Helena López
* El espacio libertario del Raval llega a la treintena como espacio de referencia de las luchas vecinales del barrio.
La finca en el número 1 de la calle de la Cera, como tantas otras en el barrio, está en proceso de vaciado. La propietaria inicial vendió el edificio a un grupo inversor que a su vez lo revendió a un segundo grupo inversor, que no está renovando alquileres. Y, como en muchos de los edificios en esa misma situación, ya hay expulsiones en trámite de inquilinos a los que no se renovó el contrato. Este mismo martes han mantenido una reunión con el distrito para exponerles la situación. Un martes -como podría ser cualquier otro día- en el que, según anunció la noche del lunes la concejala de Ciutat Vella, Gala Pin a través de Twitter, "necesitaban colaboración" para detener desahucios en Sant Climent, 12 y 18; Beates, 1; Sant Antoni Abad, 29; Berenguer el Vell, 4 y Estruc, 34.
El músculo vecinal que logra parar -"aplazar", matizan- esa sangría de desalojos en el barrio se ejercita precisamente aquí, en los bajos del 1 de la calle de la Cera, en El Lokal, en apariencia una librería libertaria, tienda de discos, camisetas y chapas punk' que subió la persiana por primera vez en octubre de 1987. O sea que estos días El Lokal celebra su 30º aniversario, en un "contexto dramático", donde a la voracidad inmobiliaria se ha sumado la lacra de los narcopisos. "Aquí confluyen todas las mafias, las legales y las ilegales", resume Iñaki García, fundador y alma del Lokal (y del Raval).
Pero nada es lo que parece. Esta recomendable tienda 'underground' es y ha sido, sobre todo, punto de encuentro y de referencia para las muchas luchas que ha tenido que afrontar el Raval en estas tres décadas (y, por el momento, su continuidad no peligra, ya que, tras la finalización de la moratoria de la 'ley Boyer', la anterior propiedad les renovó el contrato hasta entonces indefinido por otro de 10 años, subida de 100 euros al mes mediante).
Cálido refugio punk
Lunes, 12 del mediodía. Iñaki escucha a una mujer, que ha ido a visitarle con su hijo para hablar sobre su desahucio, previsto en breve. "No te preocupes, allí estaremos", la despide. Al salir, madre e hijo se cruzan con un vendedor ambulante que entra a buscar el material con el que produce las artesanías que vende en la calle. Bastan cinco minutos en esta abigarrada librería, sin necesidad de preguntar nada, para darse cuenta de que el espacio es, sobre todo, cálido refugio. "Teníamos clara la necesidad de ser un espacio abierto todo el día. Todos los días. Pocos centros sociales tienen esa flexibilidad", explica. Tampoco es común la heterogeneidad de su público. "Estas cosas solo pueden pasar en el Raval", subraya este hombre de tradición libertaria, una de las personas más queridas del activismo en el barrio, especialmente en el sector rebelde, pero no solo.
"Aquí no se ha pedido nunca carnet a nadie", insiste. De ahí esa entrañable mezcla, que viene de lejos. Con la llegada de inmigración al barrio, nació aquí el proyecto Xenofilia. Dos mujeres de la oenegé Sodepau ofrecían allí una tarde a la semana asesoramiento a personas sin papeles, que encontraron entre casets de L'Odi Social y revistas anarquistas un espacio de confianza, confianza que ni de lejos les ofrecía la Administración. Y también allí se dirigían, algunos años antes, los chavales del aún 'chino' que no querían hacer la mili, para asesorarse sobre cómo podían evitarla.
Rock antimili
"De la cinta de rock antimili hicimos 15.000 copias", señala Iñaki como una de las gestas de la historia del espacio, que nunca ha dejado de ser "lugar de producción y distribución de materiales críticos y tienda de referencia de música punk". "Ahora porque compran por internet, pero esto al principio los sábados por la tarde era el 'Espai Comarques'. Venían los chavales de los pueblos con la lista de la compra", explica el fundador de El Lokal, referente también hoy por hoy en el mundillo de los fanzines, que vive un resurgimiento.
Una de las campañas políticas -política de guerrilla, se entiende- más recientes que se fraguó aquí -además de la de Stop Desahucios Raval- fue la denuncia del 'caso Juan Andrés Benítez', cuyo nombre da lugar al exultante -sus plantas son la envidia del barrio- solar okupado a pocos metros del Lokal y del lugar en el que este vecino del Raval murió tras una condenada actuación de los Mossos d'Esquadra. "En una misma manifestación andaban juntos inmigrantes y prostitutas", cuenta el activista mientras busca en la trastienda una camiseta de la talla L (aún es posible mantener este espacio libre y autogestionado porque aquí se venden camisetas).
Esa libertad ha sido la esencia del espacio -desde el que también se vertebró la resistencia a Barcelona 92- durante estos 30 años. Y la que ha llevado a Iñaki a rechazar en dos ocasiones -a título propio y como entidad- la medalla de la ciudad. Las dos en la era Colau, sobra decirlo.
[Tomado de http://www.elperiodico.com/es/barcelona/20171017/el-lokal-30-anos-de-resistencia-6358504.]
* El espacio libertario del Raval llega a la treintena como espacio de referencia de las luchas vecinales del barrio.
La finca en el número 1 de la calle de la Cera, como tantas otras en el barrio, está en proceso de vaciado. La propietaria inicial vendió el edificio a un grupo inversor que a su vez lo revendió a un segundo grupo inversor, que no está renovando alquileres. Y, como en muchos de los edificios en esa misma situación, ya hay expulsiones en trámite de inquilinos a los que no se renovó el contrato. Este mismo martes han mantenido una reunión con el distrito para exponerles la situación. Un martes -como podría ser cualquier otro día- en el que, según anunció la noche del lunes la concejala de Ciutat Vella, Gala Pin a través de Twitter, "necesitaban colaboración" para detener desahucios en Sant Climent, 12 y 18; Beates, 1; Sant Antoni Abad, 29; Berenguer el Vell, 4 y Estruc, 34.
El músculo vecinal que logra parar -"aplazar", matizan- esa sangría de desalojos en el barrio se ejercita precisamente aquí, en los bajos del 1 de la calle de la Cera, en El Lokal, en apariencia una librería libertaria, tienda de discos, camisetas y chapas punk' que subió la persiana por primera vez en octubre de 1987. O sea que estos días El Lokal celebra su 30º aniversario, en un "contexto dramático", donde a la voracidad inmobiliaria se ha sumado la lacra de los narcopisos. "Aquí confluyen todas las mafias, las legales y las ilegales", resume Iñaki García, fundador y alma del Lokal (y del Raval).
Pero nada es lo que parece. Esta recomendable tienda 'underground' es y ha sido, sobre todo, punto de encuentro y de referencia para las muchas luchas que ha tenido que afrontar el Raval en estas tres décadas (y, por el momento, su continuidad no peligra, ya que, tras la finalización de la moratoria de la 'ley Boyer', la anterior propiedad les renovó el contrato hasta entonces indefinido por otro de 10 años, subida de 100 euros al mes mediante).
Cálido refugio punk
Lunes, 12 del mediodía. Iñaki escucha a una mujer, que ha ido a visitarle con su hijo para hablar sobre su desahucio, previsto en breve. "No te preocupes, allí estaremos", la despide. Al salir, madre e hijo se cruzan con un vendedor ambulante que entra a buscar el material con el que produce las artesanías que vende en la calle. Bastan cinco minutos en esta abigarrada librería, sin necesidad de preguntar nada, para darse cuenta de que el espacio es, sobre todo, cálido refugio. "Teníamos clara la necesidad de ser un espacio abierto todo el día. Todos los días. Pocos centros sociales tienen esa flexibilidad", explica. Tampoco es común la heterogeneidad de su público. "Estas cosas solo pueden pasar en el Raval", subraya este hombre de tradición libertaria, una de las personas más queridas del activismo en el barrio, especialmente en el sector rebelde, pero no solo.
"Aquí no se ha pedido nunca carnet a nadie", insiste. De ahí esa entrañable mezcla, que viene de lejos. Con la llegada de inmigración al barrio, nació aquí el proyecto Xenofilia. Dos mujeres de la oenegé Sodepau ofrecían allí una tarde a la semana asesoramiento a personas sin papeles, que encontraron entre casets de L'Odi Social y revistas anarquistas un espacio de confianza, confianza que ni de lejos les ofrecía la Administración. Y también allí se dirigían, algunos años antes, los chavales del aún 'chino' que no querían hacer la mili, para asesorarse sobre cómo podían evitarla.
Rock antimili
"De la cinta de rock antimili hicimos 15.000 copias", señala Iñaki como una de las gestas de la historia del espacio, que nunca ha dejado de ser "lugar de producción y distribución de materiales críticos y tienda de referencia de música punk". "Ahora porque compran por internet, pero esto al principio los sábados por la tarde era el 'Espai Comarques'. Venían los chavales de los pueblos con la lista de la compra", explica el fundador de El Lokal, referente también hoy por hoy en el mundillo de los fanzines, que vive un resurgimiento.
Una de las campañas políticas -política de guerrilla, se entiende- más recientes que se fraguó aquí -además de la de Stop Desahucios Raval- fue la denuncia del 'caso Juan Andrés Benítez', cuyo nombre da lugar al exultante -sus plantas son la envidia del barrio- solar okupado a pocos metros del Lokal y del lugar en el que este vecino del Raval murió tras una condenada actuación de los Mossos d'Esquadra. "En una misma manifestación andaban juntos inmigrantes y prostitutas", cuenta el activista mientras busca en la trastienda una camiseta de la talla L (aún es posible mantener este espacio libre y autogestionado porque aquí se venden camisetas).
Esa libertad ha sido la esencia del espacio -desde el que también se vertebró la resistencia a Barcelona 92- durante estos 30 años. Y la que ha llevado a Iñaki a rechazar en dos ocasiones -a título propio y como entidad- la medalla de la ciudad. Las dos en la era Colau, sobra decirlo.
[Tomado de http://www.elperiodico.com/es/barcelona/20171017/el-lokal-30-anos-de-resistencia-6358504.]
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