Mateo Posada
El asesinato de Javier Ordoñez, abogado de 45 años, empujó a la gente a las calles. El panorama por estos días ha sido de CAIs quemados, barricadas en las calles, enfrentamientos con la policía en los barrios, buses incinerados y bancos destruidos. Incluso, alrededor de 13 muertos (casi todos jóvenes) a manos de la policía [1], pues han disparado de forma indiscriminada contra la gente misma [2].
Los representantes del Estado aseguran que todo este levantamiento está articulado y organizado por guerrillas de las FARC y el ELN [3]. De hecho, el mismísimo exalcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, aseguró que las organizaciones estudiantiles que han salido a la calle a protestar y a denunciar al Estado están infiltradas por las guerrillas [4]. Una acusación de tal calibre estigmatiza a los estudiantes, minimiza las demandas de la gente, desvía de los verdaderos problemas y encubre los asesinatos cometidos por las fuerzas del Estado. Basta recordar el paro nacional del 21 de noviembre de 2019, el cual, como aseguraba Uribe, estaría motivado por “anarquistas internacionales” [5]. No sorprende que este decadente Estado use tan viejas tácticas para deslegitimar y criminalizar las luchas de los pueblos por unas mejores condiciones de vida.
Pero no, no son “anarquistas internacionales” ni células urbanas de FARC o ELN, ni todo está sistemáticamente organizado. ¿Les parece poco las condiciones en las que está viviendo el pueblo? El asesinato de Javier Ordoñez es solo la cereza del pastel.
Es claro, la brutalidad del Estado se cobró la vida de Javier Ordoñez, y de otros 13 más. Pero, sin ánimo de minimizar, motivos para protestar hay de sobra, pues las condiciones de vida de la gente hace ya tiempo que vienen empeorando. La crisis que el COVID-19 disparó y agravó, empujó a la gente a vivir en condiciones mucho más difíciles. Familias que antes podían tener 3 comidas al día y que ahora solo puede garantizar 2 o, incluso, solo 1 comida, constituyen el 23% [6]. En los siguientes 12 meses, según la encuesta Pulso Social del DANE, el 85,9% de los encuestados no tendrán facilidades para comprar alimentos, ropa y zapatos [7]. Sumémosle a esto que cerca de 80.000 negocios tuvieron que cerrar y otros muchos lo están considerando, o logran operar con dificultades [8].
La juventud está cansada. Son los jóvenes quienes, por la crisis, han visto destruidas las posibilidades de trabajar y de estudiar[9]. Según el DANE, antes de la pandemia, se contabilizaban 5,8 millones de jóvenes trabajando, pero ahora la cifra se redujo a 4 millones [10]. Por otra parte, debido a la reducción de sus ingresos o los de sus familiares se estima una deserción universitaria del 25 al 50% [11]. Como si no faltara más, las masacres retornaron con mayor fuerza. En lo que va del año ya se reportaron 57 masacres[12], de las cuales gran parte son jóvenes[13]. De hecho, no es raro que la mayoría de las personas que han salido a las calles sean, precisamente, jóvenes. Así, las oportunidades y las certezas de poder progresar se van esfumando para la juventud.
Mientras aumenta la miseria de la gente, los bancos reportan ganancias [14], El Estado busca aumentar el presupuesto de defensa [15] y los representantes de los bancos gravar con impuestos toda la canasta familiar[16]. Además, no olvidemos el préstamo de 370 millones de dólares a Avianca [17]. ¡Ah, pero para darle matrícula cero a los estudiantes no había plata!
Por otra parte, la brutalidad policial en Colombia no se reduce al asesinato de Javier. Según la ONG temblores, en un informe llamado “Bolillo, Dios y patria”, de la misma organización, en Colombia se presentan en promedio 39 hechos de violencia física al día, un hecho de violencia sexual cada 5 días y un homicidio cada 2 días cometido por la Policía [18]. El caso de Javier cumplió con develar lo podrida que está la institución. ¿Habrá que reformarla, desfinanciarla o desmantelarla? La experiencia histórica y actual nos dice que los policías no son trabajadores con uniforme, si no secuaces, “perros guardianes” del orden establecido [19], de la miseria y la pobreza establecida. Quien se oponga a tal orden de cosas puede correr la suerte de Javier o la de los campesinos, indígenas y estudiantes asesinados.
De todos modos, la gente está saliendo a la calle no por la acción “sistemática, articulada y organizada” de la guerrilla. Sabemos que esta vieja táctica del Estado solo sirve para deslegitimar y darle un trato militar a la lucha por mejores condiciones de vida. De hecho, esa misma táctica ha servido de justificación para desaparecer personas y realizar masacres a lo largo de la historia del conflicto armado hasta hoy, una total guerra contra el pueblo. La indignación de la gente obedece a problemas, como hemos visto, más profundos. La gente está cansada del desempleo, del hambre, de las pocas oportunidades para trabajar y progresar, de tenerle miedo a la policía (pues como decía una tintera venezolana “da más miedo 2 policías en una moto que un ladrón”). Lo que el Estado quiere encubrir afirmando tal barbaridad es, realmente, lo incapaz que ha sido para garantizar mejores condiciones de vida y que, inclusive, ha empobrecido más a la población en plena crisis.
Desde los barrios más populares, debido a la crisis, la gente se ha ido organizando mediante sus propios esfuerzos para enfrentar la miseria que la crisis ha ido dejando a su paso. La inactividad estatal y la falta de ayudas ha empujado a los vecinos de los barrios más populares a organizarse y apoyarse entre sí, pues no hay otra forma. Sin necesidad de policías encima, ni de formas de participación estatales, mandadas ya a recoger, los vecinos solucionan sus problemas y rivalidades de una forma más consciente y democrática. Cabría decir que sobra policía y falta más organización democrática entre los vecinos trabajadores. Por lo que es necesario que como estudiantes, profesores y profesionales nos vinculemos a los barrios populares para ir desarrollando esa organización democrática, junto con la consciencia de la necesidad de otra sociedad, en la que se supere la miseria y la presencia policial sea mínima o, incluso, nula.
Notas:
[1] https://www.pulzo.com/nacion/disturbios-por-muerte-javier-ordonez-dejan-13-muertos-PP968264
[4] https://twitter.com/AlvaroUribeVel/status/1304745997835345921
[7]Departamento Nacional de Estadística – DANE. (2020). Encuesta Pulso Social. Bogotá D.C.: Departamento Nacional de Estadística – DANE.
[9] https://www.pulzo.com/economia/crisis-por-coronavirus-golpea-empleo-estudio-jovenes-PP951073
[10] https://www.pulzo.com/nacion/inminente-migracion-jovenes-colombia-exterior-PP964856
[Tomado de https://alponiente.com/brutalidad-policial-la-cereza-del-pastel.]
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