Periódico Gato Negro
“Por la razón o por la fuerza”. ¿Estamos en guerra?
Sí, podríamos decir que sí, estamos en guerra, y lo estamos desde que los Estado-Nación existen, e incluso antes (aunque con otras características). “El Estado de la República Argentina es, como cualquier Estado, una institución genocida. Una maquinaria basada en el asesinato, la coacción masiva y el terror. Desde sus inicios hasta el día de hoy, y hasta el día que muera junto a todos los Estados”[1]
“Por la razón o por la fuerza”. ¿Estamos en guerra?
Sí, podríamos decir que sí, estamos en guerra, y lo estamos desde que los Estado-Nación existen, e incluso antes (aunque con otras características). “El Estado de la República Argentina es, como cualquier Estado, una institución genocida. Una maquinaria basada en el asesinato, la coacción masiva y el terror. Desde sus inicios hasta el día de hoy, y hasta el día que muera junto a todos los Estados”[1]
Decimos que estamos en guerra no porque lo deseemos, sino porque los hechos lo atestiguan. Nuestro cotidiano se encuentra determinado por esa guerra, una guerra que no es entre Estados como nos ha querido hacer creer. La guerra es entre les oprimides quienes no tenemos otra cosa más que trabajar por un salario, que no nos alcanza para vivir dignamente, endeudándonos la vida para sobrevivir y sostener la rueda del hámster; y por otro lado, quienes se encargan de organizarnos la vida (la burguesía, el patrón, el capitalista, quienes nos dicen de qué hora a qué hora debemos trabajar para comer). De forma tal que nos volvamos dóciles y productives.
Ahora en $hile, como otras tantas veces en la corta historia de los Estados-Nación, la burguesía ha vuelto a soltarle la cadena a los militares, los soldaditos de batalla encargados de proteger la patria genocida. Todo militar por esencia, es enemigo de la clase oprimida, ya que al ponerse al servicio de los intereses “nacionales”, “patrios”, “republicanos”, “democráticos”, lo único que hace es estar defendiendo los intereses de la clase dominante, del gran empresariado, ayudando a preservar el statu quo para que las relaciones sociales que mantenemos entre nosotres, sigan teñidas de modos capitalistas y patriarcales. Es por eso que interrumpir la normalidad (democrática, desde arriba) cambiándola por una cotidianeidad comunitaria (desde abajo) basada en el apoyo mutuo, la solidaridad, el feminismo y la acción directa, es un arma que a la burguesía costará flaquear.
¿Qué pasaría si nadie asistiese al trabajo? ¿Se enriquecerían los ricos? ¿Qué pasaría si la producción estuviese comandada por las necesidades del pueblo? ¿Qué pasaría si decidiésemos masivamente dejar de producir para el patrón? ¿Y dejar de votar a sus socios gobernantes? ¿Qué pasaría si desobedeciésemos a las cúpulas sindicales que responden a la burguesía, si les trabajadores se organizasen en asambleas en los puestos de trabajo? ¿Qué pasaría? Somos les de abajo quienes hacemos mover la maquinaria. Somos nosotres les que construimos las autopistas, las casas, los edificios y las escuelas. Somos nosotres quienes concebimos, parimos, criamos y educamos a nuestros niñes. Somos nosotres quienes curamos a les enfermes, somos nosotres quienes trabajamos la tierra y pagamos los impuestos, somos nosotres quienes producimos las mercancías, e incluso somos nosotres quienes las compramos y consumimos. ¿Qué hacen ellos más que explotarnos y decirnos cómo vivir? ¿Qué hacen ellos más que enriquecerse a costa de nuestra miseria? ¿Acaso creen que ellos se estresan por quién gane las elecciones? El Poder se ejerce. Quienes tienen los recursos, las tierras, las herramientas, detentan obediencias. La propiedad es un robo, insistimos. ¿Qué ejercicios de resistencia ejercemos? ¿Somos capaces de determinar la materialidad de la vida, de lo vital, sin amos, ni patrones ni maridos ni dioses que nos digan cómo vivir?
El circo está planteado en su beneficio, torciendo la política hacia un simple juego maldito que reproduce siempre su hegemonía. Mientras los de arriba tengan los recursos, y nos parezca legítimo, nosotres nunca tendremos libertad de acción ni autonomía. El binomio nos captura. La separación entre economía/política, entre Capital/Estado, entre público/privado, entre personal/político, son meras abstracciones de la mentalidad neurótica. Por eso promueven a los cuatro vientos la democracia capitalista y financian las millonarias campañas políticas de nuestros futuros verdugos:
"A través de una resolución publicada en el Boletín Oficial, el ministro Frigerio adjudicó la cifra de 570 millones de pesos para el conjunto de las alianzas electorales para que cuenten con los “medios económicos indispensables” para atender a los gastos de campaña, según se desprende de la Ley 26.215 de Financiamiento que regula los aportes partidarios que transfiere el Estado.
Para las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), los aportes se dividieron en $85.000.000 para las boletas que compiten en la categoría Presidente y Vicepresidente; otros $85.000.000 para Diputados nacionales, y $20.000.000 en relación a Senadores." [2]
Entonces, en total, entre las PASO y las elecciones de este año, el Estado destinó $760.000.000 de pesos a las campañas electorales. Eso, obviamente, sin contar la plata en negro de los aportantes empresariales que se benefician con la victoria de tal o cual político. Muchísima plata del narcotráfico va para las campañas de quienes nos gobiernan. Otra fuente, obviamente, son nuestros impuestos, los que pagamos con tanta sudor y rabia en los Rapipago o por el celular. ¿Qué pasaría si esa plata se destinase a solucionar nuestros problemas? ¿Cuántos sueldos hay congelados o gente muriéndose de hambre o frío, cuántas escuelas y hospitales se caen a pedazos, y el Estado destina ese fangote de guita para campañas electorales?
El interés no está puesto en resolver la miseria del pueblo. ¿Podríamos imaginar un mundo en que se socialicen las tierras, las herramientas, la responsabilidad de los cuidados cotidianos, los frutos del trabajo y la toma de decisiones? ¿Acaso pensamos que en las elecciones se buscan soluciones? Se buscan nuevos problemas, se busca distraernos, mantenernos atados al juego que nos oprime, alienados por la religión fundamental del Estado burgués: la política entendida como el arte de la dominación.
"Podemos pensar que el concepto de Dios se transformó en el curso de los tiempos, lo mismo que el concepto del Estado ha experimentado más de una mutación; pero la esencia íntima de toda religión permaneció intacta, el núcleo esencial de toda política no ha sufrido tampoco modificaciones. Es siempre el principio del Poder, que hicieron valer ante le humane los representantes de la autoridad celeste y terrenal, y es siempre el sentimiento religioso de la dependencia lo que obliga a las masas a la obediencia (…) El Estado es la providencia terrestre que vigila a les humanes y conduce sus pasos para que no se aparten del camino recto. Por eso el representante de la soberanía estatal es el supremo sacerdote del Poder, que encuentra su expresión en la política, como la encuentra la veneración divina en la religión." [3]
¿Qué sucede cuando logramos rechazar la religión del Estado, la política? ¿Cuándo no obedecemos, cuando nos organizamos por nuestra cuenta y no como nos dicen? ¿Qué pasa cuando apagamos el televisor, los celulares y nos miramos cara a cara? El Estado, sin velo alguno, muestra su verdadero rostro y utiliza la violencia para lograr sus cometidos. Este accionar estatal que monopoliza el desprecio de la vida mediante milicos y policías, con sus diferencias territoriales pero manteniendo su esencia violenta y estructural, lo estamos presenciando más notoriamente en diferentes puntos del globo: Bolivia, Ecuador, Colombia, Chile, Haití, Hong Kong, Kurdistán, Barcelona, Francia, Grecia, Irak.
¿Acaso el lema patriótico de $hile no es claro: “Por la razón o por la fuerza”? Así, en $hile, ya han sido asesinades, según cifras conocidas, al menos 26 personas, 6.300 detenides y 2.381 herides[4]. La basura de Piñera, apoyado por la burguesía nacional $hilena, está decidida a ir por la fuerza. Lo que dijo Piñera es cierto[5], estamos en guerra, y el afirmarlo no nos vuelve unos violentos que deseamos que hayan más muertes, sino todo lo contrario, decimos que estamos en guerra porque ya estamos cansades, porque vemos que nos está sucediendo lo mismo que le sucedió a nuestras madres, padres, abuelas, abuelos, bisabuelas, bisabuelos, ancestros y hermanes de otras regiones y no estamos dispuestos a mirar a otro lado. Decimos que estamos en guerra porque es cierto, porque es imposible negar que con el hambre, el gatillo fácil en los barrios, el trabajo alienante que nos drena la energía vital para crear, la maternidad obligatoria, el adoctrinamiento constante de las escuelas y los medios masivos de comunicación, con las acciones de los políticos, con la contaminación de la naturaleza, nos están matando día a día, un holocausto a cuentagotas dicen algunas compañeras. El problema es que lo aceptamos como si nada sucediera a través de la televisión y la educación que nos brindan, como “natural”, como un “las cosas son así”, “que el capitalismo y la democracia son los sistemas menos malos”.
En este mismo sentido, a finales de noviembre de este año, Agustín Ro$$i, diputado nacional de Santa Fe y jefe de la bancada de diputados del Partido Ju$ticialista, logró que se apruebe una ley para crear un fondo de inversión para reequipar a las fuerzas armadas. El argumento es “defenderse frente a agresiones externas”, pero si leemos la ley, dice: “También se estipulan fuentes de financiamiento alternativas para el FONDEF, incluyendo por ejemplo “recursos provenientes de aportes de personas humanas o jurídicas, públicas o privadas, así como también cualquier otra fuente de financiamiento de origen nacional o internacional, donaciones, legados y/o herencias”. Así, para proteger fronteras adentro de amenazas externas, permiten el financiamiento de personas externas, sean privadas o públicas. Esa acción, a su vez que la juntada de Alberto Fernandez con Eduardo Duhalde, responsable político de la Masacre de Avellaneda, como también la reciente absolución de César Milani, militar peronista cómplice de la desaparición del soldado conscripto Ledo, y de torturas y desapariciones de militantes obreros de La Rioja, son hechos que no hacen que seguir confirmando las palabras de Piñera: “estamos en guerra”.
La Patria se está armando para empezar a defenderse. Los vientos de cambio y de revueltas que soplan por Latinoamérica tarde o temprano llegarán a lo largo y a lo ancho del territorio dominado por el Estado argentino, y los de arriba lo saben, por eso se preparan, porque temen. ¿Y nosotres qué pensamos hacer? Somos una generación que como dice la juventud rebelde en $hile, “no tenemos miedo porque no tenemos nada que perder”. A nuestros padres y madres les prometieron un mundo de progreso, de felicidad, de sueños americanos y casas a bajo precio. A nosotres ya no nos prometen nada porque el proyecto de la república democrática y de la iluminación burguesa ha fallado, es imposible que represente otra cosa que no sea los intereses de los ricos.
El tiempo apremia y tenemos que organizarnos. Es necesario crear redes de solidaridad, autónomas del Estado y sus aparatos: los partidos y la burocracia sindical. Redes comunitarias que empiecen a cubrir nuestras necesidades de modos no mercantiles, sino en común. Intercambios de servicios y productos que apunten al beneficio de las partes, y abortar el lucro de algunxs por sobre otrxs. Educación, salud, alimentación, cuidados, transportes, de todo tenemos que apropiarnos. Asambleas territoriales que discutan y decidan sobre los problemas de los barrios, sindicatos autónomos al Estado, federados a través de la acción directa, la horizontalidad y la solidaridad de lxs de abajo. Las formas de organización que podemos crear son infinitas, y están por inventarse, solamente tenemos que confiar en nuestras capacidades deseos y animarnos a gestar los mundos donde queremos vivir.
Lucha, Ama, vamos por la victoria compañeres, la vida merece ser vivida sin pena. Es en la tempestad en donde se forjan los sueños. Que se caiga el telón en América Latina y que caiga quien caiga. Demostremos que el fascismo y la burguesía asustada no podrán con esta oleada, generación, sublevación que viene. La máquina está sobrecargada y las revueltas en contra ella dan muestra de una rabia irreductible hacia la cotidianidad de Capital. Somos les nietes de las brujas y de les obreres que no pudieron matar. Retomemos la rabia proletaria que dejó sus marcas en la historia y construyamos relaciones sociales, vinculares, amorosas que nos permitan vencer a la lógica patriarcal del Estado que habita en nosotrxs.
Si nadie obedece, nadie manda.
Notas:
[1] La oveja negra, “¿Nunca más qué?”, Año 8, número 61, marzo 2019
[2] https://www.infobae.com/politica/2019/07/10/cuanto-dinero-recibiran-los-partidos-politicos-como-aportes-para-la-campana-electoral/
[3] Nacionalismo y cultura, Rudolf Rocker, Editorial Americalee, Buenos Aires, 195, pág 45.
[4] https://actualidad.rt.com/actualidad/333948-miles-heridos-detenidos-protestas-chile
[5] https://youtu.be/1ohJL48im1o
[Tomado de https://periodicogatonegro.wordpress.com/2019/12/16/editorial-10-por-la-razon-o-por-la-fuerza-estamos-en-guerra.]
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