Ana Sigüenza
"La
educación libertaria será obra de nosotros mismos o no será".Ese bien podría
ser el lema que resumiera uno de los principios básicos de la educación libertaria
que tiene mucho que ver con el concepto de integralidad, pero también con el del
antiautoritarismo: es la autogestión.
La
autogestión es el medio por el cual se autodetermina la comunidad educativa o
comunidad de aprendizaje, pero también los individuos que integran esa comunidad.
La autogestión es la fórmula adecuada para armonizar la libertad con la responsabilidad,
pero no sólo en el entorno educativo, sino en todas las facetas de la vida libertaria.
Así
se expresaba Ricardo Mella:
«¿Quieres
cultura, libertad, igualdad, justicia? Pues ve y conquístalas, no quieras que otros
vengan a dártelas. La fuerza que tú no tengas, siéndolo todo, no la tendrán unos
cuantos, pequeña parte de ti mismo. Ese milagro de la política no se ha realizado
nunca, no se realizará jamás. Tu emancipación será tu obra misma, o no te emanciparás
en todos los siglos de los siglos» (Solidaridad
Obrera # 4,G ijón 1909).
La
práctica de la autogestión incrementa la autonomía y la independencia de todos los
que participan de ella. Esa ganancia en autonomía demuestra que es una práctica
útil para la transformación social en aras a prescindir de la delegación en otros
que de ese modo verán disminuido su poder de dominación hacia los otros, por ese
motivo la autogestión debe vincularse al antiautoritarismo.
¿Cómo
se traslada la autogestión sociopolítica a la escuela? Todo proyecto libertario
tiene que ser autónomo, no sólo en la toma de decisiones, sino en la imprescindible
asunción de responsabilidades, así como la participación en la resolución de los
problemas que se generan, para que el proyecto sea viable.
Este
esquema de asunción de responsabilidades proporcional a las posibilidades de cada
miembro de la comunidad educativa lleva el mismo germen de la autogestión de los
medios de producción o de la organización de la sociedad sin Estado ni tutelas.
Cualquier
organización o práctica libertaría ensaya la autogestión, a su nivel, y la autogestión
capacita, mediante la autogestión se aprende, en consecuencia, la participación
en la esencial práctica autogestionaria de cualquier organización libertaria sería
educativa. Ello explica la enorme labor educativa que las organizaciones libertarias
han realizado, por el mero hecho de ser comunidades de aprendizaje: sindicatos,
ateneos, grupos anarquistas, colectividades, comunas, escuelas libertarías, escuelas
libres... han dado cuenta de su ingente labor de educación permanente de todo tipo:
formal, no formal e informal y, por supuesto, no se ha reducido a la infancia,
desfavoreciendo a los jóvenes y adultos, ni tampoco se ha reducido a un género,
desfavoreciendo al otro, lógicamente.
En
estas comunidades de aprendizaje que son las organizaciones libertarias (incluidas
la escuela), la autoridad existe, pero queda reducida a la mayor experiencia del
compañero o compañera (de cualquier edad) en un campo concreto .Esa autoridad admisible
es dada por el "aprendiz" a "maestro" y, además, es intercambiable,
y a que para algunos temas alguien sabe más o mejor (maestría), pero para otras
será "aprendiz". Ello permite al aprendiz no depender siempre de alguien.
En la educación libertaria los roles de aprendiz y maestro se ejercen temporalmente,
en un contexto concreto y por acuerdo entre ambos. Sus diferencias se difuminan:
Más que aprendices y maestros, son compañeros colaborando.
Y fuera
de las organizaciones autodenominadas libertarias, los libertarios se sienten muy
cómodos en cualquier otro ámbito siempre que su dinámica sea autogestionaria, aunque
no se reconozca como libertaria, tal y como puede ocurrir en un barrio, una comunidad
de vecinos...
El
principio de autogestión educativa abarca todo lo relacionado con el qué y el cómo
de la enseñanza-aprendizaje en cada grupo o persona, pero también abarca la gestión
de la comunidad educativa, incluso la financiación. Esa puede ser la explicación
de que en numerosas experiencias educativas libertarias se constituye un"patronato",
que apoya la provisión de todo lo necesario para la escuela. Ese patronato no está
constituido meramente por las familias de los niños y niñas, sino por todo aquél
quesesienteinvolucradoenelproyecto.
¿Es
la autogestión pedagógica por sí misma libertaria? ¿Es la pedagogía antiautoritaria
por sí misma libertaria? Podríamos decir que ambas son condiciones necesarias pero
no suficientes, pues existen tendencias educativas liberales que se sustraen del
control del Estado o que practican un laissez faire aspirando, precisamente, a
que la transformación de la sociedad en otra más justa nunca se pueda producir,
o en el mejor de los casos, porque no importa lo más mínimo esa realidad social
dentro de la escuela.
Del
mismo modo que ciertos movimientos sociales emergentes que mantienen a las
personas en un continuo activismo que conduce a una vía muerta, sin incidir en
la causa matriz del problema, hay un tipo de autogestión educativa que queda
reducida a las técnicas pedagógicas empleadas, pero sin la proyección
sociopolítica de la autogestión social, al que llamaríamos pedagogismo, sin
más.
En
conclusión, pedagogía no-directiva no es sinónimo de libertaria, aunque haya
habido importantes defensores de ella (sobre el papel) como Rousseau o Stirner
y fuera del campo libertario: Rogers, Dewey, Claparéde, Freinet…
Por
el contrario, en el anarquismo tiene más peso la autogestión como objetivo
social y pedagógico que como simple metodología de enseñanza. En esa línea,
como se puede suponer, estaría Bakunin (siempre acido con Rousseau), del que es
conocida su opinión sobre la educación o escuelas “buenistas”, por decirlo de
algún modo. La principal razón por la cual hay una menor identificación con la
pedagogía no-directiva de la que cabría esperar radica en un sentir
generalizado en muchos medios libertarios de que ese planteamiento pedagógico
es ingenuo al pretender estas dos cosas: que la libertad sea posible en un
medio social determinista y que el individuo pueda ser sustraído de la
influencia social.
[Texto
que originalmente es un capítulo del libro Pedagogía Libertaria, Madrid,
Ediciones Antorcha, 2018.]
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