Carlos de Urabá
Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer se llevaron a cabo en distintas ciudades de México multitudinarias manifestaciones bajo el lema de: ¡Ni una más!, ¡basta ya de feminicidios!, ¡por la justicia y el fin de la impunidad! "Una somos todas, contra la violencia y las desigualdades". Asistimos a una exitosa jornada que marcará un antes y un después en la lucha por la liberación de la mujer.
Hay que reconocer con profunda tristeza que en las morgues, funerarias y camposantos es donde hoy se escribe la historia del México contemporáneo. Cada mañana los titulares de prensa, los noticieros de televisión, la radio o las redes sociales nos dejan atónitos y sin aliento. Nos abruma el amarillismo o sensacionalismo que se explotan a destajo para captar el mayor número de clientes (lectores, oyentes o televidentes) aprovechando las tragedias y los dramas ajenos de los que difícilmente podemos evadirnos. Como fue el caso de la publicación en primera página de los periódicos amarillistas capitalinos La Prensa y Pásala, del cuerpo desollado de la señorita Ingrid Escamilla asesinada brutalmente por su pareja el ingeniero Erick Francisco. En los últimos años el aumento de la violencia de género ha cobrado visos de un verdadero genocidio.
La sociedad de consumo capitalista le ha reservado a la mujer el papel de objeto del deseo utilizándola de gancho para vender productos y mercancías. Se explota el atractivo sexual para atraer la mayor cantidad de clientes. América Latina es la región del mundo donde las mujeres se hacen el mayor número de cirugías plásticas, América Latina es la región del mundo donde se venden más productos de cosmética femenina. A la mujer se le educa desde niña para agradar al hombre y cautivarlo con sus atributos físicos
.La industria de la muerte no deja de producir cadáveres y son tantos que nos hacemos insensibles y preferimos pasar página y mirar para otro lado. En Jalisco de los casi 500 casos de desapariciones forzadas no existe ni una sola condena en los tribunales. «Al fin y al cabosolo son ajustes de cuentas entre bandas criminales» -aducen las autoridades. Por eso en muchos pueblos del México profundo si el violador es capturado infraganti, se le quema vivo.
En los tribunales los jueces son muy quisquillosos y les gusta ejercer de abogados del diablo: ¿qué hacía la señorita a tan altas horas de la madrugada en esos antros de perdición? ¿Por qué visten de esa forma tan provocativa? Parece ser que si una mujer es bella o atractiva es un atenuante. Y en el colmo la señora Ana Ferráez, diputada del partido Morena por Veracruz, planteó la posibilidad de decretar un toque de queda a partir de las 10 de la noche para proteger a las mujeres ante la ola de inseguridad que dejó 26 feminicidios en 52 días. ¿Cómo prevenir estas agresiones, violaciones o asesinatos? La respuesta queda en el aire pues todas son bonitas palabras y vanas promesas, pero lo cierto es que cuando cae la noche en cualquier esquina les esperan los lobos en celo prestos a tenderles una celada.
En los dos primeros meses del año 2020 en México se consumaron 147 feminicidios. El mismo 8 de marzo asesinaron a 21 mujeres. Podríamos estar narrando historias de amor al estilo de Romeo y Julieta o don Juan Tenorio, pero la cruel realidad nos encauza por otros derroteros. Algunos responsables políticos consideran que los feminicidios son daños colaterales de la guerra contra el narcotráfico. Los jueces y fiscales muchas veces criminalizan a las víctimas e insinúan que tal vez tenían nexos con el crimen organizado o eran novias de la mafia («desechables»), «las han matado por venganzas o retaliaciones, o porque se dedicaban a la prostitución». ¿Alguien le cree a una prostituta cuando denuncia una violación? ¿Estarían traficando droga? ¿Pertenecían a una banda rival y por eso las balacearon? Caso cerrado.
Por Internet -páginas webs- o las redes sociales se exhiben harenes de chicas dispuestas a venderse o alquilarse al mejor postor (se cotizan dependiendo de su belleza o la perfección de su cuerpo). Son las conocidas «prepago» que voluntariamente se lanzan al estrellato ilusionadas con triunfar como modelos, escorts o masajistas. En incontables ocasiones caen en manos de los cárteles o las mafias que las utilizan de concubinas, las secuestran, las esclavizan y les obligan a prostituirse.
López Obrador le concedió a la iglesia católica y a las sectas evangélicas espacios en canales de radio y TV con el fin de «moralizar» el país. A pesar de que México es un estado laico es necesario predicar la palabra de Dios para que el pueblo no se desvíe del «camino recto». Ha llegado la hora del arrepentimiento y el perdón pues ya se ha derramado demasiada sangre .Si se quiere lograr una «Cuarta Transformación» hay que formar ciudadanos de bien como lo predica la Cartilla Moral que ha redactado Morena (muy parecida a la escrita por el filósofo Alfonso Reyes hace 75 años). Haciendo énfasis en materias claves como la educación cívica y urbanidad, la solidaridad, el patriotismo y el cuidado de la naturaleza. Hay un pequeño problema y es que el pueblo ya no lee pues su "educación" es puramente audiovisual.
El primer mandatario ha proclamado solemnemente el advenimiento de una nueva era de «paz y amor». –«Ya no habrá más violaciones de derechos humanos, ni represión» -Repite una y otra vez en voz alta. No sabemos si este será el mejor método para desmantelar las organizaciones delictivas que ejercen el domino en sus territorios a base de la extorsiones, sobornos y chantajes (cobro de "uso de piso"). ¿Es posible combatir a esas células criminales con salmos responsoriales y bienaventuranzas? Que un país con más de 50 millones de pobres tenga que invertir más dinero en seguridad que en educación o salud es algo que nos deja atónitos.
«Porque la educación es la única que nos puede redimir» «El libro es la punta de lanza en la transformación del país» – expresó en un foro en ciudad de México Paco Ignacio Taibo II, director del FCE. ¿Será que los mafiosos y hampones de la noche a la mañana se dedicarán aleer las obras completas de García Márquez o de Carlos Fuentes?
México sufre desde hace décadas la ofensiva de los cárteles de la droga y la delincuencia organizada que el nuevo Gobierno de AMLO piensa enfrentar con la consabida Guardia Nacional. Aunque los Estados Unidos ha presionado a México para que parte de los 80.000 efectivos cumplan funciones de patrullaje en la frontera sur y norte persiguiendo a los migrantes ilegales centroamericanos. Parece que estamos abocados a aplicar políticas «disuasorias, punitivas o represoras» con tal de garantizar la paz y la tranquilidad de los ciudadanos .La fórmula preferida por las autoridades para atacar el creciente clima de violencia es aumentar el pie de fuerza, es decir, más policías y más militares. Habitamos en un mundo rodeado de gente armada capaz de apretar el gatillo ante el más mínimo movimiento sospechoso. De ahí que las balaceras hagan parte ya de las tradiciones populares.
Las sociedades modernas urbanas hasta hace muy pocas generaciones eran rurales. Especialmente en México a partir de los años cuarenta del pasado siglo XX la explosión demográfica empujó a millones de campesinos empobrecidos a buscar un mejor futuro en las ciudades. De este modo se configuró la geografía humana de la exclusión y la marginalidad tan típica en el Tercer Mundo. El desplazamiento de los pueblos indígenas trajo como consecuencia la pérdida de los valores y su identidad ya que tuvieron que asimilarse a la fuerza en una sociedad mexicana racista y clasista que les inoculó el virus de la venganza social.
Inme-sos en un mundo artificial donde el ser humano pierde todas las conexiones con las fuerzas telúricas de la naturaleza, el desarraigo les corrompió el alma.
Desde los años treinta del siglo XX se va forjando en el imaginario colectivo la figura del macho mexicano. Un macho que está obligado a demostrar su virilidad al mejor "estilo Jalisco". Impulsada por la industria cinematográfica y en especial películas como «Allá en el Rancho Grande», «La mujer del puerto», «El prisionero 13». Se fue construyendo el arquetipo del charro bien bragado, sombrerete y pistolones que al son de los mariachis correteaba pretencioso a la grupa de su caballo. Un machote que bebe tequila y enamora a las mujeres con su mirada de matador (las mujeres en plural porque es polígamo). Un prototipo al que supieron dar vida Antonio Aguilar, Pedro Infante, Javier Solís, José Alfredo Jiménez o Vicente Fernández. Fue tal su éxito a nivel mundial que la palabra "macho", que la Real Academia Española de la Lengua utilizaba para referirse a los animales, tuvo que cambiarla para definir a ese varón dominante y mujeriego.
El libro escrito por John K. Turner México Bárbaro, publicado en el año 1910, ya nos advertía la manera en que se trataba a las mujeres en México: «las mujeres son obligadas a casarse con hombres de la misma finca, y algunas veces, con ciertos individuos que no son de su agrado. No hay escuelas para los niños. En realidad, toda la vida de esta gente está sujeta al capricho de un amo, y si este quiere matarlos, puede hacerlo impunemente...». Por eso el derecho a pernada era y es muy común en los ejidos, siguiendo las prácticas feudales heredadas de la época colonial.
[Artículo publicado originalmente en el periódico Libre Pensamiento # 351, Madrid, diciembre 2020. Numero completo accesible en http://rojoynegro.info/sites/default/files/rojoynegro%20351%20diciembre.pdf.]
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