Grupo de compas afines a la Idea - Venezuela
«La cuestión jamás es “vivir con su tiempo”,
sino a favor o en contra de él»
Y bien ¡la guerra! ,Tiqqun
I
La insurgencia de las multitudes afínales de las
años 80 y el despliegue de la agitación en los 90 en las calles venezolanas
agrietó la hegemonía de la clase dominante y su proyecto de continuidad demócrata
burgués. Así marcando el advenimiento de una crisis de representación política
y estética en las relaciones de poder y de un ciclo histórico signado por un
lado, por la entrada en escena de las multitudes ante la ofensiva neo-liberal y
por otro lado, la aparición estelar “del gendarme necesario”, sus esbirros devenidos
en políticos socialistas que elevaron a la categoría de principio, la
reconstrucción de la institucionalidad democrática burguesa y la reproducción
de la lógica estatal genuflexa y subordinante merced al capital transnacional
que decían combatir en consignas antiimperialistas y con negociaciones y
prestamos financieros de hidras imperiales como REPSOL, GOLDMAN SACHS y
concesiones a CHEVRON, ROSNEFT, GAZPRON, etc. y recientemente a la GOLD RESERVE,
BARRICK GOLD, etc en el ARCO MINERO DEL ORINOCO.
Hoy, los estómagos rugientes, la carestía
social, la furia acumulada, la colección de fracasos, la cobarde represión del
uniformado, el prepotente semblante del burócrata, la anodina y sumisa defensa
de los derechos humanos, la oposición burguesa tirando de las barbas del infame
tio sam, la tortura y muerte en las cárceles, el silencio de los cómplices y
pusilánimes, la muerte en los hospitales y la contienda en las calles suman
otro capítulo de este ciclo inaugurada por el Caracazo, que arrojo a la
democracia puntojista al fuego de la historia, a la vez que se abría una fisura
en la gestión del orden capitalista-estatal de los cuerpos.
Así, la canalla militar y el reciclaje de las
clase política con su lavada de cara mediante la democracia participativa fue
la carta jugada por la clase dominante para subsanar la crisis en ciernes con
el intento de construir un consenso social que genere la pacifica sumisión de
las masas a la clase dominante, como lo fue la democracia adeco-copeyana, y así
adecuarlas a las nuevas exigencias de integración a la geopolítica y saqueo del
capitalismo global entrado en su fase bélico-espectacular.
Tal proyecto se denominó así mismo socialismo
del siglo XXI, punta de lanza de los gobiernos progresistas latinoamericanos
que hoy caen por su propio peso, cumpliendo su rol histórico de allanarles el
camino a regímenes políticos abiertamente conservadores y alineados a la
reconfiguración y actual ofensiva del capitalismo neo-liberal, que tiene su eco
en la oposición burguesa venezolana, paradigma de una clase política decadente
y reaccionaria.
Este proyecto es vástago de la democracia
adeco-copeyana y epilogo del vasto e histórico prontuario de los gendarmes
latinoamericanos, que encausó la energía de las multitudes a aparatos de
captura y domesticación. Operando así en primera instancia con una economía
capitalista en su fase expansiva dada la suba de las materias primas, creando
el espectáculo de la abundancia y consumo para contener y domesticar a las
multitudes a cambio de migajas y jerarquías.
De este modo granjearse simpatías y fervientes
acólitos a nivel local y mundial, como fue a inicios del chavismo en el
gobierno con el precio del petróleo en alza y luego neutralizar y exterminar,
ya venida a menoslas dadivas e instalada la más rancia burocracia y jerarcas
militares en el marco de una crisis económica y política de dimensiones
espectaculares.
Su metabolismo se valió de un entramado burocrático que dispuso de un
ejército de funcionarios cuyos intereses individuales, acorde a su función en
la dominación, los convierten en mercenarios ideológicos al servicio del
gobierno de turno. Dicha casta parasitaria del estado se atribuye la función de
ser los mediadores clericales entre las masas “huérfanas” de voz y el “soberano”
en una relación clientelar que intercambia fidelidad política hacia el líder
por las migajas de la renta petrolera bajo el espejismo del llamado “poder
popular” instaurado central y verticalmente a disposición de la cooptación de
todo intento de las multitudes de tomar para sí las riendas de su propio
destino.
En paralelo, la casta sacerdotal y el poder comunicacional se hacían eco
y actualizaban el meta-relato de la orfandad política del pueblo, asumiendo su
ausencia de palabra e incapacidad para darse sus propias organizaciones y la
necesidad de la voz de un gendarme y pastor que le de voz a los que
supuestamente carecen de ella. Por otro lado la polarización
burguesa como construcción discursiva maniquea que homogeniza las conciencias,
subordina las multitudes a dos proyectos de dominación capitalista y estatal.
Nuevamente
hoy, asistimos a los visos de una vuelta a las calles por parte de la
heterogénea multitud luego de años de relativa paz social, es decir, violencia
política normalizada y represión naturalizada, (no olvidemos los casos: de
Sabino Romero y la persecución, enjuiciamiento y asesinato a luchadores Yukpa,
Pemón, Guajiro, Añu, Wauyuú, entre otras etnias y pueblos originarios, Alcedo
Mora, campesino desaparecido por denunciar la estafa militar, Mijail Martinez
en Barquisimeto y los ejecutados en Lara, Rodriguez Chacín autor de las
masacres del Amparo y burócrata ejecutor de las políticas de seguridad y
persecución del estado como ministro de interior, los obreros asesinados de la
Mitsubishi en el 2009 por la represión, el procesamiento y sicariato a
sindicalistas combativos, persecución y proceso a campesinos por sus tierras,
los asesinatos en masas y torturas en las prisiones, las razzia y exterminio de
las OLP y nunca paremos de contar…).
II
“Me gusta cuando votas, porque estas
como ausente…”
El acontecer nos sitúa en la acera de enfrente,
por un lado la oposición burguesa, reedición de la vieja oligarquía y su
programa democrático neo-liberal esbozado en sus “lineamientos para el programa
de la unidad (2013-2019)”, donde verbigracia del empresariado y su totalitaria
lógica de la ganancia esculpirían la reconstrucción nacional a manos de un
ciudadano-espectador arrodillado a los designios del consumo, la mansedumbre
política y la esclavitud asalariada al ondear la bandera de los derechos y el
libre mercado, servil a la dictadura del capital en su fase
bélico-espectacular, que encuentra en la MUD sus legítimos representantes.
Misma oposición que actualmente le suplica a
gritos a una facción milica descontenta en el reparto de la torta del poder,
cuando no, a los órganos del capital global, la intervención a su favor en la
disputa por la gestión del orden político al postular una eventual transición
de las manos del militar y de la jauría imperial.
Y así
delinear los trazos de una encrucijada épocal y definirla a favor dela reestructuraciónde
la sociedad mercantil en esta fase. Así como a sus aparatos de captura a nivel
mundial y específicamente en Latinoamérica bajo la supuesta derrota de las
movilizaciones, reivindicaciones y movimientos de las multitudes en su
heterogénea extensión de la década del 90 y comienzo de este siglo.
Por otro lado, el gobierno progresista y su
aparato represivo, representado en la policía, militares, jueces, cárceles,
paramilitares, es decir, mercenarios uniformados a sueldo que reprimen a
mansalva cualquier gesto de rebeldía y obstinación, sumando más de una centena
de muertos este año por consecuencia de la represión y aún seguimos contando.
Mientras viabilizan los proyectos extractivistas
de saqueo y exterminio de Latinoamérica nucleados en el IIRSA, que alberga una
colección proyectos neo-coloniales del capital global donde el 81, 39% de las tierras
venezolanas (745.899 km2 de 916.445 km2) están comprometidas en proyectos de
energía y transporte que prevén desarrollar la infraestructura de extracción y
circulación de materias primas para ponerlas a disposición de la vorágine
capitalista. Tal proyecto encuentra en la
oposición burguesa como el oficialismo socialista los más fieles devotos de la
teología del progreso eurocéntrico y colonizador.
Mismo gobierno, que decreta estado de excepción
donde la última palabra la tiene el fusil del milico o el mazo del juez, cuando
no, la bala y los golpes del esbirro paramilitar. Este gobierno socialista que
cumple religiosamente el pago de la deuda externa a las bancas imperiales,
condenando al hambre a millones y entrega la tierra a la transnacionales bajo
la forma de empresas mixtas militarizadas y zonas económicas especiales,
eufemismo para el estado de excepción laboral y saqueo en manos del uniformado
y de la hidra capitalistapara alcanzar unidos
el tan aclamado progreso de sus cuentas bancarias extrayendo carbón, hierro, oro,
coltán, petróleo en detrimento de las necesidades de las multitudes y de la
cultura y vida los pueblos originarios que habitan las zonas. A la vez que con la
instalación de una fraudulenta constituyente, da término al periplo autoritario
de identificar partido-estado, pueblo-caudillo, deviniendo una y la misma cosa:
el oprobio corporeizado.
En este marco, el
feminismo progresista y partidista ha colmado de reivindicaciones
hetero-normativas el debate político y la agenda electoral burguesa, invisibilizando
con ello la radicalización de la opresión patriarcal necesaria tanto para la
gobernabilidad de un Estado como para la legitimidad de una “oposición
democrática” , incurriendo, de una parte, en no problematizar las relaciones de
poder del contrato sexual que reproduceel sistema capitalista y de otra, en reconocer
como supuesto sujeto patriarcal liberado a la madre que reivindica DDHH y
paridad económica simbólica con el hombre, así afirmando la doble explotación
de la mujer, en la casa y en el trabajo.
En consecuencia, los
logros feministas de la revolución bolivariana celebran la múltiple explotación
eficiente de la mujer y la salvaguarda de la dominación masculina, que deviene
en un ministerio del asesino para proteger al asesinado, un ministerio de la
mujer que no debate sobre el aborto, feminicidios, prostitución y tráfico de
mujeres, diversidad sexual, mortandad maternal, embarazo precoz, Abuso sexual
infantil … y un gran etc, sino que administra e institucionaliza la violencia
ejercida sobre éstas y hace posible que seamos apresadas por fotografiar
condiciones de parto inhumanas. Así, se adjetiva de “feminismo” lograr que el
opresor proteja al oprimido, es decir, lograr que las mujeres tengan un padre
protector en lo privado y un representante hetero normativo en lo público.
El gobierno
institucionaliza la múltiple explotación de la mujer y lo hace llamar
“revolución”, fortaleciendo la división público / privado, a saber: como ama de
casa, prostituta, obrera, asalariada, formadora y reproductora de los futuros
ciudadanos que deben servir a la patria o a la democracia. Se integra al
meta-relato de la orfandad que implora por el regreso del padre protector y
refuerzan la construcción masculina de lo colectivo a través de la narrativa
caudillesca, mientras la figura de la mujer en lo público / político se
glorifica y adquiere poder a partir de la condición de madre, sea del barrio o
la primera dama. Nada más Patriarcal.
Por otra parte, la
oposición burguesa sitúa la figura de la mujer blanca en lo público desde lo
privado, como la madre que adquiere voz a través de las instituciones católicas
que las certifica como obedientes y sumisas en lo político. Por lo que,
desaparecen reivindicaciones políticas de todo tipo, y se condiciona la
participación de la mujer a las necesidades de la clase política y discurso de
lo políticamente correcto a través de la lucha de los DDHH colonizadores,
implorando por la mejor calidad de vida de sus hijos, y por el aumento del
nivel de consumo que les permita cosificarse como un objeto cotizado; por el
resto de mujeres, en condiciones precarias, se reza hipócrita en la iglesia.
Por tanto, con el
reforzamiento del poder de la madre en lo privado, se refuerza el poder del
Estado vigilante al servicio de la explotación capitalista como organizador de
lo colectivo en lo público y a disposición de la produccion de cuerpos
economicamente utiles y politicamente dociles.
III
“Quien quiera mantenerse a salvo se
irá a la ruina”
Grandes sectores de la izquierda nacional y
mundial oscila entre la ciega obediencia a la bota militar y el mandato del
burócrata o la defensa de la constitución burguesa, evocando un chavismo original
o haciendo petición a un estado de derecho fantástico al alegar la existencia
de militares buenos y malos (¡y luego nos declaran utópicos!) o bien a la
espera de la entrada en escena de una mitológica clase trabajadora acaudillada,
obviamente, por su partido. Así, como en el Caracazo, nuevamente sectores de la
izquierda le vuelve a dar la espalda a las multitudes o cuando menos, mantienen
un silencio y fingiendo una neutralidad cómplice y servil a la clase dominante.
En simultaneo, las calles encuentran a parte de
la multitud escéptica ante la polarización burguesa y en diversos grados de
manifestación política, no obstante, el empeño de la impotente MUD o el PSUV y
sus pusilánimes políticos de domesticar y dirigir las manifestaciones hacia
canales funcionales a sus estrategias electorales o golpistas. Así, la
represión cae con saña sobre los cuerpos, que muchos aún siguen aprisionados a
las consignas deglutidas por partidos y políticos que los utilizan como carne
de cañón merced a sus intereses.
Así, no hay nada que valga la pena defender ni
resistir, llámese democracia, derechos, revolución, socialismo y demás
espectros fantasmales y ergástulas mentales.No se hace la limpieza en una casa
que se derrumba, la resistencia defensiva no tiene el más mínimo sentido sino
como pasaje a la ofensiva organizada desde las bases populares, autónomas y
horizontalmente contra el psuv, la mud, es decir, contra la dictadura y la
democracia, que son un continuum dada la existencia del Estado, el
hetero-patriarcado y el capital.
Que tienen su correlato en las pantallas del
poder bélico-espectacular que con una supuesta moral demócrata como la del
plutócrata Temer, el cipayo de Almagro, el oligarca Macri o el emperador Trump,
que condenan y promueven la intervención imperial a Venezuela y por otro lado,
grandes sectores de la izquierda latinoamericana, logocratas y escribas a sueldo
por embajadas, que callan ante la ignominia de la situación o aplauden
rumiantes con estupor la sangre derramada por el Estado socialista, haciendo de
la sumisa obediencia su más preciada virtud.
IV
“Todo lo que continúa viviendo vive en contra de esta
sociedad.
Abandona el barco, no porque se hunda, sino para hacer
que se hunda”.
De esta manera condenamos enfáticamente
cualquier intervención imperial de cualquier Estado en Venezuela, ya que ningún
estado o autoridad de cualquier índole resolverá los problemas de la
multitud,incluso el problema de la multitud es la autoridad en toda sus
manifestaciones, así solo la propia fuerza, el desarrollo de los músculos
combativos y organizaciones de todo en cuanto vive en esta sociedad podrá darse
sus propias soluciones. La emancipación de las multitudes será obra de las
multitudes mismas.
Por tanto, frente a este escenario, donde el
hambre se hace ley, la muerte imperio y el Estado hace uso desenmascarado de su
naturaleza represiva, se hace necesaria la construcción y el ejercicio del
poder por fuera y en contra de los márgenes delimitados por las leyes del
estado burgués y de toda autoridad.
Promovemos, apoyamos y difundimos las
iniciativas, el combate y la organización de las multitudes desde abajo, autónomas,
anti-autoritarias, horizontales y sin partidos o dirigentes y sostenemos que dado
los márgenes del acontecer la revuelta y organización en los lugares de trabajo,
universidades, fabricas, liceos, sindicatos, barrios, comunidades, en la tierra
y la necesaria coordinación de las iniciativas combativas y contestarías, así
como la elaboración de un programa propio de los de abajo contra la figura del
político, el militar, el patriarca, el ciudadano-consumista y el capitalista
que tenga como horizonte la autogestión y autogobiernos de las multitudes aquí
y ahora,podría marcar una brecha en el horizonte diferente a las tormentas
conjuradas por el poder que se ciernen sobre nuestras cabezas.
Octubre, 2017.
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