Juan González
Los maestros han recibido un incremento salarial del 900% durante este año que culmina. Esta afirmación del Ministro Elías Jaua, fuera del contexto inflacionario del país, debería causar satisfacción en un gremio históricamente excluido y olvidado por los gobiernos del pasado.
La cuestión es que en el contexto de inflación desbocada en el que vivimos un maestro con 18 años de servicio que recibe en una quincena, la que incluye el bono alimentario, 545.000 Bs, apenas puede comprar: 2 kgs de pollo (135.000 kg), 1 kg queso blanco (sobre 150.000 Bs) y 1 kg de azúcar (sobre 120.000); con qué compra arroz, espaguetis, aceite, verduras, aliños, etc, etc, y no incluyamos que este profesional se le ocurra pensar que puede comprar meriendas, no hay que suponerlo ni considerando que tenga dos menores bajo su cargo.
Lo que el Ministro Jaua deja ver en su declaración es que, más allá del conocimiento de números y de las cifras que sirven para cualquier cosa, desconoce absolutamente la dura realidad que enfrentan los maestros y maestras en estos tiempos de crisis. Según se sabe, Jaua es hijo de maestra, por tanto él vivió la estrechez propia de una familia que dependía del salario docente en el pasado, lo que desconoce ahora es la estrechez de quienes deben vivir del salario docente en estos tiempos.
El sociológo Jaua, tan ocupado en la alta política como siempre está, no tiene tiempo para meditar acerca de qué hace una maestra en estos tiempos para comprar un par de zapatos para que su niño o niña asista a la escuela; o cómo hace para comprar a su hija adolescente, que crece vertiginosamente, el uniforme colegial. Fíjese que no hablamos de la "costumbre burguesa" de que a los hijos de maestros y maestras el niño Jesús les traiga regalos, aunque el gobierno anuncie falaz y demagogicamente que los CLAP entregarán juguetes a los niños en las comunidades.
Ni hablemos de esa costumbre cuartorepublicana de estrenar en diciembre. Los maestros y maestras de este país, con los sueldos que perciben no tienen capacidad para comprar ni siquiera ropa interior, ni para ellos ni para su prole. Si el Ministro cree que es una exageración mande a indagar cuánto vale en la Hoyada la pantaleta más económica, de bóxer ni hablemos.
Ministro Jaua, de nada sirve ese incremento del 900% a los maestros y maestras que se ha acumulado en el año 2017, si no paran la inflación que desangra nuestros sueldos y salarios y el gobierno parece que ni se entera.
Nuestro sueldo del día de hoy nos alcanza para adquirir menos cosas que las que podíamos adquirir con los sueldos del año pasado. Estamos claros que los capitalistas son los que se encargan de hacer añicos nuestros salarios, pero si el gobierno no hace nada se hace cómplice por omisión. Recuérdele a la gente del PSUV que en el 2015 la decepción, el desencanto y la rabia del chavismo olvidado por los dirigentes, empujó al pueblo a elegir a sus enemigos de clase. Esperemos que este 2018, nada de esto ocurra, pero hable con sus pares y hágales saber que el pueblo no aguanta más el sacrificio que le han impuesto. Mañana puede ser tarde ministro y las cifras y los números dan para cualquier cosa.
Los maestros han recibido un incremento salarial del 900% durante este año que culmina. Esta afirmación del Ministro Elías Jaua, fuera del contexto inflacionario del país, debería causar satisfacción en un gremio históricamente excluido y olvidado por los gobiernos del pasado.
La cuestión es que en el contexto de inflación desbocada en el que vivimos un maestro con 18 años de servicio que recibe en una quincena, la que incluye el bono alimentario, 545.000 Bs, apenas puede comprar: 2 kgs de pollo (135.000 kg), 1 kg queso blanco (sobre 150.000 Bs) y 1 kg de azúcar (sobre 120.000); con qué compra arroz, espaguetis, aceite, verduras, aliños, etc, etc, y no incluyamos que este profesional se le ocurra pensar que puede comprar meriendas, no hay que suponerlo ni considerando que tenga dos menores bajo su cargo.
Lo que el Ministro Jaua deja ver en su declaración es que, más allá del conocimiento de números y de las cifras que sirven para cualquier cosa, desconoce absolutamente la dura realidad que enfrentan los maestros y maestras en estos tiempos de crisis. Según se sabe, Jaua es hijo de maestra, por tanto él vivió la estrechez propia de una familia que dependía del salario docente en el pasado, lo que desconoce ahora es la estrechez de quienes deben vivir del salario docente en estos tiempos.
El sociológo Jaua, tan ocupado en la alta política como siempre está, no tiene tiempo para meditar acerca de qué hace una maestra en estos tiempos para comprar un par de zapatos para que su niño o niña asista a la escuela; o cómo hace para comprar a su hija adolescente, que crece vertiginosamente, el uniforme colegial. Fíjese que no hablamos de la "costumbre burguesa" de que a los hijos de maestros y maestras el niño Jesús les traiga regalos, aunque el gobierno anuncie falaz y demagogicamente que los CLAP entregarán juguetes a los niños en las comunidades.
Ni hablemos de esa costumbre cuartorepublicana de estrenar en diciembre. Los maestros y maestras de este país, con los sueldos que perciben no tienen capacidad para comprar ni siquiera ropa interior, ni para ellos ni para su prole. Si el Ministro cree que es una exageración mande a indagar cuánto vale en la Hoyada la pantaleta más económica, de bóxer ni hablemos.
Ministro Jaua, de nada sirve ese incremento del 900% a los maestros y maestras que se ha acumulado en el año 2017, si no paran la inflación que desangra nuestros sueldos y salarios y el gobierno parece que ni se entera.
Nuestro sueldo del día de hoy nos alcanza para adquirir menos cosas que las que podíamos adquirir con los sueldos del año pasado. Estamos claros que los capitalistas son los que se encargan de hacer añicos nuestros salarios, pero si el gobierno no hace nada se hace cómplice por omisión. Recuérdele a la gente del PSUV que en el 2015 la decepción, el desencanto y la rabia del chavismo olvidado por los dirigentes, empujó al pueblo a elegir a sus enemigos de clase. Esperemos que este 2018, nada de esto ocurra, pero hable con sus pares y hágales saber que el pueblo no aguanta más el sacrificio que le han impuesto. Mañana puede ser tarde ministro y las cifras y los números dan para cualquier cosa.
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