JAFL
[Nota previa de El Libertario:
Este artículo lo tomamos del fanzine anarcosindicalista digital LibreExpresión, junio 2020, que en
versión digital nos fuese amablemente remitido por la gente que lo edita,
integrantes de CGT en la fábrica Seat Componentes EN Catalunya. ¡Gracias compas!]
La historia es una ciencia social
que debería servirnos para algo
más que saber el color de los
calzoncillo o bragas de tal o
cual rey o reina. El análisis
de circunstancias, contextos, procesos
y acontecimientos a lo largo de
la historia nos puede iluminar no
solo respecto a sus posibles causas
sino lo que es más importante;
adelantarse a las posibles consecuencias.
Y la historia siempre se repite,
aunquesea con matices. La
actual situación creada por la
pandemia del COVID-19 se prevé
con unas consecuencias imprevisibles
en sus aspectos sanitarios, pero también en los frentes económico y social.
Echemos un vistazo a la historia y veamos que podemos
aprender de la pandemia acaecida
entre 1918-1920 y conocida como “Gripe Española”.
Pese a su nombre, esta mutación del virus de la gripe tiene su origen en Estados Unidos y fue propagado por sus
soldados durante la Primera Guerra
Mundial. Las muertes producto de la enfermedad son difíciles de cuantificar debido a la falta de datos,
pero se estima que alrededor de
50 millones (entre un 10 y 20% de las personas afectadas). Personas de todas las edades puesto que no hacia
distinción como es el caso de
nuestro COVID.
En España la cifra ascendió a
unas 300.000 personas. En el
plano económico los efectos de la pandemia sumado a la finalización de la
guerra mundial, supusieron una fuerte recesión en la producción e inversión industrial, una
bajada del PIB, la desaparición
de muchos negocios especialmente relacionados con la industria de servicios y entretenimiento... Los únicos
beneficiados fueron aquellos negocios relacionados con las farmacéuticas y productos de atención a la salud. ¿Os suena? Eso sí, una de las grandes diferencias fue que, en 1918,la escasez de mano de obra causó, al menos temporalmente cierta mejoría en los salarios.
No fue el caso de España Catalunya donde después de años de grandes
beneficios, y sin tener la
necesidad de seguir produciendo puesto que la guerra había acabado, los empresarios y el poder establecido
pretendieron hacer recaer los gastos
de la crisis en los trabajadores y las clases más desfavorecidas. Semejante contexto provocó más de mil
huelgas en Catalunya y ochocientos
crímenes violentos relacionados con la política en menos de 2 años, hasta el punto de ser conocida Barcelona
como “La Rosa de Foc”, debido al
duro y constante enfrentamiento principalmente entre anarquistas y patronos. Tal situación culminó en el
golpe de estado y dictadura de Primo
de Rivera.
Ahí lo dejo. Si volvemos a la actualidad, las
repercusiones del COVID-19 no se
presentan más halagüeñas. Al igual que la pretérita epidemia, la que ahora sufrimos tendrá una elevada
repercusión social. No solo sanitarias sino también económicas, demográficas,
científicas y sociales.
Tanto en la pandemia de 1918 como
en la actual la población más vulnerable
es la que sufre peores consecuencias y el mayor impacto de la enfermedad. El
antídoto, pero también la herramienta
para que las repercusiones no se ceben en
los más débiles es la eterna receta: compromiso, lucha y solidaridad. Si por el
contrario acaban imponiéndose
la desigualdad y el “sálvese quien pueda”, ya hemos podido ver algunas de las consecuencias de que nos habla la historia.
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