena metalera era completamente underground — afirma. — Y ahora está sometida a una organización. Hay una para el rock, una para el hip-hop, todo es controlado burocraticamente.
La agricultura comunitária, aquella otra forma de reivindicar el espacio urbano del Período Especial, sobrevive. Pero hay serias interrogantes sobre su futuro. Al contrário de las afirmaciones oficiales, Díaz indica que los huertos están siendo abandonados en toda la ciudad: — Para el Estado, la perspectiva de cultivar nuestro propios alimento en esos espacios era temporal y ante la emergencia. Ahora tenemos petróleo y químicos nuevamente. Él cuenta que dos de los libros sobre horticultura y autosuficiencia domestica muy populares durante el Período Especial – El Libra de La Familia y Por Nuestros Propios Esfuerzos, se hayan “casi desaparecidos hoy en día”. Pero es difícil decir que los huertos familiares informales, no regulados por el sistema administrativo están declínando. Igualmente, hay huertos urbanos formales, conocidos por organopónicos, que están claramente prosperando.
Díaz y yo caminamos a algunas cuadras de su casa y pasamos por grandes lotes con hileras de espinaca, lechuga, cebollín, apio, perejil, coliflor. Trabajadores con azadas cultivaban la tierra detrás de las cercas, interconectadas por vides o reforzadas por hileras de cactus. Uno de los organopónicos se llama Quinto Congreso – en referencia al Quinto Congreso del Partido Comunista Cubano que aconteció en 1997, el año en que el huerto fue inaugurado. Otro se llama Plaza, debido a la cercana Plaza de la Revolución. Los trabajadores hicieron una pausa para responder mis preguntas.
Esas huertas comenzaron espontáneamente, aunque en general bajo la responsabilidad de burócratas que trabajaban en el edificios oficiales cercanos, para alimentar a sus propios trabajadores durante el Período Especial. Pero pronto fueron reconocidas y organizadas como colectivos. Ellas todavía están ligadas al sistema administrativo -por ejemplo, venden los productos al Consejo del Estado, el mayor órgano de poder de Cuba, que tiene su sede cerca de allí. El mismo proceso puede ser visto en los predios que visito: una iniciativa ascendente espontanea que se somete al control del Estado como precio para la sobrevivencia.
Isbel Díaz y sus compañeros están organizándose para aportar una voz anarquista abierta al debate cresciente sobre el futuro de Cuba. Seis años atrás, fundaron el Taller Libertario Alfredo López, que surgió del Observatório Crítico y fue nombrado en homenaje a un histórico militante anarcosindicalista, asesinado por la dictadura de Gerardo Machado em 1926. A través de reuniones hechas en los últimos dos años en La Habana, el Taller ha venido avanzando en su crítica ante lo que llama el capitalismo de Estado cubano y está rescatando el legado de la tradición anarquista en Cuba, donde existió un movimiento obrero fuerte ligado al anarquismo, especialmente en la industria tabacalera, desde fines del siglo XIX y que luego enfrento la represión de la era de Machado en los año des 1920 y 1930. Los últimos remanentes de ese movimiento fueron liquidados en los primeros años del régimen de Castro, cuando los disidentes anarquistas fueron encarcelados por “actividades contrarevolucionarias”. Fue un preságio de la represión mas general del régimen contra cualquier expresión potencialmente alternativa, como la música afro-cubana siendo discriminada, los Beatles vetados y – lo más importante – los homosexuales siendo perseguidos y hasta sometidos a encierro para "reeducación".
El castrismo suavizó todos esos aspectos considerablemente (hay hasta un Parque John Lennon em La Habana), pero aún permanece para decidir cuél espacio es tolerado para algo tan abiertamente de oposición como el anarquismo. en este contexto de apartura controlada, el Taller Libertaria Alfredo López está recaudando fondos para comprar un nuevo lugar en La Habana para servir de centro social y biblioteca anarquista – aprovechando la actual "flexibilización" del mercado inmobiliário. además, El grupo se ha afiliado a una federación anarquista regional de América Central y el Caribe para promover ideas y acciones antiautoritárias en toda un área que los U$A han considerado despectivamente desde hace mucho como su "patio trasero".
Al igual que sus benefactores petroleros, la Venezuela sumida actualmente enuna profunda crisis, y con Donald Trump propiciando políticas hostiles al gobierno cubano que anuncian la vuelta a la vieja acción desestabilizadora desde Washington, Cuba parece estar ante desafíos nuevos y sombríos en los meses y anos próximos. Pero las huertas, y el sentimiento, que vi en Vedado, deján claro que la voz anarquista, por lo menos, estará allí.
* Para apoyar economicamente las iniciativas del Taller Libertaria Alfredo López de La Habana, ir a GoFundMe (aportes sólo en euros): http://gofundme.com/gg2wrcac.
[Post original en inglés accesible en https://www.fifthestate.org/archive/399-fall-2017/the-anarchist-alternative-in-cuba. Traducido al castellano por Redacción de El Libertario.]
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