Gerardo Del Val
El 9 de Octubre de 2020 se cumplieron ochenta años del nacimiento de John Lennon. Sobre su aportación a la música contemporánea se han escrito miles de libros y artículos. Lennon fue el más carismático de los miembros de The Beatles, el mayor fenómeno musical del siglo XX. Hoy todavía sus discos grabados hace más de cincuenta años siguen estando de actualidad y en las listas de discos más vendidos y escuchados en “streaming”.
Pero, en paralelo, Lennon desempeñó un papel muy importante en las luchas políticas, sociales y culturales de los años sesenta y setenta. El instrumento de su influencia eran sus canciones (con su música y letras) pero también lo que declaraba públicamente, lo que escribía e, incluso, lo que pintaba. Lennon y otros muchos artistas comprometidos fueron una expresión muy importantes de las luchas sociales que se estaban produciendo en el mundo de postguerra.
Origenes de clase trabajadora
Nacido en plena segunda guerra mundial de una madre trabajadora y un padre marinero de Liverpool, Lennon era un producto típico de su ciudad y de su clase social, la clase obrera inglesa de mediados del siglo XX. El fervor patriótico de esos momentos llevó a sus padres a ponerle un segundo nombre (Winston) en homenaje al entonces primer ministro británico. Sin embargo, a finales de los años sesenta Lennon se desprendería de esa reminiscencia que, para él, representaba lo más oscuro de la política y también los intereses de los poderosos en el agonizante imperio británico.
Su familia se desestructuró pronto. Su padre desapareció y su madre se caso por segunda vez, pero dejando a John al cuidado de su tía. Esta situación, junto a su origen social, condicionaría siempre la vida y actos de Lennon. Fue un estudiante conflictivo y rebelde, pero reconocido por sus profesores por su inteligencia, agudeza de observación y temperamento artístico. Todo ello le llevó a salir del carril convencional pronto y estudiar Arte. La influencia del rock and roll norteamericano y el soul le marcó desde su primera adolescencia. Elvis le influyó algo musicalmente pero, sobre todo, los y las cantantes y músicos afroamericanos.
Con otros dos jóvenes de su misma condición social y de barrios obreros cercanos (Paul McCartney y George Harrison) iniciaron el camino del grupo más influyente de la música de los últimos cien años. Sus primeros pasos tuvieron que ver con lo que entonces predominaba, el rock and roll. Sin embargo, su estancia en Hamburgo (Alemania) les haría madurar musicalmente a partir de 1960 pero también intelectualmente. Allí compartían escenario con otros grupos entre los cuales conocieron a otro paisano de Liverpool, Ringo Starr, que sería el cuarto Beatle a partir de 1962.
En Hamburgo (ciudad portuaria y obrera como Liverpool) trabaron amistad con un grupo de jóvenes universitarios muy influidos por el marxismo y el existencialismo. Lennon encontró un caldo de cultivo perfecto para sus tempranas inquietudes sociales, leyendo, dibujando y compartiendo el ambiente de vanguardia cultural en el que se movían sus amigos Klaus y Astrid Voorman. Los peinados beat y su alejamiento del modelo machista de rockero blanco de los años cincuenta fueron consecuencia de aquello. También lo fue la permeabilidad hacia la literatura, el arte y la cultura europea en general.
La vuelta a Gran Bretaña de Hamburgo en 1962 y sus primeras grabaciones a finales de ese año y principios de 1963, les lanzaron a la fama tanto en Gran Bretaña, como en los Estados Unidos y el resto del mundo.
The Beatles: El éxito y sus consecuencias
Al principio todo eran canciones de amor, amistad, relaciones entre jóvenes, no exentas de rebeldía generacional y social; pero desde muy pronto se podía distinguir a Lennon, porque además de su papel de compositor principal, cantante y guitarrista, hablaba en las actuaciones, en la radio y en la televisión. Su origen, sus experiencias vividas y su carácter crítico, le llevaban a proponer al público, cosas como las que hizo en el Albert Hall de Londres en 1963: “Los del gallinero aplaudid, por favor. Los de los palcos, es suficiente con que hagan sonar sus joyas”.
En paralelo al inicio de su carrera musical, se desarrollaba la guerra fría, la guerra de Vietnam y algún que otro conflicto colonial del propio Reino Unido. La Unión Soviética había situado primero su Sputnik orbitando la tierra y el presidente Kennedy había sido asesinado en los Estados Unidos. La revolución cubana había triunfado en 1959, se había producido el intento de desembarco en la bahía de cochinos y la crisis de los misiles.
La primera vez que viajaron a los Estados Unidos y fueron aupados por la industria musical y millones de seguidores, eran conscientes (especialmente Lennon) de que en ese país había ciudadanos de primera y de segunda. El racismo y la segregación estaban presentes en el día a día, tanto para los afroamericanos como para los latinoamericanos. Casi sesenta años después se sigue produciendo violencia y discriminación de hecho contra los afroamericanos y latinoamericanos. En las manifestaciones de Kenosha, Nueva York o Seattle se siguen escuchando los himnos compuestos por Lennon.
En cuanto Lennon y sus compañeros supieron en 1963-64 que en los estadios donde actuaban querían segregar a las personas por su raza (como era costumbre por otro lado) impusieron como condición (al margen del parecer de su casa discográfica) que no habría separación de ningún tipo en los estadios y teatros donde ellos actuarían en los Estados Unidos. Se prodigaron en actuaciones en abierto en televisión y radios, con la finalidad de que la gente que no podía pagarse una entrada o que no podía comprar un disco, también pudieran disfrutar de su música y su fuerza comunicativa. Los problemas de Lennon con los gobernantes de Estados Unidos no habían hecho más que comenzar.
Según avanzaba su evolución musical en esos años 63-66 también avanzaba su primera madurez personal e intelectual. La comicidad de Groucho Marx, sus lecturas del otro Marx (Karl) y el contacto cotidiano con sus amigos y familia de Liverpool (en especial su tía Mimi), hacían el efecto de toma de tierra para John, evitando el desclasamiento. Las ruedas de prensa y comparecencias en la radio se convertían en quebraderos continuos de cabeza para su casa musical y para los dueños de los medios. Aún así, se habían convertido en el producto comercial más importante de Gran Bretaña. Por ello fueron condecorados por la reina Isabel II con la Orden del imperio británico. Esa medalla solo estaría en poder de Lennon poco más de tres años. Por supuesto, marcarían ya entonces la diferencia fumándose unos canutos en los lavabos antes de asistir bastante “contentos” a la ceremonia de entrega de las medallas. Algún compañero suyo de grupo negó tal extremo, tal vez a la espera del título de Sir. Por supuesto, para los diarios conservadores británicos aquello fue una vergüenza. Lo que producía desazón a esos caparazones imperiales británicos, suponía la única motivación para Lennon a la hora de recoger aquel reconocimiento. Efectivamente un grupo de impresentables de Liverpool, de baja condición, melenudos, rockeros y aficionados a las drogas, interesaban más a la juventud británica que el ejército, la iglesia anglicana o las seculares tradiciones inglesas.
No parece que sea una anécdota que la visita de admiración de los cuatro Beatles a Elvis Presley fuera un auténtico fiasco para los de Liverpool. Se encontraron con un tipo inexpresivo y distante. Luego se sabría que Elvis había colaborado con los servicios secretos norteamericanos para desprestigiar al grupo británico, especialmente llamando la atención sobre los hábitos y formas de pensar de Lennon que contravenían el statu-quo social de los Estados Unidos, y del que Presley era un defensor reaccionario. Elvis comentó tras el encuentro en Los Ángeles que eran unos tipos izquierdistas y hippies, peligrosos para “América”. Lennon, por su parte, dijo que aquel tipo (Elvis) que habían visitado era un auténtico desconocido. Años más tarde, a la muerte de Elvis, Lennon dijo que Elvis había muerto en 1958, cuando se alistó al ejército, contribuyendo al belicismo de los Estados Unidos.
En contraste destacan sus encuentros con cantantes negras admiradas por ellos como Ronettes, Shirelles y también en hombres con Chuck Berry, Little Richard y muchos otros artistas afroamericanos que, a pesar de su éxito, seguían siendo poco más que semiclandestinos. En estos casos la sintonía era muy clara entre ellos y los afroamericanos, en su origen de clase social, sus hábitos desinhibidos y su lógica oposición a la segregación racial y social.
El encuentro de John con Bob Dylan fue muy importante para ambos, y también para potenciar y mancomunar sus ideas musicales y sus puntos de vista contestatarios con el sistema, con las guerras y la alienación de la juventud. A partir de ahí la influencia de ambos sobre la juventud fue muy importante en las movilizaciones estudiantiles, antirracistas y antibélicas de mediados y finales de los años sesenta. Lennon continuaría con esa impronta hasta su muerte. Dylan se hizo católico en 1978 y su relación con el ámbito público y social se diluyó, no restando calidad poética, eso sí.
Compromiso con su tiempo (Ni dioses, no reyes….)
El desarrollo de la guerra de Vietnam, el impacto de las sectas religiosas y la discriminación racial que Luther King y Malcolm X denunciaban, llevó en 1966 al grupo y, sobre todo, a Lennon a dar un paso más. “Somos más famosos que Jesucristo” fue una frase con la que denunciaba el endiosamiento al que se les había conducido por la industria musical. En Estados Unidos, la derecha, el “ku klux klan” y muchos medios de comunicación promovieron quemas de discos de los Beatles por las declaraciones de Lennon. Por mucho que John intentó explicar sus palabras en términos no ofensivo ni para creyentes ni para la figura histórica de Jesús de Nazareth (aunque él era ateo), no sirvió de mucho para la opinión pública conservadora norteamericana y mundial. A partir de entonces era el Beatle peligroso y mala influencia para la juventud.
Como anécdota española, vino a Almería en 1966 a rodar con Richard Lester “Como gané la guerra” (una parodia crítica del militarismo) y allí compuso una de sus más bellas canciones, “Strawerry fields forever”. Sobre esa realidad, David Trueba desarrolló en 2013 su bellísima película “Vivir es fácil con los ojos cerrados”, llena de rebeldías y luminosidad Beatle.
El rechazo del establihment a John Lennon supuso un acicate, una referencia y un impulso para que cientos de experiencias culturales, musicales y sociales alternativas tuvieran en Lennon a un aliado y colaborador incondicional. Sus experiencias con el LSD para estimular su composición y su encuentro con Yoko Ono serían fundamentales para dar un salto de universalidad y aún más compromiso para John Lennon.
Desde el inicio de su unión sentimental con Yoko Ono, su vinculación con el mundo de la cultura alternativa se profundizó. Ono era una artista underground y marginal japonesa, no muy agraciada físicamente, pero que enamoró a John. David Forenkinos habla de la mayor historia de amor del siglo, refiriéndose a la pareja Lennon-Ono. No es el objeto de mi reflexión, pero sin duda tuvo una influencia muy grande en el compromiso con las ideas revolucionarias, con el feminismo y con la lucha por la Paz y contra las guerras. En paralelo a mayo del 68 Lennon publica con los Beatles “Revolution”, un apoyo a la revolución, a la democracia por abajo y al pacifismo. Esta ruta continuaría en el grupo y, sobre todo, en su trayectoria por separado.
A finales del 69 Lennon devuelve la medalla de la orden del imperio británico, envuelta en papel higiénico, en protesta por la intervención británica en Biafra (en el centro de Africa). Participaba en manifestaciones antibélicas en Londres y se encerró en la cama de un hotel en Amsterdam con Yoko Ono y un grupo de activistas europeos por la Paz para denunciar la guerra de Vietnam y demás guerras imperialistas de entonces. De allí salió un himno que sigue acompañando a todas las movilizaciones antitéticas desde entonces. En las calles españolas ha sido la banda sonora del recibimiento de Reagan en 1985, de la primera y segunda guerra del golfo, por poner algunos ejemplos.
New York. “Los Estados Unidos contra John Lennin”. La cima de su aportación a la cultura contemporánea
En 1970 se traslada a los Estados Unidos de América. O mejor dicho, se traslada a Nueva York, que Lennon consideraba la Roma de nuestros tiempos, donde se daban cita lo peor y lo mejor y donde creía que era su sitio como altavoz de su arte musical y de sus opiniones. Desde el minuto uno, tal y como se pone de relieve en el magnífico documental “Los Estados Unidos contra John Lennon” inicia un proceso continuo de conflicto con el gobierno de Estados Unidos (Nixon y Ford fundamentalmente), hasta su asesinato, recién elegido el ultraconservador Ronald Reagan (ninguna casualidad).
En Nueva York toma contacto con músicos como David Bowie, Frank Zappa o Lou Reed, y con políticos anticapitalistas como Ángela Davis (que estaba en prisión, liderada los Panteras Negras y llegó a ser candidata a la vicepresidencia de EEUU por el Partido Comunista). También con Tarik Ali y otros líderes izquierdistas estadounidenses. Su admiración por Luther King y Malcolm X era bien conocida. Todo ello se plasmó en diferentes canciones con claro contenido revolucionario y pacifista, potenciado por la genialidad musical del beatle.
Así "Cold Turkey" en 1969 y, anteriormente, "Happines is a warm gun" ”(La felicidad es una pistola -jeringuilla- cargada) eran un aviso contra la dependencia que las drogas, pero no como un consejo biempensante, sino como una reflexión del doble filo que tenían las sustancias que ampliaban la consciencia, pero también te podían conducir a la marginación de la realidad, lo cual era, evidentemente, muy conveniente para los que deseaban que la nueva generación de contestatarios tuvieran poca o nula incidencia en la vida de los países capitalistas avanzados.
En su primer disco en solitario (Plástic Ono Band) se desnudó en su intimidad emocional en temas como “Mother” (madre) o “Isolation”(aislamiento), muy alejados del endiosamiento impersonal de muchos músicos y compositores de su época.
En “God” (Dios) expresa que “Dios es un concepto por el que medimos nuestro dolor y nuestro miedo”, para a continuación desmontar todos los “dioses” presentes en su siglo como Hitler, Mantra, Krisna, Dylan, Elvis o los propios Beatles. Y en “Working class hero” seguía reconociéndose en sus orígenes de clase obrera de Liverpool, haciendo una crítica durísima a la alienación contemporánea de la clase trabajadora y de la juventud con la televisión, la opresión cultural y social que se vivía en el occidente capitalista de finales de los sesenta y principios de los setenta, muy presente también en la obra filosófica y sociológica de H. Marcuse, Marvin Harris o T. Adorno, entre otros.
“Power to the people” (Poder para el pueblo), “I dont wanna be a soldier”, y , sobre todo “Imagine”, trazan perfectamente su ideario y sus convicciones. Son declaraciones claramente revolucionarias, de democracia alternativa, antibélicas militantes, críticas con las “religiones” y no exentas del utopismo de un artista integral comprometido. “Imagine” es el himno por el que no pasa el tiempo y que resume las aspiraciones y las luchas que se estaban produciendo en todo el mundo, contra el racismo, por la democracia real, por la liberación del tercer mundo y contra las dictaduras fascistas, no exentas de crítica al socialismo burocrático de los países del Este y de su animadversión por la revolución cultural de Mao. El Che Guevara era un referente importante para John, ético y político. No es casual que La Habana sea uno de los pocos sitios donde hay una preciosa estatua de Lennon en un parque, que rememoró lo inspirador que fue para ellos la lucha de Lennon desde la música comprometida y su influencia en la juventud de todo el mundo.
En 1972, mientras luchaba contra su expulsión de Estados Unidos, había puesto en marcha un álbum donde condensaba todo su ideario político. Sometimes in the New York City no es su mejor disco musicalmente hablando, pero es un auténtico alegato a favor de todas las luchas sociales y políticas de ese momento. “Woman is the nigger of the word” es un compromiso duro e inequívoco con el feminismo. Pero no solo palabras. Lennon había prescindido del “Winston” (en referencia Churchill) de su nombre y había incluido el de su pareja, Yoko Ono.
Las mujeres en el mundo anglosajón llevan el apellido de sus maridos. Hasta los artistas procedían así. Linda McCartney o Bianca Jagger, por poner algunos ejemplos. Lennon no. Yoko Ono era Yoko Ono y John, era John Ono Lennon, como un gesto inequívoco de amor y de feminismo. Estamos hablando de 1972. Los “cuñaos” de entonces hablaban del calzonazos y abducido Lennon. Estamos ante un gran músico y gran pensador adelantado a su tiempo. Por último, para no dejar fuera ningún aspecto de crítica, abordaba la situación de las cárceles en “Born in a prision” y en “Attica State”. En “Angela”, junto a Yoko Ono, dedican un alegato poético a favor de la liberación de Angela Davis. En “John Sinclair”, por pedir la legalización del cannabis. Lo mismo pasa con “Sunday, Bloody Sunday”, (Domingo Sangriento) y The luck of the irish (La suerte de los irlandeses) donde el compromiso con la lucha de los irlandeses por la unidad irlandesa y frente a la ocupación británica es rotunda. Estamos hablando de un inglés de Liverpool que seguía “haciendo amigos” en Gran Bretaña.
Y todo el disco está lleno de menciones a las luchas de los pueblos del tercer mundo, a las luchas sociales y antirracistas en occidente y Estados Unidos, al feminismo y también a la lucha por la preservación del medio ambiente. Sisters oh sisters pone en primer término a Yoko Ono en un tema de compromiso ecologista y feminista. La portada del disco era un remedo de una portada del New York Times, pero lleno de sus canciones a modo de noticias. En medio de todo, destaca una foto arreglada de Nixon y Mao bailando desnudos, en alusión sarcástica a las relaciones de los Estados Unidos y China. Kissinger no se lo perdonaría nunca. Sigo pensando firmemente que su asesinato a finales de 1980 tiene que ver y mucho con la victoria de los republicanos de Ronald Reagan y la influencia que en sus mandatos tuvo el oscuro personaje de Kissinger.
Las Navidades del 72-73 grabó con un coro de niños afroamericanos del Harlem su felicitación cargada de contenido pacifista, multicultural y anti racista. Los años siguientes Lennon sacó álbumes donde siguió desarrollando su evolución musical y personal. Lennon había optando por la vía difícil, pero la necesaria. Esa vía le llevó a la persecución política y personal. Esa vía le llevó a perder millones de dólares, con las campañas contra su música y su compromiso. Sólo pensar que “Imagine” no fuera ni siquiera número 6 en las listas de ventas indica lo feroz que fue la persecución. Como tantas otras obras no valoradas en su tiempo de otros artistas, el tiempo ha situado las cosas en su sitio.
Epílogo: Sus contradicciones, su legado
John Lennon tuvo una coherencia vital, musical y social evidente, pero también sus contradicciones. Le gustaban las actuaciones en directo y los aplausos, como a toda persona que se dedica a la música, era un hombre con carencias personales muy fuertes por la pérdida temprana de su madre y la ausencia de su padre. Tuvo una gran mansión en Gran Bretaña y unos apartamentos de lujo en Central Park, Nueva York. Osciló entre la euforia y el abatimiento. Estuvo enganchado a varias drogas duras ilegales. Todo aquello a lo que se podía ver expuesto un beatle y mucho más lo experimentó Lennon por la personalidad y el liderazgo social que ejercía. Lennon no fue ningún santo, sino un tipo directo y cínico a la vez, camorrista y pacífico. Era el resultante de la mezcla de esas miserias con las grandezas de su genio musical y su visión alternativa del mundo, desde una crítica radical del mismo.
El testigo musical de Lennon lo recogieron gente como David Bowie o Freddie Mercury (para los que Lennon era su principal inspiración). En el compromiso de clase trabajadora ha continuado Bruce Springsteen y en su estética musical y contenido lo han hecho Lenny Kravitz, Smashing Pumkins o Green Day. En España influyó en músicos de rock, de folk, pop, indies y alternativos. Para muchas y muchos jóvenes músicos, Lennon sigue siendo hoy una inspiración y una motivación. También para los que dejamos de ser jóvenes hace algún tiempo.
Su compromiso por otra vida y otra forma de vivirla se plasmó en la decisión de dejar la música activa en 1975 para atender a su hijo con Yoko Ono (Sean). Siempre le acompañó el abandono a que sometió a su primer hijo (Julian) que había nacido en 1962, en pleno lanzamiento de los Beatles. Desde 1975 a 1979 estuvo en su casa en Nueva York cuidando de su hijo pequeño, mientras Yoko Ono se dedicaba a sus ocupaciones profesionales. En 1980 se mete en el estudio con un buen puñado de músicos importantes y lanza Double Fantasy a principios del Otoño de 1980. Su vuelta se ve acompañada de declaraciones y entrevistas en diversos medios. Por ejemplo, en Time habla de su música, de su vida, de sus compañeros de los Beatles, pero avisa……. “Sigo siendo “socialista” y mantengo las opiniones que “forjé” a lo largo de mi vida” y que ahora se veían acompañadas con un reencuentro con su yo más personal, el de la crianza de su hijo Sean y su reconciliación con su hijo mayor, Julian. El término “socialista” en Estados Unidos y en Gran Bretaña no es el que tenemos en España y en Europa. Significa algo diferente de un socialdemócrata, un liberal de izquierdas o un laborista.
Para alguien que puso en la portada del disco “Sargent Peppers” (1967) a Karl Marx significa lo que siempre significó para él, lucha por una sociedad alternativa al capitalismo. Y eso, creanme, no pasó desapercibido para los republicanos norteamericanos, ni para Kissinger ni para las agencias de seguridad de los Estados Unidos… La historia oficial dice que un tal Michael Chapman acabó de cinco disparos con la vida de John Lennon la madrugada del 8 al 9 de Diciembre de 1980. Y que actuó en solitario …..
[Tomado de https://www.sinpermiso.info/textos/lennon-y-el-siglo-xxi.]
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