N. Prigorian y M Sutherland
* Resumen e Introducción de un extenso informe sobre el tema, accesible en versión completa en https://www.ecopoliticavenezuela.org/wp-content/uploads/2020/10/Dossier-Relacion-EEUU-Venezuela-1.pdf.
Por mucho tiempo, la relación entre Venezuela y Rusia ha sido históricamente de lejanía, escaso intercambio comercial y cooperación bilateral y en general poca relevancia política y geopolítica. Sin embargo, esto comienza a cambiar en el siglo XXI, con la emergencia del Gobierno de Hugo Chávez y la llamada ‘Revolución Bolivariana’. La Rusia de Putin y la Venezuela bolivariana van a configurar una alianza de importancia para los intereses nacionales de ambos países, influyendo en un grado u otro en las dinámicas socio-políticas y económicas de la nación caribeña, mientras expresaba los reacomodos geopolíticos que en América Latina se desarrollan en este siglo XXI, en las que destaca el desplazamiento de los Estados Unidos de mercados y esferas de poder.
El presente informe aborda críticamente el devenir de la relación ruso-venezolana en el período bolivariano, ofreciendo un balance que en su conjunto revela la trascendencia de la compra de armas rusas por parte del Gobierno bolivariano, la relevancia del sector de hidrocarburos en la penetración rusa; la muy desigual balanza comercial entre los países (desfavorable a Venezuela); el significado de una articulación geopolítica conflictiva en América Latina; y el especial rol de Rusia como uno de los salvavidas para el Gobierno de Maduro.
El informe evidencia cómo la relación con Venezuela le permitió a Rusia posicionarse y reposicionarse con mayor eficiencia en el continente latinoamericano, valiéndose de las propias necesidades del país caribeño y a través de sus cartas más fuertes: la industria militar y la petrolera. Por último, se resalta también la intensificación del rol del país euroasiático en Venezuela en el período de crisis presente, determinado por el colapso económico y las sanciones estadounidenses, otorgándole un rol fundamentalmente petrolero a la relación bilateral, y evidenciando un determinado apoyo de la Federación de Rusia al Gobierno de Nicolás Maduro, incluso más fervoroso que el brindado por China o Cuba.
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Por mucho tiempo, la relación entre Venezuela y Rusia ha sido históricamente de lejanía, escaso intercambio comercial y cooperación bilateral, bajo rendimiento y teniendo en general poca relevancia política y geopolítica. Sin embargo, esto comienza a cambiar en el siglo XXI, con la emergencia del Gobierno de Hugo Chávez y la llamada ‘Revolución Bolivariana’, así como una serie de condiciones que van a propiciar un mayor y significativo acercamiento entre estos dos países. La Rusia de Putin y la Venezuela bolivariana van a configurar una alianza de importancia para los intereses nacionales de ambos países, influyendo en un grado u otro en las dinámicas socio-políticas y económicas de la nación caribeña, mientras expresaba los reacomodos geopolíticos que en América Latina se desarrollan en este siglo XXI.
No es posible comprender el cambio cualitativo de esta relación bilateral sin advertir las determinantes transformaciones en los contrapesos geopolíticos en la región. El desplazamiento de los Estados Unidos en mercados y espacios de poder explican parte de la dinámica presencia rusa en Venezuela (y otros países latinoamericanos), y viceversa. Es en este sentido que Venezuela se convertiría en el espacio por excelencia desde el cual Rusia emprendería el esfuerzo de trazar una nueva demarcación geopolítica en América Latina y el Caribe. Los significados de estos procesos son de gran peso y hacen parte de un período crítico en el país suramericano y la región en su conjunto, y de complejas disputas internacionales que aún están en desarrollo al terminar la década de 2010.
El presente, que hace parte de la trilogía «Geopolítica del extractivismo en la Venezuela bolivariana: incidencia e impactos de EEUU, China y Rusia a la luz de una profunda crisis» producida por el Observatorio de Ecología Política de Venezuela, aborda críticamente el devenir de la relación ruso-venezolana en el período bolivariano. En el mismo se evaluarán, en primera instancia, los antecedentes históricos de la relación, para posteriormente poner la mirada en la evolución que tuvo ésta desde la llegada de Hugo Chávez a la Presidencia de la República, en 1999.
Se analizarán los primeros acercamientos bilaterales y sus circunstancias, para luego examinar los rasgos de los nuevos acuerdos y esquemas comerciales, intercambios militares, y en general la expansión de la relación, que va a intensificarse justo en el peor momento de la crisis económica venezolana. El apoyo de la Federación de Rusia al Gobierno de Nicolás Maduro, en estos últimos años de la crisis, ha sido muy determinado, a pesar de que la mayor parte de la comunidad de naciones latinoamericanas ha desconocido la legitimidad del Presidente, e incluso, el apoyo ha sido más fervoroso que el brindado por China o Cuba.
Consideramos que el debate político y geopolítico que gira en torno a Venezuela ha sido muy simplificado, instrumentalizado y mediatizado, lo que ofrece generalmente visiones superficiales y estereotipadas de la temática internacional venezolana. Las disputas geopolíticas en torno al país caribeño han contribuido al empobrecimiento de estos abordajes y discusiones. Por otro lado, existen enormes vacíos documentales y de información, tanto histórica como recientemente, en lo que respecta a la relación entre Rusia y Venezuela. Durante el proceso bolivariano, la data disponible ha sido muy escasa y casi la totalidad de los acuerdos firmados entre las partes es totalmente confidencial, situación que se empeora en el período de crisis reciente. En este sentido, el presente informe intenta dar cuenta de manera crítica y argumentada de la deriva de estas relaciones bilaterales. Una de las principales conclusiones que se puede establecer de la lectura de los textos tiene que ver con una relación instrumental que establecen los dos gobiernos al configurar sus vínculos bilaterales, que va a funcionar primordialmente apalancada por el auge de los precios del petróleo y la proyección regional de Hugo Chávez, así como por el interés de entrada y posicionamiento ruso en la región, en su disputa vital contra los Estados Unidos. Sin embargo, las condiciones y perspectivas van a modificarse a partir del surgimiento de la crisis económica venezolana, lo que va a dejar a Venezuela en una situación muy desfavorable y permisiva. En todo caso, en ambos períodos la relación de subordinación y dependencia de Venezuela no fue trascendida, lo que se evidenció con más claridad con el colapso del país.
En la elaboración del presente informe han participado dos autores, la investigadora en ciencias sociales Nelly Prigorian y el economista Manuel Sutherland, quienes ofrecen un balance que en su conjunto revela la trascendencia de la compra de armas rusas por parte del Gobierno bolivariano, la relevancia del sector de hidrocarburos en la penetración rusa; la muy desigual balanza comercial entre los países (desfavorable a Venezuela); el significado de una articulación geopolítica conflictiva en América Latina; y el especial rol de Rusia como uno de los salvavidas para el Gobierno de Maduro.
En el primer capítulo, Prigorian ofrece una mirada general sobre los antecedentes de la relación ruso-venezolana con la intención de identificar y exponer las claves que posibilitaron, ya en el siglo XXI, el desarrollo de las intensas relaciones bilaterales: desde Francisco de Miranda, pasando por la formación de la República, el surgimiento de la URSS y sus relaciones con partidos como el PCV, hasta llegar a los períodos de crisis que vivirán los dos países en la década de los 90. La autora también resalta que, en cada período del proceso histórico, Rusia fue dejando una huella en la política, en la cultura y en la percepción del venezolano de lo que llaman el Mundo ruso.
En el segundo capítulo, la misma autora evalúa el desarrollo de la relación bilateral en el proceso bolivariano. Prigorian expone como la relación con Venezuela le permitió a Rusia posicionarse y reposicionarse con mayor eficiencia en el continente latinoamericano, valiéndose de las propias necesidades de ese país caribeño y a través de sus cartas más fuertes: la industria militar y la petrolera. Venezuela no sólo se terminaría estableciendo como el principal comprador de equipos y armamento militar ruso en América Latina, sino también fue el primer país del continente que estimuló la entrada de las empresas energéticas rusas e hizo puente para el establecimiento de vínculos entre Rusia y otros países dela región como Brasil, Argentina, Bolivia y Ecuador. La autora también señala la intensificación del rol del país euroasiático en Venezuela en el período de crisis, y su importante papel en las dinámicas de política interna y disputas internacionales.
En el último capítulo de este informe, Sutherland ofrece un análisis económico de la relación bilateral, también en el proceso bolivariano. El economista expone que, aunque la balanza comercial de ambos países experimenta un extraordinario incremento en el Gobierno chavista, esta básicamente consiste en las exportaciones de Rusia a Venezuela y termina siendo abiertamente deficitaria –Venezuela compra armas rusas y algunos elementos tecnológicos para el área petrolera y no les vende casi nada al país euroasiático. A su vez, resalta el alto nivel de endeudamiento del país caribeño con Rusia y la forma cómo Rosneft ha sido un importante prestamista e inversor en el sector petrolero de Venezuela. Resalta el hecho que la crisis y las sanciones estadounidenses han determinado fuertemente la relación fundamentalmente petrolera que se ha configurado entre ambas naciones, y cómo empresas como Rosneft y Gazprom han venido a sustituir como socias comerciales a las compañías estadounidenses.
Hemos querido con este esfuerzo ofrecer mayores y más sustentados insumos de la relación bilateral, sobre la cual aún existe poca literatura que desarrolle análisis extensos y detallados. Quedamos con la aspiración de que este informe aporte algunos elementos que puedan contribuir al esfuerzo general de comprensión de la situación venezolana actual, el rol de Rusia en el país y el desarrollo de su crisis, en su papel en el juego de actores geopolíticos que inciden en la política doméstica, y quizás, en el develamiento de claves que sean capaces de orientar caminos alternos al orden capitalista extractivista-rentista.
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