Reflexiones sobre la espera
Carlos Solero
Antonio Di Benedetto abre su incomparable novela Zama con una inquietante dedicatoria: "A las victimas de la espera".
Gabriel García Márquez en El coronel no tiene quien le escriba nos relata la historia de un combatiente político cuya existencia se torna cada vez mas miserable en la espera del reconocimiento a sus luchas.
La novela El extranjero de Albert Camus, va cobrando dramatismo en la medida que avanza sobre las desventuras de Mersualt que sabe que su único destino es ser ejecutado por un verdugo.
Antonio Di Benedetto abre su incomparable novela Zama con una inquietante dedicatoria: "A las victimas de la espera".
Gabriel García Márquez en El coronel no tiene quien le escriba nos relata la historia de un combatiente político cuya existencia se torna cada vez mas miserable en la espera del reconocimiento a sus luchas.
La novela El extranjero de Albert Camus, va cobrando dramatismo en la medida que avanza sobre las desventuras de Mersualt que sabe que su único destino es ser ejecutado por un verdugo.
Franz Kafka, en su libro El proceso, nos muestra como el absurdo y la incertidumbre conjugados potencia la angustia.
Alfredo Moffatt, por su parte nos ilustra como en la medida que los proyectos vitales son erosionados por la exclusión social emerge la desesperación. Ese no esperarse, no poder avizorar un futuro diferente al miserable presente es una forma explicita de violencia del sistema capitalista que todo lo cosifica y lo degrada, también mercantiliza la vida y la muerte.
Gran parte de la población de sociedad que puebla la región Argentina más allá de su origen geográfico padece cada día la incertidumbre que genera la crisis. Los discursos oficiales y demagógicos apelan a la paciencia, a la espera.
Proclamar un futuro de grandeza en medio de una catástrofe social planificada es algo más que un sarcasmo. Las únicas sendas dignas de recorrer son las de las luchas colectivas, autónomas y solidarias. La resistencia activa en las calles.
* * *
De la pedagogía negra
Carlos Solero
La concepción oscurantista que entiende por educación la imposición de la obediencia a los poderosos es un adiestramiento para la domesticación.
Durante estos días, hemos padecido una catarata de discursos que buscan persuadir para la mansa aceptación de lo inaceptable.
En efecto, el secretario de cultura dice que la denuncia acerca de población careciente de alimentos es un slogan.
El ministro de la cartera educativa niega lo evidente, en la región Argentina, mas de dos millones de personas fueron lanzadas a la pobreza y otras tantas miles a la indigencia. No son errores de cálculo es un plan perfectamente orientado al sometimiento.
El presidente, dice que la educación es una buena herramienta para combatir la pobreza, cuando lo que en realidad hace el sistema del cual es una figura visible más es expandir el escarnio a la población más vulnerable.
La pedagogía negra es la que considera el castigo a la disidencia de los dogmas establecidos.
Como señalaba el compañero Santiago Maldonado el culto al dios mercado es la antivida. El Estado "gran hermano" implementa sus dispositivos de control y castigo omnipresentes. Es al decir de G.Agamben casi un universo concentracionario con alambradas perceptibles y otras más sutiles.
Como planteaba Primo Levi estamos vivenciando "zonas grises", en la búsqueda de la "salvación individual" se apela a los más viles recursos. Bien sabemos que las luchas deben ser colectivas, que no nos permitimos la resignación y nunca jamás nos pondremos de rodillas.
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