PROVEA
*
Texto tomado de la separata “La ruta hacia la dictadura”, pp. Xxxiii-xxxiv,
Incluida en el Informe Anual 2016 de Provea. La separata completa es
accesible en https://www.derechos.org.ve/web/wp-content/uploads/13InformeEspecial.pdf.]
Diferentes
autores calificaron a Alberto Fujimori como “la última dictadura latinoamericana
del siglo XX”. Como vimos en el informe de la CIDH, hay diferentes elementos
estructurales diagnosticados para la dictadura fujimorista que se repiten bajo
el gobierno de Nicolás Maduro, que podría señalarse como la primera dictadura
latinoamericana del siglo XXI. Basándonos en estas similitudes, podríamos
realizar un primer intento de inventario de las características de las
dictaduras modernas en la región:
• A
diferencia de las dictaduras tradicionales, que alcanzaban el poder mediante un
golpe de Estado militar, las dictaduras modernas llegan al poder mediante
elecciones.
• Promueven
un proceso de “refundación” del Estado a partir de la aprobación de una Constitución
que formalmente incorpora nuevas
garantías
para la vigencia de los derechos humanos, que no obstante no cuentan con la
voluntad política para materializarlas en la realidad.
• Las
dictaduras modernas erosionan la independencia de los poderes, centralizando el
mando en la figura del primer mandatario. El debilitamiento del conjunto de la
institucionalidad democrática es enfrentado, de maneraexcepcional,
por un ente refractario a la cooptación, confirmando así la falta de autonomía del
resto. En el caso peruano fue la Defensoría del Pueblo, mientras que para el
venezolano, a partir de diciembre de 2015, fue la Asamblea Nacional y durante
más de cuatro meses, en 2017, el Ministerio Público.
• El sistema de administración de justicia es
utilizado para darle legitimidad a las decisiones arbitrarias y para la
criminalización de la protesta y persecución de la disidencia.
• Construyen,
retórica y legislativamente, un “enemigo interno” que les permita aprobar
estados excepcionales para gobernar sin contrapesos institucionales. En el caso
peruano la “guerra al terrorismo”, mientras que para
Venezuela la “guerra económica”.
• De
manera progresiva, las dictaduras modernas militarizan el sistema de administración
de justicia y utilizan los tribunales militares para enjuiciar a civiles bajo
leyes de excepción y delitos tipificados bajo la nociónde
“traición a la patria” y “lucha antiterrorista”.
• No
prohíben, de manera absoluta, el ejercicio del derecho a la libertad de
reunión, asociación, manifestación y libre expresión, utilizando las amenazas y
agresiones selectivas, las sanciones administrativas y el uso de los tribunales
para castigar la crítica y la disidencia.
• Controlan
el poder electoral, erosionando su autonomía, y solo realizan elecciones cuando
se generan las condiciones para obtener resultados favorables.
• Criminalizan
los sistemas internacionales de protección a los derechos humanos y se retiran
de la competencia de tribunales internacionales que, en esta materia, pudieran
generar decisiones condenatorias contra los Estados.
• Sobre
el monitoreo de los sistemas internacionales de protección a los derechos humanos,
la información es contradictoria: mientras el Perú de Fujimori permitió las
visitas de organismos como la CIDH, la Venezuela de Chávez y Maduro las
impidió. Sin embargo, ambos Estados continuaron enviando información a
mecanismos de Naciones Unidas, lo que sugiere la importancia de mantener la apariencia
del respeto a los derechos humanos
en el
escenario internacional.
•
Utilizan los medios públicos tanto para justificar sus actuaciones arbitrarias
como para criminalizar o desprestigiar a líderes políticos y sociales. Este
control de lo que se comunica incluye mecanismos de neutralización contra los
medios privados que van desde la creación de medios paralelos cuyo principal objetivo
es el desprestigio de la oposición, la compra de medios, el hostigamiento y la
imposición de medidas administrativas que, al aumentar la dependencia del Estado,
alientan mecanismos de autocensura.
• Realizan
un esfuerzo de cooptación de organizaciones sociales que son puestas a su
servicio para usarlas en labores político-partidistas, e incluso como
informantes de los organismos de inteligencia. En este esfuerzo,anteriores
organizaciones sociales son sustituidas por nuevas formas organizativas creadas
por decreto.
• A
diferencia de las tradicionales, las dictaduras modernas no promueven las desapariciones
forzadas masivas debido al alto costo político que generarían, en un mundo interconectado
por las nuevas tecnologías de información, que hacen improbable o muy difícil
la total invisibilidad de graves violaciones de derechos humanos. Por el
contrario, quienes son considerados antagónicos son neutralizados de manera
selectiva.
• Si bien
solo contamos con dos casos de estudio, como hipótesis afirmamos que las
dictaduras modernas pueden generar indicadores macroeconómicos positivos y de desarrollo
económico que no se traducen en la disminución estructural de la pobreza y la mejoría
sustentable de la situación de las mayorías. En el caso peruano Fujimori
estabilizó la economía y controló la hiperinflación de gobiernos anteriores. En
el venezolano, Hugo Chávez se benefició de la llamada “década de los
commodities”, con altos precios de los productos energéticos en el mercado
mundial.
Sin
embargo, los efectos del crecimiento no se mantuvieron en el tiempo,
experimentando serios y graves retrocesos en el gobierno de Nicolás Maduro, el
cual generó el mayor crecimiento de la pobreza de todo el período democrático
iniciado en 1958.
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