Liber Lucta
Lxs anarquistas insistimos con la negación de lo establecido como iniciativa impetuosa ante siglos de dominación. Desde las pequeñas rebeldías cotidianas hasta las grandes insurrecciones han partido del acto de negación, cuyas consecuencias son renovadoras. Si venimos soportando el hastío del ritmo de vida consumista, sin poder estar a la altura del sujeto ideal que instalan las empresas, el que todo “se lo ganó” siguiendo las reglas de la servidumbre, nuestro levantamiento impulsado por un No rotundo está más que justificado. Además de ser una decisión sana, la negación y su consecuencia directa, la destrucción, están cargadas de una fuerza creadora y no son contrapuestas a la invención de nuevas formas de vida. Lo llamado “productivo” o “creativo” en esta sociedad de consumo es lo tibio, lo que busca el consenso con el sistema opresor o su reproducción. Pero nosotrxs no leemos con el mismo lente, por eso valoramos las rebeliones como actos que alteran la pasividad e irrumpen mostrando posibilidades que estaban ocultas.
Lxs anarquistas insistimos con la negación de lo establecido como iniciativa impetuosa ante siglos de dominación. Desde las pequeñas rebeldías cotidianas hasta las grandes insurrecciones han partido del acto de negación, cuyas consecuencias son renovadoras. Si venimos soportando el hastío del ritmo de vida consumista, sin poder estar a la altura del sujeto ideal que instalan las empresas, el que todo “se lo ganó” siguiendo las reglas de la servidumbre, nuestro levantamiento impulsado por un No rotundo está más que justificado. Además de ser una decisión sana, la negación y su consecuencia directa, la destrucción, están cargadas de una fuerza creadora y no son contrapuestas a la invención de nuevas formas de vida. Lo llamado “productivo” o “creativo” en esta sociedad de consumo es lo tibio, lo que busca el consenso con el sistema opresor o su reproducción. Pero nosotrxs no leemos con el mismo lente, por eso valoramos las rebeliones como actos que alteran la pasividad e irrumpen mostrando posibilidades que estaban ocultas.
Erguirse por la negación de algo que nos encadena y limita nuestra libertad de ser, sin importar exactamente contra cuál de nuestras cadenas, es un acto bello en sí mismo y por eso es potencialmente contagioso. Pasamos la vida acatando esa máxima que inspira orgullo en los fantasmas republicanos, la de respetar y tolerar, asintiendo a cada orden dictaminada por el patrón, el especialista, el educador, el médico, el dirigente, etc. ¿Qué está cubriendo esa moral de tolerancia indiscriminada? A un Manini Ríos por ejemplo, que se involucra en la política y hay que aguantarlo porque juega el juego “limpio” de la democracia. Hay que tolerar y tragarse los discursos, las leyes, las imposiciones, las pastillas antidepresivas. Ese es el lema de la democracia burguesa, el cual tenemos que demoler a martillazos y rebuscarnos en los escombros para inventar algo nuevo, si no queremos morir de rodillas.
Por otro lado, nuestras respuestas a sus pisotones deben ser claras y consistentes, ejercitando la visión y la estrategia en el conflicto contra el capital, pensando el qué hacer y el cómo en un territorio invadido por la política progre, que ahora adquiere un tono más militarista dándole pie a las políticas llamadas “derechistas”.
La izquierda socialdemócrata es la que le hace el juego a la derecha. Nosotrxs tenemos otra forma de intervenir el tablero negando las reglas de su asqueroso juego.
[Tomado de https://periodicoanarquia.wordpress.com/2019/10/11/columna-de-liber-lucta-la-negacion-un-salto-a-lo-desconocido.]
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