Grupo Estudiantil Anarquistas - GEA
*Nos expresamos en femenino, haciendo alusión al término de persona.
Una vez más nos reunimos como Grupo Estudiantil Anarquista, en aras de fortalecer nuestro accionar político, para discutir desde la crítica y autocrítica acerca de los alcances, aciertos y desaciertos de nuestro trabajo como organización en el semestre que pasó, además de realizar un análisis sobre el panorama actual del país y el movimiento estudiantil, con el fin de construir un plan de trabajo semestral que nos permita seguir luchando por la educación combativa, antipatriarcal, digna, clasista –y un largo etcétera- que tanto soñamos con la convicción de que un mundo nuevo es posible.
En ese sentido, nuestra XI Asamblea Semestral de Proyección declara que:
*Nos expresamos en femenino, haciendo alusión al término de persona.
Una vez más nos reunimos como Grupo Estudiantil Anarquista, en aras de fortalecer nuestro accionar político, para discutir desde la crítica y autocrítica acerca de los alcances, aciertos y desaciertos de nuestro trabajo como organización en el semestre que pasó, además de realizar un análisis sobre el panorama actual del país y el movimiento estudiantil, con el fin de construir un plan de trabajo semestral que nos permita seguir luchando por la educación combativa, antipatriarcal, digna, clasista –y un largo etcétera- que tanto soñamos con la convicción de que un mundo nuevo es posible.
En ese sentido, nuestra XI Asamblea Semestral de Proyección declara que:
1.En el año 2018, después de más de dos meses de paro universitario y diversas dinámicas de movilización del movimiento estudiantil, se llegó a un acuerdo entre el estudiantado (ACREES, FENARES, UNEES), el profesorado (ASPU) y el Gobierno Nacional, en el cual se logró obtener un presupuesto adicional de 4.5 billones de pesos para el sector de la educación en los próximo cuatro años, además de 1.3 billones de pesos encaminados a las bases presupuestales. Así mismo, se creó una mesa para reformar los artículos 86 y 87 de la ley 30, entre otras cosas.
Sin embargo, después de esto, desde la plataforma estudiantil UNEES (la cual logró movilizar y recoger a la mayoría del estudiantado por “plantearse” de forma horizontal; de abajo hacia arriba; articuladora de los procesos de base y de vocerías. Caso contrario las organizaciones ACREES o FENARES), se esperaba que el movimiento estudiantil se mantuviera fuerte y articulado para seguir luchando por una nueva educación, que claro está, pasa más allá de reivindicaciones presupuestales.
Pero, esto no fue así, el movimiento entró en dinámicas de reflujo, debido –creemos nosotros- a la inconformidad de las bases en cómo se firmó el acuerdo (sin consultarlo previamente en espacios amplios), lo cual, hizo perder legitimidad a las vocerías, además de la incapacidad de las mismas para bajar la información a sus bases acerca de lo que sucedía en la mesa y hacerlas realmente participes. Claro está, que los errores también recaen en los espacios de construcción amplia y colectiva como los consejos estudiantiles, donde nuestra capacidad para fortalecerlos fue poco enérgica.
Adicionalmente, el Gobierno Duque viene incumpliendo varios de los puntos pactados, entre ellos: la reforma de regalías; el destino del incremento de los 4.5 billones para la educación pública en el Plan Nacional de Desarrollo, al destinar gran parte del presupuesto al ICETEX y sus proyectos; incrementó el presupuesto al sector defensa en 1.9 billones de pesos, contrariando no solo lo pactado en la mesa con el sector estudiantil, sino también los puntos del Acuerdo de Paz.
Los Encuentros Nacionales de Estudiantes de la Educación Superior (ENEES) y encuentro especial (que se supone son los espacios amplios deliberativos) han sido un fracaso para asumirlo, puesto que no se han dado discusiones, hay dinámicas de estigmatización entre las universidades e incluso han sido saboteados, dificultando así poder consolidar una articulación y ruta de trabajo clara.
Por todo lo anterior como organización plantearemos que se debe volcar el movimiento estudiantil a los espacios locales, apuntar a la consolidación de una coordinadora distrital y nacional con nuevas proyecciones y estructura.
2.Frente a nuestro análisis de coyuntura, identificamos una reestructuración de las organizaciones paramilitares, recogiendo el legado de aquellas de la década del 80 y 90, reagrupándose en lo que hasta el momento se conoce como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), Águilas Negras y grupos con menor capacidad militar, pero que controlan zonas específicas de la geografía, concentrándose específicamente en regiones con gran presencia de cultivos para uso ilícito, como es el caso del departamento del Cauca, Nariño, Caquetá, Antioquia, Santander y Bolívar, incluso, en las últimas semanas, se han conocido panfletos amenazantes en la zona norte del Cauca, firmados por “El Cartel de Sinaloa”. Estas organizaciones, se encuentran hoy día controlando los cientos de hectáreas con plantaciones para uso ilícito, de igual manera, construyen laboratorios para su procesamiento y controlan las rutas de transporte para su posterior mercantilización fuera y dentro del territorio nacional, llegando al sector urbano en las denominadas “ollas” en barrios y centros educativos, invitándonos a reflexionar sobre un consumo consciente y responsable.
Lo anterior, pone en jaque procesos y organizaciones sociales y populares, siendo blancos directos del accionar paramilitar, como se ha venido evidenciando al ser asesinadas más de 800 personas, bajo la acción sicarial de estas organizaciones, lo que conlleva a la preocupación constante de las vidas y procesos de defensa y resistencia del sector campesino, indígena, afrodescendiente, mujer y en general, popular. Sin embargo, nuestra preocupación o rabia no se queda allí: en un activismo pasivo, por el contrario, encontramos la organización y lucha permanente como solución.
Además de ello, visualizamos un preocupante incumplimiento del Acuerdo de Paz por parte del Gobierno en cabeza de Iván Duque, al sabotear temas tan importantes como la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), el presupuesto para las Zonas de Reincorporación, sus proyectos productivos y las garantías de seguridad para el ejercicio de la política dentro del marco estatal, siendo asesinadas 150 excombatientes a lo largo y ancho del país, creando un panorama bastante incierto para la vida futura de las desmovilizadas, del sector político y del país en términos sociales, políticos y económicos. Muestra de ello, se evidenció el pasado 29 de agosto, con la declaración de un sector de la comandancia de las FARC-EP, donde comunicaban a la opinión pública su regreso a las armas, constituyendo oficialmente un sector disidente del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. Sin embargo, no desconocemos otras estructuras-frentes disidentes en la región de Arauca, Nariño y Caquetá, incluso desde la firma del Acuerdo de Paz, empero, bajo la financiación directa del tráfico de drogas.
El discurso del sector de la comandancia, reposa en la justificación de las pocas o nulas garantías para el pleno ejercicio de la política sin armas y lo que conlleva a su alrededor para los miles de excombatientes y proceso bolivariano en sí. Ahora, lo que habrá que ver serán las condiciones en las que se encontrará el sector popular en lo urbano y rural y sus acumulados políticos.
Ahora, somos conscientes de que la situación del país se agudiza aún más con la irrupción de un neoliberalismo materializado en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) y a nivel local con el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), en el cual, Peñalosa y sus amigos de la élite empresarial bogotana y nacional (Amarilo, Prodesa, ExxonMobil,
Bancolombia, entre otras) pretenden construir un modelo de ciudad totalmente ajeno a los intereses populares, que más bien, son intereses para el gran capital. Así como los cerros orientales, humedales y barrios populares no se salvan, tampoco sucede con los predios de la Universidad Nacional de Colombia, específicamente con los terrenos de la segunda fase del Hospital Universitario y de los edificios Uriel Gutiérrez y Camilo Torres. Entrando en vigencia el POT, estos predios podrán tener usos complementarios que no tienen nada que ver con el ejercicio de la educación -y mucho menos- pública, por el contrario, se daría vía libre para la construcción de infraestructura comercial y hotelera.
Creemos entonces pertinente -y como siempre lo ha sido- hacerle frente a todo lo anterior, propender porque el movimiento estudiantil cree articulación y vínculos de apoyo mutuo con los movimientos sociales y populares desde una política transversal.
3.El feminismo debe pasar del discurso a la acción. Identificamos en múltiples espacios e instituciones las mujeres son violentadas de diversas maneras y la universidad no es una excepción. Por eso le apostamos a apropiarnos de este escenario, construir espacios seguros, sororos, apostarle a una educación no sexista, que permita ser para y desde las mujeres.
También creemos que el feminismo no puede ser dinamizado por ONG´s y/o fundaciones y/u organizaciones de izquierda que reproducen las dinámicas estatales o capitalistas, ya que entendemos y concebimos como un problema de raíz el Estado y el Capitalismo, porque engendra, sostiene y reproduce la violencia y el sistema patriarcal.
Por estas razones, en el escenario estudiantil se evidencian constantemente violencias basadas en género, las cuales rechazamos como organización, estas han salido a flote en los últimos meses de algunas organizaciones que se dicen “revolucionarias”. Por eso, reconociendo que nosotras no estamos exentas, nos encargaremos de construir espacios seguros en nuestra organización, con procesos formativos, la creación de un protocolo, la creación de un programa feminista, la crítica y autocrítica de nuestro accionar político y cotidiano.
4.Seguiremos fortaleciendo los espacios de base en las universidades donde hacemos presencia, participando activamente en los espacios organizativos desde un accionar solidario, directo, horizontal y antiautoritario
5.Continuaremos con los espacios formativos en tanto estos nos aportan en el proceso de construirnos como personas políticas críticas, para afrontar dinámicas de disputa que se puedan presentar.
6.Buscaremos crear alianzas con otros procesos libertarios, anarquistas, autonomistas con el fin de multiplicar fuerzas y construir algunos objetivos comunes que nos permitan seguir avanzando hacia la revolución social desde nuestro contexto distrital, regional y nacional.
Por último, queremos invitarlas a seguir soñando, pero también a luchar por hacer realidad los sueños acorde al momento por el que viene pasando Colombia, Latinoamerica y el mundo; a pesar de estar atestados de desesperanza y cansancio, pues como bien dijo Durruti: “a nosotros no nos dan miedo las ruinas, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones. Ese mundo está creciendo en este instante”.
¡Ante el terrorismo de Estado! ¡Pueblo organizado!
[Tomado de https://grupoestudiantilanarquista.wordpress.com/2019/09/08/declaracion-xi-asamblea.]
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