Gustavo Godoy
El poder está ahí para combatirlo sin mucho
debate. Él que teme mucho tiende a pensar demasiado. Se paraliza en un mar de
tímidos detalles y consideraciones intelectualoides. Todo se torna en una
discusión permanente y estéril. Por supuesto que es cierto que detrás de toda
tiranía siempre existe un bando en la retaguardia que no es otra cosa que la
próxima tiranía en la espera. De eso no hay duda. Seguramente durante los
vientos de cambio son ellos principalmente
los que buscarán beneficiarse de
la cosecha. Pero es un error permitir a un poder establecido para defenderse de
un poder en potencia. Siempre es buena idea desconcentrar el poder, descentralizarlo. Y debemos recordar que la vieja estrategia de guerra que dice
que el enemigo de mi enemigo es mi amigo
a veces rinde sus frutos. Atacar el poder en la práctica significa promover la
alteración de su balance. Alentar al traidor dentro de sus filas. Y buscar su
desequilibrio al dividirlo en bandos contrapuestos. Siempre se debe golpear primero al más fuerte
del momento. Cuando el clima cambie, ya
se replantearan los objetivos. Las quimeras solo existen en la imaginación y en
los libros. La contienda en contra del poder
es una acción de calle que nunca termina. Es realidad. Y para vivir en
la realidad se debe aprender a tolerar las ambigüedades y las contracciones.
Ser rebelde es un estilo de vida, no una
mera coyuntura. No se admiten los pasivos con razón.
La
fuente del poder de los tiranos es la imposición del miedo y la necesidad. La
primera tarea del opresor es crear impotencia y desconsuelo en el oprimido. Eso
lo hace proyectando una imagen de invencibilidad, el poderoso como un invicto
genio del mal. Cuando los opositores
del poder se convencen que la victoria es imposible ya todo está perdido. Hasta
el imperio romano cayó. Derribar a
tiranos de segunda debería ser pan comido.
Cuando triunfamos en la mente,
las tiranías por muy indestructibles que
aparenten ser se vuelven de papel.
Nunca
se debe confrontar el poder como un fin por sí mismo. Siempre tenemos que combatirlo en pro de
valores superiores. La contienda genuina no es entre grupos adversos. La pelea debe librarse a favor de la
libertad, de la justicia, de la paz, del bien, del conocimiento. La
pelea debe ser en contra del
autoritarismo, de las imposiciones, del mal , de las injusticias. La rebelión
de los justos es para construir un mundo mejor,
no es para cambiar una élite por otra. Si no es así, trabajamos por la
misma tiranía pero con diferente traje. Se lucha para promover algo mucho más iluminado, no para imponer lo que se
critica cuando se pertenece al sector perseguido. Siempre es un peligro caer en la tentaciones
de la doctrina del ojo por ojo. El odio, el resentimiento y los deseos de una justicia vengativa son la antesala de un futuro más oscuro. Hay que
ser más valientes que eso. Siempre debemos recordar la nobleza original de la
verdadera lucha de los primeros héroes.
Valiente
es aquel que defiende su dignidad a pesar de los peligros. La moral siempre
está por encima de la autoridad de la tierra. Él que evade los problemas y los sacrificios que implica el ser libre
está aceptando la opresión por muy fuertes que sean sus irreverentes quejas en
la sala de su casa, en los cafés de moda o en la pantalla de un computador. El
tirano manda porque todos obedecemos. Por muy dura que sea la realidad cotidiana durante un regimen
tiranico si no estamos dispuestos a recibir una bala en la cabeza por un
porvenir más justo, seremos sus eternos
cómplices. Las tiranías comienzan cuando
la gente buena escoge la seguridad y evite los riesgos de la libertad. Circunstancias extraordinarias requieren de
nosotros esfuerzos extraordinarias. Bajo el reinado del miedo, todos moriremos lentamente de las manos del conformismo, del
hambre, de la enfermedad o del hampa pero nunca por luchar.
La
lucha es práctica, no teoría. Luchar significa exponerse. Actuar según nuestras
convicciones y no por una cómoda conveniencia. Las tiranías se derrumban por
agotamiento. No hay que dejarlos ni
dormir. Su infierno es un pueblo irreverente e incansable. El dia que estemos
dispuestos a perderlo todo, ese sera el dia que caerán todas las tiranías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.