Marco Gottero
Hay quizás una o más formas de enfrentar ese reto,
y están en aquellos que en la ruta de la cooperación se activan para buscar
interlocutores libertarios, recordando cómo Francesco Codello escribió en el #
425 de la revista A, que «no es posible
convertir a las personas de una vez, y no pueden aislarse de la vida que han
llevado. Debe buscarse la manera de lograr la mayor parte de anarquía que es
posible entre personas que no son anarquistas o lo son en diversos grados
"(citado de Errico Malatesta, “Gradualismo”, Pensiero e Volontà , n.12, 1 de octubre de 1925).
Dar vida a organizaciones igualitarias, a asambleas libertarias en espíritu y en acción es teóricamente posible. Será difícil encontrar financiamiento, pero con el pragmatismo y sin subvertir los principios anarquistas, es posible hacer un buen uso de los perversos fondos europeos o norteamericanos, regionales y privados. Sin embargo, es necesario erradicar cualquier idea del "Norte" que ayuda al "Sur", de imponer los propios proyectos a ese prójimo desvalido e ignorante, mientras que sería ideal poder formar organizaciones compuestas por forasteros y locales, acordando cómo moverse, abandonando todo eurocentrismo y paternalismo.
Un punto de partida podría ser preguntarse: «si nunca hiciéramos este proyecto de esta manera en Francia, porque los franceses se negarían, ¿qué derecho tenemos de hacerlo en Kenia?». Un enfoque de este tipo podría ayudar a prevenir distorsiones dadas por las diferentes condiciones socioeconómicas iniciales de los diversos participantes. Sin embargo, servirá para deconstruir y reconstruir en otros niveles, y como siempre en la organización libertaria, será importante que todo se decida colectivamente en un camino sin puestos inamovibles, con el permanente recurso a la asamblea, de una manera igualitaria.
Una cooperación libertaria es
posible
La "cooperación" y el "desarrollo" hasta la fecha apenas están entrelazados con las ideas libertarias y anarquistas que, podríamos decir con un toque de ese principio esperanza de Ernst Bloch, están despegando nuevamente gracias a los fracasos cada vez más abiertos de las organizaciones jerárquicas de las que está tachonado el mundo y nuestra vida.
Tener esperanzas y no
rendirse, sin embargo, también puede significar tomar contenedores que tal vez
creamos que pertenecen a otros, como cooperativas, municipalidades, ONG y,
teniendo cuidado de desmantelar sus jerarquías, abrir sus asambleas, hacerles
espacios para que defiendan las políticas coherentes con la orientación
libertaria y constituirnos en redes con otros proyectos similares.
Como Montgomery y Bergman afirman en su fascinante Joyful Militancy [accesible en https://theanarchistlibrary.org/library/joyful-militancy-bergman-montgomery], el potencial transformador ya está aquí, está presente y está emergiendo. Las cosas no solo pueden ser diferentes, sino que ya lo son, y se trata de encontrar la frecuencia correcta, tender lazos con los demás, conectar y defender los procesos de cambio que ya están en progreso. La cooperación libertaria es posible solo reduciendo nuestra dependencia de las jerarquías, reconociendo nuestras propias rigideces y, por lo tanto, dando espacio a las responsabilidades colectivas y la autonomía. Con el aumento de la confianza mutua, la capacidad de depender cada vez menos del Estado y las instituciones, y con un deseo suficiente de asumir riesgos, se pueden crear formas de cooperación libertaria, sin más desarrollo, sino con la libertad de elegir el camino a seguir. .
La alternativa, como dijo una vez una amiga antropóloga en Kenia, es "irse, quitar la cooperación y dejar a África y los africanos en paz, permaneciendo así unidos y fraternos". Además, Mbah e Igariwey escribieron en African Anarchism [pdf de la edición en castellano: https://reconstruirelcomunal.net/wp-content/uploads/2015/03/Africa-Rebelde.pdf], la historia precolonial del continente hablando de muchas organizaciones sociales tradicionales basadas en los cánones de la asamblea comunitaria y en el consenso, que podrían redescubrirse o que todavía existen (como, por ejemplo, el Comunidad Awra Amba en Etiopía).
Dejar que los protagonistas del cambio nazcan en África, y que no lo pretendan conducir blancos llenos de buenas intenciones, puede ser una forma más radical, pero en última instancia aceptable, para dar el espacio pertinente autonomía y libertad a aquellos que, a menudo, son vistos como demasiado ingenuos por quienes pretenden ayudarles.
[Texto
extraído del artículo “Quali compromessi per
“cambiare il mondo”?”,
publicado originalmente en la revista A
# 429, Milán, noviembre 2018. Número completo accesible en http://www.arivista.org/index.php?nr=429&pag=index.htm.
Traducido al castellano por la Redacción de El
Libertario.]
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