Dólares preferenciales para el béisbol

Humberto Decarli

El esquema de cambio múltiple de la paridad del Bolívar respecto al dólar americano y demás divisas ha sido fuente de una gran corrupción. Es extremadamente rentable recibir dólares a Bs. 10,oo y revenderlos en el mercando negro obteniendo una ganancia desproporcionada. Ha sido además un método ineficaz porque el valor de nuestro signo monetario se encuentra por el suelo.

Entre las últimas decisiones gubernamentales está el otorgamiento del dólar preferencial de Bs. 10,oo, para el béisbol profesional. La Liga Venezolana de Béisbol Profesional de Venezuela (LVBP), ente donde se agrupan los ocho equipos participantes en el próximo campeonato a inaugurarse en el mes de octubre, estuvo negociando con esta gestión de gobierno el alcance de esa medida privilegiada y logró recibir este ventajoso cambio.

EL DEFAULT FÁCTICO EN VARIOS RENGLONES
   
El Estado venezolano se encuentra en cesación de pagos en múltiples rubros, como el de las líneas aéreas, la industria farmacéutica, la informática y muchas áreas en las cuales no se entregan los dólares a pesar de ser necesarios para la población.Es excepcional el ámbito en el cual no se produzca la negativa de cancelación por parte del aparato estatal. Uno de ellos es la deuda externa con Wall Street, pagada con puntualidad milimétrica y cumpliendo el servicio de la misma en desmedro de las importaciones de alimentos y medicinas en un país donde hay una escasa producción de bienes y servicios.

Otro caso distinto a la política oficial ha sido con la pelota profesional. De manera fluida el Estado permite un cambio especial para una actividad privada que en principio no es fundamental para el desempeño de la nación en una época tan grave como la atravesada en la actualidad. Es una suerte de subsidio para un espectáculo rentable como es la temporada próxima.

RAZONES PARA LA PREFERENCIA EN EL BÉISBOL

La situación catastrófica vivida en estos momentos no permite comprender por cuál motivo se otorgan los dólares preferenciales a este deporte profesional. No obstante, desde el ángulo de la cúpula gubernamental sí existen razones para hacerlo. En medio de la inflación, la hambruna, la pobreza y la recesión, se requiere distraer a la gente para impedir el pensamiento libre culminado en protesta.

Desde siempre los medios de difusión de masas estimularon la afición a la pelota promoviendo su análisis y conocimiento. Muchas personas de los sectores populares son capaces de recitar de memoria el staff de picheo del Magallanes o el line up de los Leones del Caracas y de efectuar reflexiones sobre la dirección o los aspectos del juego pero nada saben de petróleo siendo un país monoproductor como lo somos. Los hidrocarburos es para especialistas pero lo cotidiano, el béisbol, es para todo el mundo.

La pasada temporada vio cómo disminuyó la asistencia a los estadios por la inflación. El costo de las entradas y la comida y bebida durante el juego se ha convertido en algo muy oneroso para el pueblo, con salarios mínimos que los tienen sumido en el hambre. Sin embargo, el fanatismo por el equipo al cual siguen, continúa. Es más fácil en Venezuela llegar a un avenimiento sobre determinado aspecto que poner de acuerdo a un caraquista y un magallanero.

La rivalidad entre clubes, el culto al juego y su práctica como mecanismo de movilidad social han incidido en la profundidad en el alma nacional sobre el béisbol profesional. Todo ello a pesar de las limitaciones inferidas de la inseguridad, la alimentación y el transporte, factores generadores de la salida de muchas organizaciones del big show quienes había establecidos academias con resultados óptimos.

EL BÉISBOL COMO EL OPIO DE LOS PUEBLOS

Parafraseando a Karl Marx, quien en forma dogmática calificaba a la religión como el opio adormecedor de los pueblos, la pelota profesional sí cumple en Venezuela esa misión. Es un mecanismo de evasión para olvidar la horrenda realidad que vivimos. Soñando como el pescador del Viejo y el Mar de Ernest Hemingway cuando pensaba en el valle de la muerte del yanqui stadium y en el gran Joe Di Maggio, los venezolanos desviarán su atención para seguir la actuación de su jugador o equipo favorito y de alguna manera soslayar el miserable mundo en el cual subsistimos.

La discusión sobre la bola de nudillos, la sinker, el cambio de velocidad, la táctica del robo de base, la estrategia ante el contrincante, convierten a la gente en los llamados mánager de tribuna. Así discurre una salida de entretenimiento ante una realidad agobiante y terrible.

CONCLUSIÓN

Con este beneficio cambiario decretado por el régimen ruin los empresarios del béisbol lograron unos pingues beneficios sin mucho esfuerzo. Además de percibir los derechos televisivos y radiofónicos de transmisión y la venta de uniformes e implementos deportivos, reciben un dólar preferencial para redondear la faena, pagando jugadores importados, bates, pelotas y demás accesorios en divisas.

El gobierno, a su vez, es acreedor a buscar la parálisis mental y física de los hombres y mujeres aquí morantes a través del circo significado por este espectáculo. Y de alguna manera pueden lograr la enajenación de las personas a pesar delacotidianidad infernal venezolana. Es una conducta explicable solo desde el ángulo del dominio absoluto del poder, de la dominación y sumisión.

La necesidad de recursos financieros para importar comida y medicamentos, porque la cúpula dominante ha impedido producirlos aquí, es palmariamente prioritaria que el show beisbolero. Pero unos dueños de equipos sedientos de dividendos y un militarismo gobernante necesitados de una desviación de la realidad, han impedido el empleo de ese dinero para invertirlos en alimentos y artilugios de la salud.

Es increíble esta situación pero es lo concertado entre las élites. Lo equilibrado y con sindéresis hubiese sido la suspensión del campeonato, como lo propuso el mánager Oswaldo Pedrique, o en el todo caso organizarlo con jugadores criollos, porque hay muchos de calidad, y que los propietarios de los clubes asuman algún riesgo en cuanto a los gastos. Pero estamos en el país de la sinrazón, del delirio tercermundista y del rastacuerismo.

Por esta causa se efectuará un evento sin pena ni gloria porque muchos de los jugadores no reciben permiso  de las organizaciones de grandes ligas por múltiples razones y los foráneos contratados tienen escasa calidad. Pretendieron incluso celebrar en Barquisimeto la serie del caribe pero la Confederación de la región lo impidió concretando su realización en suelo mexicano. Son los efluvios del populismo autoritario llevado a su máxima expresión.